lunes, octubre 26, 2020

Cimentar una Constitución en el Bien Común

Cimentar una Constitución en el Bien Común

Estamos en el día después del plebiscito para Aprobar el cambio de la Constitución heredada de la dictadura y la forma de realizarlo. El pueblo fue muy claro al votar en un 77%  por el Apruebo y optar por la Convención Constitucional, por un 80% de los votos emitidos. Esto último, ha sido dejar clarísimo que Chile no acepta que sean los mismos políticos, que son cómplices de estos 30 años de pseudo democracia representativa, los que pretendan redactar la nueva constitución.

La oportunidad de recoger el guante que nos ofrece la historia, significa generar poder constituyente desde las organizaciones sociales, los colegios profesionales, las organizaciones gremiales y sindicales.

La política está ahora, desde el 18 de octubre de 2019, en la ciudadanía, instalada en la calle, a fuerza de movilizaciones, exclusiones y muerte de mapuches, dirigentes sociales y jóvenes que abrieron camino, en un largo camino de movilizaciones y frustraciones acumuladas.

Tenemos que construir un Estado Responsable que se haga cargo de asegurar los derechos sociales, el desarrollo sustentable y la justicia social. Ese esfuerzo significa redimensionar la institucionalidad para darle a la sociedad civil canales permanentes de participación y fiscalización, con capacidad de iniciativa legislativa y de revocación del mandato.

La clase política que se vendió al modelo neoliberal será pasado ignominioso, porque lo que viene depende de la capacidad y sentido común de los territorios.

El pueblo no debe dar un cheque en blanco a los constituyentes, sino que los debe mandatar con un plan de acción, que fije las sensibilidades populares para que, con convicción técnico jurídica y esa legitimidad otorgada por el soberano, el delegado constituyente pueda defender y generar mayorías en pro de esos principios. Los constituyentes deben ser los interlocutores que canalicen la energía de la base social y esto debe ser reglamentado en la Convención Constitucional para ser un método de trabajo democrático, con una comunicación permanente entre el pueblo llano y la Convención Constituyente.

Como órgano soberano, la Convención Constitucional puede, y es conveniente que lo haga, fijar en el reglamento para su trabajo, la realización de plebiscitos vinculantes para ir fijando el avance de los capítulos temáticos de la nueva Constitución. Hay experiencia constituyente valiosa en países como Sudáfrica y su Constitución plurinacional. Ese aprendizaje forma parte del desafío para una democracia profunda.

Cuando se fijen estas formas democráticas de llevar el trabajo constituyente, el pueblo recuperará confianza en la política, se depondrán los prejuicios, dogmas y etiquetas con las que nos han dividido, para generar una unidad basada en la sensatez de la base social empoderada, sobre la base  de programas de corto, mediano y largo plazo, conformando un gran camino hacia una sociedad más justa.

En esos escenarios, esa abstención que llega hoy al 49% del electorado potencial, irá diluyéndose en una política nueva, manejada desde los barrios, las comunas, las regiones, en un tejido social que ejerce la soberanía constante. Y eso que planteo no es utopía, sólo requiere sensatez para ir debatiendo, articulando una voluntad política colectiva, que se enclave en principios de bien común y solidaridad, erradicando los vicios y corruptelas que hoy asolan nuestra institucionalidad.

Construir un Estado diferente requerirá reingeniería profunda, prioritariamente para sacar los derechos sociales de la visión mercantil del actual sistema, generando un Estado que sea capaz de generar inversión, con descentralización y participación de los territorios, que deberán aprender este nuevo estilo proactivo de construir sueños colectivos, autogestión y proyectos asociativos.

Hay sectores que, desde la evidencia de 47 años de un Estado cooptado y corrompido para beneficiar los grupos económicos, plantean la desaparición del Estado como máxima organización de la sociedad. La respuesta a ellos es que no se puede construir desde una autoridad licuada, que lo que debemos buscar es un Estado que se sacuda sus vicios y recupere su esencia para la protección de la vida, la seguridad de la población frente al narcotráfico y el crimen organizado, el desarrollo descentralizado de los territorios, cambiando el capitalismo salvaje por relaciones de colaboración y justicia social, procurando una paz estable con nuestros vecinos, basada en la cooperación.

Reactivar la economía habrá de significar que se eliminen los mecanismos que han favorecido la concentración de la riqueza, erradicando la corrupción asociada que se despliega hacia un Estado cooptado. Se debe fomentar una industria alejada de esos vicios, la que en principio ha sido víctima del poder hegemónico de los grandes grupos.

Es un tema el reorientar la energía del Estado en lo económico, procurando inversiones propias o asociadas, recuperando su rol conductor de un desarrollo sólido de un sistema productivo nacional. Lo que significará fiscalizar debidamente el quehacer económico, eliminando las prácticas depredadoras de los grupos económicos, eliminando subsidios y tratos fiscales preferentes que los han beneficiado por décadas, que han llevado a la concentración de la riqueza, la evasión fiscal y la depredación de los recursos naturales.

Volver al fomento de una industria nacional que de valor agregado a nuestros recursos naturales, con una expansión de la mediana empresa y los emprendimientos, debiera ser parte de la redefinición de la economía que se oriente al bien común, sobre lo cual existe un largo camino por recorrer.


Periodismo Independiente, 26 Octubre,2020.

 

 

 

 




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domingo, octubre 18, 2020

La explosión social de octubre, un año después.




No fueron los treinta pesos de aumento del pasaje del Metro, fueron treinta años acumulados de abusos. Por décadas se ha vivido en Chile un placebo de democracia y una complicidad, colusión, corrupción, vasos comunicantes de las élites políticas con los grupos económicos.

La plutocracia, el poder de los ricos, incluye hoy a esos mismos actores que se sirvieron de la dictadura para usurpar el patrimonio público y mantener al Estado con camisas de fuerza, dejando que el libertinaje fuese el marco para el saqueo y el abuso. La mentira de un Chile jaguar se hizo añicos, hace una año.

En estos 30 años no hubo una alternativa programática diferente al neoliberalismo, vivimos la realidad de una pseudoizquierda sin alma, sin utopías, habilosa para escalar tras el poder, mercantil y traidora del mandato popular, llena de excusas para disfrazar su falta de voluntad política para avanzar en cambios al modelo. Por ello, su primera reacción fue alinearse con la defensa del orden, facilitando sus bancadas a Piñera para implantar más leyes represivas.

El Acuerdo por la Paz Social y una Nueva Constitución fue gestado, sin el mundo social, entre cuatro paredes, en ese miedo de la élite de ver derrumbarse la institucionalidad de la que son parte.

No fue fruto de la comprensión o defensa del sentir de las calles, sino una forma de mantenerse esos políticos en el juego del poder, que se les había ido de las manos, se había instalado en las calles, en un pueblo que ponía en jaque a todo el Estado.

La pandemia sirvió al gobierno para ganar tiempo, posponer el plebiscito de abril e imponer la militarización del país.

Su objetivo central fue, desde el inicio de la pandemia, fortalecer la capacidad represiva del Estado, antes que la salud pública. La estrategia fallida de inmunidad de rebaño y la mezquindad para respaldar con ayuda directa a las familias y las personas, más su sordera frente a las recomendaciones de especialistas para implantar un confinamiento efectivo parar frenar los contagios, han llevado al país a una situación crítica, con más de 17 mil muertos.

En este período de pandemia, Piñera ha mantenido el toque de queda y el sistema ha funcionado con descaro, generando medidas y permitiendo situaciones que han ido echando bencina al fuego del descontento popular.

El 18 de octubre de 2019 la explosión social fue visceral, la expresión de millones de personas movidas por una emoción profunda de desencanto, desesperanza y rabia frente a la indolencia y crueldad del modelo.

A un año del estallido y en la perspectiva del Plebiscito del 25 de octubre próximo, la ciudadanía ha ido debatiendo en múltiples foros sobre el sueño colectivo que se espera construir para las futuras generaciones.

En este año la gente, el pueblo agobiado por la desprotección, ha descubierto la solidaridad, los espacios locales se han rearticulado, las ollas comunes han significado recuperar tejido social, las ideas han fluido y se ha logrado un ejercicio cívico multitudinario que permite llegar a esta gran oportunidad de desmontar la constitución de la dictadura con un Apruebo contundente, que permita romper de hecho la trampa del quorum de 2/3.

Estamos en un momento crucial, donde la derecha fascista propicia una máxima represión para recuperar su orden.

La estrategia sensata de la civilidad debiera ser llegar en forma masiva al plebiscito, evitando provocaciones. Se ha comprobado, gracias al periodismo investigativo de CIPER, que ha existido infiltración de funcionario de Carabineros en las protestas, que incitaba a la violencia en la comuna de Lo Hermida, comprando bencina para preparar bombas molotov, llevando a otras personas a atacar un retén de carabineros.  

Esta evidencia comprueba un hecho histórico en las protestas, la presencia de encapuchados que después de marchas pacíficas y multitudinarias, aparecían vandalizando semáforos, saqueando al comercio.

Se ha verificado en instancias judiciales que Carabineros ha desarrollado una fuerza desmedida con una violación reiterada de los derechos humanos, mutilando, torturando, realizando apremios ilegítimos y fuerza desmedida. Los montajes para criminalizar la protesta social han constituido una política de Estado.

En la explosión de octubre del año pasado, se vivió la omisión a todas luces de las fuerzas policiales, dejando hacer a turbas que se infiltraban y disfrazaban de manifestantes, provocando y justificando la reacción que significó el arresto de gente inocente y pacífica. Se entiende que los violentistas son funcionales a la represión y existe una presunción de que se trate de bandas del narcotráfico haciendo su negocio. Las sirenas que elevan mensajes engañosos, como no votar o marcar el voto, deben ser excluidas por ser funcionales al sistema que se quiere cambiar.

El mensaje de sensatez que se siente en la base social, en las comunidades populares que han estado luchando por sobrevivir a la pandemia y la indolencia del Estado, es cuidarse, evitar provocaciones y llegar a un plebiscito con la conciencia clara en los objetivos fundamentales que debe plasmar una nueva carta magna.

En un común denominador, como un mosaico con millones de voces, hay coincidencias medulares de lo que se busca alcanzar: reglas del juego que enmarque una sociedad más justa donde el pueblo ejerza una democracia participativa y donde se elimine la corrupción estructural que cruza nuestra sociedad y que resume la causa profunda d la explosión social de octubre.


Hernán Narbona Véliz, Periodismo Independiente, 18 Octubre,2020






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lunes, octubre 12, 2020

EN TIERRA DERECHA; plebiscito para una Nueva Constitución





Estamos en tierra derecha, evitaremos provocaciones, amedrentamiento, desinformación, pandemia, para votar sin miedo y vencer en forma abrumadora.

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Manifiesto Constitucional

Principios Básicos para Una Nueva Constitución

El plebiscito del 25 de Octubre es parte de la respuesta de los partidos políticos para recuperar la iniciativa perdida ante el movimiento social el 18-O y darle respaldo a Piñera para terminar su mandato. Sin embargo, también se ha convertido en la primera oportunidad que tienen los chilenos para rechazar, en las urnas, la ilegítima constitución de Pinochet-Lagos.

El proceso constitucional, impuesto tras el “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución”, representa el intento de la clase política de quitarle el protagonismo al movimiento social, que ha venido exigiendo el término del modelo desde el 18 de octubre de 2019 a lo largo de todo el país, en un proceso constituyente donde es el pueblo soberano autoconvocado el que está buscando el modo en que la sociedad chilena se organice económica, política e institucionalmente.

Es la sociedad civil y sus organizaciones de clase, con sus jóvenes mutilados y encarcelados, con su solidaridad en las ollas comunes, con su resistencia a los designios de la oligarquía instalada en el gobierno, con sus aportes y sacrificios para superar la pandemia del COVID-19, con su historia de movilizaciones contra el modelo de los abusos, quienes deben dar contenido a una Nueva Constitución.

En ese contexto, la Mesa Coordinadora por los Derechos Humanos reitera su declaración del 16 de noviembre de 2019 (1) y llama a votar el 25 de octubre, como debe hacerlo en cada votación todo ciudadano consciente de sus deberes cívicos, y a marcar APRUEBO una Nueva Constitución entendiendo que el mandato popular apuntará a definir una sociedad basada en la solidaridad y en los derechos sociales, que garantice el desarrollo soberano de Chile con respeto por todos los Pueblos que conforman la Nación, por el Medio Ambiente y la Naturaleza.

Esa Nueva Constitución no surgirá del proceso constitucional en desarrollo, sin una decidida, sostenida y potente intervención del pueblo, para imponer sus demandas y exigencias a la clase política, a los partidos del Acuerdo por la Paz y a los Convencionales que resulten electos.

Por ello, la Mesa Coordinadora por los Derechos Humanos invita a las organizaciones sociales, a los pueblos organizados, a los jóvenes de la Primera Línea, a  los cabildos que debatieron durante el alzamiento popular, a los colegios profesionales, a los académicos, a los estudiantes, a los movimientos que tienen reivindicaciones propias, a los movimientos y partidos políticos antineoliberales, a los independientes con consciencia social, a pronunciarse sobre los contenidos que debe tener una Nueva Constitución y a declararlos públicamente para que sirvan de hoja de ruta a quienes deberán pronunciarse sobre ellos.

En aras de levantar una plataforma de convergencia cívica, consideramos que una Nueva Constitución debe recoger las prioridades que evidenció la consulta de diciembre 2019 en 225 comunas de Chile y, en sus principios de humanismo y justicia social, recoger la Propuesta Constitucional de Salvador Allende (2) y consagrar algunas definiciones básicas como las que, a continuación, proponemos:

1.      Un Estado Responsable, sustituirá al actual Estado Subsidiario. Su misión primordial será la protección de la Vida y garantizar los Derechos Sociales, entendiendo por tales Alimentación, Seguridad Social, Salud, Educación, Trabajo, Acceso al Agua, Entorno Ecológico libre de contaminación, Cultura, Vivienda, Deportes y Recreación, Equidad de Género y Protección de la Infancia.

Los Derechos Sociales no podrán tener el carácter de mercancía ni se les podrá explotar con fines comerciales.

2.      El Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible de todos los recursos naturales del aire, suelo y subsuelo del país.

Será de su exclusiva responsabilidad la protección y utilización racional y sustentable de ellos. También podrán ser nacionalizados los bienes de producción que el Estado declare de importancia estratégica o preeminente para la vida económica, social o cultural del país. La participación privada, en sociedades conjuntas con el Estado, no excederá el 49% de las acciones.

Los minerales extraídos serán refinados e industrializados en su totalidad en el país. Se iniciará de inmediato un proceso de desprivatización en condiciones que serán establecidas con transparencia, capacidad de auditoría, seguimiento y poder revocatorio de las regiones y la sociedad civil, en donde se asiente cada proyecto.

3.      Un Estado Plurinacional, con una profunda vocación de paz e integración regional, que consagre los derechos de los pueblos originarios a mantener sus tradiciones, costumbres y cosmovisión, a obtener del Estado reparaciones que resuelvan deudas históricas y a integrarse como aporte al desarrollo sustentable del país.

4.      Un Estado Fiscalizador que combata la evasión y fije una política tributaria progresiva que aplique mayor carga tributaria a los sectores y estamentos de más altos ingresos, para lograr como objetivo de mediano plazo una equidad tributaria.

Se sancionarán la corrupción, la usura, la especulación, la concentración monopólica y los delitos económicos con pena severa de cárcel y la muerte civil. Cuando estén involucrados estamentos castrenses, se agregará degradación y destitución.

Se repondrán y fortalecerán las atribuciones y competencias del SII, Servicio Nacional de Aduanas, Contraloría General de la República y Municipalidades, para iniciar acciones judiciales, cuando identifiquen algún ilícito aduanero, tributario, corrupción o delito económico. La Sociedad Civil tendrá capacidad de actuar y se consagrará la institución del Defensor del Pueblo, en distintas materias, que defenderá a las personas y las  Organizaciones Sociales cuando se vean afectados sus intereses.

5.      Economía democrática. Su objetivo central será satisfacer las necesidades y requerimientos del pleno ejercicio de los Derechos Sociales indicados en el punto 1.

Tendrán reconocimiento constitucional la propiedad estatal, social, comunitaria, privada y mixta. Como un principio de regionalización y de desarrollo de los espacios locales, un porcentaje de la tributación de las industrias estratégicas se destinará directamente a las Comunas en las que ellas se asienten o desarrollen su actividades productivas, comerciales o logísticas. Se recuperarán el ferrocarril y el cabotaje marítimo para el transporte de carga.

Se establecerá un sistema bancario de fomento que contemple la recuperación del Banco del Estado como organismo regulador y a CORFO como entidad que promueva la actividad económica de los sectores pequeños y medianos.

El mercado financiero tendrá el carácter de industria estratégica y estará regulado por el Estado, el Banco Central mantendrá su autonomía priorizando las estrategias de desarrollo de largo plazo del país.

6.      Un Estado Soberano en un mundo multipolar.

 Se fortalecerán la cooperación y la integración regional latinoamericana, promoviendo proyectos colaborativos de integración física, industrialización, turismo, ciencia y tecnología.

La Legislación nacional se ajustará automáticamente a la normativa internacional que derive de los tratados, convenciones y otros acuerdos que Chile firme y ratifique. Será obligación del Poder Legislativo fiscalizar el cumplimiento de la adecuación normativa o reglamentaria para cumplir con esta disposición constitucional.

Chile actuará con plena soberanía usando las cláusulas de salvaguardia y renegociando acuerdos comerciales para proteger el interés nacional.

7. La organización política se sustentará en la División de los Poderes.

El sistema electoral será representativo, los dirigentes sociales podrán ser candidatos a cargos de representación, los partidos deberán acreditar su representatividad, transparentar su patrimonio y deberán presentar su declaración de intereses. Las organizaciones sociales podrán presentar candidatos independientes sin desventajas electorales.

El Poder Legislativo será ejercido por un Congreso Unicameral con plenos poderes para iniciar acciones legislativas.

Se consagrará la participación de la sociedad civil, con exigencia de rendición de cuentas a las autoridades y mecanismos revocatorios a los representantes populares, permitiendo, además, que la sociedad civil tenga iniciativa legislativa.

El plebiscito será la herramienta dirimente para las cuestiones de interés general, tanto a nivel nacional como comunal.

8.      Seguridad nacional y orden público.

El Estado chileno nunca será agresor ni participará en la ocupación militar de otro estado. El Estado chileno no tiene enemigos internos.

Las FFAA estarán subordinadas al poder civil, dependerán del Ministerio de Defensa y serán no deliberantes. Tendrán la capacidad suficiente para garantizar la seguridad nacional frente a agresiones militares externas. Podrán apoyar las labores de desarrollo comunal y de superación de las crisis generadas por catástrofes naturales. En estas labores no podrán portar armamento de guerra ni de disuasión. No podrán emplear sus armamentos contra la población del país bajo ninguna circunstancia.

Carabineros de Chile será reemplazado por un cuerpo policial no militarizado para garantizar que la sociedad civil pueda ejercer sus derechos con seguridad y orden. Será un órgano de protección ciudadana y no represor. Dependerá del Ministerio del Interior.

La PDI será un órgano profesional para investigar todo tipo de delitos, coadyuvante del Poder Judicial y dependiente del Ministerio de Justicia.

9.      Naturaleza y Entorno Ecológico.

El Estado recuperará el control del Agua como bien de uso público, asegurando el vital recurso para el consumo humano y la agricultura campesina a escala pequeña y sostenible, procurando la autarquía y seguridad alimentaria, libre de transgénicos. La desprivatización del agua será automática y sin indemnización.

El Estado promoverá el empleo de energías limpias y su exportación en los espacios de integración regional del cono sur.

Serán prohibidas las Zonas de Sacrificio. Las industrias contaminantes tendrán un año de plazo para ajustar sus índices a los estándares internacionales, los que serán fiscalizados por entidades públicas. Transcurrido ese plazo serán cerradas y sus trabajadores indemnizados e incorporados a procesos de reconversión laboral. El Estado deberá realizar censos sanitarios para evaluar el impacto en la salud de la población, asumiendo las reparaciones a las comunidades afectadas.

El bosque nativo será de propiedad exclusiva del Estado, su protección y recuperación serán un deber prioritario y no podrá ser objeto de operaciones comerciales. La desprivatización será automática y sin indemnizaciones. Se eliminará el subsidio forestal que ha enriquecido a los grupos económicos y destruido el bosque nativo y la flora endógena.

Serán recuperadas las tierras usurpadas a los pueblos originarios y les serán devueltas con ajuste al Derecho Internacional.

El Estado garantizará el desarrollo armónico, sustentable y descentralizado del territorio, con planificación participativa y un fortalecimiento de las regiones.

10     El Estado asegurará la libertad de prensa y la libre expresión.

El Estado asegurará la libertad de expresión y su ejercicio será un derecho inalienable de las personas y comunidades.  Se consagrará la libre expresión desterrándose la censura oficial, directa o indirecta. Se regulará la propiedad de los medios de comunicación, prohibiendo que éstos sean controlados y se concentren en grupos corporativos que limiten la libertad de prensa y el pluralismo ideológico o religioso. Se defenderá la libertad de la Internet y las redes sociales.

11.    Un Estado efectivamente Laico, que asegure la libertad de culto consagrando una efectiva separación de las Iglesias del Estado. En materia valórica, se consagrará la libertad personal responsable, la tolerancia y la no discriminación. Se protegerá la privacidad de las personas y la convivencia cultural en diversidad. Ningún credo o grupo podrá desviar el sentido neutral del Estado ni presionar por privilegios discriminatorios.

MESA COORDINADORA POR LOS DERECHOS HUMANOS

Valparaíso, septiembre, 2020.

1          http://www.mesacoordinadoraddhh.cl/los-pueblos-de-chile-exigen-respeto/

2          http://www.mesacoordinadoraddhh.cl/constitucion-del-73-sangria-editora/


domingo, octubre 04, 2020

Volver a confiar: la ación política desde lo social




Volver a creer: la política desde lo social

A escasas tres semanas del plebiscito del 25 de octubre y a 32 años del Plebiscito de 1988, el escenario político es de una coalición oficialista que logra unirse y, además, extiende sus cazabobos, por los medios que controla, instalando sus quintacolumnas para dividir, confundir, desinformar, mentir. Del otro lado, la desunión que irrita. El individualismo neoliberal ha calado hondo.

Todo el poder mediático del poder se coordina con eficacia para distraer del foco principal a la ciudadanía. Los partidos instrumentales, desprovistos de propuestas programáticas, se dan vueltas en su propia dinámica electoralista, ensimismados en cuidar sus maceteros de poder para persistir o surfear las turbulencias en ciernes.

Lo patético de esta constatación es que las redes sectarias, pactos de silencio y encubrimientos a sus corruptelas, construidas con un cínico pragmatismo, parecen mantenerse intactas, como hilos que hacen funcionar una anquilosada marioneta. Los que mueven esos hilos son parte estructural del sistema que se aspira cambiar. Son el problema.

Los emplazamientos a la unidad desde las organizaciones sociales tampoco conforman una voz armónica, siendo más bien un gran griterío, un hablar todos juntos, sin intentar al menos escucharse. Importa quien gana cámaras, en un egocentrismo que atenta contra la unidad de propósitos. Gritar, manifestar, sirve para ser opositores, pero no para gobernar. Ser gobierno exige ordenarse, porque no somos montonera, no podemos correr todos detrás de la pelota, si hacemos una comparación futbolera.

El poder se complace de la división que observa en el movimiento social y tolera esa ola de expresiones que circulan minuto a minuto por las redes sociales. A ello agrega sus fake news y una inundación de coloquios paralelos, más una franja que nadie ve.

Mientras ello ocurre, los partidos políticos de una imaginaria oposición han sido incapaces de resignar sus cálculos cortoplacistas para tratar de recoger, hacer suyas y reflejar las demandas de la ciudadanía. Como bien lo ha dicho el Senador Alejandro Guillier, los políticos están pensando en los 4 años y lo importante es el proceso constituyente, que nos marcará por 40 años. "Hay más progresismo en la sociedad civil que en el parlamento"

Hay una crisis de confianza que cruza la sociedad chilena, y eso complica el acercamiento colaborativo de las diversas agrupaciones, todos caen en el juego de la duda respecto a lo que escuchan, tratando de adivinar en los otros, segundas intenciones. Desde esta tribuna hemos postulado un conjunto de principios para vertebrar un diálogo programático. La Mesa Coordinadora por los DDHH de Valparaíso publicó un Manifiesto Constitucional, pero falta un liderazgo que ordene la energía dispersa, si se quiere resultados de fondo y no un mero desahogo. La oportunidad de cambio se debe asumir con un compromiso genuino.

La falta de un liderazgo aglutinante se hace sentir, Chile está arrastrando décadas de abusos y de una forma clientelista de hacer política, un placebo de democracia. Y, cuando hace falta aunar visiones para un país más humano, las comunidades que no creen en los políticos en ejercicio, salvo contadas excepciones, vuelven sus ojos a líderes sociales que estén avalados por su consecuencia e integridad.

Ha sido el caso de la candidatura del vocero de MODATIMA, el ingeniero agrónomo, Rodrigo Mundaca, que tiene décadas luchando por la recuperación del agua y la defensa del medio ambiente.

Con espaldas internacionales, Mundaca representa la esperanza de los territorios de una participación efectiva y una nueva forma de hacer política. Quizás por ello, el Frente Amplio ofreció su alero para que sea el candidato a Gobernador por Valparaíso, porque esa alianza con un movimiento social de gran legitimidad le hace bien a este grupo que se ha deteriorado como fuerza distinta, al caer en las mismas malas prácticas de los partidos tradicionales. Aunque tenga que asumirse como una alianza necesaria para poder competir, lo real es que Rodrigo Mundaca tiene su fuerza propia porque responde a lo que la gente espera de sus representantes populares.

Líderes en quien se pueda creer y entregar un mandato, sabiendo que rendirán cuentas y que no traicionarán a sus mandantes. Una luz de esperanza en medio del desconcierto ético que se vive en toda la institucionalidad. Líderes que no sean discursivos, que practiquen sus dichos y que exista evidencia de su integridad. Líderes sin tejado de vidrio, ni financistas emparentados con el dictador.

La construcción de una plataforma unitaria es un tema de ética, una hoja de ruta que la sociedad civil debe fijar para que los constituyentes la cumplan. Porque en este orden de ideas, la civilidad, el pueblo de a pie, no va a dar un cheque en blanco para sufrir de nuevo la traición y la frustración que sufrimos después que, supuestamente, recuperamos la democracia.

La sociedad civil está por la determinación soberana de trabajar con personas que provienen del pueblo común y comparten los sueños de justicia social, porque han sufrido en carne propia la desigualdad y levantado la voz por esas causas populares. No se va a equivocar de nuevo, eligiendo a los mismos de siempre, aquellos que han profitado de la situación imperante. Los que hablan con la izquierda y cobran con la derecha.

En este tiempo urgente unámonos con consciencia critica, sumémonos detrás de líderes sin tejados de vidrio, honestos y consecuentes. Votemos Apruebo +Convención Constitucional, cerrando filas, codo a codo, enarbolando principios básicos que conformen un sueño colectivo, para recuperar las confianzas y generar la necesaria unidad de acción, desde el pueblo soberano.

Hernán Narbona Véliz, Periodismo Independiente, 04.10.2020

 

 



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