lunes, diciembre 27, 2010

2010, hora de recuentos

2010, hora de recuentos.
Hernán Narbona Véliz

Este año fue el de la derrota política de la Concertación después de 20 años en el poder. La segunda vuelta concluyó con la derrota del candidato Eduardo Frei y el retorno democrático de la derecha al gobierno, después de más de 50 años, cuando Jorge Alessandri Rodríguez asumiera el año 1958.

El año 2010 se abrió el 27 de febrero con una enorme catástrofe, el terremoto y tsunami que asolaron las regiones del Maule y Bío-Bío. Murieron centenares de personas, muchas por la desinformación que se produjo en las primeras horas de la emergencia. Para seguidamente verse afectadas por los saqueos de los delincuentes que se aprovecharon de la desprotección. Un episodio imborrable que demostró la ineptitud del equipo del gobierno de la saliente Presidenta Bachelet, quien actuó en forma dubitativa, demorándose 3 días en nombrar un Jefe de Plaza para la emergencia. La inacción de las primeras horas, las fallas de comunicación del SHOA y de la ONEMI provocó confusión y muchas víctimas adicionales.

El 11 de marzo se produjo el cambio de mando, en medio de remezones y alerta de tsunami en Valparaíso y todo el litoral. A los pocos días, el 29 de marzo fallecía Toño Zuzarte, actor, cantautor y fotógrafo porteño, fundador de la compañía de Teatro Ecológico Caracolito.

En abril se produjo la explosión de una plataforma petrolera en el Golfo de México de la BP, British Petroleum, que provocaría una de las mayores catástrofes ecológicas marinas.

Durante Junio, nos absorbió el Mundial de Sudáfrica, que ganó finalmente España y donde la selección chilena, dirigida por Marcelo Bielsa quedó en el décimo lugar entre las selecciones mundialistas.

En Julio Argentina aprueba la ley que autoriza el matrimonio gay. Comienzan las protestas en Grecia, sumida en una enorme crisis económica. Inmensos incendios forestales en Rusia, inundaciones en China y Pakistán.

En Agosto, Francia inicia la expulsión de los gitanos, en una señal del endurecimiento de las políticas de Europa frente a los inmigrantes. En Bolivia se producen grandes incendios al perderse el control de quemas en el solsticio de invierno. En Isla de Pascua se inician protestas exigiendo restitución de inmuebles construidos terrenos que fueron facilitados al Estado de Chile por la comunidad, pero posteriormente el gobierno los entregó para construcción de un hotel. En Copiapó, en la Mina San José, 33 mineros quedan sepultados a 700 metros de profundidad. El 7 de agosto 5 rescatistas intentan descender por la chimenea y viven una situación límite que los tuvo al borde de la muerte. Tuve la oportunidad de ser el primer medio que recoge los testimonios directos de este episodio.

17 días después del derrumbe se produce el milagro de vida. Un mensaje amarrado al cabezal de la máquina de sondaje trae a la superficie un mensaje que dará la vuelta al mundo: “Estamos bien en el refugio los 33”. Luego vino el gran esfuerzo de ingeniería que culminó con el rescate exitoso de los 33 mineros. Chile quedaba en la retina de todo el planeta como un ejemplo de trabajo riguroso que aplicó todo el acervo de la minería chilena.

El conflicto mapuche se extendió por más de 70 días, durante todo el tiempo del rescate de los mineros, sin alcanzar mayores espacios en los medios. Sin embargo, la huelga de hambre de los comuneros mapuches se extremaba, tensionándose la situación al máximo. El gobierno pidió la mediación de la Iglesia, quien actuó a través del Obispo de Concepción,  Monseñor Ricardo Ezzati. La movilización solidaria se expandió, huelgas de hambre surgieron en universidades, hasta que llegó el Acuerdo y se retiró la aplicación de la Ley antiterrorista, planteándose, además un trato nuevo del Estado de Chile con este pueblo originario.

A fines de septiembre, en Ecuador se produce el intento de golpe de Estado en contra del Presidente Correa y Chile fue el primer país que salió en respaldo del régimen democrático ecuatoriana con el viaje inmediato del presidente Piñera a la cumbre de Unasur.

En Fiestas patrias se celebra el Bicentenario y la fotografía de los ex presidentes con el actual mandatario da una señal de unidad. En medio de las crisis, Chile levanta un nuevo ánimo, la economía crece y se reduce la cesantía. El Bicentenario pudo, al fin y al cabo, celebrarse dignamente.

El 13 de octubre concluye la epopeya de los 33 mineros. Quedan lecciones pendientes y un compromiso por mejorar las reglas de seguridad laboral en términos amplios, para evitar nuevas tragedias.  El 27 de este mes muere de un infarto cardiaco Néstor Kirchner, ex presidente de la Argentina.

En noviembre, se vive episodios de violencia en Río de Janeiro con la incursión de las fuerzas armadas en las favelas controladas por el narcotráfico, en operativos sin parangón que lograron controlar esos territorios urbanos de Río. En México la guerra contra las mafias sigue desangrando al país, se conocen crímenes horrendos en la militarizada frontera con Estados Unidos. Wikileaks desveló la mayor filtración de la historia, más de 250.000 documentos del Departamento de Estado de USA que deja al desnudo el espionaje norteamericano de los últimos tiempos.

En Diciembre se despide Lula y pide apoyo para su sucesora, Dilma Rousseff que asumirá el 1 de enero de 2011. La tragedia de la cárcel de San Miguel, con 81 reos calcinados, puso en el tapete la dimensión de hacinamiento y descontrol de las cárceles chilenas, lo cual tiene por causa desaciertos y mala gestión de administraciones anteriores. 5 gendarmes para cuidar casi 2 mil internos, se abre una investigación para determinar porqué una obra destinada a instalar las redes húmedas en las torres de la cárcel San Miguel, jamás se efectuó y sí se pagó, cuestiones que entreabrieron situaciones de corrupción que cuesta digerir y que afectan la seguridad ciudadana y de la justicia en Chile. El 6 de diciembre fallece de un infarto fulminante, mientras hacía clases en la Escuela de Sociología de la Universidad de Valparaíso, el filósofo Jaime Contreras Páez, quien había hecho huelga de hambre en apoyo a la causa mapuche.

El resumen, este año ha sido bastante negativo a nivel mundial. El mundo conoció de enormes catástrofes naturales, de inundaciones, aluviones, incendios, erupciones volcánicas, terremotos y tsunamis. La contaminación en el Golfo, en el Danubio, las temperaturas que han paralizado Europa, son secuelas del fracaso de la Cumbre por el Calentamiento Global  de Copenhague, donde las principales potencias contaminantes del planeta han sido reacias a comprometer una reducción de sus emisiones.

En el plano nacional, vemos un país que pese a todo mantiene su optimismo y, a su modo, reacciona solidario en situaciones extremas. Dos Teletones con recaudaciones record han dado cuenta de ello.  En el plano político interno, se ha apreciado un equipo de gobierno de perfil tecnócrata, lo que irrita a sus propios aliados de la UDI, que preferirían una conducción más política, despersonalizada y quizás más dura con la oposición y menos conciliadora. El sello de Piñera ha sido pragmático y proclive a la construcción de acuerdos, lo cual le ha funcionado.

Enfrente se observa una oposición desconcertada, donde nunca se hizo la profunda autocrítica y siguen los mismos personajes, al interior de los partidos, tratando de cuidar sus cuotas de poder, pero sin un liderazgo ni ideas frescas que marquen un nuevo estilo de política o que convoquen a quienes se mantienen alejados y desconfiados de la política.

Así y todo, los pronósticos son optimistas y auguran un crecimiento de más del 6% para el 2011. Esperemos que sea un año más tranquilo que el que estamos despidiendo.

Periodismo Independiente, Diciembre 27, 2010.




Una mirada libre a nuestro entorno

domingo, diciembre 19, 2010

El cosismo de Piñera y el voluntarismo de la oposición


El cosismo de Piñera y el voluntarismo de la oposición
Hernán Narbona Véliz
Se cierra el 2010 y el resultado, más allá de las catástrofes, epopeyas y tragedias que hemos vivido de manera acelerada, muestra que el Gobierno de Sebastián Piñera sigue bien apreciado por la opinión pública, y ha sido capaz de sobrellevar una oposición aún traumatizada por la pérdida del poder, que en forma reactiva se debate entre la colaboración y la negación de la sal y el agua.

En una crónica de fines del año pasado escribí que en política  los errores se pagan y caro. Es lo que está sufriendo la Concertación que se debate en una prolongada crisis existencial, en donde los expulsados, los díscolos, los descolgados, las primarias amañadas, las patadas bajo la mesa y en cámaras, significaron en definitiva la derrota electoral después de 20 años de gobierno. A ello se agrega el lamentable epílogo de la inacción demostrada en los momentos cruciales de la catástrofe del 27 de febrero, cuando se apreció una actitud irresoluta de la Presidenta, con un nombramiento tardío de los jefes de plaza para ordenar la emergencia, lo cual que derivó en saqueos que pudieron haberse evitado. Fue un triste cierre, previo a la entrega del gobierno a la Alianza por el Cambio.

Durante este período en que la Concertación sale del gobierno, la actitud de los partidos que la integran ha sido de maquillaje, pero sin los cambios de fondo que se suponía produciría la derrota electoral. Al interior de los partidos no ha habido recambio, no han asomado liderazgos nuevos. En general, al no asumir con autocrítica las razones del desencanto que provocó el resultado en las elecciones presidenciales, se ha apostado a una amnesia forzada que la gente no ha comprado. La reacción ha sido de alejamiento de la sociedad civil de la política chilena con una notoria brecha entre lo que preocupa a las elites concertacionistas y los intereses de la ciudadanía.

Entender que hacer oposición es negarse a todo, ha sido el error de muchos. Esgrimir una actitud confrontacional que busque agudizar las contradicciones corresponde a una dialéctica que no conjuga con las percepciones actuales de la ciudadanía. No parece serio que los mismos que fueron neoliberales al extremo durante 20 años, aparezcan de pronto desempolvando consignas de cambios profundos. El chileno sabe que las bases del modelo están enclavadas en la institucionalidad, en la Constitución y las leyes orgánicas y que sería iluso pretender que el primer gobierno democrático de derecha, después de 50 años, pueda venir a revolucionar un sistema que le es propio. Sin embargo, Piñera ha sorprendido a la oposición al atender dentro de su programa a muchas reivindicaciones sentidas por los sectores medios y que estuvieron postergadas por décadas. Rompe esquemas el ver que se puedan implementar dentro del accionar de este gobierno de derecha, medidas apreciadas y comprometidas en las promesas de campaña. Y de allí deriva la desesperación de algunos por bloquear iniciativas que no encontraron voluntad política para realizarse en los cuatro gobiernos anteriores.

La reforma educacional es uno de estos megaproyectos. Michelle Bachelet tuvo la gran oportunidad de trascender como estadista al haber llevado adelante la reforma que reclamaron los pingüinos en el primer año de su mandato, pero los amarres políticos, la participación empresarial de prominentes personeros y sectores oficialistas en ese negocio, impidió que se avanzara en una mejor fiscalización de los sostenedores o que se mejorara la situación integral de los profesores. Hoy el proyecto es impulsado con energía por el Ministro Lavín y la probabilidad de éxito es alta, en la medida que se vean cambios efectivos en la actitud de los profesores que sientan dignificada la función docente y abierta una opción para un retiro digno, con una indemnización atractiva.

Diferencias profundas han debilitado el ánimo asociativo dentro de la Concertación  Cicatrices y heridas abiertas. El laguismo, que organizó sus redes transversales para mantener a sus miembros circulando por diversos cargos del Estado, tiene a su haber facturas pendientes, por exclusiones de amplios sectores concertacionistas. La autocrítica no va con Lagos y sus seguidores y por ello jamás llegaron las críticas internas por las prácticas llevadas en materia de obras públicas, concesiones, carreteras, Ferrocarriles, Transantiago, cárceles concesionadas.  Ahora, ubicados en la oposición, esos mismos sectores  se han blindado para pretender recomponer su poder en las instancias partidarias. Pero otros líderes, con presencia propia, como Guido Girardi, le han salido al paso al laguismo en el seno del PPD y del PS para convocar a un nuevo referente para el progresismo. Así, cuando saltan al tapete las críticas a la gestión de las cárceles concesionadas, el país conoce de los conflictos internos que existieron entre los adherentes a Lagos y el equipo de Expansiva. El Ministro Bitrán tumbó el puente para Chiloé por el sobre precio con que se había diseñado y lo mismo ocurrió con las cárceles concesionadas. Bitrán ha sido el único Ministro que se pronunció por una nueva Ley de Concesiones, para evitar los espacios leoninos que tienen en la actual normativa los contratistas para paralizar al Estado. Su posición crítica le costó el cargo, por presiones del sector laguista.

Hoy, supuestamente para ordenar a la oposición, arremete Lagos, sin embargo no logra que los ex presidentes respalden a la Concertación y eso muestra que las brechas internas son serias. Guido Girardi impulsa una nueva alianza progresista amplia. Grupos como el MAS del Senador Navarro o el Movimiento Progresista de Marco Enríquez Ominami, plantean también rearticular al progresismo, pero no hay una idea fuerza que aglutine, no se levanta una bandera programática diferente y lo que se observan son acciones que provocan ruidos internos, como promover la despenalización del consumo de la marihuana, cuestión que se aleja sensiblemente de la clase media, que aspira, por el contrario, a una acción más efectiva del Estado en el combate contra las mafias. Sin claridades conceptuales, sin ofrecer un común denominador de sociedad que motive entusiasmo o incorporación de los sectores medios que no quieren meterse en política, estas convocatorias aparecen como un ejercicio de las elites, una competencia por ocupar y controlar los partidos como instrumentos de poder, antes que como visiones de país.

Por su parte, la DC  toma distancia de este reacomodo de fuerzas al interior de lo que sería la centro izquierda. Sigue la DC amarrada a la propuesta neoliberal, su perfil internacional es de centro derecha, pero en Chile son la UDI y RN los que se ubican en ese espacio y si la DC siguiera un camino propio sería electoralmente suicida. Pero, inmersa en un alejamiento de la feligresía católica de la Iglesia, a causa de las situaciones de abusos por parte de sacerdotes, la falta de un ideario progresista cristiano que tenga repercusión social, deja a la DC a merced de las tensionadas relaciones grupales internas, donde se mantienen los mismos vetustos liderazgos, con baja renovación y sin documentos políticos doctrinarios que puedan llenar el vacío de esta coalición derrotada, quedando sólo aglutinada en función de mantener los cupos de poder parlamentario, con acciones reactivas y no propositivas.

El gobierno mantiene una adhesión mayoritaria y la administración por objetivos de Piñera comienza a demostrar que se logran cosas. El cosismo es un estilo de trabajo del Presidente Piñera que va con su personalidad y le ha permitido imprimir velocidad al aparato público y moverse con flexibilidad de acuerdo a las situaciones de coyuntura. La agenda comienza a llevarla cada vez más el Ejecutivo, que dejó de enfrascarse en polémicas ociosas frente a los dichos opositores. Sin embargo, ha sorprendido el proyecto de ley para reposición del aborto terapéutico presentado por los Senadores  Evelyn Matthei, UDI, y Fulvio Rossi, PS. El proyecto presentado obliga a un debate y deja en evidencia la debilidad que en materias valóricas de gran impacto ciudadano demuestran los partidos de ambas coaliciones. Cuando estos temas se abordan y se discuten, la sociedad puede ver que la acción política aborda sus sensibilidades y puede evaluar en qué medida los representantes populares reflejan sus visiones personales.

El mapa de las dos coaliciones que han sido el eje del sistema político chileno, se complementa con la acción extraparlamentaria del Juntos Podemos, liderado por el partido Comunista, ahora con presencia parlamentaria,  que plantea frente a las dos derechas una propuesta de cambio de sistema. Es la única propuesta doctrinaria contestataria definida. En el mundo sindical, Juntos Podemos trata de competir con la UDI que es el primer partido popular, que supo penetrar en los sectores populares cuando la Concertación, enfrascada en el poder, iba desatendiendo y dando la espalda a esa base social que abrió en los ochenta los caminos a la democracia. Cuestión que ha sido un pecado capital que pesa sobre los partidos instrumentales que sólo perviven gracias a las garantías del binominalismo.

El episodio del reajuste a los empleados públicos es lo más próximo al descalabro. Una mala estrategia negociadora de ambas partes. Colgándose de la movilización gremial, los partidos concertacionistas plantearon una negociación posicional que fue estirando el elástico al extremo. La abstención realista del diputado Andrade permitió que no fracasara el aumento y evitó que los empleados públicos se quedaran sin nada. Un 4,2 % de reajuste se aprobó en el momento extremo. ¿Agudizar las contradicciones a costa de los trabajadores? Parecía algo absurdo y primó la sensatez, pese a los reclamos y epítetos que se llevó el ex Ministro del Trabajo y actual Presidente del PS. Esto puede ser la guinda de este pastelito, donde la racionalidad política en medio de tantas cabezas calientes, parecía ausente, hasta que el Diputado Andrade salió de la sala y no votó.

Con todo, el 2010 ha mostrado que si todas las contingencias pusieron a prueba al equipo del Presidente Piñera, el resultado para el oficialismo ha sido positivo, mientras que una Concertación sin poder ha tenido que abordar su nuevo rol, con voluntarismo e improvisaciones.

Periodismo Independiente, 19 de diciembre de 2010.








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viernes, noviembre 19, 2010

Los mitos urbanos de izquierda y derechas


Los mitos urbanos de izquierda y derechas
Hernán Narbona Véliz

La aparente dicotomía entre izquierda y derecha con la cual se establecían las categorías políticas frente al electorado, se revela hoy como una falacia, desmentida por una realidad que muestra una nación que ha internalizado un estilo de vida anclado en la sociedad de mercado, donde las diferencias políticas son relativas y las sensibilidades de la población chilena están generando cada vez más comunes denominadores, que se alejan de los clichés clásicos, dando paso a una visión dialéctica, que da cuenta de la dinámica y compleja realidad que se vive hoy en escenarios globalizados.


Chile es hoy un país que ha consolidado posiciones en los mercados mundiales, principalmente como proveedor de commodities, productos primarios y semielaborados, pero también desarrollando sectores con producciones e industrias con alta tecnología incorporada, como el hortofrutícola, el vitivinícola, el acuícola. Además, se ha avanzado en un incipiente y multifacético sector exportador de servicios, que ha ido creciendo, con múltiples expresiones de  desarrollo e inteligencia aplicada. Para este año el FMI estima que el PIB per cápita chileno, medido por Paridad de Poder de Compra (PPC), llegará a US$14.299, liderando Chile dentro de Sudamérica. Somos una sociedad abierta al mundo no sólo en lo económico y comercial, sino también en lo tecnológico y en lo cultural. Nuestro país es mercado de prueba para las innovaciones tecnológicas internacionales, hemos internalizado la Internet como lo hiciéramos con la radio hace poco más de un siglo. En los hogares la división de funciones ya no responde a la antigua concepción de padre proveedor, madre a cargo de la casa y los hijos. La mujer incorporada plenamente a la actividad económica busca formas de conciliar roles y dentro de ello la consecuencia es que vamos envejeciendo como país. La sociedad chilena ha mutado, para bien y para mal, las lecturas dependen del ángulo que se quiera aplicar y lo evidente es que en estas complejidades de la vida cotidiana son el reflejo de un modelo de sociedad que hemos hecho entre todos y frente al cual se supone deberían pronunciarse las clásicas izquierdas y derechas de la política moderna.

Cuando alguien, en la superficialidad de la etiquetas express, me preguntaba si era de derecha o de izquierda, solía contestar con un “depende con quién me compares”. Hoy, hasta esa respuesta defensiva requeriría muchas explicaciones. Si aplicásemos el filtro de la consecuencia, separando el decir del hacer, no quedarían títeres con cabeza. Muchos de los que se declaran de izquierda no han tenido escrúpulos para aliarse o servir a intereses privados multinacionales. Muchos políticos de derecha han impulsado o apoyado reformas al modelo económico que eran banderas electorales de los sectores autodenominados progresistas. Después que la Concertación administró el modelo por 20 años, las cúpulas dirigentes que manejaron el poder durante ese período se fueron insertando fuertemente en el sistema, generando alianzas, puentes, vinculaciones entre la política y los negocios, asumiendo que en una sociedad mediática el poder se sostiene con recursos. De ahí a la primacía del pragmatismo que dicta que la función de marketing político demanda disponer de medios; la política dejó de ser asunto de ideologías para pasar a ser un tema de los expertos en marketing y comunicaciones.

Cuando la Concertación pierde el gobierno fue precisamente por el cuestionamiento profundo que surgió de sus propias filas, frente a malas prácticas que toleró el pragmatismo político. También fue consecuencia del desencanto por la falta de voluntad política para atender demandas sociales y a la falta de compromiso para efectuar correcciones o cambios mínimos en temas sensibles, tales como el medio ambiente o la previsión social.

En estos momentos, la derecha en el gobierno busca imponer su impronta, tomar posiciones de centro y representar sentidas inquietudes de la clase media. Por su parte, la oposición trata de defender el patrimonio del progresismo y busca un rol diferenciado. Pero se debate entre un confrontacionismo destructivo, que llena las redes sociales de epítetos de descalificación; y un colaboracionismo condicionado, que resigna la paternidad de la idea progresista para apoyar lo que sea bueno para la ciudadanía. Sin embargo, al interior de esa oposición, las cúpulas se aferran al poder, sin abrir compuertas, moviendo sus piezas con el pragmatismo de siempre, manteniéndose al interior de los partidos, instrumentos de poder que optimizan el bilateralismo, las hegemonías y disputas de siempre. La derrota no ha abierto espacios a la autocrítica ni a nuevas visiones que refresquen a la coalición autodenominada de centro izquierda. Por su parte, los sectores de la izquierda marxista, con una mínima representación parlamentaria, alcanzada gracias a los pactos con la Concertación, tratan de aglutinar una oposición combativa, rescatan las banderas de los derechos humanos, pero ven con desconcierto cómo el gobierno logra gestionar soluciones en frentes que fueron postergados o desatendidos por la Concertación, y que, por tanto, su impronta de oposición no puede ser la misma que se desplegó en los ochenta en contra de un régimen de facto.

En general, la gente de a pie, las comunidades de base, la sociedad civil, las redes sociales, se van manejando con una dinámica propia que poco tiene que ver con las categorías gastadas de izquierdas o derechas. Una sensibilidad transversal en la sociedad se refiere a la exigencia de probidad en la gestión pública y la privada, al trabajo transparente y a la rendición de cuentas. Mientras se mantenga este divorcio de percepciones, la brecha se profundizará y si el gobierno logra interpretar esa demanda de un Estado que funcione sin corruptelas, que fiscalice con efectividad y donde la igualdad ante la ley comience a ser algo creíble, es altamente probable que los extensos sectores medios emergentes, generaciones de la post dictadura, generaciones 2.0 en materia social, avalen un estilo de hacer política que vaya erradicando las desgastadas etiquetas, por formas de evaluación de la política que tengan que ver con el milenario adagio que señala que por sus obras los conoceréis. La prueba de la blancura la coloca una ciudadanía que ya no comulga con ruedas de carreta.

Periodismo Independiente, Atacama, 19.11.2010
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viernes, octubre 08, 2010

Jesús, el deber del cristiano de defender a su Dios

Jesús, el deber del cristiano de defender a su Dios

Jesús, el deber del cristiano de defender a su Dios

Profeso la fe cristiana, soy católico y me formé con la mente abierta de un colegio jesuítico y desde siempre ha habido chistes sobre curas, rabinos, monjas y  pastores, que solíamos contar hasta en los mismos retiros espirituales.  

Creo que exagerar mediáticamente el despropósito de una comedia, nos recuerda el refrán que dice que “los cuidados del sacristán matarán al señor cura”. Digo esto porque lo que habría sido un hecho menor e irrelevante,  se ha convertido en un tema de polémica nacional e internacional a raíz de este llamado de atención del CNTV a Chilevisión, toda vez que provoca el efecto contrario al que se busca con la medida, ya que termina victimizando al canal que ha cruzado los límites razonables de la sana convivencia.

No se trata de rasgar vestiduras como los fariseos frente a las rutinas del Club de la Comedia que han hecho parodias sobre Jesús, quizás de muy mal gusto, talvez burdas y con cero aporte más allá de su irreverencia, porque habría bastado con hacer zapping para evitar el mal rato de un programa grotesco. Hasta allí el tema habría pasado desapercibido, pero fue la decisión del Consejo Nacional de Televisión de llamar la atención al canal Chilevisión por esos monólogos o squetchs irreverentes y ofensivos a Jesús, lo que puso en el tapete el tema de los límites que tiene la libertad de expresión en el sistema democrático actual.

Esto ha levantado una polémica ideológica que se aleja y termina distorsionando la realidad. No se trata de caer en posiciones  fundamentalistas de intolerancia como las que emitió el mundo musulmán, cuando el ayatolá  Jomeini, guía de la revolución iraní y representante de Alá en la tierra, anunció en 1989 al mundo islámico que Salman Rushdie había sido condenado a muerte por blasfemo como autor de la novela Versículos Satánicos, y pidió a los musulmanes que le ejecuten allí donde le encuentren. Ni tampoco se trata de generar una escalada de virulencia como la que provocó la amenaza de quemar copias del Coran que hizo el pastor evangélico Terry Jones, pastor de la iglesia Dove World Outreach en Florida, en el noveno aniversario de los ataques terroristas del 11 de septiembre. No se trata de reflotar dogmatismos inquisidores que han sido reconocidos con una tardía disculpa papal, 500 años después.

Se trata de colocar en el centro de la discusión el principio democrático básico que establece una clave de sana convivencia en la diversidad: mis derechos terminan donde comienzan los de los demás. Esa delicada frontera se transgrede cuando invocando el derecho a una supuesta libre expresión un programa televisivo ha caído en ofensas al credo de una amplia comunidad, que tiene el derecho a defender su fe. Los que creemos en Dios y sentimos desde nuestra fe que Jesucristo, Dios y Hombre, es un mensaje vivo para transitar esta dimensión terrena, no podemos quedar apáticos si se ataca, en este caso con el arma aguda de un comic,  nuestra cosmovisión, nuestra religión. Es el mismo derecho que le cabe a la autoridad cuando se la injuria o calumnia y es su deber reaccionar por los mismos medios y publicidad, para preservar la dignidad del cargo. Es el mismo derecho que tiene el Estado de exigir que se respeten los símbolos patrios, como la bandera, el escudo y el himno nacional. Son normas que ordenan el funcionamiento social y en lo que se refiere a religiones y cultos, existe el precepto constitucional que consagra la libertad de culto.  

En esa medida, la acción consciente del teleespectador cristiano sería de reaccionar por sentirse tocado por una comicidad que desde una visión agnóstica o atea banaliza y hace mofa de la vida, pasión y muerte de Jesús y de los evangelios. El hecho concreto es que en el mundo de los cristianos, católicos o evangélicos, existe una actitud dubitativa frente a las tendencias que han ido empapando nuestros actuales estilos de vida, llegándose a aceptar por su uso multitudinario, prácticas que en rigor van rompiendo la escala de valores que postulan como guía moral los credos religiosos.

Más allá de pretender censurar el squetch irreverente, es necesario defender con una actitud de vida consecuente los principios de la fe que se profesa y esto debiera significar que los creyentes no resignaran por omisión sus principios frente a la sociedad materialista, individualista y hedonista en que nos desenvolvemos.  

Callar frente al modo de vida al que hemos llegado como sociedad es el principal pecado de omisión de los creyentes. Cuando por comodidad, por conveniencia, por entender que es un problema de los otros, no nos involucramos con liderazgo en la conducción de la sociedad, cedemos ese espacio a quien sí quiere profundizar su dominación alienando al hombre a la codicia, al egoísmo, a la insensibilidad social de un sistema materialista. Por otra parte, la invasión de visiones agnósticas en la sociedad, ha sido tolerada porque quienes las promueven se han vestido con piel de oveja tras preceptos libertarios, pero desde una visión liberaloide, laissez faire, laissez passer, que va corroyendo los pilares sustantivos de una sociedad sana, con personas dueñas de su destino. Así, surgen las apuestas a despenalizar el consumo de drogas, a promover o tolerar el consumo masivo de alcohol y el tabaco entre los jóvenes, a darle a la precoz sexualidad adolescente la connotación de una mera gimnasia, una exploración física alejada del amor trascendente, que no involucre compromisos de pareja ni familia.  Del mismo modo esos liberaloides buscan legalizar el aborto más allá del terapéutico, pretenden relativizar la institución del matrimonio como célula heterosexual de la sociedad, llevándolo a uniones homosexuales; todas éstas, tendencias que se visten de progresismo para enganchar la sensibilidad juvenil.

La voz de las iglesias es débil frente a estas tendencias y no se escucha en forma categórica una propuesta a recorrer el camino difícil, que llame a la doctrina del esfuerzo, de la cooperación, de forjar familia y comunidad, que nos permita superar el pecado social de concentración de la riqueza. Y esta debilidad se evidencia en el ámbito de medios cuando se observa la programación de canales que han sido de propiedad de la Iglesia o de empresarios católicos, los cuales han seguido el ejercicio alienante del pan y circo general, siendo funcionales a un orden mundial dominante que busca una civilización con masas alienadas y consumistas, siguiendo en su vida los signos materialistas que dan el poder y el dinero. Es por ello que la posición cristiana que debiera reflejar la voz del Cristo en el aquí y ahora, suena débil y con serias inconsistencias, con espacios de farándula que contrarían lo que se predica y que han causado en la  niñez y juventud mucho más daño moral que el que puede provocar un monólogo que exige una comunicación medianamente inteligente y  que llega normalmente a una elite de la teleaudiencia.

La  corrosión mediática a las bases de la fe cristiana es metódica y generalizada, no se solucionará recurriendo con lobby de la jerarquía eclesiástica ante el Consejo Nacional de Televisión, sino que requiere una actitud comunicacional proactiva de cada cristiano como individuo, asumiendo con honestidad y realismo el desgaste en credibilidad pública que ha sufrido la religión por culpa del propio clero, por esas  acciones de pedofilia que se han destapado mostrando una podredumbre que se quiso guardar por siglos entre cuatro paredes y que han estallado en las últimas décadas con el impacto por todos conocido. 

Superar ese estado de ánimo de confusión, escepticismo, apatía, procurando cambios al interior de la propia Iglesia para que recupere el respeto social, son elementos que permitirían al cristiano defender con la fuerza de su fe una visión de sociedad diferente, centrándonos en la corrección autocrítica de los pecados sociales en los que estamos involucrados por acción u omisión. Eso, pienso, sería mucho más profundo como defensa de la fe y de Jesús, que querer colocar diques fácticos a las voces irreverentes del arte, que transmite en el fondo una crítica social.

Valparaíso, 8 de octubre de 2010.




Una mirada libre a nuestro entorno

domingo, octubre 03, 2010

periodismo libre: Hacia un nuevo trato a los pueblos originarios

periodismo libre: Hacia un nuevo trato a los pueblos originarios

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viernes, mayo 21, 2010

Piñera le quita el piso a la Concertación

Piñera le quita el piso a la Concertación

El golpe de timón que ha dado Piñera el 21 de mayo, en su Primer Mensaje al Congreso Pleno, deja en la playa y en cueros a sus más recalcitrantes opositores, que ven desolados como se alejan de su molino, reivindicaciones populares que Piñera con gran audacia política les está quitando oficialmente. 

El seudo progresismo pregonado por las cúpulas de la Concertación, se convierte en agua para otro molino y la agenda la está colocando ahora el gobierno, con un tono conciliador, pero enérgico, que busca inteligentemente ejecutar promesas que no fueron capaces de cumplir los cuatro gobiernos de la Concertación.

Extender el postnatal a 6 meses; eliminar el 7% de salud de las pensiones de jubilados y montepiados; la igualdad de género en el trabajo;  marcar el fortalecimiento de la familia y del matrimonio heterosexual como esencia del desarrollo de una sociedad sana y segura; entrar a picar en materia de educación para exigir calidad; evaluar la eficacia del gasto en el área social; impulsar la inscripción electoral automática y el voto voluntario; permitir que voten los chilenos residentes en el exterior; darle un nuevo rol al Banco del Estado para canalizar apoyos efectivos a las Pymes, son todas medidas que pudieron ser resueltas por Michelle Bachelet en los 4 años de su mandato, pero faltó el liderazgo para llevar las riendas del progresismo que hoy se ve atendido en sus prioritarias aspiraciones por un gobierno supuestamente conservador, que parece ser capaz de entender las sensibilidades latentes de la sociedad chilena, con una empatía singular, que se enfoca principalmente hacia la clase media.

El cambio de ritmo del gobierno deja sin argumentos a las cúpulas que siguen arrogándose la etiqueta del progresismo. Un Senador Escalona furibundo dijo estar frente a un nuevo populismo. Otros quisieron bajarle el perfil, señalando que no estaban claros los plazos. El único explícito en reconocer que le habría gustado escucharle este discurso a Michelle Bachelet, fue el Senador Navarro, lo que demuestra el fondo positivo del plan de acción expuesto por el Presidente Piñera, toda vez que atiende a muchos sectores que fueron postergados por la Concertación. La eliminación, por ejemplo, aunque sea gradual, del 7% de la contribución de salud de las pensiones de los jubilados constituía una deuda, de las muchas que dejaron los gobiernos anteriores, a lo largo de 20 años.

Cabe destacar que esta misma semana se daba la noticia de la caída de Chile en el ranking de competitividad mundial, por sus problemas en educación y las ganancias exorbitantes de la banca. Frente a esto, hincarle el diente a la educación, tal como se ha anunciado, es fundamental para recuperar terreno en materia de competencias laborales, formando personas en temas técnicos que sean necesarios para desarrollar diversos sectores productivos, con mucha innovación. Más soldados y menos generales es lo que se necesita y para ello se debe eliminar el mercantilismo en educación, eliminando carreras que son un engaño a la sociedad.

Y respecto a la eficiencia del sistema bancario y del mercado de capitales, lo que no se escuchó en el discurso presidencial y que habría sido merecedor de un masivo aplauso, sería que el gobierno tomara medidas para que la banca cumpla su rol en la economía post catástrofe y que parta por pagar la deuda subordinada que aún mantiene impaga con el Banco Central, lo que sería una medida de justicia en un período de contingencia, toda vez que los bancos en crisis fueron buenos para recibir subsidios públicos, pero han sido pésimos para canalizar con celeridad créditos blandos hacia personas y empresas pequeñas y medianas, para acelerar la reconstrucción del país. Si el coraje político del gobierno llega a este sector casi intocable, las fuerzas progresistas deberán adherir y respaldar sin dudas cualquier medida que avance en tal sentido.


Periodismo Independiente, Copiapó, 21 de mayo 2010.





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martes, abril 20, 2010

Tiempo para respirar


Tiempo para respirar

Ø       Cuando escribo esta crónica estoy enfrente a una hermosa playa blanca donde se distinguen tramos de color verde. Pero no es vegetación, es una playa que acumuló durante 50 años los relaves de la minería pública de Chile, en un daño ambiental irreversible.

La vorágine de información que bombardea el entorno del individuo, va generando una sensación anímica altamente contagiosa, diferente al miedo, pero cercana a él,  que se traduce en la actitud obsesiva de estar informado hasta la saciedad, en un vicio urbano contemporáneo, incentivado por quienes lucran con esta predisposición hacia lo virtual, y que, de alguna manera, evidencia la soledad del hombre, la necesidad de comunicarnos, el desamparo y la conmoción sufrida frente a situaciones inevitables.

Reconozco padecer esta tendencia hacia las redes, pero sin caer en lo obsesivo, valoro las potencialidades de la conectividad y las relaciones afectivas que ella permite, por encima de distancias y fronteras. Cuando el contexto está plagado de amenazas, cuando venimos saliendo de un cuasi cataclismo, siguiendo el pulso a las convulsiones telúricas de un planeta que parece tener escalofríos, que expele sus fumarolas gigantes y oscurece los cielos, uno percibe la levedad del ser, la vulnerabilidad de nuestras sociedades afirmadas con alfileres a un ínfimo trozo de historia.

Por ello propongo un silencio necesario, callar y observar los acontecimientos más allá de los titulares fugaces de las redes, propongo un silencio profundo como necesidad de sobrevivencia.

Los destinos del planeta se ven presionados por el vellocino de oro. Los poderes económicos que orbitan espacios que están por encima de las naciones, nos imponen sus intereses y así el capitalismo de la globalización es responsable en estos momentos críticos de no frenar las acciones contaminantes que pueden destruirnos.

Por ello es necesario remecer la conciencia universal y así se está produciendo la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio y Derechos de la Madre Tierra, en la ciudad de Cochabamba, Bolivia, con una amplia convocatoria a dirigentes sociales representativos de una gran diversidad político religiosa, con el denominador común de elevar la voz para exigir correcciones mundiales frente a los desastres que la humanidad va enfrentando en forma alarmante a nivel del globo.

Los medios de comunicación oficiales casi no mencionan estas acciones de la civilidad mundial que rechaza el sistema depredador vigente. Quizás los días de paralización del tráfico aéreo que han vivido los países europeos y Estados Unidos, como consecuencia del volcán Eyjafjöll ubicado en Islandia, sirvan para remecer al hemisferio norte haciéndoles entender los límites a que se ha llegado con el modelo capitalista actual. En Bolivia, en el altiplano, se vive una cita contestaria para darle un respiro al planeta.Un espacio para meditar, orar y reflexionar; para desplegar acciones desde la sociedad civil hacia los gobiernos, desde las naciones menos desarrolladas del planeta a los niveles decisores que tienen la capacidad de evitar que se siga destruyendo la naturaleza. El tiempo se acaba. Las condiciones estelares con aumento de la radiación solar frente al debilitamiento de la atmósfera de protección del planeta, están alterando el clima, provocando fenómenos extremos, tales como las tormentas que destruyeron las favelas de Río de Janeiro o las lluvias de granizos que se vio hoy en Buenos Aires.

Es necesario un momento de silencio global. Para pedir perdón a la madre tierra por los abusos cometidos.
Chañaral, Martes, 20 de Abril de 2010



Una mirada libre a nuestro entorno

sábado, abril 03, 2010

El cinismo político y sus costos


El cinismo político y sus costos

Las cúpulas de la Concertación presentan una patética actitud de soberbia, queriendo explicar lo inexcusable, incapaces de asumir que están sufriendo una derrota que ellos mismos provocaron.

Parecen no entender que las malas prácticas se fueron acumulando hasta reflejarse en el voto castigo que los desalojó del poder.

Parecen no asumir que el rechazo a su gestión, al centralismo, a la sectaria actitud de las cúpulas, a los operadores políticos rentados, a las corruptelas instaladas en muchas áreas de la gestión pública, son las causas de su desalojo.

Olvidan las primarias truchas, olvidan los escándalos de corrupción que siguen apareciendo. Olvidan el trato que dieron a las víctimas del régimen militar. Olvidan su incapacidad para tocar el modelo heredado y parecen no hacerse cargo de los errores de gestión, como Transantiago, Ferrocarriles.

No quieren asumir que  la derrota no fue culpa de los díscolos o los descolgados, sino de quienes hicieron del poder un botín compartido de manera sectaria y no un instrumento legítimo para trabajar tras un modelo distinto de sociedad, por las grandes mayorías que en algún minuto representaron y a las cuales dieron la espalda. Como dieron la espalda a la dirigencia social de los ochenta, a los medios de prensa que abrieron cauces a la democracia, situación que hoy lamentan por la precariedad comunicacional en que hoy se encuentran.

Es evidente que en materia de ideas sobre sociedad, hay una gran mayoría ciudadana que podríamos entender como la clase media, que no aspira a modelos colectivistas, sino que apuesta a un modelo social de mercado que esté enmarcado en una doctrina liberal individualista, que ha sido la doctrina oficial que no tuvo contrapesos, ya que la clase política de centro izquierda fue incapaz de proponer un referente distinto.

Hay sectores medios que se asumen como más progresistas, que tratan de corregir el capitalismo depredador y concentrador, promoviendo una sociedad de economía mixta, articulada en torno a un Estado Regulador y Fiscalizador de mayor peso, que permita una mejor distribución de los costos y beneficios de la economía. También están los que colocan el acento en un Estado Benefactor, que corrija las inequidades con subsidios directos a los sectores más vulnerables. En general, la clase media añora un Estado que funcione correctamente, que se modernice, que preste servicio sin discriminación, que sea creíble y confiable.

En general, los sectores medios son los que con mayor lucidez quieren una gestión pública transparente y efectiva. Es decir, que se clarifique el destino de los impuestos que ellos pagan y que los encargados del gobierno rindan cuentas de su gestión. Estos sectores medios han sido los que paulatinamente, en el correr de los veinte años, fueron alejándose de la política para ensimismarse en sus problemas cotidianos. De ese divorcio entre la sociedad civil y la política dan cuenta los resultados obtenidos por la Concertación en la última elección.

En los gobiernos de la Concertación, de los idearios libertarios que se aunaron para el Plebiscito de 1988, se pasó gradualmente a alianzas estratégicas con agentes económicos nacionales e internacionales y el discurso de los políticos de la concertación fue perdiendo consistencia. El tráfico de influencias, la colusión de intereses, el aprovechamiento de los partidos de sus espacios de poder, fueron desvirtuando la esencia de la coalición gobernante.

Cuando fueron sorprendidos y emplazados ante la justicia por las máquinas instaladas para la corrupción, la reacción fue propia del cinismo político, ya que enarbolaron las mismas normas irrespetadas que formaban parte del sistema republicano, para exponerlas como nuevos compromisos por la transparencia. La inconsecuencia, el doble discurso, fue el estilo imperante.

La Concertación resultó permeable y funcional a la influencia de las grandes Corporaciones; como evidencia de esto estuvieron los contratos de Concesiones, leoninos para el Estado y los ciudadanos usuarios.

El despotismo cínico de la Concertación fue vestirse de socialistas, pero actuar en los hechos como eslabones de un sistema global altamente concentrador de la riqueza. Fue el cinismo en política, legislar por una parte para reparar a los exonerados políticos por el daño patrimonial causado al ser removidos por el régimen militar, y luego incumplir lo que dice la ley, violando sus derechos adquiridos y repartiendo pensiones mínimas que violentaban el espíritu de la ley. Cinismo político que significó abrir la Comisión Valech y colocar un silencio de 50 años respecto a sus conclusiones, limitando a las víctimas actuar ante la justicia para denunciar a sus victimarios.

Fue cinismo político hablar de gobierno ciudadano y de participación, cuando las decisiones cruciales se tomaban de espaldas al pueblo, de manera inconsulta y a puertas cerradas, o bien se generaban inoperantes y gigantescas comisiones que conducían a vías muertas, mientras los hechos consumados favorecían a aquellos poderes que usaban conspicuos lobbistas, quienes tenían fácil acceso a palacio, recurriendo a vínculos cultivados en épocas de revolución y exilio. Es lo que se repitió desde la revuelta de los pingüinos y se vio en el apoyo testarudo a proyectos que tenían un extendido rechazo social y ambiental

Por todo lo expuesto, por esa gran masa de chilenos que se automarginó de la política, por los que exploraron una alternativa diferente que los interpretase con mayor sintonía, la Concertación perdió el gobierno. Así se vio venir en las elecciones municipales, cuyos resultados cualquier político no obcecado habría leído con lucidez.

Y perdió porque no pasó el filtro que puso la ciudadanía: la probidad y la transparencia. El sentimiento mayoritario de chilenos que rechazan la corrupción, venga de donde venga, y que por ende rechazaron, con un voto de omisión o abstencionismo, el relativismo moral y el cinismo político que mostró la Concertación, cuesta abajo en la rodada.


Atacama, sábado, 03 de abril de 2010


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martes, marzo 23, 2010

Estrategias para la Reconstrucción


Estrategias para la Reconstrucción: las necesarias alianzas del Estado con la Sociedad Civil y el Empresariado.

·         Se trata de trabajar unidos frente a la catástrofe, marcando las diferencias en la dedicación concreta mostrada en ese esfuerzo. Se trata de volcar las energías políticas de la presunta oposición a la acción nacional de la reconstrucción, con lo cual las fuerzas jóvenes que surjan en esta nueva etapa podrán legitimarse positivamente, aprendiendo de asociatividad y cooperación, valores muy necesarios en una sociedad maleada por el egoísmo individualista.

El nuevo gobierno debe estar muy complicado frente al desafío de reconstruir el país con la realidad de un aparato público que ha recibido de la Concertación, el cual cuenta con un escaso margen de maniobra para poder actuar como amerita el estado de catástrofe que vive el país.

Los grandes empresarios  son fieles a sus intereses y, más allá de la proyección de imágenes y marcas que supuso la campaña televisiva de 24 horas para juntar fondos para la emergencia, en el momento de dar sustentabilidad a la reconstrucción aparece inmediatamente el lobby que busca reducir al máximo el impacto que las medidas de gobierno pudieran tener sobre sus negocios.

Es algo que el actual Presidente conoce bien, ya que ha vivido en las ligas mayores de los negocios y desde esa óptica, y tal como lo señala Peter Drucker, una de las tareas empresariales es influir en las decisiones políticas para que ellas puedan favorecer sus intereses. Pero cuando Sebastián Piñera y su equipo han pasado al otro lado del mostrador, descubren el escaso margen de maniobra que les deja el sistema imperante, ése que administrara por 20 años la Concertación, más papista que el Papa, sin tocarle un cabello a las bases del modelo heredado desde el régimen militar.

Sin embargo, el momento histórico con medio país por el suelo, demanda medidas extraordinarias y una voluntad política enérgica para romper las reglas cuando fuere necesario. Porque para poder actuar como un estadista y aprovechar la oportunidad histórica que le ha dejado la catástrofe, en términos de lograr revertir esta crisis y convertirla en una gran ocasión para la corrección de las inequidades estructurales del modelo, Sebastián Piñera necesita articular alianzas estratégicas del Estado con la Sociedad Civil y con los  Grandes Empresarios, de manera de poder dar viabilidad a los cambios que significa pasar, al menos por el período de su gobierno, de un Estado Subsidiario a un Estado Empresario.

Esta sería la respuesta estatal  para poder dirigir los recursos hacia mega proyectos de reconstrucción y recuperación productiva, que permitan una inflexión a partir del enorme retroceso que ha significado la catástrofe.

En sus relaciones con la Sociedad Civil, los grandes aliados serían: la clase media, los profesionales, comerciantes y pequeños empresarios, los funcionarios públicos del país, con quienes sería necesario articular un gran pacto social. Una de las claves para este acercamiento, debiera ser la formulación de un plan de subsidios directos para la recuperación de viviendas y de actividades productivas.

Plantear capital de riesgo para emprendimientos, con criterios de asociatividad, cooperación y mancomunión de esfuerzos por grupos o sectores, permitiría asegurar que el gasto público no sea asistencial sino de inversión. Si el Gobierno fuese capaz de construir una relación no asistencialista con la gente afectada por la catástrofe, podría ganar un amplio espacio en materia de liderazgo y recuperación de confianzas.

En ese ámbito de lo social las diversas sensibilidades políticas podrán competir por lograr mayores protagonismos en la base social, aportando la energía de sus movimientos o de sus militantes, pero todos lo harían en función de un plan dirigido por el Estado, que conjugue un camino nacional para recuperar poblaciones, barrios, pequeño comercio y empresariado. Se trata de trabajar unidos frente a la catástrofe, marcando las diferencias en la dedicación concreta mostrada en ese esfuerzo. Se trata de volcar las energías políticas de la presunta oposición a la acción nacional de la reconstrucción, con lo cual las fuerzas jóvenes que surjan en esta nueva etapa podrán aprender de asociatividad y cooperación, valores muy necesarios en una sociedad maleada por el egoísmo individualista.

En sus relaciones con los grandes empresarios es donde el gobierno debe plantearse con una férrea voluntad política para aplicar cambios tributarios efectivos. Porque para hacer mayonesa hay que romper huevos, esta coyuntura es excepcional y nadie podría negarse a una medida impositiva de justicia social. El gobierno, si se atreve, está en condiciones de legitimar acciones extraordinarias para equilibrar el gasto fiscal, para realizar con acciones propias del Estado las obras gigantescas que demandará la reconstrucción.

En este  gran desafío, el Estado debe ser capaz de facilitar la coinversión público privada, pero para ello debe sanear algunas zonas oscuras del Estado, como lo sería el  sistema de Concesiones que construyó la Concertación, para hacerlo transparente, desconcentrado, descentralizado a nivel territorial y con participación ciudadana para su implementación.

También sería necesario revisar el Sistema de Empresas Públicas para obtener una máxima fiscalización de su gestión, para que dejen de ser ghettos que nadie controla y donde se benefician de los ingresos los que manejan esas empresas, sin que exista un balance social efectivo de esas organizaciones públicas desconcentradas.

Si el Estado pudiese en el marco de la catástrofe idear soluciones para avanzar en el mejoramiento integral de la infraestructura nacional, se podría presentar a los inversionistas mundiales un banco de proyectos BOT, Building, Operate and Transfer, que permitan asegurar la participación compartida de agentes económicos nacionales, de capacidades empresariales intermedias que podrían configurarse como clusters e incorporando el control ciudadano y de los Gobiernos Regionales. Con un rayado de cancha equitativo, los inversionistas extranjeras vendrán y competirán por posicionarse en el Plan de Reconstrucción de Chile.

Y en la aplicación de un Royalty más justo a las compañías mineras extranjeras, que mantienen una gran deuda medioambiental con Chile, el Gobierno no debe atender la tesis de los lobbistas de turno que ya están hablando que un cambio de reglas del juego podría espantar la inversión extranjera, porque eso es una falacia, ya que en el contexto global el recurso es valioso y es interés de las grandes compañías mundiales seguir manejándolo, por lo cual hay espacio para imponerles un trato equitativo después de décadas de manga ancha, con reglas absolutamente inequitativas.

En resumen, la Historia ofrece una oportunidad única a Sebastián Piñera para que capitalice las banderas de un progresismo nacional, al realizar en su mandato aquellas expectativas que alguna vez se esperó de la Concertación, conduciendo los esfuerzos de reconstrucción moral y económica del país, con un Pacto Social que se funde en estos dos frentes estratégicos: la sociedad civil y el empresariado responsable de Chile.

Chañaral, 20 de marzo de 2010.
Hernán Narbona Véliz
Administrador Público, Académico UNC, Periodista Digital
Miembro de PFC Periodistas Frente a la Corrupción


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sábado, febrero 27, 2010

Catástrofe revela consecuencias de malas prácticas

Estamos asombrados viendo como colapsan carreteras recién construídas, edificios nuevos que todavía no terminaban de venderse. Si se compara los daños en construcciones añosas frente a las que se levantaron en las últimas décadas, se podrá detectar que ha habido edificaciones que resistieron bien, que estuvieron bien construídas, y otras que se desmoronaron. El seismo fue el mismo y los efectos muy diferentes.

Era lo que se temía frente al descontrol que se generó en los últimos tiempos, donde los controles se relajaron y se aplicó y abusó del principio de buena fe. Pero hay personas honestas y responsables, como tambié transfugas que no trepidan en burlar las normas para maximizar su lucro.

Es de esperar que el nuevo gobierno sea muy enérgico para enmendar las malas prácticas, perseguir las responsabilidades criminales de quienes hayan faltado a la fe pública y hayan vendido construcciones de mala calidad, las mismas que en este terremoto han demostrado su debilidad, malas estructuras, rompimiento de las normas de calidad y de seguridad.

Es algo que habrá que investigar de manera drástica. Para sancionar a los corruptos que hayan autorizado proyectos mal formulados y que debieron fiscalizar con idoneidad técnica y moral. Y los empresarios que hayan puesto en riesgo la seguridad de las familias que adquirieron con gran esfuerzo sus viviendas,  esos son tan criminales y corruptos como los funcionarios que hicieron vista gorda, y deberán responder por sus actuaciones.

Sugiero que se consolide a través de estas comunidades la información de las situaciones de este tipo que se hayan generado a raíz del terremoto 2010, para que se pueda identificar a los responsables y orientar a las personas en la defensa de de sus derechos.

La impunidad sería inaceptable.
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Atacama, 27 febrero 2010.




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martes, febrero 23, 2010

Sentados a la puerta de su casa...

martes 23 de febrero de 2010


Sentados a la puerta de su casa...


Sentados a la puerta de su casa...
  • Porqué gran parte de los chilenos, muchos ya descreídos de la política,  está sentado a la puerta de su casa contemplando y saboreando sonriente, el desalojo de la Concertación, después de 20 años.

Este artículo está inspirado en una excelente nota de Jorge Maturana Dueñas, publicada en Facebook, donde se sostiene que la Concertación en el gobierno representó el ala progresista de la derecha y que hoy Piñera y el empresariado que lo acompaña, ha salido del closet, le ha quitado simplemente las banderas a esa burocracia desgastada, y tomado personalmente las riendas del modelo, que por 20 años fuera administrado lealmente por la burocracia concertacionista.

La gran estafa en la recuperación democrática.

El problema se remonta a los grupos de poder que asumieron frente a Europa la representación de hecho de las fuerzas políticas excluidas por el golpe del 73.

Esas cúpulas capitalizaron la relación y la solidaridad europea, pero lo hicieron – en el marco de la caída de los socialismos reales- en un cambio conceptual de su ideario, incapaces de levantar una contrapropuesta ideológica al orden globalizado neoliberal que emergía.

Ese abandono de una utopía progresista contestataria al orden mundial neoliberal, de parte de los retornados aggiornados desde Europa, significó que al momento de abrirse las fronteras, irrumpieran en los escenarios de la transición con diplomas de seudos héroes y literalmente con ese halo y descalificando a los líderes sociales locales, ellos se tomaran el poder en 1989, desplazando los liderazgos locales, descalificando por conflictivos a quienes laboraron en Chile por la recuperación, sin recibir las ayudas recolectadas en Europa, y asumieron en los ochenta los costos de su accionar libertario.

Esos que llegaron muy bien organizados se ordenaron de forma pragmática y pactaron la transición, resignando las banderas levantadas por una sociedad más justa. Sólo les interesó el poder, aunque éste fuese tutelado, y la política fue administrar lo que había, sin el menor esfuerzo por aplicar los cambios cualitativos que contenían los programas de los noventa generados por las instancias locales antidictadura.

Facturas pendientes a las cúpulas que se van

Esa traición de principios llevó a la vía "de lo posible", llegando a una neo-concertación derechizada, que desmovilizó a la civilidad, que estafó respecto a las reivindicaciones de reparación a las víctimas, que dejó de lado los programas de promoción pyme o de diversificación exportadora.  

Si la derecha en su repliegue tuvo la inteligencia de anclar el modelo en aspectos de fondo, generando redes de medios de comunicación, los de la Concertación desmantelaron la prensa independiente y negaron el apoyo del Estado a medios que habían sido claves para recuperar la democracia representativa.

Esa derecha vestida con ropaje de izquierda  - en una retórica utilitaria de izquierdismo versus derechismo- condujo a escenarios de alta corrupción en áreas sensibles del Estado, ideando colusiones para generar puentes oscuros con grupos empresariales especialmente convocados. El humor certero de Coco Legrand supo tocar estos temas  en la apertura del Festival y ¡vaya que interpretó el sentir multitudinario al denunciar corrupciones que están allí, fresquitas¡

El resultado está a la vista. El desalojo lo hizo la gente de la propia Concertación, que simplemente no votó, que se jugó en primera vuelta por una alternativa que tomó con alfileres este ideario del desencanto profundo y levantó un 20,3%. Después, se fueron de vacaciones y tomaron palco, sin tragarse campañas del terror, esperando lo que se sabía iba a ocurrir.


Antofagasta, 23 de febrero de 2010.



La Nota que publiqué en Facebook es un artículo de Ramón Poblete, se puede ver en este link: http://www.facebook.com/#!/notes/jorge-maturana-duenas/el-nuevo-escenario-politico-tras-el-triunfo-de-pinera-i-los-empresarios-salen-de/350099822473.
La publicación original de Ramon Poblete se puede ver aquí: http://www.generacion80.cl/noticias/columna_completa.php?varid=7432
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