sábado, septiembre 22, 2007

Las rutas del agua


Las rutas del agua

Al desierto hay que tenerle respeto, en sus dunas y mesetas no se puede improvisar. Para navegar en su soledad inmensa y procurar conocerlo, hay que viajar con baqueanos que ubiquen sus riesgos y sepan conducir al visitante por las rutas del agua.

Por ese relieve agreste, los incas supieron diseñar caminos y acueductos. Nos enseñaron a bajar el agua en terrazas, llevando vida, a la dura roca milenaria. Esto que es fácil de leer en los libros de texto, se hace una odisea enorme cuando uno recorre la inmensidad de esos caminos, cuando se tragan cientos de millas de estériles mesetas, cubiertas apenas con una vegetación porfiada de champas color verde terroso. Es increíble ver como los cactus se visten de una esponja verde para absorber la camanchaca, es impactante como sus brazos intentan cazar una estrella pero se conforman al final con la bruma marina que los baña y hace que el seco y rocoso paisaje se haga habitable, con zorros y pájaros de desierto, que viven de ese parásito que cubre los cactus, avecillas que son a su vez apetecidas por aves mayores y así, el desierto crece en vida agreste, en especies aguerridas que le hurtan al desierto pequeños espacios de sobrevivencia.

En medio del desierto el hombre instaló las salitreras que hoy son pueblos fantasmas, reliquias de una época de rigores. El desierto ha guardado con el respeto que no tuvo el poder, los restos casi intactos de las víctimas de la masacre de la Escuela de Santa María de Iquique. Al descubrirse la evidencia de la barbarie, es el desierto el que denuncia la falta de humanidad, para gritar al mundo que quienes violentan la vida deberán esperar, tarde o temprano, el juicio de la historia.

Quiero compartir estas impresiones desde las serranías de Atacama, con sus amplias mesetas latigadas por vientos de acero que pulen la rocas y tallan en ellas paisajes de ensueño, campos lunares, figuras gigantes que reposan como esfinges en los cerros. Cumbres matizadas de colores, con un increíble azul entre sus tonos cuando el sol juega a los espejos de agua y multiplica las vetas de nieve que engalanan las cumbres de seis mil metros. Allí la majestuosa, imponente y señorial presencia de volcanes dormidos conforma el marco natural de una dimensión milenaria, que no alcanza a transgredir la mano humana. Desde esas altas cumbres, desde glaciares atesorados, brotan como venario mágico los pequeños riachuelos que van agrupando sus vetas de agua para transformarse en cascadas, en cuyo entorno, con un tímido verdor, proliferan familias de guanacos que recorren los llanos altiplánicos escapando de la mano artera de los cazadores.

La vida circula aledaña al agua, como en barbecho, como un vivero que custodia la naturaleza, blindándolo de frío y vientos para que el hombre se aleje y no la destruya con su insensatez o su codicia.


El agua cuando cruza y se contamina con la tierra ácida de metales no es buena para el hombre. Son los animales los que distinguen en el desierto esas aguas venenosas de las que son aptas para saciar su sed. Por todo esto, hay que tenerle respeto al desierto, sentir en su silencio o en sus bocanadas de viento gélido, que constituye un espacio reservado para un nivel mayor de conciencia, que de esas enormes alturas puede fluir una esperanza nueva para otras civilizaciones, en otro tiempo distante. Tan imponente es el desierto y sus salares, que cuando uno se aproxima a él, en forma natural te penetra la piel un mensaje atemporal, dejado en el cosmos por pueblos de otras épocas, que supieron rendir honores a la madre tierra, que supieron que el agua es de todos y de nadie, que al hombre le compete aprender las lecciones y los ciclos de la naturaleza, sin violentar sus reglas, sin dañar el entramado divino de su cadena ecológica.

Cuando te asomas al desierto y lo cruzas atrevido y explorador de sus rutas de agua, aprendes de a poco que se necesita muchos siglos en el cuerpo para llegar a identificar sus caminos, sus secretos.

Sé de quienes lo han logrado, sé de quienes se integraron con amor y respeto a sus desfiladeros, sé que ha habido pueblos y hombres que inclinaron la cerviz ante tanta maravilla para aprender con humildad absoluta sus lecciones milenarias. Aún quedan vestigios de los pueblos nómades que circulaban por las rutas del agua apacentando sus piños, transitando por desfiladeros de montaña, a lomo de mula, libres como el viento.

Ay de aquellos que vengan a estas tierras a invadir la pureza de estas montañas, ay de quienes quieran talar estos cactus o asesinar los camélidos salvajes, ay de aquellos que movidos por la codicia pretendan demoler esta arquitectura del cielo. Sobre ellos caerá la maldición del viento andino que ametrallará sus escuálidas almas por siempre, impidiendo su reposo. Las rutas del agua son misteriosas y cuando florece ese desierto inhóspito y salvaje, un canto profundo viene a decirnos que la vida en estas dimensiones, exige respetar sus crucigramas de arenas y sales, porque detrás de esa soledad y ese silencio, la vida está allí, sumergida debajo de los siglos, esperando el nuevo ciclo natural que la hará nuevamente ser un vergel planetario. En la conciencia de la tierra, el tiempo humano es apenas un chispazo insignificante. Hay que respetar esos secretos.

Atacama, 22 de septiembre de 2007





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lunes, septiembre 17, 2007

Libro "Miedo al Miedo. Poemática para abrir nuestras ventanas" ahora en Internet


Un libro escrito entre 1973 y 1983, publicado en 1987, ahora Ud puede leerlo en http://www.literatos.cl/escritorhnv/

Donde ud. puede, además, revisar los trabajos en prosa, crónicas y ensayos, del autor.

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sábado, septiembre 15, 2007

Viajero Frecuente


Viajero Frecuente

En esos instantes previos al decolaje del avión, inconscientemente viene ese repaso veloz a la vida, en una acelerada sucesión de sensaciones que tienen como vértigo de fondo las turbinas galopantes en la cabecera de la pista.

Entregados totalmente a un riesgo que, aunque muy improbable, no podemos manejar, uno puede apreciar a los demás pasajeros que están allí, cerca de uno y por esas casualidades del destino cumpliendo el mismo rito del viaje. Qué absurdo cuando te clasifica la compañía aérea en preferentes y normales, que hilarante es ver que algunos se creen el cuento de la preferencia y asumen luego, con la misma resignación que los demás, que no te den el diario y que te extiendan como de favor esa cajita paupérrima que se llama servicio a bordo.

Con mi mujer decidimos viajar de ahora en adelante llevando huevos duros y un termo con té, para hacer sentir nuestra protesta ciudadana por los precarios snacks que mantiene la compañía tradicional.

En medio de este escudriñar introspectivo, mientras el avión carretea hasta el extremo de la pista, se vive un tiempo especial para hilar ideas y sueños. Siempre pienso en lo aburrido que sería caminar al más allá acompañado de extraños, quizás el camino y la antesala que debamos cumplir nos dé tiempo para conocernos. Me pregunto que tan expedita habrá de ser esa atención clasificatoria por la que tendremos que pasar, donde no se toma número ni reserva porque nadie parte en la víspera. Si a uno le toca salir cascando, como decía mi abuela, no habrá tiempo de enchular el currículum, partirás con lo puesto y, como dice el adagio funebrero, de aquí nadie se lleva nada. Lo embromado es que en esa entrevista no podrás blufear ni hacerte el lindo. Alguien te tiene la ficha mental completa, peor que la que te saca a diario el Gran Hermano, En la celestial están incluidos los pecados callados, esos que son pura imaginación, esos que estuvieron siempre conectados con la libido, por ejemplo, cuando divisabas alguna compañera de oficina que estaba en situación de merecer. Allí arriba, al momento de los quiubos, no hay tiempo para ponerse serio por fuera.

A partir de allí dicen que se borran los registros, que alguien se ocupa de formatear tu disco duro y te colocan de nuevo en la línea de innovación tecnológica, quizás con el ombligo más perfilado, las orejas más grandes y corregidas esas pifias que fuimos acumulando con el correr de los años. Quizás con apéndice nuevo y con vesícula, te dejen en condición de remontar tus experiencias pasadas en una nueva caminata, en una nueva libertad de decidir tus acciones.

Cuando se viaja en pareja, estos instantes previos activan la empatía mutua y son instantes tiernos, de manos enlazadas, como que se respira una tregua silenciosa de la vorágine diaria en toda la cabina. Una vez que el avión alcanza su altura de crucero y las nubes son una alfombra idílica, las cumbres nevadas se empinan para mirar el pájaro plateado que proyecta su sombra sobre laderas inexpugnables, uno se acomoda y suspira hondo,

El tema es saber si uno está preparado para una partida definitiva de manera abrupta. Duele pensar en los trabajos pendientes, respecto a los hijos, a la pareja, las promesas no cumplidas, las veces que empañamos un día diáfano por una discusión intrascendente.

Mucho se comenta de almas en pena que no se asumen en la otra frontera y siguen articulando acciones de este lado, confundidos, perdidos. Cuando estoy en momentos límites en donde, de ocurrir lo temido, no habría tiempo de nada, uno se permite revisar como en un rayo toda una vida, poniendo en el tablero las trampas, las caídas, los anhelos, los logros y las frustraciones.

Es un momento para separar lo urgente de lo importante, es el momento en que muchos celulares mandan besos de despedida, besos de preembarque que están azuzados por esas agujas inconfesables del temor a no tener otra chance. Al arribar el vuelo, todos encienden de nuevo sus coleópteros electrónicos para comunicar estoy aquí, llegué bien.

Y, a los minutos, peleando por un carrito para sacar el equipaje, esquivando a los taxistas que te invaden con sus ofertas, se rompe la burbuja y seguimos el ritmo de siempre, jurando que tenemos toda una vida por delante. A partir de allí lo único que te interesa es que te hayan registrado el millaje como pasajero frecuente.

15 de septiembre de 2007




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miércoles, septiembre 12, 2007

Cuando la democracia debe poner mano dura


La marginalidad, las drogas, la comunidad invadida por las mafias son ingredientes reales del problema.

Sería un simplismo pensar que el vandalismo es una acción consciente de un supuesto rechazo al neoliberalismo. Eso sería válido respecto de esa clase media de sesgo intelectual que entiende el trasfondo de términos manidos como globalización y neoliberalismo. Pero, allí, en las poblaciones, lo real es que ese vandalismo se liga claramente a la ocupación que de los espacios públicos han hecho las pandillas, los agentes del microtráfico y sus esbirros, que son reclutados a través de la adicción y son zombis que actúan sin una mínima cuota de racionalidad.

Si uno suma a esos ingredientes el dato macroeconómico de pésima distribución de la riqueza, con todo lo que ello implica, estaríamos aproximándonos a un fenómeno complejo, que para poder ser resuelto exige, aunque no sea políticamente correcto expresarlo, mano dura.

La democracia no tiene que ser débil para conducir el Estado. Las acciones contra el delito deben ser ejemplarizadoras y una de las debilidades de la actual administración es entramparse y confundirse cuando plantea "los derechos humanos", ya que, al final se termina privilegiando los derechos de los delincuentes, de los vándalos, antes que los derechos de las víctimas, de hombre y mujer de a pie, ese trabajador que otrora vivía una digna pobreza proletaria, que aspiraba a movilidad social por la vía de la educación, pero que hoy está arrinconado por la delincuencia que se apropió de su barrio.

Se confunde la libertad con libertinaje y en gran medida el Estado está pecando de omisión.

Posiblemente lo que planteo levantará polvareda. Pero está claro que no podemos confundir las organizaciones sociales legítimas, ligadas a las víctimas de la represión de Estado durante el régimen militar, con esta realidad de bandas sin ideología, que buscan arrancar un espacio a la fuerza para pertenecer al sistema al menos en sus símbolos de consumo. Y como no han asimilado para nada el camino del esfuerzo, están de lleno en el camino fácil del robo vandálico, el microtráfico y todos los ilícitos asociados.

Los hechos dolorosos se anoche, con Carabineros sobrepasado por delincuentes armados, con pobladores que no podían regresar a sus hogares, con armas de fuego de grueso calibre y delincuentes que actuaban, vaya uno a saber obedeciendo a qué siniestras directrices, es algo realmente preocupante.

Estamos frente a pandillas organizadas por fuera del sistema, que han buscado el caos por el caos. Sería ceguera y oportunismo político adjudicarles alguna carga ideológica, como normalmente se conciben las posiciones políticas. Allí, nada de ideología, sólo un profundo resentimiento y una cultura de marginalidad que tiene otros vectores, responde a otras dinámicas de poder, que son leyes de la selva, lealtades mafiosas, totalmente alejada de lo que es una sociedad cívicamente organizada.

Lo cierto es que estono es, ni más ni menos, que una consecuencia de una malentendida libertad, de la desatención de un problema que se fue incubando a vista y paciencia, el consumo de pasta base en las poblaciones populares. En este cocktail se agregan los derechos sin deberes, lo que se traduce en ese libertinaje invasivo de jóvenes violentos que no respetan nada. Frente a eso se requiere una función policial fuerte. Cuando las sociedades pasan momentos de riesgo, en democracia hay resortes como para imponer el orden público.

¿Qué significaría poner ley marcial por la noche crítica y así actuar ipso facto contra los ejércitos del narcotráfico que mantienen en el terror a los barrios? ¿Sería menos democrático el gobierno si estableciera situaciones de excepción que contempla la institucionalidad para resolver momentos de crisis?

Es patético pensar que el país no tiene cárceles suficientes porque el Estado falló en el deber de gestionar su construcción a tiempo y que por ello la práctica de la puerta giratoria se haya hecho cotidiana, desprotegiendo a la comunidad.

Creo que nadie diría que no es democrático imponer con fuerza un orden social de convivencia segura, pero que la fuerza se direccione hacia quienes efectivamente corresponda.

Sería la señal que Chile espera de la democracia. El riesgo de no hacerlo es que se extienda la nostalgia del golpismo porque la gente recordará que "entonces sí había orden" aunque esa fuese la paz de los sepulcros.

Chile, 12 de septiembre de 2007




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lunes, septiembre 10, 2007

Hace 34 años se tronchaba un sueño



Un día como hoy, treinta y cuatro años atrás, trabajando como Aspirante a Vista de Aduanas en la Aduana aérea de Pudahuel, viví sin saber la víspera del día que ensombrecería la historia de mi patria, enlutando familias, desgajando el alma de este pueblo. Tenía 23 años y me había casado por el civil hacia poco más de un mes. En nuestros planes teníamos fijada la boda por la Iglesia para el sábado 15 de septiembre.

Esa mañana del 10 de septiembre los funcionarios jefes del aeropuerto viajaron a Santiago a una reunión política importante. En el aeropuerto quedamos pocos funcionarios de la planta profesional a cargo de la Aduana. Los funcionarios de oposición vieron que era un buen momento para citar a reunión extraordinaria del gremio para intentar un voto de apoyo al paro que la derecha impulsaba en contra del gobierno popular del Dr. Salvador Allende.

La asamblea de la Asociación de Empleados de Aduana comenzó alrededor de las 11 de la mañana; había una mayoría de auxiliares y administrativos. Un Vista antiguo del Partido Nacional planteó que fuéramos al paro, quisieron votar rápido, pero allí fue cuando pedí la palabra.

Las lides universitarias de la reforma me habían dejado una positiva experiencia comunicacional, que se había encaminado al Periodismo como segunda profesión. La convicción de esos años breves , pero intensos, me ayudó en esos momentos para ser elocuente, mesurado y preciso al plantear, sin posturas ideológicas, nuestro deber funcionario como servidores del Estado de trabajar y mantener abierto el aeropuerto, sin hacerle el juego a quienes buscaban agudizar la crisis que se vivía en el país. Mi amigo Manuel, compañero de universidad, estaba allí cuando dimos vuelta la asamblea y evitamos que la convocatoria al paro se concretara.

Esa tarde inicié el camino hacia Valparaíso, pues, como el fin de semana había cumplido turno en aeropuerto, me correspondía tarde libre. Todavía recuerdo que hice dedo y un señor me llevó en citroneta hacia el puerto. Fueron más de 3 horas de viaje, evitando la carretera que estaba cortada por los camioneros en paro, en Curacaví y en Casablanca. Yendo por el camino cintura llegamos a Valparaíso alrededor de las 6 de la tarde.

Esa noche me sentí mal, un poco de resfrío y mucho de tensión por el día que había vivido. Con mi compañera nos acostamos temprano, comentando el día y esa aprensión que todos vivíamos, el percibir que la crisis política iba creciendo hacia un despeñadero, pero sin pensar que estábamos precisamente en la víspera del día más traumante de nuestra breve historia de sueños y utopías.

Rosa, mi mujer, tenía recién 18 años y yo 23. Cuando observo hoy a nuestros tres hijos y los veo aún adolescentes con ya más de esa edad, me sorprende descubrir cuan maduros fuimos para enfrentar la adversidad y cómo nos repusimos de esa época de alto riesgo, para seguir juntos y por toda la vida.

Han transcurrido 34 años. Mañana serán 34 de aquel amanecer en que sentimos las botas recorrer los cerros, cortar la Avenida España y controlar los accesos al puerto. Esa mañana debí partir al aeropuerto de madrugada, en el primer bus a Santiago, como era usual hacerlo; pero amanecía un día diferente, preámbulo de la epopeya y la tragedia, que significó despertar nerviosos, pero asumiendo que se venía lo temido, aunque jamás imaginamos que alcanzaría tales grados de crueldad y ensañamiento.

Escuchamos la Radio Magallanes hasta que cerraron sus transmisiones con un bombardeo, pudimos oír el discurso final del Presidente Allende y esa misma mañana del once de septiembre, comenzamos a destruir y quemar las muchas cartas y postales que le había enviado a mi noviecita colegiala desde Europa. Esquelas llenas de amor que le escribía a diario cuando recorría orgulloso, como joven funcionario del gobierno popular, diversos países para explicar a las organizaciones juveniles de Europa la vía democrática hacia el socialismo, que intentábamos construir cristianos y marxistas.

Hace 34 años se rompió el sueño y hoy se vienen a la memoria miles de rostros, olvidados adrede, que son las vivencias de un pueblo que tuvo un sueño, que tuvo un proyecto que duró 1000 días. Hasta hoy damos gracias a Dios por habernos tenido juntos ese amanecer del 11 de septiembre de 1973.

Valparaíso, 10 de septiembre de 2007





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domingo, septiembre 09, 2007

Cumbre APEC y calentamiento global


Cuando en esta angosta y larga franja de tierra nos miramos el ombligo, el mundo sigue su marcha, afrontando las nuevas amenazas. En la reciente cumbre de APEC en Australia, la Presidenta Michelle Bachelet se pronunció a favor de medidas que reduzcan las emisiones que causan el calentamiento global.

Es de esperar que esto conlleve compromisos reales, pues el deterioro climático, la desertificación o las inundaciones, son expresiones de un planeta que se convulsiona y, a medida que suba la fiebre, peores serán los efectos. Si se pasa lista en forma periódica a los desastres que se han vivido en el planeta, los incendios en Grecia, los huracanes que barren el Caribe y Centroamérica, las inundaciones en China, son señales de que el daño puede ser irreversible.

Por ello, el planteamiento de Chile en el Foro Asia Pacífico es una señal positiva, siempre que sea consistente en las decisiones internas de nuestro país, donde la variable medio ambiental ha sido siempre el hilo más delgado, a la hora de privilegiar actividades económicas que son intínsecamente contaminantes o depredadoras.

Cada tanto, surge en términos comunicacionales, la señal de cambios, pero son arduos los esfuerzos de las comunidades para frenar la invasiva acción de grupos fácticos que formulan proyectos inmobiliarios que rompen el paisaje, el patrimonio habitado y natural de nuestra geografía.

Afortunadamente, proyectos inmobiliarios como el de Cerrillos, que significó destruir el aeródromo,, postulado como un Parque del Bicentenario, aparece hoy en tela de juicio por no haberse respetado las condiciones del legado que daba a esos terrenos exclusivo destino aeronáutico. Cerrillos podría, si la justicia respalda los títulos originales, recuperarse como área para la aviación civil y aeropuerto alternativo de Santiago, lo cual es lógico como medida de seguridad aeronáutica y seguridad estratégica nacional.

El medio ambiente trabajado con inteligencia, sin fundamentalismos , puede ser un excelente negocio para los empresarios y los pueblos. Corfo está difundiendo el uso de energías alternativas, limpias, pero, contradicciones del sistema en que nos movemos, siguen funcionando ter,moeléctricasa con petcoke que es altamente cotaminante y peligroso para la salud de las personas.

Frente a los discursos en Asia Pacífico, Chile debería entrar en la corrección de su política energética, abriendo con gran voluntad política espacios a energías alternativas, menos contaminantes, como la eólica o la que se puede producir de las mareas. Un golpe de timón del Gobierno en estas materias, podría mejorar sustancialmente la percepción ciudadana respecto a estos temas. Pero hay que tener claro que, al momento de decidir entre contaminación y preservación ambiental, no se puede estar bien con Dios y con el diablo.

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viernes, septiembre 07, 2007

Acuerdo Chile - Japón, optimismo moderado


Estamos en un mercado para el cual somos interesantes en la medida que nos ubican como plataforma para acceder al resto de América. Si pensamos que somos un mercado real de no más de 5 millones de consumidores, las asimetrías entre Chile y la región asiática son inmensas. Hasta ahora hemos sido sus proveedores de commodities y nuestro modelo de exportación primaria ha sido interesante en la medida que proveemos materias primas y recursos naturales, con bajas exigencias medio ambientales para la instalación de proyectos extractivos. El TLC puede ayudar a la diversificación, pero será un trabajo arduo poder ganar mercados dentro de Japón, ya que es una comunidad muy cerrada y de altos estándares de exigencia.

El TLC suscrito por Chile y Japón viene a completar una estrategia de inserción de Chile en el Asia Pacífico, que nos ubica como el país de América Latina mejor posicionado en ese mercado.China, Singapur, Corea del Sur y Japón suman una población de 1485 millones habitantes con un ingreso per cápita promedio de 22 mil dólares. Chile recién ha cruzado la barrera de los 12 mil dólares per capita, mientras Japón tiene 35 mil dólares percapita.

Japón es la segunda economía del mundo con 128 millones de habitantes, su inversión en investigación y desarrollo es del orden del 3,0% de su PBI con lo cual lidera la innovación tecnológica y desarrolla un sistema comercial inteligente que cubre los aspectos financieros, comerciales y logísticos de manera integrada, con presencia mundial de Jetro, a nivel público, y de sus tradings en el plano privado. Hay que tener la habilidad en el marco del Acuerdo de Asociación Económica de sumar organización chilena a las estrategias de mercadeo de Japón y eso significa cultivar confianzas con mucha paciencia y persistencia.

La sociedad nipona es corporativa por excelencia y sus negocios privilegian siempre el aspecto étnico, es decir, prefieren hacer negocios con sus propios connacionales. Esto debe ser mu claramente entendido por Chile para poder ofrecer a Japón con empatía una plataforma confiable para competir con Europa, China y Estados Unidos en el cono sur americano.

Prepararnos culturalmente para negociar con Japón es indispensable. La seriedad y visión de largo plazo del japonés puede chocar con el inmediatismo e improvisación del chileno y así se perderán oportunidades. Creo que Japón crecerá en volúmenes de exportación hacia Chile por sus canales ya establecidos.

La oportunidad está en construir de manera inteligente proyectos de coinversión que aúnen esfuerzos chileno-nipones para abordar juntos los mercados cercanos. Es al menos una hipótesis de trabajo.



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martes, septiembre 04, 2007

¿Hacia donde apuntará la mayoría silenciosa?


Que la Concertación y la Alianza alcancen en la encuesta Adimark cada cual, apenas un 20% de la aceptación ciudadana, plantea en Chile una gran incertidumbre: casi un 80% de la población manifiesta un descontento con las dos coaliciones, de gobierno y oposición. En el fondo, se expresa una percepción de rechazo al actual sistema político, que tampoco se canaliza en una adhesión a la izquierda extra parlamentaria, que sigue estancada en un orden de 9% de aceptación. La pregunta clave es hoy ¿cómo manifestará esa mayoría silenciosa su voluntad soberana?

¿Quién será capaz de interpretar con nuevos liderazgos este potencial ciudadano?

El binominalismo está agotado al trasluz del sentir ciudadano, pero se mantendrá por ahora como instrumento de distribución del poder entre dos bloques de gran parecido. Pero, si decrece la legitimidad del sistema político, la estabilidad del país se debilita y si no se abre el sistema político de manera real, profundizándose la democracia, la desconcentración política, la regionalización y la participación ciudadana, Chile enfrentará escenarios de alto riesgo en términos sociales.

El gobierno no supo capitalizar el gran respaldo inicial de Michelle Bachelet de manera asertiva, rompiendo moldes, anticipándose a los conflictos, cortando amarras para evitar el lastre que la ha inmovilizado.

El chileno de hoy, al trasluz de estudios que perfilan sus conductas, no cree en la clásica división entre izquierdas y derechas y ello se refleja en esa distancia obvia de la clase política. Es peligroso para la democracia que exista esta tendencia de descreimiento en la institucionalidad porque puede llevar a escenarios de convulsión social demoledores.

Pienso que a partir de esta etapa se abre el juego político social y se profundizará la competencia por el liderazgo vacante en la sociedad chilena. quizás con la aparición de nuevos actores pertenecientes a esa mayoría silenciosa que reflejan las encuestas.





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domingo, septiembre 02, 2007

Un nuevo Septiembre en Chile


La sociedad chilena busca preferentemente el disfrute, pasarlo bien, carretear, vivir el aquí y ahora sin hacerse mayores preguntas, sin memoria, escapando a todo lo que pueda empañar el relajo dieciochero.
Consistentemente con este sentir, se aprobó prestamente una ley que fijó el 17 de septiembre como feriado, con lo cual los chilenos nos preparamos para una semana corrida dedicada a la fiesta, que de patria sólo tiene algunas cuecas, la parada militar y la chicha en cacho, y donde la incitación a la juerga borra de un plumazo toda lucrubración aburrida sobre nuestra identidad o nuestra historia. Temas que se posponen indefectiblemente para Octubre.

El Siglo XXI ha ido perfilando un chileno diferente al de veinte o cuarenta años atrás. El hedonismo ha calado hondo en los comportamientos de la población. El grueso de la población busca alcanzar rápidamente los medios para pertenecer a una sociedad consumista, inmediatista y farandulera. En una carrera competitiva realmente despiadada, los jóvenes corren tras un espacio para poder darse gustos, ojalá con mínimas complicaciones, muchos agrupados en tribus urbanas, con un sentido gregario segmentado que no alcanza para recrear o repensar la sociedad. Abúlicos frente a la cosa pública, profundamente desconfiados del sistema político, de la justicia y de las policías, tratan de construir su mini feudos donde poder encontrar el espacio para la recreación, para compartir unas chelas, para inventar un carrete. Nada de complicaciones, bajo nivel de compromiso, son jóvenes que se podrían comparar con la posguerra europea o la pos dictadura franquista, con una historia familiar cada uno, que se hace lastre colectivo repleto de frustraciones y dolores no resueltos, cargas de carácter afectivo, con fragmentación de la familia, incertidumbre en el abordaje de la madurez, muchos sin alcanzarla nunca.

Una amiga economista me decía que la sociedad de hoy es de adolescentes que llegan a los treinta sin haber asumido su responsabilidad, con demasiados escapes para asumir compromisos y, por ende, estamos en una sociedad que no tiene generación dirigente de recambio, que permanece conducida por un sistema que, reconocido por todos como inequitativo y excluyente, está ahí, sin que nadie le coloque el cascabel al gato.

En etapas como la que empieza hoy, con este Septiembre 2007 de carrete largo, es probable que aparezca el espejismo de un país cohesionado tras símbolos patrios, unidos tras la emoción de un desfile o de una tonada combinada con música rock. Sin embargo, cuando pasemos las fiestas, cada cual seguirá siendo espectador de lo que quiere mostrarnos la sociedad mediática y así, vendrán nuevos tips en la agenda, presenciaremos similares discursos y todo seguirá donde mismo, con un Chile que se aproxima a sus 200 años de vida independiente, pero que es aún incapaz de estructurar un proyecto coherente para alcanzar el desarrollo. Porque siendo ello tarea de toda la comunidad nacional, difícilmente podrá alcanzarse si la gran mayoría es simple espectadora-televidente de una realidad manipulada.

La actitud displicente que cargamos como sociedad, nos hace ver los problemas de muchos compatriotas, como lejanos y ajenos, enfrascándonos en lo propio, en nuestro pequeño macetero o parcela de poder, con dificultades para articular confianzas y para pensar en largo plazo.

Palabras que dejo a beneficio de inventario. Porque, como todos, transitaré Septiembre a media máquina, entre brindis y tertulias de vino y cueca. !Salud¡



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