Manifiesto Poético Político
El hombre y sus
circunstancias
Uno es lo que construye
en su tiempo asignado. La esencia del ser, su patrimonio y sostén, es la
integridad que logre en su caminar, los momentos de decisión que fueron
definiendo su derrotero, los errores superados. La materia prima en que uno se fue
formando, la esculpieron los padres, la escuela, la lectura, los amigos, los
amores, los sueños y convicciones.
Uno e indivisible,
asumiendo roles en cada etapa. En mi caso, ser hombre de las Ciencias
Políticas, servidor público, poeta y periodista Independiente, ha sido caminar
con facetas convergentes, que son parte de la vida y, en ese contexto, perfilar
al escritor, separándolo de las demás dimensiones, sería una simplificación
poco feliz.
En una sinopsis de cómo
la poesía fue reflejando etapas genuinas y descarnadas que hubo que cruzar,
cabría anotar la vivencia del desgarro familiar al tener que alejarse tempranamente
de la cuna paterna para abrir espacios en otras latitudes. Formando familia e
hijos en Buenos Aires, esquivando las amenazas que representaba una dictadura,
tanto o más cruel que la iniciada en Chile. En ese escenario terrorífico, que
la impertinencia y temeridad juvenil minimizaban como forma de seguir en pie,
fue surgiendo la poesía libertaria, cual grito de resistencia, mientras iba
creciendo una mirada americanista y cosmopolita, ganada en esa realidad sabia
de Scalabrini Ortíz, en su hombre de Corrientes y Esmeralda.
Luego el retorno a
Chile desde Buenos Aires, los ochenta, la muerte de mi padre, las protestas, la
lucha silenciosa por la libertad y, en esa odisea de vecinos, académicos,
poetas, artistas e intelectuales, los poemas se desgranaban como panfletos
azules, que daban cuenta de ese tiempo intenso, de la fuerza de la razón y la
voluntad contra la perversidad y el odio. En esa etapa, con la compañera amada,
con los hijos creciendo, desarrollando la creatividad como acción cotidiana de
sobrevivencia, desarrollando como pareja una inventiva que no era metafórica, logramos
el despliegue real de inteligencia para generar opciones, pese a estar
marginados por las listas negras de la dictadura.
Entonces, como ahora, la
poesía fue envolviendo el círculo íntimo, con la compañera y los niños que
crecían, plasmando el amor a la tierra, a la ciudad desolada, a la esperanza,
los sueños, las frustraciones. Cruzar así las décadas, recorrer América, vivir y
trabajar en diferentes países, debutar de abuelos y, siempre acodada conmigo,
la poesía madura y persistente. En los noventa, quise cortar amarras del golpe
de Estado, de ese período que nos había marcado y fue un intento de alejar la
poesía de la contingencia; al final resultó algo imposible, pues el canto
poético brotaba a partir del agobio por la traición que reincidía, de la
constatación del cinismo y la corrupción tergiversando la palabra, de los
dolores en el alma al comprobar que íbamos como ovejas a la decadencia moral,
de la sensación de impotencia frente al país que, servil, iba enmudeciendo. Cada crónica semanal de
denuncia, era la bandera de un náufrago por la decencia en la patria.
La poesía frente a la
traición se volvió más necesaria y combativa, sin panfletos, yendo a la médula
de los valores, practicando la asociatividad, aferrándose a la conciencia
universal de justicia social, frente al monstruoso sistema que ha querido
aplastarnos en todos los espacios de convivencia. La poesía se hizo más
política, derivó en crónicas, se hizo expresión de resistencia cívica
universal.
Por todo ello, porque ésa
ha sido la historia construida, la poesía, como su espejo, ha sido
americanista, integradora, respetuosa de los pueblos ancestrales y de su
cosmovisión. Mi poesía no estuvo en los espacios editoriales golpeando puertas,
ni en los guetos de la literatura auscultada por eruditos, ni fue parte del oasis gregario de los escritores que se
unían en la bohemia.
Un poco como Mateo, el
cobrador de impuestos que siguió a Jesús, la vida me ha ubicado en similares
dimensiones de lo público, como consultor, académico, fiscalizador o analista
de temas de Estado. De suyo, mi poesía lleva el resabio de muchas acciones
ciudadanas ante el poder, en un debate crítico que ha denunciado distintas
situaciones de abuso contra el interés general o el bien común.
Inseparablemente, como Poeta y Escritor soy un animal político combatiente por
principios fundamentales de la República y cuando esgrimo la palabra en los
debates, lleva el peso profundo de elementos éticos, como cristiano poeta de la
tierra americana y crítico exacerbado de mi momento histórico.
Hernán Narbona Véliz, Valparaíso, 23 de junio de 2017Una mirada libre a nuestro entorno
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