martes, febrero 03, 2009

Calidad de Servicio, la mesa coja de la competitividad


La actividad turística ha sido exitosa este verano 2009. Creció un 6% la afluencia de turistas en comparación con el 2008. Este indicador en tiempos de crisis es una señal interesante, porque nos anima a seguir desarrollando un potencial gigantesco que tiene nuestro país.

Las expectativas de crecimiento del sector Turismo son grandes: la reciente experiencia del Rally Dakar Argentina Chile demostró que estos mega eventos pueden dinamizar una serie de actividades conexas en las regiones por donde cruza la carrera. Las cifras han demostrado que más allá de los 3 mil participantes del Rally, hubo un número similar o mayor de viajeros que siguieron el desarrollo de la competencia en Argentina y Chile, causando un positivo impacto en la economía de las localidades tocadas por el evento.


Sin embargo, se debe alertar al sector turismo de las falencias que mantienen muchos servicios de gastronomía, hospedajes, transporte, donde hay muchos operadores que mantienen actitudes irresponsables y abusivas frente al viajero.

Además, la congestión vehicular que se ha producido en Los Libertadores apremia la expansión en infraestructura para soportar los flujos futuros que augura la actual temporada. Los sistemas integrados de control fronterizo y los chequeos vía web son herramientas que se han implementado y que apuntan en tal sentido. El Estado debe poner su parte para que el Turismo siga creciendo.

Todo esto forma parte de la calidad de unas vacaciones, del buen o mal registro que podemos mantener de ellas.


La calidad de servicio en Chile requiere que se fijen estándares de calidad mínima, en una toma de conciencia para mantener en el tiempo esta industria de tanto potencial. Es impresentable que en una fuente de soda los baños estén sucios, no tengan jabón o sistema de secado de manos. Es inaceptable que en un transporte público interprovincial el conductor no respete las normas de seguridad; es insólito que las cartas de un restaurante sean publicidad engañosa y el cliente reciba un producto de mala calidad a precios de primera.

Manejar el idioma inglés y un correcto español son elementos básicos para poder perfilar una industria turística competitiva. Lo típico que queremos mostrar no puede ser sinónimo de sucio o desprolijo. Las picadas junto con cumplir las exigencias sanitarias mínimas, deben tener un sistema de atención que cuide los detalles, servilletas, cubiertos y vasos impecables, mantel sin manchas. Lo típico es valioso y se debe honrar la experiencia culinaria de las abuelas, los platos chilenos que seducen, los aromas que el turista recordará por siempre. Cuando se echa a perder la calidad de un plato, se minimizan las porciones o se le echa simplemente más agua a la olla, el mal comerciante está matando la gallina de los huevos de oro. en buen chileno, está haciendo el peor negocio: pan para hoy y hambre para mañana.

En el desarrollo potencial del turismo de intereses especiales, debería alcanzarse una mayor diversificación. Desde el turismo académico, el turismo político, el turismo ecológico, el turismo en rutas de poesía, de vinos, de esoterismo, de hitos religiosos, en fin una gama enorme de vetas a explorar y explotar empresarialmente. El turismo puede ser en períodos de crisis una alternativa valiosa para la reconversión laboral, para la generación de ingresos en nuevas actividades. Por eso hay que cuidar al cliente como una pieza de joyería fina.

Entendiendo al turismo como la industria intangible que articula una red enorme de prestaciones que concluyen al final en clientes satisfechos o descontentos, es preciso promover una conciencia de calidad en Chile, toda vez que por donde uno vaya detecta situaciones de mala atención. Sería ideal que las Municipalidades o Sernatur pudiesen canalizar los reclamos y aplicar sanciones a quienes actúen con deslealtad frente a los consumidores, sobre todo cuando ellos son extranjeros.

Además, antes de otorgar permisos sería necesario revisar las condiciones del establecimiento donde se realizará el servicio y exigir un personal mínimamente calificado. El desarrollo de competencias en personas como los mozos, garzones o guías turísticos, es muy débil y los programas de entrenamiento debieran apuntar a capacitar mejor a todos quienes actúan en cualquier eslabón de la cadena de valor de nuestra oferta turística.

Si Chile quiere mantener un prestigio de buen anfitrión, hay que cuidar todos los detalles.


Atacama, 03 de febrero de 2009
Una mirada libre a nuestro entorno


1 comentario:

Unknown dijo...

tienes toda la razón, la gente cuando atiende a sus clientes debe recordar que el sueldo a fin de mes lo pagan ellos, los clientes y en la medida que nuesta atención sea la mejor habran más clientes por lo tanto mejor sueldo. Y no decir como dicen muchos, " yo no sé , yo tabajo acá no más". la persona que interactúa con el cliente es la cara de la empresa en la que esta trabajando y cuando hay un reclamo no es personal, es hacia la empresa de la cual estamos requiriendo algún servicio.