martes, mayo 26, 2020

Hacia un nuevo Sistema Mundial Pos Pandemia


 

  Un ensayo desde Chile para el Debate Ciudadano.

 HERNÁN NARBONA VÉLIZ -Periodismo Independiente

Valparaíso, Mayo 2020

 Introducción

Buscando superar el shock de esta profunda recesión en ciernes, este ensayo escrito desde Chile, busca ser propositivo y procura que, en un ejercicio multidisciplinario, podamos aunar diversas miradas críticas y expertas, para visualizar una salida eficaz a la crisis, que aporte soluciones sensatas, en lo político, económico, social, cultural, ambiental y tecnológico.

Frente a una realidad abrumadora que muestra el término del modelo neoliberal, sin una chance real de recuperación, al menos en los términos como había funcionado por 30 años, los Estados, la sociedad civil, los partidos políticos, los trabajadores, las organizaciones sociales y las familias, debemos explorar, con una urgencia planetaria, nuevas formas de cooperación, para construir en el plano mundial, nacional y local, mínimas confianzas que permitan a los pueblos desarrollar propuestas con parámetros éticos y de sustentabilidad con el planeta, que permitan adecuarnos y sobrevivir a los nuevos escenarios del mundo.

Asumiendo que, en prospectiva, en la pos pandemia, se podrían generar en el mundo escenarios de terror o de esperanza. Terrorífico sería que, después de la recesión, viniera la imposición de nuevas dictaduras o autoritarismos globales, que lleven a la pérdida de las libertades civiles y a un masificado sufrimiento y muerte de pueblos sometidos a una suerte de neo-colonización, depredadora y anti humanista. En el enfoque positivo, un escenario factible, sería que lográsemos construir un nuevo sistema mundial, concordado con la ciudadanía, sobre la base de patrones mínimos de sustentabilidad para el planeta, con Estados nacionales democráticos, descentralizados y participativos, con un expreso respeto a los Derechos Humanos y las libertades civiles.

En medio de la crisis, apostando a la capacidad latente de la sociedad civil para tomar las riendas de su destino, ejerciendo la soberanía desde la base social, rescatamos el protagonismo de los líderes sociales para una nueva política, entendiéndola como la gestión de la cosa pública y el bien común, y, por ende, con fuerza ética para influir en las relaciones exteriores de los Estados, para perfilar la nueva diplomacia que debiera surgir a partir de esta crisis. Para ello, es procedente imaginar desde los colectivos planetarios, los nuevos equilibrios con la naturaleza y la humanidad, que debieran enmarcar las relaciones internacionales del futuro próximo. Se propone migrar desde la real politik , acuñada en función del interés nacional a toda costa, lo que significa anular los intereses legítimos del otro, a un nuevo paradigma de colaboración, respeto al Derecho Internacional y a los Derechos Humanos, con una readecuación de la institucionalidad intergubernamental de la ONU, de manera que deje de ser una burocracia, encerrada en su propia burbuja, e instrumento de poder al servicio de los intereses de Estados hegemónicos, en desmedro de los demás Estados y del interés general.

El surgimiento de una paz estable en la pos pandemia, pasará a ser el desafío de todos los contemporáneos, impulsando una salida a la crisis mundial que busque afiatar un escenario humanista democrático sustentable, en equilibrio con el planeta y en la construcción permanente del bien común.

 En medio de la crisis actual, es necesario imaginar como colectivo, como ciudadanos conscientes, una realidad que pueda enarbolarse como una nueva utopía, que debiera ser sencilla y conjugable al unísono por la región a la cual pertenecemos, América Latina. Levantar esa utopía significa usar nuestro libre albedrío y nuestra soberanía, en una consciencia colectiva, para articular alternativas, a nivel sectorial, territorial, nacional e internacional. En este contexto, este artículo postula, desde las Ciencias Políticas y Administrativas y desde las Relaciones Internacionales, algunas ideas y principios, para este debate multidisciplinario, para generar un nuevo sistema de relaciones políticas, económicas y sociales, en la pos pandemia.


 

Un resumen del sistema que termina.

En el orden de posguerra Segunda Guerra Mundial, se vivió un sistema mundial bipolar, con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, y Estados Unidos como superpotencias hegemónicas, las que, manteniendo su antagonismo ideológico, sostenían el equilibrio del terror, basado en la mutua disuasión nuclear. En el orden occidental de posguerra, Estados Unidos organizó su área de influencia y dominio imperial, mediante acuerdos de defensa recíproca, OTAN, ASEAN, CENTO, TRIAR, y en lo económico y monetario con la creación del sistema acordado en Bretton Woods, con el Banco Internacional para la Reconstrucción y Fomento – Banco Mundial-, el Fondo Monetario Internacional y el Acuerdo General de Aranceles y Comercio, GATT. Además, se crea en los 50, el Consejo de Cooperación Aduanera de Bruselas, de gran importancia para la armonización de las Aduanas para el comercio mundial. En el bloque antagónico se ubicaban la URSS y China, Corea del Norte y a partir de su revolución, Cuba.

En los años 60 e inicios de los 70, EEUU tuvo su mala experiencia imperialista en la guerra de Vietnam; por su parte, la URSS la tuvo, de 1978 a 1992, en la desgastadora guerra contra Afganistán. En el período de sistema bipolar cerrado, los países subdesarrollados, periféricos a las superpotencias, postularon la acción coordinada de los No Alineados. En esa etapa, la posición de los países más pobres que reclamaban por una relación Norte Sur de mayor equidad, destacó la participación de líderes tercermundistas, como Tito en Yugoslavia, Perón en Argentina, Ibáñez en Chile, Joao Goular en Brasil. Chile, como sede de la CEPAL, Comisión Económica para América Latina, tuvo un sitial privilegiado en el tercermundismo. En medio del gobierno de Salvador Allende, que postulaba la vía democrática hacia el socialismo, se realizó en Chile, en 1972, la primera Conferencia de la UNCTAD, Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo, que fue presidida, por Raúl Prebish. El Foro del Tercer Mundo planteaba su equidistancia de los dos imperios y postulaba la necesidad del Diálogo Norte Sur, generándose en América Latina una corriente de pensamiento que también llegó a la Iglesia Católica, en la que nace en este tiempo la Teología de la Liberación, donde destacaron, entre miles de curas obreros, los sacerdotes Camilo Torres  Restrepo de Colombia, Monseñor Hélder Camara en Brasil, Miguel Woodward en Chile, Ernesto Cardenal en Nicaragua. 

En 1960, partió en América Latina la ALALC, Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, y ese mismo año se crea la OPEP, Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), siendo los países fundadores Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudí y Venezuela, a los que en los años siguientes se sumaron otros miembros como Qatar, Indonesia, Libia, Emiratos Árabes Unidos, Argelia, Nigeria y Ecuador. La OPEP tuvo por objetivo la coordinación y unificación de las políticas petrolíferas y la garantía de la estabilidad de los precios entre los países productores de petróleo. La crisis del petróleo de 1973, derivó en lo que CEPAL llamó “la década perdida de América Latina”. En ese período, en Chile, Uruguay, Argentina y Brasil, se daban duras luchas sociales para sacudirse las cruentas dictaduras militares. En esa década de los 80, en nuestro país el régimen dictatorial surgido en 1973, implementaba su Constitución y una serie de normas que redujeron al Estado a su mínima expresión, con un artero saqueo de las empresas públicas estratégicas levantadas desde el gobierno de Don Pedro Aguirre Cerda que creó la Corporación de Fomento de la Producción, CORFO.

Un año antes de la crisis del petróleo, por la cartelización de los precios del crudo por parte de la OPEP, el Club de Roma, organización no gubernamental creada en 1968, había encargado al MIT - Massachusetts Institute of Technology, de Cambrigde, un Informe sobre los Límites del Crecimiento. La conclusión del informe de 1972 fue la siguiente: “si el actual incremento de la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantiene sin variación, alcanzará los límites absolutos de crecimiento en la Tierra durante los próximos cien años”. A partir de allí, en el mundo corporativo ha sido recurrente la idea  neo-malthusianista de reducir la población mundial.

En este contexto, las élites corporativas, agrupadas y concurrentes en el Club de Roma, el Club Bilderberg y la Trilateral Commission, promovieron a través de sus gobiernos la apertura y el desmantelamiento de la llamada cortina de hierro. La Ostpolitik, política hacia el Este, liderada por el canciller alemán Willy Brant, y la apertura hacia China, con la célebre diplomacia del ping pong  que deshieló las relaciones con la China Comunista y culminó con la histórica visita oficial de febrero de 1972 de Richard Nixon a la China comunista de Mao Tse Tung, constituyeron hechos históricos que distensionaron el sistema bipolar y marcaron el inicio de la etapa de apertura de las fronteras ideológicas y militares que se generaron en la pos segunda guerra mundial. En medio de la crisis del petróleo, aparecieron las primeras joint ventures en la URSS y un comercio incipiente de hidrocarburos entre Europa y el bloque soviético. En paralelo a estos hitos económicos, dentro de la URSS se comenzó a desarrollar la perestroika, tendiente a modernizar la pesada industria soviética, lo que culminó en diciembre de 1991 con la disolución de la URSS, dos años después que cayera el muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, y comenzara la reunificación de Alemania.

Otro hecho relevante para comprender el surgimiento de la globalización, hay que ubicarlo en la Ronda Uruguay del Acuerdo General de Aranceles y Comercio, GATT, que se desarrolló entre 1986 y 1994, la cual dio nacimiento al nuevo orden comercial global con la creación de la Organización Mundial de Comercio, que consolidó la mayor parte de los temas de la economía internacional, excluyendo solamente los aspectos laborales y ambientales, sobre los cuales no se pudo arribar a los consensos necesarios.

A inicios del siglo XXI, en medio del proceso de globalización de los años 90, en el ámbito del comercio internacional los países vivieron sus procesos de adecuación al nuevo orden suscrito en el Acuerdo de Marraquech, que diera nacimiento a la Organización Mundial de Comercio, el cual consolidó un sistema de relaciones económicas internacionales, en el cual se imprimió en toda su extensión el poder creciente de las corporaciones internacionales con fines de negocios, reduciéndose en la misma medida la tradicional soberanía de los Estados. Esto significó que pasara a ser preocupación principal de los Estados la protección de los Derechos de Propiedad Intelectual, que se congelaba cualquier restricción al Comercio de Servicios y que se regulara la aplicación de subsidios a las exportaciones, que habían sido usuales en los modelos desarrollistas.

Frente al fenómeno de globalización, los Estados postulaban el fortalecimiento de los procesos de integración, para obtener mercados ampliados, y se habló de glocalización, en la hipótesis de potenciar la inserción internacional de los espacios locales, de las comunidades de la sociedad civil, de las universidades y cámaras empresariales.


 

La síntesis del modelo global o capitalismo neoliberal

Comprender el alcance de la globalización que se ha vivido por 30 años, exige analizarla como un fenómeno sociopolítico y como un complejo proceso multidimensional, entendiendo que como trasfondo y común denominador ha estado el desarrollo tecnológico acelerado de las Tecnologías de Información y Comunicaciones, en una innovación constante, lo que permitió que el comercio cambiara, que la velocidad y simplificación de procesos diera paso a un incipiente comercio electrónico que fue trastocando los flujos clásicos de comercio.

En el ámbito de las organizaciones no gubernamentales sin fines de negocios, ONGs, apareció el fenómeno que hoy se conoce como redes sociales, pero que partió a través de las más diversas relaciones de cooperación horizontal que rebasaban fronteras, en el mundo político, sindical, de cámaras y universidades. De pronto, la vida cotidiana se internacionalizó, se generaron proyectos sociales mancomunados, en el ámbito social, ambientalista y en la generación de movimientos internacionales, los que iban generando sus propias alianzas estratégicas para multiplicar el impacto de su accionar planetario. Cabe recordar que en los 90, después de la caída del muro de Berlín y posteriormente la desaparición de la Unión Soviética, se generó una tendencia global de replanteamiento de los viejos catecismos.  Centros de pensamiento, fundaciones, corporaciones de variado signo y finalidad, ocuparon los espacios de la virtualidad. Fueron influyentes instrumentos para eludir la represión cuando se luchaba en América Latina para recuperar la democracia, pero siguieron actuando en función de intereses particulares o generales, avalando campañas en pro del medio ambiente, del cuidado del planeta, en pro de los desplazados, de los migrantes, del feminismo, de la lucha contra los transgénicos, la defensa de los derechos humanos y un largo listado de fines específicos, que no sería posible incluir en este documento.

Ante la eclosión ideológica de los socialismos reales, apareció triunfalista el neoliberalismo en los 90, proclamando el fin de la historia, enarbolando la libertad de empresa y de libre cambio. La realidad del resultado del experimento neoliberal de 30 años, lo ha resumido CEPAL. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, el 1 % de los más ricos poseen más de una cuarta parte de la riqueza del país y la deuda de los hogares asciende al 75 % de los ingresos familiares.

Permítanme un alcance a esta realidad de haber sido Chile, laboratorio adelantado de la doctrina materialista del neoliberalismo. Hasta 1977, el régimen militar no tenía un plan de gobierno y, en ese vacío conceptual, el dictador y la Junta Militar hicieron suya la propuesta de un grupo de economistas formados en la Universidad de Chicago, por Milton Friedman, entre otros, Rolf Lüders, Jorge Cahuas, José Piñera. Se vivió así la incorporación de esta ideología al régimen militar, que pudo aplicar, por la fuerza, una apertura de shock de la economía, bajando los aranceles a la importación a una tasa del 10%, sin que se tomara ninguna medida contra el dumping y la competencia desleal, lo que llevó a la quiebra a numerosas industrias. El neoliberalismo de ese primer período, hasta 1982, fue dogmático, permitiendo un libertinaje y descontrol financiero, que, enriqueció a los grupos que manejaban información privilegiada, llevando a la primera gran crisis financiera del año 1982. Luego de lo cual, el Estado fue usado por los mismos responsables de delitos financieros, para subsidiar a los grupos económicos que adherían a la dictadura, lo cual se tradujo, en los 80,  en subsidios forestales, la compra de la cartera vencida a la banca en quiebra, la ley de concesión plena en la minería, en la autorización de traspaso, a precio libro, de empresas públicas estratégicas a manos privadas, en una apropiación indebida, que jamás fue auditada por los sucesivos gobiernos.

Los 30 años siguientes, fueron de mantenimiento y profundización del modelo, con el enriquecimiento ilícito de nuevos grupos, esta vez de centro izquierda, por lo menos en los nombres de sus partidos instrumentales, en general, políticos aggiornados a la social democracia europea, que, vistiendo el pragmatismo, asumieron la administración del modelo, ocupando con sus propios aliados empresariales internacionales aquellos espacios aún vacantes de apropiación, fundamentalmente en el ámbito de las obras públicas, carreteras y puertos, en la vivienda y en las sanitarias. Tal como lo señalara Sun Tzu en su libro “El arte de la guerra”, las fuerzas del socialismo renovado actuaron con esta lógica: “si no puedes con tu enemigo, únete a él”.

China Comunista se incorpora a la OMC

China es un Estado totalitario, una gran potencia cuyo régimen interno es dictatorial. China fue aceptada en la Organización Mundial de Comercio, pese a los cuestionamientos ideológicos sobre su sistema político. Geopolíticamente hablando los tiempos de China son milenarios y mientras Occidente está en la coyuntura, China se proyecta para los próximos 500 años. Así ha sido cómo el gigante asiático se convirtió en la industria mundial, en el soporte financiero que ha apalancado a los Estados Unidos. Entendiendo que el lucro mueve a las multinacionales, China puso una gran carnada en 1990, cuando dicta un régimen de equity joint ventures para atraer en coinversión a las empresas del mundo. 51% China, 49% el extranjero, salarios mínimos, nada de huelgas ni sindicatos, una gestión pareada a todo nivel. EEUU y Europa pisaron el palito y la industria se vació al área del Mar del Sur de China, generando gananciales de corto plazo a los huéspedes, pero quedándose el anfitrión con una inteligencia gigantesca. Es la evidencia de la visión imperial de China, con su cultura ancestral y su diplomacia superior. China busca ganar guerras sin disparar un misil y los hechos demuestran que no tiene problemas para aliarse con quien sirva a esos propósitos. América Latina debiera aprender de China y ser interlocutor inteligente, que no se fíe de su amable y sutil seducción, entendiendo que tras de su amabilidad existe un conquistador.

Continuando con los tips de la globalización, cabe destacar la aparición de la “sociedad mediática”, con una concentración planetaria de la propiedad de las cadenas satelitales de televisión, prensa y radio. Con el uso de las TICS para realizar las primeras acciones de gobierno electrónico, con políticas comunicacionales que fomentaran el individualismo, la competencia, relegando las acciones sindicales y gremiales a una invisibilidad en los medios oficiales. El marketing electrónico corporativo también es incorporado a la política y la medición de opinión pública comenzó a tener preponderancia en la toma de decisiones oficiales.

En paralelo, gracias a la conectividad que ofrecieron las TICS, al tiempo que desaparecían los antiguos medios escritos o radiales de oposición al régimen militar, surgió el periodismo digital, partiendo por los blogs, lo que abrió espacios insospechados a la comunicación social en todo un mundo, tendencia que, rápidamente, se fue mejorado, a medida que aumentaba la calidad y diversidad de las plataformas sociales. Dentro de esta tendencia, encontró una dimensión libertaria y sin censuras, el periodismo de investigación, el periodismo anti corrupción. Por ello, sin acceder a la publicidad oficial del Estado, el periodismo alternativo o independiente fue siendo la piedra del zapato para la manipulación de masas y la desinformación que pretendía el modelo político dominante. La evidencia del peso político del ciudadano planetario se expresó en diversos momentos de la historia contemporánea, con una fuerza de convocatoria que ningún político actual lograría.

En cuanto a comercio exterior chileno, se debe anotar que Chile abandonó sus proyectos de industrialización de los productos primarios, abriendo la economía a la inversión en el sector minero, autorizando en los 90 que mineras extranjeras pudieran exportar concentrados de cobre y otros minerales, sin crear, sino hasta el año 2014, una capacidad mínima para verificar los contenidos y valores reales de las exportaciones. Lo mismo ha ocurrido en los sectores forestal, acuícola y pesquero, con subsidios estatales que han enriquecido, vía este modelo extractivo a los grupos económicos locales. La Segunda Fase del Proyecto Exportador fue archivada junto a los trabajos profesionales que proponían una economía diferente al retorno de la democracia.

En el orden monetario y financiero, el Banco Central como entidad autónoma es rectora de las Normas de Cambios Internacionales, de la Política Monetaria. Chile está alineado a las políticas del FMI, ha sido emisor de bonos soberanos y en escasas ocasiones, como lo ha sido la crisis social de Octubre, ha intervenido en el mercado para frenar la suba de la divisa dólar, por la cual se mueve toda la economía en su sector externo.

En cuanto a sectores sociales, como Previsión Social, Salud y Educación, la libertad de empresa que ha asegurado la institucionalidad instaurada en dictadura con la Constitución del 80 y sus correspondientes Leyes Orgánicas Constitucionales, han llevado a la desnacionalización de estos servicios, donde hoy lideran grupos financieros extranjeros, los que participan y controlan Administradoras de Fondos de Pensiones, Isapres y Universidades, todo lo cual refleja la desigualdad social que ya marcaba la CEPAL y que detonó la Explosión Social de Octubre que remeció Chile y que tiene ganado en la ley,  un calendario, en el plebiscito del 25 de Octubre, para caminar como país hacia una Nueva Constitución.


 

Cambios que se avizora en la pos pandemia

 

En lo político:

En la globalización se nos impuso el poder corporativo multinacional que funciona por sobre los Estados, comportándose como un actor político de gran peso, pero con un bajo perfil público. El capitalismo financiero y especulativo ha constituido un espacio lejos del control de los Estados, en donde confluye la riqueza, sin cuestionamientos a sus fuentes, coexistiendo en ese plano una plutocracia que digita los acontecimientos globales en función de sus particulares intereses.  El debilitar la soberanía del Estado Nación, tratando de imponer Acuerdos que aseguran a las corporaciones su libertad de acción, como ha sido el caso del Acuerdo TPP11, del cual se retirara Donald Trump, por entender que iba en contra de su capacidad como Estado de actuar en función de su interés nacional. El fenómeno de los transgénicos y la imposición a los Estados de una obligación a no realizar cambios a sus políticas públicas que pudieren perjudicar los negocios corporativos, son evidencias de la influencia nefasta de ese mundo corporativo sobre la comunidad internacional. Cuando las corporaciones actúan sobornando políticos, asegurándose leyes que son leoninas para el público en general, cuando obtienen leyes a la medida para apropiarse de territorios, gracias a la obsecuencia y complicidad de gobernantes corruptos, se está enfrente de un poder criminal que debe ser neutralizado invocando a los principios de la soberanía de los Estados.

En este sentido, cuando se vive la entropía de las instituciones, corrompidas en función de asociarse con intereses foráneos, además de constituir una traición a la Patria, en términos éticos, se hace necesario retomar la acción política desde la sociedad civil. En este sentido, siguiendo a Santo Tomás de Aquino, cuando el representante del pueblo falla, el poder vuelve al pueblo soberano y éste puede darse un nuevo sistema político, que apunte al bien común.

El empoderamiento de la sociedad civil, que deberá romper amarras puestas por los partidos políticos, en su intento de monopolizar la representatividad popular. Los movimientos sociales han ganado legitimidad, en medio de la pandemia, al expresar, convocar y transmitir las demandas sociales, lo cual ha ido más allá del activismo, a la propuesta programática y a la acción de organización popular, en la base social, procurando la autoayuda y la toma de responsabilidades colectivas, para ordenar la convivencia cuando el Estado está ausente.

En una nueva política, el pueblo chileno en forma soberana, libre e informada, podrá, mediante el Plebiscito convocado para el 25 de Octubre de 2020, aprobar la apertura de un proceso constituyente que conduzca a una nueva Constitución Política, a un nuevo Acuerdo Social para Chile.

En Salud Pública:

La soberbia que han mostrado gobiernos neoliberales y su incapacidad de hacer funcionar al Estado para la protección social, así sea postergando sus gananciales, ha demostrado que la salud como negocio ha tocado fondo, que la externalización de servicios en el sector privado, además de ineficiente, es ineficaz para resolver una pandemia. Por ello, hay dos puntos relevantes que se harán sentir en un reinicio del funcionamiento social y político:

Primero, la apreciación del trabajador de la salud, que ha sido maltratado en su remuneración, en el trato que se les da, en la valoración de sus competencias, en lo que constituyen como capital social para un país.

Segundo, se terminará el traslado de recursos públicos a centros privados, porque eso es saqueo del erario y no atiende a la salud preventiva. El sino del retorno será que la salud deje de ser el negocio de la industria farmacéutica mundial, que el Estado ha de soltar sus camisas de fuerza para producir en Chile la mayor parte de los medicamentos genéricos y de organizar la Salud pública con criterios de descentralización territorial, para que personal médico, trabajadores de la salud, estén en los hospitales, entendiendo que se debe eliminar esa visión de salubridad pública como mera construcción de edificios hospitalarios, donde se podrían esconder negocios inmobiliarios, y no afrontarse el tema de salud pública en su integridad.

Se tiene que invertir en Salud en todas las regiones, la pandemia debe dejar clara la Salud como un derecho humano, el acceso al agua como un derecho humano y consagrar el deber del Estado de asegurar agua y salud a toda la población. Como en Chile simplemente se refleja y agudiza la realidad que también se da en otros países, se deberá rescatar las experiencias y conocimiento de las medicinas alternativas, en esencia preventivas, que hoy se desatiende por no constituir negocio para los participantes del sistema de salud. Se deberá fomentar las farmacias populares y se debe democratizar el conocimiento en salud, para que la gente pueda actuar preventivamente en construcción de una vida sana, con atención a la madre, al lactante y al niño en todo su desarrollo. Apostar por la Vida es la gran lección que está dejando esta pandemia.

En Previsión Social:

Es perentorio rescatar la administración de los fondos de pensiones para un organismo público sin fines de negocios, que efectúe la protección y colocación inteligente de los recursos, con una diversificación de cartera que incluya a las empresas nacionales medianas y pequeñas, a inversiones en infraestructura que lleve adelante el Estado. Se debe restringir el uso de los ahorros para fines distintos al de otorgar jubilaciones y montepíos dignos; pero, también, siguiendo la experiencia de otros países, se debe flexibilizar la disponibilidad de los ahorros para inversiones familiares, compra de vivienda, educación de los hijos, enfermedades catastróficas. Existen proyectos en este sentido y un sistema tripartito y de reparto, o uno mixto, pueden ser la salida al drama en que el sistema ha sumido a los ancianos en Chile.

En lo económico:

Para lograr el funcionamiento de una economía a escala humana, como lo señalara Manfred Max Neef en su libro, en 1986: “Desarrollo a escala humana: Conceptos, aplicaciones y reflexiones”, se debiera apuntar a las asimetrías y desigualdades que en ella se presentan. Partiendo por el rescate conceptual de desarrollo y sustentabilidad, frente a la óptica cortoplacista y financiera de las tasas de retorno que aplica la economía liberal. Si un proyecto económico no considera debidamente las externalidades, como lo serían el impacto social, medio ambiental, logístico-vial, no debería admitirse o aprobarse su ejecución, si esos costos no están contemplados como parte del proyecto. Los subsidios a proyectos sucios, con costos ocultos que debe pagar una comunidad, no debieran pasar el filtro oficial. Esto significa rechazar proyectos que tienen un saldo ambiental y social intolerable por su efecto contaminante.

Para que esto funcione se debe recuperar un Estado Democrático Responsable, cuya función sea promover el desarrollo, con sus capacidades de emprender y de coinvertir con inversionistas privados, llevando la dirección y auditoría de los proyectos. Se debe sanear el aparato público de malas prácticas, en la compra pública, en la evaluación de proyectos, en el tráfico de influencias, en el cohecho activo y pasivo. Se debe fortalecer la capacidad de gestión pública territorial, con una desconcentración presupuestaria en las comunas, en las regiones. Dejando capacidad a las regiones para formular y desarrollar proyectos de infraestructura, con planificación participativa, transparencia y rendición de cuentas, con un sistema político en donde la fiscalización sea efectiva, que el lobby se prohíba por lo que significa, en cuanto distorsiona la toma de decisiones. Una economía del bien común deberá sustentarse en un Estado sano, que no se llene de grasa procedente del clientelismo político, con organismos contralores probos y tecnológicamente modernos como para realizar análisis de riesgos contundentes. La ignorancia de la Administración es un tipo de corrupción encubierta. El fiscalizador deberá estar a la altura del sector que supervisa, cosa que no ocurre en la actualidad. Las prácticas corruptas de frenar investigaciones o condonar multas deberá desterrarse. En resumen, la reingeniería de lo público debe asegurar que la economía no será corrompida por los poderes fácticos y, legislación penal mediante, se debe asegurar que quienes delincan económicamente sean sancionados a altas penas inexcarcelables. Esta agenda podrá unir voluntades y separar la paja del trigo en la política.

En materia de Seguridad Pública

En el desarrollo de este período de explosión social y de pandemia, Chile ha comprobado que el fascismo se ha empezado a manifestar con su peor rostro. A la represión, mutilaciones, crímenes, que han sacudido a Chile, se ha sumado la indolencia del sistema para atender las necesidades básicas del pueblo durante la pandemia. A diferencia de otros países, donde se canalizó ayuda directa a los trabajadores para que se confinaran teniendo una protección básica, en Chile la ayuda se planteó como el uso del Seguro de Cesantía, la ayuda a las pymes se canalizó por intermedio de la banca comercial, a la cual se le entregó el dinero a una tasa de 0,5% mensual, pero sin fijar una tasa tope para colocar ese recurso como “apoyo” frente a la crisis. La banca ha seguido haciendo su buen negocio, sin entregar ninguna facilidad efectiva a las familias, por no considerarlas sujetos de crédito.

La miseria en la que ha caído gran parte de la población, ha generado un aumento objetivo de la delincuencia. Por otra parte, se vive en las poblaciones populares de Santiago una suerte de desgobierno, por ausencia del Estado y su poder policía. Muy por lo contrario, ante el abandono de las poblaciones, el Estado ausente es reemplazado por la fuerza de las bandas narco, generándose una tierra de nadie en las poblaciones, con bandas rivales disputándose el control de esos territorios, todo esto ante la inacción e inoperancia de las policías.

Yendo a la conclusión sobre este tema, cabe anotar que la policía, especialmente Carabineros, ha sido distorsionada en su función pública, toda vez que los carabineros están abandonando las poblaciones, mientras se ha fortalecido la capacidad represora de la protesta ciudadana, con fuerte gastos en equipo y armamento, además del aumento del plantel a este fin. En un escenario de cambio, será necesario realizar una profunda reingeniería de Carabineros de Chile, con una distribución del contingente a labores policiales contra el delito y una descentralización a las gobernaciones provinciales, en donde el Gobernador será el responsable de la seguridad pública. Culturalmente, es preciso que se imponga en las policías una doctrina democrática y de servicio a la comunidad, que permita superar la ideología impuesta a los planteles para hacerlos sentir al ciudadano como el enemigo, antes que como persona a la cual proteger contra los delincuentes. Las policías deben mejorar en profesionalismo y estar al servicio de la autoridad civil, sin compartimentos estancos, con una auditoría permanente de su funcionamiento. Un Estado Democrático no puede mantener una policía ineficaz que tiene su misión distorsionada por la corrupción del alto mando.

En el comercio internacional:

Se debe asumir que la apertura de las economías será cosa del pasado. Que, al menos en el mediano plazo, no se recompondrán las cadenas de valor diseminadas en distintos países. Es posible que las políticas de producción y de distribución física a nivel global, permanezcan trabadas por largo tiempo. Frente a lo cual, los países entrarán en políticas de sustitución de importaciones, quizás orientando el uso de divisas escasas hacia los sectores que cada cual priorice. Por lo tanto, del esquema ya tradicional, porque lleva prácticamente 50 años, se deberá adecuar los instrumentos de regulación del intercambio a nuevos modos de conducir el comercio exterior. Es altamente probable, frente a la recesión y cierre de la economía estadounidense, que el patrón teórico y convencional del DEG, Derecho Especial de Giro, termine y de paso a una etapa de patrón oro, donde las economías deberán adaptar todas sus normas y pensar en a aplicación de modalidades no convencionales de contratación internacional, como lo sería recuperar los Acuerdos de Comercio Compensado, vigentes en ALADI desde 1980. El Barter Trade, puede que sea una solución para realizar transacciones no monetarizadas con países del mundo que nos puedan proveer insumos estratégicos. En importaciones, seguramente, por el peso de la realidad, ser más pobres, tendremos que administrar mejor las reservas de divisas tomando medidas acordes a ello, como sería exigir la repatriación de los dineros colocados en paraísos fiscales; exigir que se liquiden las divisas para destinarlas prioritariamente a aquellas compras país que sean indispensables. La libertad cambiaria deberá dar paso a la disciplina en cambios internacionales, con sistemas que aseguren el retorno real y completo de las ventas de exportación, para lograr equilibrios en las cuentas externas.

En lo que se refiere a Exportaciones, que constituyen por esencia el ingreso genuino de una economía, se debería aplicar controles efectivos a los precios a los que se transan los productos chilenos, manteniendo una inteligencia comercial en la fiscalización, para asegurar que la calidad, cantidad y valor de lo que se exporta esté en los niveles de precios reales de mercado. En producciones estratégicas, como lo serían los productos del litio, los metales preciosos, las tierras raras o el cobre, Chile debería apostar a la aplicación de un Derecho de Exportación que permita asegurar un ingreso genuino al erario nacional, sin perjuicio de modificar y hacer más realista y efectivo el royalty a los productos mineros.

En cuanto a avanzar en un sinceramiento de la economía, se debería eliminar los subsidios a los monocultivos forestales del Decreto 701/1974 que significaría recuperar esos recursos para orientarlo a la agricultura familiar, pequeña y mediana, clave para la autarquía alimentaria del país. Lo propio se debe hacer con la cuestionada Ley de Pesca y con el Código de Aguas, lastres de un sistema corrupto intolerable para una economía centrada en el hombre y la naturaleza.

En lo monetario y financiero:

En lo financiero, creo necesario regular los contratos financieros para fijar un spread justo, erradicando la usura. Para regular el mercado en forma indirecta el Estado tuvo el instrumento del Banco del Estado, concebido para un rol promotor de las actividades de las personas y la pequeña o mediana empresa, con parámetros que se diferenciaban de los bancos privados dando una señal de las tasas máximas que deberían regir. Recuperar este rol promotor del Banco significa restituirle su nombre original, que le fuera birlado por quien lo redefinió como un banco más, canalizando crédito a grandes corporaciones, incumpliendo tajantemente la función social con que fuera fundado y castigando con sus comisiones a los más pobres.

En lo monetario, advierto que se deberá enfrentar un escenario de cambio. Un tema complejo que exige anticiparse a los hechos. ¿Cómo reorganizar la gestión del Balance de Pagos si el sistema del FMI termina? ¿qué hacer si nuestras reservas se ven afectadas por una debacle bursátil mundial y se debe adherir a un nuevo patrón oro para los cambios internacionales? ¿Si se agudiza la guerra comercial entre China y EEUU, cómo seguir manteniendo una relativa soberanía financiera para relacionarnos bajo una estrategia de neutralidad con todos los países con los cuales mantenemos relaciones económicas internacionales?

Estas interrogantes específicas, para ser resueltas exigen de la autoridad monetaria y de las políticas de relaciones exteriores, una apertura conceptual suficiente como para entender que los mecanismos de cambios internacionales, en que hemos actuado por décadas, podrían desaparecer y dar paso a nuevas instituciones y posiblemente los propios mercados de capitales del mundo requieran un período de adecuación a un nuevo orden.

De suyo, Chile exporta oro, como oro minero o como oro proveniente de un mercado secundario. ¿Deberá aplicarse a este tipo de exportaciones sensibles algún instrumento de regulación, quizá licencias previas de exportaciones o cuotas?

¿Qué se tendría que hacer frente a las cripto monedas si éstas comienzan a ser utilizadas en forma extendida en escenarios de incertidumbre como los reseñados?

En lo social:

Ya hemos marcado como tendencia mundial y nacional el empoderamiento de la sociedad civil. Observo que se ha dado una creciente anomia en la sociedad civil, como consecuencia de la ilegitimidad que han demostrado las instituciones, principalmente por la corrupción que se ha destapado de manera creciente y en impunidad. Para lograr que las personas, las familias, los barrios, las comunas, puedan asimilar el desafío de cambios estructurales como los que se percibe en el corto plazo, es preciso ante todo generar un cambio de ánimo que, superando el miedo natural a la pandemia, se convierta en energía positiva para alcanzar un estadio de solidaridad y compromiso hacia las futuras generaciones. Si las comunidades se movilizan en pos de un bienestar, de una calidad de vida para sus descendientes, se podrá revertir una percepción de rabia e impotencia, en una luz que conduzca a una esperanza de cambio moral y atención de prioridades sentidas, largamente postergadas. Si en lo social, nuevos liderazgos legítimos, creíbles, íntegros, conducen la emotividad y anhelos de la gente a un proyecto de país distinto, creo que lo importante se pondrá en el tapete y que lo urgente contará con un espíritu colaborativo para superarlo.

En un aterrizaje concreto, se debe recuperar la acción social tendiente a la formación de cooperativas, de asociaciones gremiales. Devolver el rol clásico de los colegios profesionales, para velar por la ética en el ejercicio de una profesión, daría fuerza y legitimidad a quienes actúan, velando por el ejercicio honesto e idóneo de la profesión. La asociatividad es clave para cimentar la paz social en un tejido sólido y proactivo en cada barrio o comuna del país.

En cuanto al empleo, la pandemia ha dejado en evidencia la precariedad del empleo y las condiciones despiadadas en que se desenvuelve la mayor parte de los trabajadores chilenos. El subempleo, las personas a honorarios, los cuenta propia, no forman parte de las estadísticas oficiales y la realidad es mucho más grave que la que se conoce. Para poder remontar este grave problema, se requiere en forma urgente, de parte del Gobierno y de las municipalidades, articular programas de empleo. Pero, en el mediano plazo, la reactivación deberá estar dirigida por un Estado que desarrolle proyectos de inversión que absorban mano de obra intensiva, lo que significa devolver al Estado este rol conductor de la economía. El teletrabajo seguirá siendo una alternativa para desconcentrar los centros de producción y servicios, siendo una realidad la redimensión de parques industriales, para entrar a un rediseño con trabajadores desde su casa.

En lo cultural:

El tiempo de movilización social y el de pandemia que le ha sucedido, demuestran que los trabajadores de la cultura, habiendo pagado un alto costo, se han mantenido fieles a sus principios y han demostrado con generosidad que son el baluarte ético y estético de Chile, que sin ellos los confinamientos habrían sido verdaderos suplicios de soledad. La deuda social con la cultura es histórica y sufrieron el maltrato de los políticos que los usaron de teloneros de sus discursos y luego los descartaron por ser peligrosos ciudadanos, contestatarios por excelencia. Porque al poder político le importó la farándula, la distracción, lo fatuo, porque eso es funcional para logra la domesticación de las multitudes. Sin embargo, pese a que el poder del dinero les excluya, el pueblo ha sido espejo de millones de expresiones del arte, que se suma al sueño colectivo. Y ese mundo de creadores, no necesita de Ministerios ni de burócratas, porque basta que su colectivo sea reconocido por el pueblo para que esa savia reviva e ilumine los caminos. En un nuevo país, los artistas deben ser considerados en el urbanismo de las ciudades y pueblos para dejarles sus Casas de la Cultura como reductos de Memoria y Libertad. Los mezquinos presupuestos deberán ser cosa del pasado y la asociatividad de los artistas puede ser solución, teniendo como contraparte de soporte al pueblo organizado.

En Educación:

Se vienen cambios enormes en la forma de acceder al conocimiento. La educación se debate entre dos visiones: la restringida de quienes buscan formar individuos acríticos, disciplinados y especialistas, que sean funcionales al trabajo que se necesite; y la holística, que busca formar personas íntegras, felices en aquello en que despliegan sus talentos, explorando y llegando al límite del conocimiento, rebasando esas fronteras para crear e innovar, en todo ámbito. El sistema neoliberal hizo de la educación un bien de consumo, con precios y calidades diferenciadas, es decir, vendiendo un “servicio” a quienes pudieran pagarlo. Largas luchas han dado los jóvenes en Chile por una Educación como un Derecho, que sea asegurado por el Estado, con una educación de calidad y gratuita. En los 30 años de neoliberalismo se ha mercantilizado la educación en todos sus niveles, vendiendo a los jóvenes y sus familias espejismos, carreras inconducentes, innecesariamente largas, que han producido una población de cesantes ilustrados, que cargan una pesada mochila de endeudamiento.

En la pos pandemia, tecnológicamente la educación cambiará en la forma de impartirse, pero, lo sustancial es asegurar que deje de ser el pivote de la desigualdad y el clasismo. Que los talentos sean los que definan el acceso a las carreras, que no sea asunto de dinero. En esa línea, el derecho a la educación debe ser consagrado en el nuevo pacto social.

En lo ambiental:

El calentamiento global, la mega sequía que asola al centro norte de Chile, la desprotección de glaciares, humedales, de santuarios de la naturaleza, en fin, una sumatoria de abuso, depredación y codicia, nos llevan en un escenario de cambio, a colocar lo ambiental como eje fundamental y transversal de todas las decisiones económicas. Nos quedamos con los principios que consecuentemente ha defendido MODATIMA, Movimiento de Defensa del Agua, la Tierra y la Protección del Medio Ambiente, porque ello sintetiza las expectativas de los chilenos para preservar la naturaleza, el agua, los salares, los humedales, los glaciares, los ríos, para las futuras generaciones. La corrupción, como estrategia perversa para eludir las normas suscritas, debe llegar a su fin. El delito ambiental debe pagarse con cárcel y la especulación con el recurso agua, deben terminar drásticamente porque en tiempos de sequía y pandemia, configuraría un delito de Traición a la Patria. En los escenarios que emergen después de la pandemia, Chile deberá terminar con el agua en manos privadas y así dejar de ser un caso perverso y extraño en el planeta.

En lo tecnológico:

Surge en este ámbito una serie de preguntas acerca de lo que realmente se viene en materia de conectividad global. Creo que quienes evolucionamos en 30 años del Télex al Celular 4G, hemos descubierto una forma increíble de interactuar cotidianamente con otras personas y realidades, que gracias a ello nos sentimos hermanados en la calidad de ciudadanos planetarios, compartiendo hábitos de consumo, pero, sobre todo, sueños y en ese empeño, esta pandemia se ha acercado en el dolor cercano de otros por los que hemos llorado u orado. En este contexto de humanidad, resulta incomprensible que la tecnología, como adelanto de la inteligencia humana, pueda derivar en el mal. Sin embargo, objetivamente nos damos cuenta que el mal, la perversión, el egoísmo, el odio, usan las plataformas para sus objetivos criminales y que se debe asumir que el uso de la herramienta no está exenta de riesgos muy sensibles.

Se ha planteado entre Estados Unidos y China, la lucha tecnológica por controlar el 5G, que sería una plataforma que amplificaría la capacidad de transmisión a niveles masivos y casi instantáneos, pero que para implementarlo necesito una cobertura de antenas que conformen verdaderas telarañas en las urbes para asegurar la velocidad de comunicación que se busca alcanzar. Pero, esa intensiva red urbana, generaría radiaciones que afectarían la vida, de personas y animales, debilitando el sistema inmune, con lo que los individuos y la fauna queda a merced de infecciones de todo tipo. Así resumido el problema que tiene múltiples spots y presentaciones tanto en pro como en contra, el ciudadano de a pie está indefenso porque, el modelo neoliberal que admite cualquier cosa como negocio viable, no toma en consideración a las comunidades. Sé que la verdad es la primera víctima en una guerra y ésta es eso, una guerra de potencias que ignoran a la humanidad y la naturaleza, con tal de ganar y establecer sus negocios. No he querido en este análisis entrar en mayor información porque no quiero que esta reflexión pueda ser descalificada por conspirativa. Nada más lejos de ello. Sólo dejo la inquietud de que la sociedad civil tenga la oportunidad cierta de llegar a las fuentes científicas de estas tecnologías y pueda evaluar, sin distorsiones interesadas, lo que sería efectivamente un bien común en este aspecto.

Pensar en robótica, cuando la cesantía puede llegar al 40% de la población activa sería cruel y demagógico. Pensar en innovación o automatización debe considerar en cualquier proyecto la promoción tecnológica de las personas a nuevas formas de trabajo. Recuperar oficios que se perdieron por la globalización puede ser una estrategia positiva y de dignificación del trabajo para una nueva era. 

En lo religioso:

En el plano espiritual de las religiones, creo que es pertinente observar la legitimidad que tienen hoy estas organizaciones, Iglesia Católica e Iglesias Protestantes Evangélicas, al trasluz de los hechos de corrupción, de abusos de menores, de enriquecimiento ilícito, que la opinión pública ha presenciado por décadas. Recordar también el papel jugado por los sacerdotes y pastores, salvo contadas excepciones, en la explosión social de octubre y en las demandas que ha venido haciendo el movimiento social respecto a previsión social, salud, educación. Lo que se ha advertido es que estas instituciones han cerrado filas para defender sus actividades y han dado la espalda a los excluidos y abusados.

En esta realidad, la espiritualidad durante este tiempo, de explosión social y pandemia, ha surgido de la gente, de la oración colectiva que ha suplido el rito y que ha sido más profunda en la preocupación por el prójimo. Por ello, la necesidad de una mirada moral, sea ésta religiosa, agnóstica o atea, se hace sentir en situaciones límites como la que estamos viviendo y donde los principios racionales o la fe, creencia en un Ser Superior, constituyen formas de espiritualidad, una reserva para un reencuentro entre las comunidades, un camino de acercamiento para construir tolerancia, buenas prácticas, afectos y respeto mutuo. La palabra extendida con valores y sentimientos, desde lo espiritual, conducen al bien, en forma antagónica a cualquier palabra que incita al odio, al desprecio, el egoísmo o la indolencia. Por ello, creo no equivocarme si expreso este sentimiento: la construcción de un mundo distinto, exige que, en el fuero íntimo de cada cual, elevemos una palabra que nos reconcilie con el prójimo o la naturaleza que hemos violentado.

 

Queda este documento de trabajo a disposición de todas las personas que quieran asumir esta reflexión y sumar su espíritu y razón para enriquecerlo, para así dar cuerpo a la utopía que subyace en este ensayo, cual es construir un Sueño Colectivo, que conduzca a la Paz y la Justicia Social, como cimientos de un territorio libre, en fraternidad, respeto mutuo y dignidad.

Hernán Narbona Véliz, Periodismo Independiente, 25 de mayo, 2020.

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