lunes, marzo 27, 2023

En las sillas voladoras


Transcurre el tercer mes del 2023. Hay una guerra  en curso que puede escalar a una tercera y última guerra mundial. Hay una profunda crisis en el mercado de capitales.  En Silicon Valley, Suiza y Alemania se desploma la banca; emerge un orden multilateral, mientras la potencia hegemónica se debate entre la recesión y la amenaza temeraria de escalar a niveles de los que puede resultar imposible el retorno. Vivimos un final o un tránsito. La sensación de término horada sólidos principios. El remolino de lo instantáneo expele las capas oficiales de época y va desnudando el esqueleto seco de la dominación. 

En el territorio de lo falaz, se repiten las distopicas percepciones de impotencia. En cincuenta años la lengua será de los que controlen la IA. Quizá  llegue el arrebato y la humanidad cambie. Las patrañas de libertad y democracia caen por su propio peso. Los imperios se sacan la careta.

En la vorágine de señales, las masas son distraídas por el entretenimiento digital y, los más, marchan sonriendo al desfiladero, absortos en conducir su carro, cambiar  de zapatillas o de celular. Inútiles multitudes fragmentadas pierden su  norte de cambios y se enfrascan en bizantinas discusiones que a nadie importan, mientras las élites construyen nuevos órdenes para encarrilar a sus esbirros, con sus acuerdos vergonzosos. En una dimensión minúscula, los individuos se sacan selfies mientras el mundo se cae a pedazos. Se perfecciona el control de masas con tecnologías de reconocimiento facial. El gran Hermano hoy es cuento viejo. La IA rebasa los límites y la alimentan simios amorales. El riesgo de colapso se hace inminente.

¿Cómo convencer a las personas de la necesidad de unirse en conciencia colectiva? ¿Cómo elevar los espiritus resecos para blindarnos de la banalidad que cunde?

La gente sencilla no asume la perspectiva del deterioro que se vive como sociedad, pero intuitiva acumula bronca. La anomia, la ilegitimidad de las instituciones, aflora a diario. Es el costo de la mediocridad y la falta de ética para conducir una crisis,  al parecer ignorada de adrede. La corrupción que cruza la sociedad, propicia la apatía  y el sálvese quien pueda. Es preciso reaccionar para recuperar sensatez,  buscar apoyo para sobrevivir al caos que se viene. En medio del escenario disruptivo asoman los totalitarismos, la imposición de intereses particulares por encima del bien común. Hablar de ello ya crea el estigma al que piensa y contradice las posturas oficiales.

Estamos degustando la paz antes de la tormenta. Quién sabe si mañana habrá un espacio como éste, de sincera reflexión. 

Hernán Narbona Véliz 
Periodismo Independiente 
Marzo 27/2023.

domingo, marzo 26, 2023

En los rumbos de la Integración Regional


Integración chileno argentina, vivencias de fraternidad
 
 
No te das cuenta de que no fue ayer, llevas tan prendidas las experiencias, que de repente son historia vieja y sientes la necesidad imperiosa de compartirla con viejos camaradas y dejar testimonio para las nuevas generaciones.

Fue a fines de abril el año 1974 cuando aterricé en Ezeiza de madrugada y viví el primer amanecer en Buenos Aires, con la ciudad cuidada, limpia, despertando temprano entre aromas de café, en esas peatonales cívicas de Lavalle y Florida, donde las discusiones políticas se hacían en la esquina, a viva voz. Porque era aún la Argentina de Cámpora, último reducto de la democracia en el cono sur, pisoteado por las botas del golpismo en Brasil, Uruguay y Chile. Esa Argentina fue un refugio y me permitió insertarme como un inmigrante más, recibido sin discriminación alguna, con los brazos abiertos. 

 

Viví 8 años en Buenos Aires y fue un período que hubo que transitar con cautela. Viví la muerte de Perón como un espectador. Mi preocupación era no poder estar en Chile para el nacimiento de nuestro primer hijo. En medio de las exequias a Juan Domingo Perón, recibí el telegrama con la feliz noticia, “nació varón, la mami y el niño bien”. Encontré trabajo a través del diario El Clarín, me incorporé a una multinacional belga que exportaría una planta llave en mano a Bolivia. Me hice cargo del proyecto, mi profesión me respaldaba y mi vida transcurrió por el Obelisco, por Rivadavia, por el bohemio barrio de San Telmo y muchos viajes a Tarija, al sur de Bolivia. De San Telmo llegamos a Núñez y finalmente a Palermo. Buenos Aires se convirtió en mi barrio y lo siento con mucho amor, como parte de mi derrotero, con emoción, logros, desarrollo personal y familiar. Fui un ciudadano más de Buenos Aires. 

 

Como todos los argentinos viví la negra época de la dictadura, esquivando sus zarpazos. De ese inicio familiar me quedó una hija nacida en Palermo. La primera infancia de mis hijos se desarrolló en torno a la cancha de River, al jardín Botánico, el zoológico, los Lagos de Palermo y la Rural. Cursé mi pos título en Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador, allí en el barrio de Once. Se generaron lazos imborrables, siguiendo de cerca una realidad que los medios ocultaban. Viví desde el piso 17 de la segunda multinacional en la que trabajé, los apagones de ensayo de la guerra con Chile, pero las cosas seguían funcionando pese a la tensión que se vivía. Conocí amigos entrañables como Oscar Klier, ya fallecido y que fundara la Universidad de Congreso en Mendoza, la Doctora Mirka Seitz, mi colega aduanero Raúl Bustos Cara.La vida nos juntó muchas veces, en las lides de la cooperación regional.

 

Cuando la economía se vino abajo con Martínez de Hoz y el loco Galtieri en el mando, con mi familia decidimos volver a Chile, donde tuvimos un duro reinicio, en medio de otra crisis profunda. Con la experiencia profesional de más de 10 años, esquivando las listas negras de la dictadura, me pude insertar en la vida académica y fui profesor de la Escuela de Ingeniería de Transporte de la entonces Universidad Católica de Valparaíso, desde 1983. Nuestros países habían vivido la casi guerra de 1978 y en 1985 se firmaba el Acuerdo de Paz Perpetua, luego de los buenos oficios del Papa y su delegado, el Cardenal Antonio Samoré. A Dios gracias se consolidaba una paz que nunca debió verse amenazada. 

 

En ese período, quizá a finales de 1985, viajé a Mendoza para visitar a mi hermana que comenzaba a disfrutar la seguridad argentina con su pequeña hija. Y en ese viaje pasé a conversar con el Rector de la Universidad Nacional de Cuyo, el poeta y amigo Luis Triviño, un gordo enorme, radical y primer Rector en democracia. Le propuse la idea de formar una red de universidades que se comprometieran con la integración entre nuestras regiones. Asumíamos la realidad política de un Chile que aún luchaba por recuperar la democracia y una Argentina que en suerte ya lo había logrado, después de la tragedia de las Malvinas. Luis esa misma tarde me llevó al Insteco y me presentó a Rodolfo Gabrielli y seguidamente a José Octavio Bordón, entonces Gobernador de la Provincia de  Mendoza, actual Embajador de Argentina en Chile, pero entonces, simplemente el Pilo Bordón. 

 

Rápidamente surgió el proyecto y regresé a Chile, obteniendo pleno respaldo del Rector Juan Enrique Froemel y la ayuda de mi ex Director del Rubén Castro, Lucho Nicolini Ghio, con quien formalizamos la creación de lo que llegó a ser una gran organización académico empresarial,  el Consejo Académico de Integración Chileno Argentina, CAI, del cual fui el Secretario Ejecutivo. 

 

Se sumaron en Valparaíso las universidades de Valparaíso, UPLACED de Playa Ancha, la Federico Santa María. Del lado argentino se organizó un capítulo que agrupaba a todas las universidades de Cuyo, tales como la Champagnat, la Congreso, la Aconcagua, el Insteco y la UNC. El resultado de esta aventura fue la realización de unas Primeras Jornadas por la Integración Chileno Argentina que se realizaron en Viña del Mar, en un hecho político sin parangón histórico, ya que, por primera vez, se articulaba un eje de cooperación a nivel de regiones y no por la vía de las capitales. 170 empresarios, políticos y académicos debatieron en el Hotel O’Higgins de Viña del Mar por más de una semana. La integración física, el corredor bioceánico, la integración cultural, la complementación de las dos economías, fueron algunos de los temas tratados. Al proyecto se sumaron las federaciones de estudiantes y surgió una dinámica que tuvo diversos canales. Y, lo más trascendente, por primera vez un Gobernador de la Argentina democrática, José Octavio Bordón, compartía testera con un Intendente Regional del régimen militar, el Almirante Pablo Wunderlich, quien había tenido un rol importante en la crisis de 1978. Los caminos de la paz y la democratización regional se abrieron con la mirada de futuro que construimos a partir de esta experiencia. El hecho fue relevado por las Cancillerías de ambos países y marcó un hito en la integración microregional. 

 

Con el advenimiento de la democracia en Chile las cosas volvieron a su realidad centralista, pero en la retina de una generación quedó esa experiencia en donde universitarios, académicos, políticos de diverso signo, empresarios, se comprometieron con la paz y la colaboración en este eje de integración, que tiene un destino común.

 

Posteriormente, la vida me llevó a reencontrarme con la Argentina trabajando como Consultor del Centro Interamericano de Comercialización de la OEA. Trabajé con cámaras de comercio y universidades de diversas regiones, en especial Entre Ríos, Rosario, Tucumán, la Universidad del Centro en Tandil, Provincia de Buenos Aires,  Córdoba, La Rioja. En Chamical, localidad de la Rioja, en una ocasión expuse sobre el rol de los medios de comunicación en los procesos de integración. En la mesa académica como anfitrión del Encuentro estaba Menem, con su mejor pinta de Facundo Quiroga, antes que viniera a recibir las llaves de la ciudad de Valparaíso en los noventa, cuando ya lo hizo con un look de yuppie. 

 

En el período reciente, los lazos con Argentina se centraron en el eje de ATACALAR, proyecto de integración en el que participan Atacama por el lado chileno y las provincias de Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero, Tucumán y Córdoba, por el lado argentino. Por 7 años viví esa experiencia, fundamentalmente impulsando desde la Tercera Región de Atacama, el eje que cruza por los pasos de Pircas Negras y San Francisco, hoy rebautizado como Paso Julio Palma Vergara, en honor póstumo de un gran amigo y pionero, que falleciera a consecuencia del aluvión que arrasó Chañaral.

 

Como lo decía Raúl Scalabrini Ortíz, soy ese hijo adoptivo que se acoda en Corrientes y Esmeralda a contemplar la vida, con esa filosofía particular del inmigrante que recrea sus lecturas y sus sueños, encontrando espacios generosos en la Argentina.

 

Hernán Narbona Véliz, Febrero/2018, Periodismo Independiente, @comarcadepoetas y @hnarbona en Twitter

viernes, marzo 17, 2023

Pos verdad: la distorsión de la historia


Pos Verdad: la distorsión de la Historia

Chile se está mostrando con sus grandes mentiras, en la percepción distorsionada y frontal de vencedores y vencidos, de victimarios y víctimas, de apatía e ignorancia cívica, en un remolino que nos envuelve en lecturas que nos emborrachan, las mil historias distintas de los últimos 50 años. La distorsión ideologizada de hechos que ocurrieron en medio de sensaciones distintas, de una escalada de violencia, que las personas vivimos desde posiciones diferentes, desde edades diferentes e intereses distintos.

La forma cómo se percibe la historia de los sesenta a la fecha genera una lectura difícil. Son 50 años de historia, conquistando la nacionalización del cobre, levantando la reforma agraria, disfrutando el espacio ganado con la reforma universitaria, sin imaginar que la guerra fría tendría su etapa más sangrienta en el golpismo y la reacción de los setenta.

Con actores de la élite que se repiten pero en roles contradictorios, con protagonistas que se repiten, pero que ahora defienden un modelo neocolonial, como representantes y administradores de un nuevo orden en donde les tocan sus migajas. La visión nuestra, con manos limpias, había sido de idealismo, una utopía llena de sueños, recibiendo los coletazos de la historia, hechos que troncharían familias, que cambiarían nuestras vidas. Priorizando la sobrevivencia, generando proyectos de familia contra viento y marea, desplegando la inteligencia para mantener la dignidad y la voz crítica, aunque ello haya sido un acicate para seguir adelante tozudamente, pese a las zancadillas y las traiciones.

La historia oficial se impone. La dictadura tuvo el buen cuidado de mantener y concentrar la propiedad los medios de comunicación. La Concertación destruyó los medios independientes con los que se había abierto espacio a la transición. La asfixia económica los fue matando. El servilismo y la traición hoy se traduce en una Memoria dispersa, deteriorada, con la solución biológica en marcha, con etiquetas interesadas que buscan dividendos presentes con cargo a mentir retrospectivamente.

Haber impuesto el silencio a las declaraciones de las víctimas en la Comisión Valech, es evidencia de esta destrucción premeditada de una historia realista. Gracias a la desclasificación de archivos de la CIA pudimos leer el Pinochet File que reforzaba los hechos acaecidos desde el día en que Allende sacaba la primera mayoría, en el Chile democrático de los tres tercios. De allí en adelante los hechos confusos, el complot asesino, las justificaciones de adherentes y adversarios de la Unidad Popular, la quinta columna desintegradora de la revolución cubana, apretando el acelerador y ayudando implícitamente al golpe y el odio. Dineros sucios pagando los paros de camioneros, colas, mercado negro, desabastecimiento, pero también honestidad en barrios donde se actuaba correctamente.

Pero, al trasluz de la experiencia ulterior, queda la evidencia de traiciones, aprovechamiento, egoísmo recurrentes, porque los mismos que rasgaban vestiduras por la revolución armada, desestabilizando el gobierno democrático, fueron los serviles sicarios de la social democracia europea que se vendió al modelo transnacional, en relaciones corruptas que les permitieron gozar del poder, hasta la quiebra del modelo. Los mismos que se quedaron con esos recursos de solidaridad, para instalar en la transición sus partidos instrumentales, negociando los acuerdos secretos que nunca se alcanzará a destapar y que a los jóvenes que perdieron la confianza ya no les importa en sus urgencias presentes.

La generación perdida tuvo idealistas consecuentes que hoy son adultos empobrecidos e ignorados y un puñado sectario, coludido férreamente, para usar cuotas de poder, con pragmatismo y cinismo, echándole la culpa a la dictadura, a las turbulencias, a alguien siempre.

En la realidad que tiene desmantelada la izquierda, es el resultado de una total mentira, con verdades a medias, con sensibilidades que son expectativas de justicia, de verdad, que no cumplió ninguno de los 5 gobiernos concertacionistas, verdadero engendro político que nos vendió una transición mentirosa, que perpetuó y profundizó el modelo, rindiendo pleitesía al dios dinero.

La pos verdad duele.

 

Hernan Narbona Veliz

Periodismo Independiente 16 de marzo de 2018.

 


domingo, marzo 12, 2023

La traición y la derrota


 
Décadas que cuesta ordenar, porque la sinrazón, las mentiras del poder, la traición, han clavado esquirlas en la humanidad de este pueblo, degradando la noble pobreza marrón del  siglo pasado, cuando se vestía bototos demacrados por los inviernos, pero relucientes tras los lustrines de la decencia. Las espaldas se curvan, los ojos buscan adoquines por instinto, a horcajadas sobre los muelles, el siglo destila sus aguardientes de fuego, adornando las peatonales con los anuncios de un titiritero, impidiendo que fluyan los volcanes marinos.

Pintarrajeando madrugadas, contando ladridos remotos de los perros, se vienen los sueños como hojas de un block, apretadas por la ira, flotando los días parejos por la incierta canasta  de  escritorios desvencijados, con retazos de discursos censurados, enmudeciendo las editoriales de la cobardía, sin explicar, ahogadas las palabras que quisieron estallar como cascada, pero quedaron tiritando en el vendaval frío de lo prohibido.

Cargamos en esta larga noche entumecidas palabras que caminan en fila india hacia los acantilados del silencio. Una oración musitada apenas, levita por los barrios violentos, por los relaves ácidos de pueblos fantasmas, aves que desaparecen, dolores que los titulares se niegan a sincerar, en la ancestral mentira de los poderosos. Valles sin zorzales, la codicia robando el agua, contaminando los mares y las arcillas. Las lágrimas son una piadosa mantilla que despeja la camanchaca, ayuda a llevar la angustia  de los campanarios. Y puedes salir cada mañana al trabajo, saltando por los  fétidos callejones donde perros vagos acompañan a zombies desolados por las garras del vicio.

Vamos con las pústulas de la traición en el alma, como esclavos sin memoria, negando la historia, secándonos en penas recónditas, con cicatrices de resistencia, escarbando en los diarios de vida un aliento verde que nos ayude a recuperar los sueños, utopías y ritmos de aquellas alamedas clausuradas por el miedo, por los placebos democráticos que nos vendieron como espejuelos brillantes, los solemnes juristas, coludidos con los pretorianos de la impunidad y la muerte, en una circense parodia de progreso y crecimiento.

Poeta Narbona 25 de febrero de 2018. @comarcadepoetas  

Una mirada libre a nuestro entorno