lunes, septiembre 27, 2021

“Queremos que la cultura empape las políticas públicas en forma transversal”

El Movimiento Fuerza Cultural, en alianza con el Partido Igualdad, de la coalición Dignidad Ahora, postula a Sebastián Milos como candidato a Diputado por el Distrito 10 de Santiago. Conversamos con él en Diario La Razón - Periodismo Independiente.


Al alero del pacto político  Dignidad Ahora, en el Distrito 10, el Movimiento Fuerza Cultural  postula a su miembro fundador, SebastiánMilos como candidato a Diputado, para las elecciones de noviembre.

Fuerza Cultural nació después de la explosión social de octubre como expresión de los trabajadores del ámbito cultural, que se sumaban en ese momento a los reclamos ciudadanos de cambios profundos.




Como expresión sectorial, este movimiento realizó cabildos, conversatorios ciudadanos que confluyeron en un Seminario que durante 3 días y en 14 paneles desplegaron diferentes miradas a la diversidad cultural de Chile y la forma cómo querían ser considerados los agentes culturales y los artistas, creadores, en la nueva Constitución. De hecho, el movimiento Fuerza Cultural apoyó a independentes que se postulaban a convencionales, al alero de diferentes coaliciones, con la impronta de aportar una mirada desde la sociedad civil y las comunidades en su expresión multidisciplinaria.

Una gran crítica que se hace desde la Cultura a las políticas de cultura del sistema, es haber mercantilizado la cultura y haberla manipulado desde el poder, principalmente al implementar los fondos concursables, que fomentaron el individualismo y generaron intermediaciones entre las autoridades y el mundo cultural, que entendieron la cultura como administración de eventos, excluyendo a quienes tenían posturas críticas, contestatarias o de oposición abierta al modelo dominante. Se generó así una fragmentación del mundo cultural, con algunas élites favorecidas y una gran mayoría disgregada y dispersa. “Nunca más la Cultura como vagón de cola” “Nunca más teloneros de los políticos”, fueron expresiones desde Fuerza Cultural. En las elecciones de mayo 2021 lograron que resultaran electos, candidatos que provenían desde la cultura, como fue el caso emblemático de Malucha Pinto, quien ha destacado en la Convención Constitucional por su mirada y su aporte en la creación de la Comisión de Ciencia, Tecnología, Conocimiento, Cultura, Artes y Patrimonio, en la discusión del Reglamento de la Convención Constitucional.

Diario La Razón conversó con Sebastián Milos, candidato a Diputado por el Distrito 10,  fundador de Fuerza Cultural, al lanzamiento de su candidatura. Esta conversación, en el video adjunto.


Diario La Razón, Hernán Narbona Véliz, 27.09.2021

Una mirada libre a nuestro entorno

Recurso de Protección contra AES GENER: “Haremos conocer nuestras demandas en instancias internacionales”


Recurso de Protección contra AES GENER SA por superar potencia bruta de generación autorizada en Resolución de Calificación Ambiental.

Ante la Corte de Apelaciones de Valparaíso, caratulado como Vegas/ Empresa Eléctrica Ventanas, Rol Protección-42506-2021, con fecha 23 de septiembre, Fundación Terram ha presentado recurso de protección contra AES Gener S.A. y sus filiales Empresas Eléctricas Ventanas SpA. y Campiche S.A.

La zona de sacrificio de Quintero, Ventanas, Puchuncaví, ubicada en la costa norte de la región de Valparaíso,  ha sido foco de la mayor depredación de un territorio, refinerías, termoeléctricas, contaminación por emisiones y por varamiento de carbón y vaciamiento de residuos líquidos al mar.

A raíz de este recurso presentado y que se espera sea admitido dentro de la próxima semana, para conocer en profundidad de esa definición macabra de “zonas de sacrificio”, Diario La Razón conversó con el Ingeniero en ejecución en Pesca, Hernán Ramírez Rueda, asesor por décadas de los pescadores de caleta Ventanas y dirigente ambientalista, que ha trabajado con Fundación Terram y con el colectivo MUZOSARE, Mujeres de Zonas de Sacrificio en Resistencia.

Ubicamos a Hernán Ramírez Rueda en su espacio de trabajo por más de veinte años, en Caleta Ventanas. Ventanas tiene tres playas, una caleta, pero se la conoce desde 1964 por la fundición y refinería que instaló Enami, Empresa Nacional de Minería y que está hoy a cargo de Codelco. En un día nuboso, la niebla se confunde con el humo tóxico de numerosas chimeneas.

 ¿Cuál es tu mirada histórica a este abandono de los gobiernos sucesivos de esta área costera que otrora fuera fértil y hermosa, con un mar generoso?

Desde los años 30, cuando comienza la industria minera y comienza la lógica de la economía de sustitución de importaciones, de refinación de hidrocarburos y de minerales, apuntando a la participación comercial con bienes intermedios en el mercado mundial. Por eso se decidió radicar en este borde costero la Refinería de Enami Ventanas, porque ya Calera estaba saturada por la industria Cemento Melón y porque Papudo tenía los cerros pegados a la costa y no iba a haber buena ventilación. Por estas consideraciones se implantó la refinería en este lugar. A propósito de esto, cabe recordar lo que publicó el Mercurio de Valparaíso, el año 1957 . “los puchuncavinos deben entender que, siendo necesaria la lluvia, cuando llueve, alguien se tiene que mojar” con lo cual condenaba al valle a este destino, porque para hacer mayonesa hay que romper huevos, pero que sea lejos de mi ciudad o de mi barrio. Allí comenzó todo y hasta los años 80 aún no se reconocía la contaminación que estaba provocando esta actividad en el valle.  Así se sentenció esta zona de sacrificio, ante la indolencia de la clase dirigente. Y desde allí nace este cordón industrial, como un eslabón de esa política pública. Es lo que hemos vivido con una nula preocupación ambiental del Estado

¿Cuál es el mapa actual  de actores en este anfiteatro que, en múltiples ocasiones, se ha convertido en irrespirable?

En el área se sitúan hoy las empresas Públicas  Codelco, con su refinería Ventanas, y Enap que se ubica en Concón, y las privadas: AES Gener, Puerto Ventanas, Oxiquim, GNL,  Cemento Melón, COPEC, entre otras. Efectivamente se registran, entre el 2008 al 2021, casi 900 varaderos de carbón, las emanaciones tóxicas han afectado a la población y la Escuela La Greda se ha convertido en símbolo de la desprotección de la vida.

¿Cómo se fue articulando la comunidad para exigir que termine la concentración de contaminantes y cómo se llega a este recurso de hoy y cuántos ha habido?

Desde inicio del 2000 a la fecha, la participación de la comunidad se intensifica y se hace permanente actualmente, con el ingreso  de nuevos actores sociales y por la conformación de redes de apoyo entre diferentes organizaciones territoriales, formación  de alianzas de colaboración con ONG nacionales y extrajeras y  Universidades, entre otras. Esta articulación ha permitido mejorar la incidencia de la comunidad respecto a las políticas públicas, no obstante lo cual, el Estado sigue al debe con los habitantes de Ventanas, Quintero y Puchuncaví.

¿Qué expectativas existen en que, por la vía judicial, se alcance un cambio de políticas del Estado, si frecuentemente se han irrespetado fallos y ha pesado la influencia, incluso internacional?

Lo que se busca con este recurso de protección, es obligar a AES GENER a operar, a lo menos, dentro de la potencia para la cual fue aprobada la construcción de esa termoeléctrica en la Resolución de Calificación Ambiental, es decir, encuadrarse en los rangos de generación establecidos descontándole los excesos en que ha incurrido y que se haga responsable también de las emisiones que ha generado por sobre lo permitido, reduciendo en los próximos años los niveles de generación.

Pero esto es sólo una parte de los incumplimientos en que ha incurrido AES GENER. Hay un tema también con los varamientos de carbón, donde hay un fallo reciente de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, que prohibía la operación de la termoeléctrica hasta que la empresa adoptase medidas para evitar el vaciamiento de carbón a la bahía. A nuestro juicio, las medidas que ha adoptado la Superintendencia del Medio Ambiente para cumplir con el fallo de la Corte de Apelaciones, son totalmente insuficientes, no dan garantía alguna de que la empresa genere cambios en sus procedimientos para evitar que vaya carbón al mar.

Pues bien, estas derrotas o victorias pírricas, tienen el efecto positivo de ir constituyendo evidencias de que la Justicia interna no está siendo eficaz, lo que nos permitirá avanzar a demandas en instancias internacionales, tales como la Corte Interamericana de DDHH. Además, como comunidad afectada permanentemente por un ambiente poluto y dañino para la salud, hemos podido informar a Naciones Unidas de esta situación estructural.

En cuanto a la pregunta, sobre qué esperamos lograr con este Recurso, puedo concluir que esperamos obligar que AES GENER vuelva a la legalidad. Pero creemos que a este recurso se deben sumar muchos más que se debe presentar contra otras industrias del cordón industrial y en contra de la autoridades medioambientales que no cumplen su misión de protección a los habitantes, los que se ven afectados en su salud por tales emisiones contaminantes. Una autoridad ambiental que está para aprobar proyectos, es cómplice de ese daño a la salud de la población, cuando permite que esas situaciones sigan ocurriendo.

La termoeléctrica Campiche de AES GENER fue aprobada un 31 de diciembre de 2009, lo que significó que el gobierno de Michele Bachelet cediera al lobby político norteamericano y que existiera con ello un verdadero desacato a la Corte Suprema y una burla a la ciudadanía. ¿Qué grado de confianza puede haber en la Justicia si los poderes fácticos se siguen imponiendo en total sinrazón?

La vía judicial es un camino necesario, pero el objetivo es poder llevar nuestras demandas a la competencia de tribunales internacionales. Pero, para fundamentar mi respuesta, debo señalar que ha habido victorias judiciales, las que, a poco andar, no se han cumplido.

Me refiero al fallo obtenido a partir de los recursos de protección presentados por los Senadores Latorre y Chahuán, que prohibía el ingreso a la bahía de Quintero de naves que transporten carbón, su descarga para evitar la contaminación y la prohibición de verter residuos líquidos al mar, el cual, en principio, hizo pensar que podía terminar con los varamientos de carbón y el vertimiento de residuos líquidos a la bahía. Sin embargo, con sorprendente diligencia, tan pronto había salido el fallo judicial,  las autoridades de  Superintendencia de Medio Ambiente y Gobernación Marítima, resolvieron que la empresa había corregido sus procedimientos y podía seguir operando. Esto ocurre en el marco de denuncias de varamientos de carbón, que se vienen registrando desde octubre de 2008 y que alcanzan a la fecha suman casi 900 eventos de contaminación de la bahía por carbón vertido al mar en procesos de descarga. La Autoridad Marítima ha abierto dos procesos sancionatorios, sin llegar a sanción alguna.

Debo destacar el rol fiscalizador de la Contraloría General de la República, en orden a hacer cumplir la normativa ambiental, ya que gracias a su actuación pudimos conocer que la Superintendencia del Medio Ambiente no había procesado e incluso no había n siquiera registrado, alrededor de un 40% de las denuncias presentadas por la ciudadanía, lo que ratifica nuestra apreciación de que ese organismo no está cumpliendo su deber y que se ha convertido en un instrumento funcional a los intereses de las empresas, convirtiéndose en cómplice de sus malas prácticas, evadiendo la normativa ambiental, que de suyo es de estándares vergonzosos.

Todos estos hechos nos conducen a la necesidad a escalar a instancias internacionales, registrando cada situación de desprotección por parte del Estado y los Tribunales de Justicia, porque pensamos que desde esos espacios internacionales se podrá influir con más peso en las políticas públicas que afectan a las personas y las comunidades, obligando al Estado de Chile a cumplir por lo menos con la normativa vigente.


Recurso es acogido a Trámite. Noticia en Desarrollo

Diario La Razón Hernán Narbona Véliz, 25.09.2021



 

 

Una mirada libre a nuestro entorno

lunes, septiembre 20, 2021

Hacia un Sistema Autónomo de Defensoría de los Pueblos de Chile y la Naturaleza.


 En la concepción de un ente que asegure el ejercicio y respeto de los Derechos Humanos y Sociales, chocan, la visión tradicional, que sigue parámetros de Derecho comparado y  concibe al Defensor del Pueblo como una persona que sólo influye por persuasión para que la vulneración termine, con la visión progresista que concibe la Defensoría como un organismo colegiado, fiscalizador, autónomo, empoderado, capaz de denunciar conductas irregulares o impropias que incumplan una normativa, irrespetando Derechos de personas o comunidades.

La historia nos ha mostrado que los derechos que establece una Constitución pueden quedar en letra muerta y ser simplemente decorativos. No queremos que eso vuelva a ocurrir con la nueva Constitución. En tanto instrumento jurídico que norma las relaciones de poder y establece las bases de la convivencia social, la Nueva Constitución equivale a contar con una caja de herramientas para establecer derechos, deberes y mecanismos de participación. En consecuencia, debe incorporar herramientas que defiendan a los pueblos de la invisibilidad, los atropellos, la explotación, del despojo de su dignidad e incluso hasta de su exterminio por la depredación del ambiente.

En nuestra experiencia, no es suficiente contar con un catálogo de derechos si no se instaura una institución estatal autónoma, descentralizada, dotada de poder y facultades, generada desde la base misma que actúe como garante de esos derechos.

No queremos más frases bonitas que suenan lindo pero que son letra muerta en la realidad.

En el proceso constituyente se ha comenzado a sincerar la historia de Chile, ésa que las élites han ocultado, invisibilizado o tirado bajo las alfombras de los palacios oficiales. En la Convención Constitucional, a través de la Comisión de Derechos Humanos, se han recibido experiencias, propuestas  y expectativas de organizaciones sociales y de pueblos que han sido abusados, maltratados por la institucionalidad, que han sufrido políticas públicas de exterminio,  con el uso de la fuerza represiva del Estado para implantar la usurpación de territorios, irrespetando y violando los tratados de paz suscritos por el propio Estado.

Entre los muchos testimonios, cabe detenerse en el que entregó Eduardo Morris, en nombre de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos y Detenidos Desaparecidos, quien en una exposición de 10 minutos resumió el alcance de la maquinaria golpista que instaló a partir del 11 de septiembre la Armada de Chile, en Valparaíso, con tres buques cárcel, facilitados por la Interoceánica, y varios centros de detención y tortura, en los que también se usó el buque escuela Esmeralda, donde fuera asesinado el cura obrero  Miguel Woodward. El testimonio de Eduardo Morris expresó convicción desde el dolor profundo de haber perdido a su hermano menor, Mario Morris Barrios, funcionario de Aduanas, 27 años,  quien fuera asesinado sin juicio previo, por la caravana de la muerte, que lo sacó de Pisagua para su ejecución, en octubre de 1973, encontrándose sus restos en una fosa recién el año 1990. Eduardo Morris expresó en su alocución, en forma magistral, lo que se ha configurado como la cultura de la muerte en nuestra sociedad, en una conducta reiterativa de represión, que declara como enemigos a todos quienes piensen distinto a los grupos dominantes.

Frente a esa constatación, Chile enfrenta la imperiosa necesidad de llegar a la paz social curando las heridas de su historia y ello significa lograr primeramente la Verdad, estableciendo el paradero de los detenidos desaparecidos. El segundo paso es generar en la sociedad acciones de reparación a las personas y familias afectadas por la acción de agentes del Estado y, por último, se debe asegurar la no repetición de esas violaciones, lo que conlleva instaurar en la sociedad una cultura de respeto a los DDHH. En ese orden de ideas, una nueva Constitución que garantice el ejercicio de los Derechos Humanos y Sociales, deberá no solo fijar un catálogo de ellos, sino también jerarquizar en dicha enunciación el Derecho a la Vida en un Ambiente Sano, lo que debe estar por encima del Derecho a la iniciativa privada, dándole a la Nueva Constitución esa nueva impronta que debe empapar como concepción integral el nuevo pacto social que de ella derive.

Y, para asegurar el respeto y el ejercicio pleno de los Derechos consagrados, se propone instalar dentro del cuerpo constitucional un nuevo organismo permanente y autónomo de la Administración del Estado que sea fiscalizador de los demás poderes del Estado en término de vigilar, prevenir y exigir la corrección de acciones de entes públicos, o privados colaboradores de una función pública, que generen vulneraciones a los derechos de las personas y las comunidades.

Clásicamente, la experiencia del Ombudsman en países europeos o de la región latinoamericana, ha sido incorporar en la institucionalidad un Defensor del Pueblo, que es nombrado por acuerdo del Parlamento, para que actúe en atención a los reclamos que formulen personas que se sientan vulneradas en sus derechos, realizando gestiones de persuasión, que se podrían describir como “buenos oficios”, los que buscan alcanzar una solución a través de la influencia ética del Defensor,  pero sin contar éste con facultades fiscalizadoras y de investigación efectivas como para exigir correcciones o exigir sanciones a quienes estén, por acción u omisión, causando tales vulneraciones. Esta figura unipersonal del Ombudsman, debe ser admisible para el poder instituido que aprueba su nombramiento y su margen de maniobra dependerá de su carisma y ocupación, pues no cuenta con un equipo de trabajo estable, que le dé soporte como institución,  ya que sus colaboradores serían de exclusiva confianza y no funcionarios permanentes que puedan dar continuidad a los temas que aborde el Defensor o Defensora.

Desde el punto de vista político, esa figura unipersonal del Defensor del Pueblo, que es nombrado con el beneplácito de algún poder del Estado, pierde desde su génesis, la autonomía necesaria para actuar con imperio en la defensa de afectados por un actuar que no se ajuste a Derecho . En la práctica, establecer un Ombudsman sin facultades fiscalizadoras, es simplemente instalar un organismo sin peso específico, que puede ser manipulable y funcional al gobierno de turno que participa en su nombramiento.

En rigor, para una Defensoría Popular autónoma a los poderes del Estado, se necesita que quede consagrada en la Constitución y contar con un rango legal comparable al del Banco Central o de la Contraloría General de la República. Por tanto, en la Constitución se debe consagrar su rango de organismo permanente, autónomo, con personería de Derecho Público y patrimonio propio.

El caso evidente se ha dado en el actuar reciente del Instituto Nacional de Derechos Humanos, que ha demostrado su debilidad en la defensa de las víctimas de la explosión social de octubre 2019, cuando ha debido variar los criterios para contar el número de vulneraciones graves con mutilación o trauma ocular. La causa de ello ha sido su dependencia del gobierno de turno y el poder del binominalismo y cuoteo que enmarca su funcionamiento.

En esta concepción de un ente que asegure el ejercicio y respeto de los Derechos Humanos y Sociales, chocan la visión tradicional, que sigue parámetros de Derecho comparado y  concibe al Defensor del Pueblo como una persona que sólo influye por persuasión para que la vulneración termine, con la visión progresista que concibe la Defensoría como un organismo colegiado, fiscalizador, autónomo, empoderado, capaz de denunciar conductas irregulares o impropias que incumplan una normativa, irrespetando Derechos de personas o comunidades.

Asumiendo lo trascendente del momento constituyente, frente a una realidad de abusos y desde el sentido común, diferentes organizaciones sociales han planteado la necesidad de una Defensoría Popular, que no se convierta en una mala copia de la experiencia internacional, es decir, en una institución de Ombudsman débil o manipulable por el poder político. No se quiere una Oficina de Reclamos que busque con buena voluntad soluciones a los casos puntuales que se le presenten. Se ha visto en la reciente represión que se observó en Colombia, que el Ombudsman ha resultado  decorativo para lavar la imagen del accionar abusivo del gobierno. Se ha visto además, cómo la Federación Iberoamericana de Ombudsman, FIO,  ha emitido una declaración en apoyo a Sergio Micco, cuando él ha sido cuestionado por su actuar obsecuente por los propios funcionarios del INDH,  es decir,  respaldando la FIO un comportamiento que se aleja precisamente del principio de independencia que debe tener un Defensor del Pueblo.

Organismos sociales que han tenido décadas en defensa de las víctimas de la dictadura y de los abusos ambientales que han dado lugar a las zonas de sacrificio, están pidiendo a los convencionales que se instaure en la Constitución una Defensoría Popular ( Del Pueblo o De los Pueblos) como un organismo permanente y autónomo de la administración del Estado, que tenga fuertes facultades fiscalizadoras para prevenir distorsiones y promover una cultura de respeto a los Derechos Humanos. Esto significaría la capacidad de prevenir acciones inconsistentes en los proyectos de ley, investigar, conocer de reclamos, denunciar y exigir de los demás poderes las correcciones para alcanzar un actuar que sea coherente con el respeto a los derechos que consagre la constitución. Se señala, además, que la Defensoría Popular tenga la capacidad para proponer reformas legales que permitan salvar vacíos legales en la protección de la ciudadanía frente a abusos de poder.

Al concebirse la Defensoría Popular como un organismo que tiene dentro de su misión velar por los Derechos Humanos en su amplio espectro, debería también encargarse de establecer Protocolos de Reparación a las Víctimas, siguiendo en ello los lineamientos del Consejo de la ONU para los DDHH. Esto significaría que el Estado, a través de esta institución, canalizaría las acciones reparatorias de restitución. Compensación e indemnización a las víctimas, de manera transparente y equitativa, sin que ellas deban seguir el tortuoso camino judicial para lograr una incierta reparación. La reparación que está pendiente como deuda histórica, podría hacerse fluida y justa por la vía administrativa de la Defensoría Popular.

Ese organismo permanente debería tener personería jurídica de derecho público y contar con patrimonio propio, absorbiendo y reemplazando a organismos como el INDH y la Defensoría de la Niñez. Su Dirección se concibe como un Consejo Colegiado, que se genera desde la sociedad civil, en ejercicio de la soberanía popular, por elección directa de consejeros en las Defensorías Territoriales, entre los cuales se designa un delegado  a integrar el Consejo Directivo, que es donde se conduce la institución y se definen sus políticas, con total independencia del poder político. Es decir, se replica el ejercicio que se ha dado en la Convención Constitucional, generando el organismo desde la base social, sin que deba contar con el beneplácito de ningún otro poder del Estado.

Como Jefe de Servicio a cargo de la Defensoría Popular, existiría un Director Ejecutivo, responsable administrativo del organismo, que sería Jefe de Servicio de una planta multidisciplinaria de funcionarios dedicados en forma exclusiva a ejecutar la misión que definirá la Constitución e implementará la Ley Orgánica correspondiente.

Ese Jefe de Servicio o Director Ejecutivo de la Defensoría Popular debiera ser seleccionado por concurso público, como autoridad a cargo de un plantel de funcionarios de carrera, profesionales de distintas especialidades, concordantes con la gama de derechos a proteger; los que tendrán funciones exclusivas y gozarán de inamovilidad. En este nuevo organismo se integrarían los funcionarios de INDH, de la Defensoría de la Niñez, los que pasarían a formar parte del plantel de la Defensoría Popular. El área de Derechos Ambientales y de la Naturaleza como sujeto de Derechos, constituirá, sin duda, uno de los espacios innovadores que una Defensoría del Pueblo deberá asumir en su misión constitucional. La Ley Orgánica que cree este organismo deberá quedar mandatada en el cuerpo constitucional con una definición comprensiva de los derechos a salvaguardar, incluyendo nuevos derechos, en actual evolución, que serán relevantes para las futuras generaciones.

En la redistribución del poder que se discutirá en la Convención Constitucional, instaurar con rango constitucional la Defensoría del Pueblo en los términos comentados, significa generar un contrapoder que, desde la sociedad civil, pueda reducir las asimetrías estructurales y asegurar que no se repitan las violaciones y abusos, que los actores políticos logren alcanzar comportamientos coherentes con un Estado de Derechos. En materia de promoción de una cultura transversal de respeto a los DDHH y sociales, la Defensoría Popular se estaría haciendo cargo de una tarea titánica, cual es actuar vigilante para que el Estado en su propio funcionamiento erradique las malas prácticas, como el clientelismo, el cuoteo, el secretismo, para avanzar también en una redimensión de la convivencia cívico militar, de la interrelación de ciudadanía e institucionalidad. La labor de una Defensoría Popular apuntaría a alcanzar equilibrios de poder, para delimitar los espacios de convivencia en respeto y equidad, erradicando los abusos en todos los ámbitos de la vida en sociedad.

Hernán Narbona Véliz, Periodismo Independiente, Fundación Diario La Razón, 30.09.2021

 Hernán Narbona Véliz, Periodismo Independiente. 20.09.2021

 

Una mirada libre a nuestro entorno

lunes, septiembre 06, 2021

El Pelao Vade, un golpe a la esperanza

Fue impactante, la última paletada para sepultar lo que fuera la Lista del Pueblo. Ya todos los convencionales independientes agrupados en esa propuesta, habían renunciado a ella. Pero esta noticia entregada por La Tercera hacía añicos una declamada nueva forma de hacer política.

 Quise reposar la noticia 24 horas, no escribir con la cabeza hirviendo, tratar de morigerar mis juicios, pero entendiendo que ello no puede significar relativizar un hecho repudiable, que atenta contra lo único válido que hemos logrado construir: el proceso constituyente.

Porque la irrupción de la Lista del Pueblo respondía a un sentimiento colectivo de repudio a las élites que habían concordado administrar el sistema por 30 años y lo que  hizo el Pelao Vade fue una manipulación de masas agobiadas de individualismo, sedientas de confianza, vapuleadas por casi cinco décadas de violencia e ignominia.

Y me permito ser auto referente como generación del 70.  Siempre he dicho que la traición desde tus cercanos es más dolorosa y letal que las heridas que recibas en la lucha contra tus adversarios. Por eso, como periodismo independiente, siempre he expresado mi dura denuncia a aquellos que, antes o durante la dictadura, se ubicaron a tu lado y lo hicieron para venderte; el soplonaje, las listas negras dan cuenta histórica de ello. Justo ayer partió de este mundo Miguel Estay Reyno, el Fanta, que fuera declarado culpable como autor material en el Caso Degollados, uno de esos monstruos que entregó a sus compañeros comunistas a la tortura, la muerte y la desaparición, la bestia que se convierte en un ícono de la traición y la cobardía.

Reiteradas veces hemos tratado de explicar la emoción que se sufre frente a una traición cometida por un cercano. Es un dolor que arranca las vísceras, porque en principio no se asume, no se puede creer que alguien a quien apreciabas o amabas te defraude o te robe. Esta es la sensación que hemos sentido millones de chilenos que trabajamos en los 80 para recuperar una democracia real, que teníamos una utopía y que nos dimos cuenta, al transcurrir la transición, que nuestros compañeros se sentaron con los victimarios a consolidar el modelo neoliberal, que fueron obsecuentes a la dictadura, al tiempo que marginaban a los conflictivos, hacían quebrar sus diarios y revistas escritas desde las trincheras populares, se codeaban y hacían sus alianzas estratégicas con los grupos económicos que habían saqueado las empresas del Estado, protegiéndolos, de últimas, con el silencio por 50 años de los testimonios recogidos por la Comisión Valech.

Como el sentimiento brota de la experiencia, para quienes hemos vivido la lucha contra el cáncer en un ser querido, haber compartido angustiado su lucha valiente, para superar radiaciones y quimios que desgarraban su cuerpo, ver a esa persona sufrir en silencio, recuperarse heroica, sin una queja, sin jamás victimizarse, en fin, cuando se ha vivido de cerca esa epopeya, conocer del hecho en que un desalmado haya usado la enfermedad del cáncer para victimizarse, para obtener adhesión a su campaña y  además sacar dividendos con las tantas rifas en que se rió de  la buena fe, estrujando la  solidaridad de miles de personas pobres pero generosas; cuando se comprueba esa degradación moral,  esa frialdad para manipular, disculpen, pero, desde la experiencia de haber conocido el cáncer de cerca, esa mentira, en lo personal, no admite comprensión, explicaciones ni menos justificaciones.

No se puede relativizar, mezclar por compasión en lo personal, esta estafa a la fe pública con otros hechos peores, porque no se trata de jugar a los empates. Porque el dolor es que uno de los tuyos haya traicionado tu confianza. Porque no se debe relativizar el daño que ha producido al proceso de reencuentro colectivo, a esta lucha desgastante de David contra Goliat que estamos dando, en pos de un sueño que se afirma con alfileres como una bandera de esperanza.

Porque veníamos de 30 años en los que esa esperanza nos la robaron, como ya he dicho, esos otros traidores que se vistieron de izquierdistas, manejando sus intereses corporativos con la derecha. Veníamos de la corrupción entronizada, veníamos resecos de un individualismo a la vena y buscábamos volver a creer. Y allí está el daño que ha provocado el Pelao Vade y, reconociendo que integró una Primera Línea que merece el mayor respeto, por eso mismo esto ha sido arrebatarnos ese puñado de confianza que veníamos levantando con esfuerzo, porque veíamos en él a una persona jugada, que mostraba esa alternativa esperanzadora del recambio en la política.

Por eso, el daño ha sido profundo, nos ha remecido, y nos ha permeado como un ácido que corroe lo colectivo. Objetivamente, acá debe haber otras personas que participaron de la mentira, porque hubo un montaje publicitario engañoso que no puede haber sido casual,  que colocó a Rojas Vade en medio de plaza Dignidad como un líder anónimo, que, de pronto, se  catapultó desde ese espacio combatiente, como un pseudo héroe popular.

Como la mentira tiene pata corta, el Pelao Vade fue quizás una bomba de tiempo y este golpe periodístico de la Tercera apuntó a la línea de flotación de la Convención Constitucional y eso tampoco ha sido casual. Salir del shock exige tomar decisiones oportunas y claras, para seguir navegando turbulencias con la transparencia como bandera.

Periodismo Independiente, Hernán Narbona Véliz

 

Una mirada libre a nuestro entorno