sábado, febrero 21, 2009

El pulso de la crisis: La valiosa oportunidad de profundizar la democracia




El pulso de la crisis: La valiosa oportunidad de profundizar la democracia

Hernán Narbona Véliz

Administrador Público, Escritor y poeta.

Algo importante está ocurriendo en nuestra sociedad. Se nos implantó por la fuerza un orden basado en el individualismo, en el Estado subsidiario, en la doctrina neoliberal, que resultó en un crecimiento económico depredador, que ha producido un debilitamiento de la clase media como motor de movilidad social y una cada vez más regresiva distribución de la riqueza. Hemos sufrido el imperio ideológico neoliberal y, desafortunadamente, esto se sustentó en el plano político y social en una fragmentación premeditada de los movimientos sociales, en una convivencia acomodaticia de los dos bloques políticos, en un sistema excluyente fijado por una Constitución Política que ha limitado la efectiva democratización de la sociedad chilena.


Nos hemos convertido en un pueblo triste, irritable, agresivo, con una violencia latente que nos aleja como personas de la felicidad. Es que los vectores de la sociedad en que nos movemos, se han centrado en el consumismo y la búsqueda obsesiva del placer, en donde nos hemos convertido en consumidores planetarios, segmentados hasta el detalle, instrumentos de los mercados para crecer y que se han implantado en el ADN de la gente “moderna”. Las ideas, los debates, los proyectos de organización asociativa o de solidaridad, no entran en el lenguaje comunicacional por ser contrarios conceptualmente a la propuesta individualista. Es así como, marcando el paso del modelo, hemos avanzado en el acceso a nuevos bienes y servicios, progresando en tal sentido objetivamente, principalmente al haber incorporado innovadoras tecnologías a nuestra vida cotidiana. Pero, ese mismo modelo de crecimiento y supuesto chorreo, ha ido maximizando la brecha entre los sectores pudientes y los sectores medios y bajos.


La inteligente manipulación comunicacional que ha ejercido el sistema, controlado por los mismos intereses económicos que funcionaron al alero del régimen militar, se ejerce gracias a la concentración que mantienen esos poderes fácticos en medios de comunicación social. A lo cual se agrega la desatención negligente de los gobiernos democráticos de la prensa alternativa que se había construido en los ochenta. Lo que provocó la desaparición de numerosos medios emblemáticos y ha dejado a nuestra sociedad del siglo XXI en medio de una realidad alienante, con los oligopolios de la prensa radial y escrita, degradando a la sociedad con frivolidad, mensajes que llaman de la tenencia de cosas, a pasarlo bien sin límites, a vivir el aquí y ahora, sin ninguna responsabilidad frente al futuro.


En la actualidad se observa que hay amplios sectores que históricamente protagonizaban el devenir político, con una indiferencia o rechazo a participar en política, manteniendo una actitud cívica resignada y pasiva. Nos hemos convertido en un pueblo agobiado por las deudas, encandilado por el consumismo y que en la vida diaria ha sido manipulado por la frivolidad. Un pueblo fracturado, donde se advierte el drama de relaciones afectivas inestables, bajo nivel de compromiso, abandono de valores y responsabilidades respecto a los hijos, la propia familiay el futuro colectivo como proyecto país.


Sin embargo, algo está pasando, en medio de una crisis económica que cada día va dejando sus coletazos. Se comienza a hacer visible en la expansión de las redes, la presencia de numerosos sectores democráticos contestatarios del discurso oficial y que han accionado como colectivos en pro de un rescate de valores. Frente a la tendencia tenebrosa del tráfico de drogas en las poblaciones, aparece con heroísmo la acción cooperativa de vecinos y policías. Frente a la prepotencia de intereses invasivos de los espacios públicos se han levantado los grupos ciudadanos de defensa; pese a no haberse logrado implantar en la institucionalidad el Defensor del Pueblo, son miles las experiencias de acciones colectivas que van recuperando un estilo ciudadano de poder popular, que ha ido frenando abusos ambientales o la irrupción de mega proyectos inmobiliarios que rompen la armonía o identidad histórica de las comunidades locales. Esto demuestra que hay una gran energía vital circulando subterránea respecto de las agendas oficiales que marcan las pautas noticiosas.


La crisis del sistema global ha dejado en evidencia la necesidad de recuperar en los países el rol responsable del Estado y las personas han visto que la realidad dura de la cesantía es una amenaza real. Se está entendiendo en todos los países afectados que reactivar la industria mediana y pequeña nacional es una necesidad de sobrevivencia y que eso significa generar capacidades asociativas para levantar proyectos. La realidad es dura y puede serlo todavía más. Acá es cuando aparece el rescate de la acción social, de la buena vecindad de barrios que encaran la recuperación de sus espacios públicos y en vez de amurallar sus casas piensan en ayuda mutua, en responsabilidades compartidas. La respuesta de las familias pasa por la unión de barrios, de vecinos y amigos para lograr en la actividad solidaria economías de sobrevivencia. La incapacidad de servir los compromisos, la impotencia que se siente frente a despidos masivos, significa mirar con realismo la experiencia que tenemos como país para enfrentar momentos difíciles y eso – recreando la experiencia de la crisis de los ochenta que llevó a protestas heroicas y masivas - no se puede hacer desde el individualismo, sino que parte de la capacidad de creer en el vecino, de abrir tu casa al vecino, de trabajar en equipo, en confianza, con reciprocidad y esfuerzo.


Hay amplios sectores medios que se han dado cuenta que es el momento de actuar con racionalidad, sumarse a acciones en las poblaciones y barrios para que el tejido social vuelva a vertebrar acciones mancomunadas para la solución propia de problemas inmediatos. Generar muchos miles de grupos que inventan acciones `para pasar por momentos difíciles, significa erradicar el facilismo, el simple reclamo de ayudas. Se trata de fomentar la autoayuda y de canalizar el apoyo a quienes mejor organizados se encuentren para llevar adelante proyectos de carácter cooperativo.


Cooperar, trabajar como colectivos de barrios, comprar juntos, fiscalizar la calidad de los servicios públicos, participar desde la base social, buscando y proponiendo soluciones, es un estilo que se siente venir en Chile, como consecuencia de la crisis que nos impacta.


Si desde la autoridad de gobierno se entiende este proceso y se acomete sin prejuicios ni dogmatismo el desafío de promover la organización de la gente, de los grupos profesionales, de los jóvenes desempleados, es posible convertir esta grave crisis en una oportunidad para avanzar desde la ciudadanía en la corrección efectiva del modelo; que no calza doctrinariamente con la conjugación de la solidaridad, del nosotros, del caminar espalda con espalda para bogar entre arrecifes monopólicos y transitar las turbulencias con las energías multiplicadas de un pueblo empoderado y proactivo.


Atacama, 21 de febrero de 2009.

Una mirada libre a nuestro entorno

martes, febrero 03, 2009

Calidad de Servicio, la mesa coja de la competitividad


La actividad turística ha sido exitosa este verano 2009. Creció un 6% la afluencia de turistas en comparación con el 2008. Este indicador en tiempos de crisis es una señal interesante, porque nos anima a seguir desarrollando un potencial gigantesco que tiene nuestro país.

Las expectativas de crecimiento del sector Turismo son grandes: la reciente experiencia del Rally Dakar Argentina Chile demostró que estos mega eventos pueden dinamizar una serie de actividades conexas en las regiones por donde cruza la carrera. Las cifras han demostrado que más allá de los 3 mil participantes del Rally, hubo un número similar o mayor de viajeros que siguieron el desarrollo de la competencia en Argentina y Chile, causando un positivo impacto en la economía de las localidades tocadas por el evento.


Sin embargo, se debe alertar al sector turismo de las falencias que mantienen muchos servicios de gastronomía, hospedajes, transporte, donde hay muchos operadores que mantienen actitudes irresponsables y abusivas frente al viajero.

Además, la congestión vehicular que se ha producido en Los Libertadores apremia la expansión en infraestructura para soportar los flujos futuros que augura la actual temporada. Los sistemas integrados de control fronterizo y los chequeos vía web son herramientas que se han implementado y que apuntan en tal sentido. El Estado debe poner su parte para que el Turismo siga creciendo.

Todo esto forma parte de la calidad de unas vacaciones, del buen o mal registro que podemos mantener de ellas.


La calidad de servicio en Chile requiere que se fijen estándares de calidad mínima, en una toma de conciencia para mantener en el tiempo esta industria de tanto potencial. Es impresentable que en una fuente de soda los baños estén sucios, no tengan jabón o sistema de secado de manos. Es inaceptable que en un transporte público interprovincial el conductor no respete las normas de seguridad; es insólito que las cartas de un restaurante sean publicidad engañosa y el cliente reciba un producto de mala calidad a precios de primera.

Manejar el idioma inglés y un correcto español son elementos básicos para poder perfilar una industria turística competitiva. Lo típico que queremos mostrar no puede ser sinónimo de sucio o desprolijo. Las picadas junto con cumplir las exigencias sanitarias mínimas, deben tener un sistema de atención que cuide los detalles, servilletas, cubiertos y vasos impecables, mantel sin manchas. Lo típico es valioso y se debe honrar la experiencia culinaria de las abuelas, los platos chilenos que seducen, los aromas que el turista recordará por siempre. Cuando se echa a perder la calidad de un plato, se minimizan las porciones o se le echa simplemente más agua a la olla, el mal comerciante está matando la gallina de los huevos de oro. en buen chileno, está haciendo el peor negocio: pan para hoy y hambre para mañana.

En el desarrollo potencial del turismo de intereses especiales, debería alcanzarse una mayor diversificación. Desde el turismo académico, el turismo político, el turismo ecológico, el turismo en rutas de poesía, de vinos, de esoterismo, de hitos religiosos, en fin una gama enorme de vetas a explorar y explotar empresarialmente. El turismo puede ser en períodos de crisis una alternativa valiosa para la reconversión laboral, para la generación de ingresos en nuevas actividades. Por eso hay que cuidar al cliente como una pieza de joyería fina.

Entendiendo al turismo como la industria intangible que articula una red enorme de prestaciones que concluyen al final en clientes satisfechos o descontentos, es preciso promover una conciencia de calidad en Chile, toda vez que por donde uno vaya detecta situaciones de mala atención. Sería ideal que las Municipalidades o Sernatur pudiesen canalizar los reclamos y aplicar sanciones a quienes actúen con deslealtad frente a los consumidores, sobre todo cuando ellos son extranjeros.

Además, antes de otorgar permisos sería necesario revisar las condiciones del establecimiento donde se realizará el servicio y exigir un personal mínimamente calificado. El desarrollo de competencias en personas como los mozos, garzones o guías turísticos, es muy débil y los programas de entrenamiento debieran apuntar a capacitar mejor a todos quienes actúan en cualquier eslabón de la cadena de valor de nuestra oferta turística.

Si Chile quiere mantener un prestigio de buen anfitrión, hay que cuidar todos los detalles.


Atacama, 03 de febrero de 2009
Una mirada libre a nuestro entorno