domingo, septiembre 17, 2023

¡BEBA, CHILE!

BEBA, CHILE.
En este septiembre dicotómico se enredan las emociones y las vergüenzas ancestrales fluyen como grietas purulentas de lo nunca resuelto. Y se embotan los valles de enramadas jocosas, los volantines echan cortada la infancia arrebatada, los ensacados tropiezan en la comedia, los desfiles repiten la parodia, un cacho de chicha traslada misterios de boca en boca y una lánguida tonada arremete con el cautivo de Tiltil, abrazado a Víctor con su derecho a vivir en paz y Neruda llamando al nixonicidio. Los barrios se visten de tricolores y   las escuelas reiteran ritos obligados. La borrachera busca borrar los escalofríos y un patito chiquito que no quiere ir al mar nos sumerge en la resaca. Es septiembre un espacio en el que una cueca sola sigue como eco por los siglos de los siglos, mientras las cebollas lloran en los causeos y mariscales,  un bajativo araucano ayuda a seguir comiendo. ¡¡¡Beba, Chile, mierda!!!

domingo, septiembre 10, 2023

50 Años en retroceso

A media hora de cumplirse el medio siglo del golpe de Estado que fracturó el alma de Chile, el escenario es estremecedor, porque enfrentamos un país dividido, incapaz de defender la democracia y de repudiar en forma unánime el intervencionismo externo y el uso de la fuerza armada para imponer los intereses particulares de quienes buscan perpetuar un sistema estructuralmente injusto, excluyente y depredador de la vida humana y la Naturaleza. 

Negarse a este concepto democrático básico es admitir el uso de las armas cuando ese sistema democrático no sirva a tales intereses, lo que nos deja en una situación de salvajismo, sin respeto a un orden social basado en la soberanía popular, a través del sufragio. Cuando el pueblo amenace a los privilegiados, bienvenida sean las tiranías. Es el sabor amargo que se percibe en este minuto, la falta de liderazgo, de principios claros intransables.  El pueblo desde la sociedad civil se siente defraudado por sus representantes, que débiles,  sin convicción,  pragmáticos o inútiles,   han dejado caer las aspiraciones populares, en una felonía cínica que deja desolado al pueblo sencillo. La desesperanza puede conducir a la anomia y  la anarquía,  que produce como reacción, dictaduras   que se visten de democracia pero la niegan permanentemente, manteniendo una cosmovisión fascista que arrase con el sentido humanista de la convivencia en tolerancia y respeto mutuo. 50 años con un dolor profundo de ver retrocesos morales que comprueban que Chile muy poco ha aprendido en este medio siglo. El Nunca Más se hace improbable y un golpismo fascista, inminente.

Cuando la Traición acecha


Vuelvo a publicar est columna escrita el 11 de septiembre de 2005, la cual es impactante en su relectura y suficiente para reflejar la emoción que nos conmueve al cumplirse 50 años del golpe de Estado y nos encontramos con el fascismo atrincherado, apuntando sus mentiras y bazofia sobre la ciudadanía, para tratar de imponer el negacionismo y la pos verdad. 

Ese 62% que el 4 de septiembre 2022 dio un portazo a una Constitución que abría puertas a una sociedad decente, donde la corrupción fuese un delito inexcarcelable, donde el agua fuese un bien común de uso público, donde los Derechos Sociales fuesen asegurados por un Estado Responsable, Probo, que condujera una economía mixta en equiibrio con la Naturaleza, todo eso lo demolió esa campaña del terror y la desidia y negligencia de los politicos torpes o serviles, que no se jugaron por defender ese sueño. 

En ese escenario amenazante, donde la ignorancia es el principal instrumento del fascismo con sus medios de comunicación de masas, los ciudadanos demócratas, desde la sociedad civil, debemos aunar fuerzas, para que no se repita, con mayor brutalidad y eficacia, la dictadura en Chile. 

Lo están preparando a puertas cerradas, con las enmiendas de una constitución retrógrada, peor que la vigente, que arrebata a la sociedad chilena sus conquistas centenarias. Por eso, esta columna, cuya relectura propongo, tiene una dolorosa plena vigencia, porque hoy 10 de septiembre de 2023, 50 años después, la Traición Acecha.

CUANDO LA TRAICIÓN ACECHA.

Relectura de Artículo escrito el 11 de Septiembre de 2005
Hernán Narbona Véliz

Era aquél un martes nuboso y la ciudad despertó acorazada, se sentían los trotes de tropas por las escaleras, piquetes de marinos que se instalaban en los puntos de acceso al puerto. El estrecho plan de Valparaíso estaba bloqueado. Por ello, la ruta obligada era caminar por los cerros, cruzando quebradas. La sensación era la que se siente cuando se está en medio de un terremoto. El instinto impulsaba hacer un contacto urgente con familiares. Se intuía en ese despertar de pesadilla que quedaba poco tiempo para el abrazo filial, que se había producido lo temido, que el gobierno popular caía. Sólo que la catástrofe recién se iniciaba y, mientras muchos sacaban banderas, otros comenzaban a buscar respuestas o señales de esperanza, sin darse cuenta plenamente que esto no era un nuevo ensayo, sin imaginar que sus repercusiones troncharían de cuajo la vida de miles y miles de familias chilenas.

La radio Magallanes fue la última en apagarse. Las demás transmitían marchas militares. El asombro y el miedo asomaban. La última orden del Presidente Allende fue no sacar al pueblo a las calles, evitar una masacre. Por la radio conocimos del bombardeo a la Moneda. El toque de queda se implantaba. Los bandos de la Junta Militar exacerbaban sentimientos de venganza y odio hacia los enemigos. El día 12 de septiembre por Decreto Ley Nº 5, se declaraba en Chile el estado de guerra interna.

Culminaba el complot desestabilizador que ordenara Nixon a Kissinger el mismo 4 de septiembre de 1970. En Valparaíso, el Teniente Coronel de la Infantería de Marina norteamericana, Patrick Ryan, encargado de los grupos de tarea que conducían el levantamiento militar, reportaba a la CIA el éxito alcanzado. Esa mañana, muchos oficiales de la Armada retomaban sus puestos después de realizar misiones de infiltración e inteligencia al interior de la Unidad Popular. Ex choferes de confianza llegaban a las fábricas a arrestar selectivamente a los dirigentes principales; en las universidades los más encendidos revolucionarios terminaron vistiendo uniforme y torturando a sus supuestos compañeros de ruta. El soplonaje y el revanchismo campeaban. Personas indefensas tuvieron que sufrir indecibles torturas e incluso la muerte y desaparición, por el simple hecho de que algún desalmado los delatara y les imputara ser comunistas, marxistas o activistas de izquierda. Los colaboracionistas buscaban ganar la confianza de los golpistas entregando las listas negras para orientar los arrestos, las torturas y las persecuciones. Funcionarios del régimen derrocado, que fueron voluntariamente a entregar sus cargos fueron asesinados sin clemencia alguna. Sacerdotes obreros, mujeres embarazadas, adolescentes, iban cayendo en una oleada de crueldad sin parangón en la historia de Chile. Hubo escasos enfrentamientos. El golpe había sido rotundo y los militantes que estaban en los aparatos armados no tuvieron ninguna posibilidad de dar un vuelco a la historia. La labor de inteligencia había sido profesional y daba sus frutos. Los cuadros de los partidos eran metódicamente encarcelados, la tortura permitía sacar información y tejer organigramas que guiaban la acción represiva. La mano técnica de la CIA había trabajado 1090 días para sembrar el caos en Chile, sirviéndose de las pasiones que inflamaban el país en un clima confrontacional, infiltrando los partidos, empujando al infantilismo revolucionario; organizando sabotajes, mercado negro; comprando la incondicionalidad de una derecha sin escrúpulos, utilizando las ambiciones de personeros que sólo querían retornar al poder, teniendo como aliados a sectores conservadores que querían mantener privilegios amenazados por la ola reformista de esa década.

Pero también, en medio de la incertidumbre, hubo gestos humanos, heroicos y silenciosos. Como fue el trabajo de personas que limpiaron casas de compañeros para evitar que los allanamientos descubrieran información. Como era ayudar a cambiarle la facha a compañeros desgreñados para convertirlos en ordenados ciudadanos de cuello y corbata, pelo corto y lentes. Ocultar a perseguidos políticos, gestionar su asilo, colocar a favor de las víctimas un histórico recurso de amparo, visitar a los compañeros presos, movilizar las iglesias en búsqueda de solidaridad, escribir cartas para dar a conocer la represión en Naciones Unidas. Todo esto, sin medir riesgos; sin que nadie esperara nada a cambio. Esos gestos, quedaron guardados en la retina, como una gran reserva moral, aún vigente. Personas anónimas que se las jugaron para ayudar al prójimo, sin entramparse en posiciones ideológicas, dejando para el futuro una poderosa señal de reencuentro. Porque en esos momentos, así como hubo vileza y canalladas de hijos de perra, hubo bonhomía, valentía y misericordia en personas que, sin comulgar ideológicamente con las víctimas, eran capaces de arriesgarlo todo por principios fundamentales, como la defensa de la vida y la libertad.

Hoy, treinta y dos años después, de manera artera y cupular la traición intenta nuevamente posicionar la amnesia colectiva. Apelando a “clemencia para los victimarios” se olvida de las víctimas y busca postergar la verdad y la justicia. Imponiendo el secreto por cincuenta años a las declaraciones que las víctimas entregaron a la Comisión Valech. Convirtiendo su dolor en algo prohibido de difundir, para proteger la honra de los torturadores y su descendencia. La traición a los principios busca clausurar cínicamente una época de crímenes imprescriptibles, mediante una mascarada de sanciones, que hace impracticable la aplicación de las penas, dada la edad de los procesados.

Lo más doloroso es que esto lo impulsan personeros de una coalición de gobierno que llegó al poder, gracias a que miles de chilenos vivieron una vida entera de privaciones, renuncias, persecuciones y sacrificios. Es una maniobra que daña la convivencia porque la democracia recuperada no la ganaron esos senadores designados que pronto desaparecerán, ni los funcionarios que gracias al cuoteo ocuparon todos los espacios de representación popular. La democracia imperfecta que tenemos, se ganó en la Vicaría de la Solidaridad, en la Asamblea de la Civilidad, en las protestas, en las ollas comunes, en las poesías clandestinas, en las agrupaciones de artistas, poetas e intelectuales que desafiaban la voz oficial del dictador; en el canto protesta que emergía de las poblaciones, en los mártires quemados, degollados, en los jóvenes que patearon piedras por largas generaciones, en los cesantes, los exonerados políticos, los estigmatizados como apátridas, los que hasta el día de hoy no recuperan sus derechos ciudadanos, los que sufrieron consejos de guerra, los torturados, los desaparecidos, los ejecutados políticos.

A 32 años del golpe de Estado, con las evidencias de haber sido nuestro pueblo víctima de un gigantesco complot internacional, con la convicción ciudadana de que fuimos gobernados por un régimen que impuso el terrorismo de Estado favoreciendo el saqueo y el pillaje del patrimonio público, la amenaza de un punto final a los procesos judiciales en marcha mientras se olvida a las víctimas y sus debidas reparaciones, resulta impresentable ante la comunidad internacional y generará un quiebre profundo en la política chilena. Un antes y un después, que pondrá término a la política cupular que pretende esta maniobra y que, seguramente, llevará a un replanteo de las alianzas políticas futuras.

Lo que queda claro es que nadie podrá llevarse el progresismo para la casa ni podrá adjudicarse el derecho a clausurar la verdad dentro de un túnel.


Publicada por Periodismo Independiente, Tribuna ciudadana. 


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sábado, septiembre 09, 2023

El fascismo quiere eliminar todos los derechos sociales

Mientras de la sociedad civil afloran miles de actos conmemorativos del golpe de Estado fascista, el fascismo redacta una constitución en versión mejorada de la que impuso el dictador. Por su parte, la élite gobernante trata de hacer firmar una declaración que comprometa mínimos civilizatorios, pensando más en transitar su gobierno evitando el naufragio, antes que asumir con convicción los ejes fundamentales de Rescate de la Memoria, Verdad Justicia y Garantías de No Repetición. Vivimos la embestida fascista y sólo la unidad social podrá salvar la democracia con más democracia, más allá de declaraciones que se borran con el codo. Los reales demócratas debemos superar divisiones banales y sentar las bases de un futuro justo para nuestra sociedad, recuperando la unidad sobre la base de principios ineludibles de justicia social y respeto a los DDHH y la Naturaleza. El Nunca Más debe retumbar este septiembre.

viernes, septiembre 01, 2023

¿Dónde?

¿Dónde están?





¿Dónde?
Los claveles rojos entregan a la Historia un vagido de Vida, que demuele corvos, rieles y yataganes de la bestia, genocida, artera y cobarde, en sus pactos de silencio.
Son blasones de amor persistente que cruzan los límites para mantener vigente la palabra libertad.
Son besos maternales acuñados en un duelo candente, forjado como resistencia en las catacumbas de barriadas ignoradas.
Son rojos lagrimones cruzando el océano y llevan el coro de la tragedia, exigiendo verdad al poder atrincherado en sus peores vilezas.
¿Dónde sumergió sus cuerpos profanados el genocida fascista?
A la deriva, por las constelaciones de la esperanza, las mujeres solas depositan sus oraciones de rebeldía y los victimarios cobardes eluden la justicia de los hombres.
Pero jamás podrán escapar de las saetas justicieras de esos claveles rojos, que hoy se alejan con su eco interminable: dónde están, dónde están, dónde, dónde, dónde.
Hernán Narbona Véliz
Presidente SECH-V