lunes, agosto 22, 2022

Favorable clima para las inversiones con la Nueva Constitución



Operadores financieros internacionales especializados en determinación de riesgo país, han señalado que, de aprobarse la propuesta constitucional el próximo  de septiembre, en Chile no se prevén elementos que puedan poner en riesgo la estabilidad macroeconómica. 
En esta columna se expone por qué la nueva Constitución Política,  generará un mejor clima país para las inversiones directas, que son las que ingresan para apalancar con capital, equipos o tecnología proyectos de mediano y largo plazo.

Las definiciones que contiene la Nueva Constitución, desde el prisma político económico, propician la iniciativa privada, estableciendo como límite los preceptos de respeto a la naturaleza y los ecosistemas. Del texto, en forma muy coherente, surgen reglas muy claras para la participación de los inversionistas internacionales, las que, a medida que se implemente el cronograma de normas transitorias, ubicarán a Chile en un estándar comparable a países europeos y escandinavos.

La  factibilidad de un proyecto en el mediano y largo plazo, involucra determinar el valor mínimo de rentabilidad que debiera tener un proyecto, habida cuenta del riesgo país. Los inversionistas recurren a indicadores de riesgo como el EMBI (Emerging Markets Bonds Index o Indicador de Bonos de Mercados Emergentes), que confecciona J.P. Morgan Chase, banco especializado en inversiones, sobre la base de cumplimiento del servicio de la deuda externa emitida por cada país. La tasa de riesgo guarda directa relación con la mayor o menor certeza de que un país cumpla con sus obligaciones crediticias. Una matriz de riesgo país, mide, en especial, riesgos políticos y, en tal sentido, la nueva Constitución sacará a Chile de una crisis institucional profunda, con un camino cierto para construir un sistema más descentralizado, con un pacto social de mayor equilibrio y equidad.

La Nueva Constitución dará paso a una economía social de mercado, una economía mixta, donde el Estado recupera sus roles de regulación y fiscalización, con capacidad para emprender y desarrollar actividades económicas, con una descentralización que propicia un desarrollo armónico de las regiones y con un respeto a la naturaleza, en armonía con sus ciclos naturales. Además, la Constitución consagra la autonomía del Banco Central, una conducta monetaria responsable y fortalece las funciones de la Contraloría sobre las empresas públicas y sobre toda empresa en la que el Estado tenga participación. En este sentido, cabe destacar el Artículo 1 de la propuesta constitucional declara que Chile es un Estado social y democrático de derecho; el Artículo 8 que señala que toda persona tiene libertad de emprender y desarrollar actividades económicas, agregando un principio sustantivo: su ejercicio debe ser compatible con los derechos consagrados en esta Constitución y la protección de la naturaleza; el artículo 170 señala que la corrupción es contraria al bien común y atenta contra el sistema democrático y el 172 establece la inhabilidad para ocupar cargos públicos o de representación popular a los condenados por actos de corrupción.

Hacia un mejor clima país.

La superación de un modelo neoliberal sin parangón a nivel mundial, de capitalismo salvaje, lleno de opacidades, donde no ha existido libre concurrencia, donde la corrupción, expresada, entre otros ilícitos, en el tráfico de influencias, el cohecho activo y pasivo,  la malversación de recursos públicos, las relaciones impropias de la política con los negocios; permitirá, por el ejercicio de la ley y con la gradualidad que el mismo texto constitucional fija en sus disposiciones transitorias,  que la economía chilena avance hacia un clima de mayor transparencia y probidad, lo que debe acompañar al principio de libre competencia.

El Estado Regional, con una acción proactiva de los territorios en el planeamiento de su desarrollo integral, permitirá que los mercados den paso a una mayor desconcentración y descentralización territorial, con un sentido de interés general y bien común, que se basa en la participación de una multiplicidad de agentes económicos, con un fomento a la asociatividad y el cooperativismo, lo que significará avanzar hacia en condiciones de convivencia menos asimétricas, con una participación activa y vigilante de la ciudadanía a través de sus fuerzas vivas, en barrios, ruralidad, comunas y regiones autónomas.

Los proyectos de inversión tendrán como siempre una evaluación social y ambiental, pero a ello se sumará la participación ciudadana vigilante que establece la Nueva Constitución. La Transparencia y la Rendición de Cuentas son elementos que generan confianza y son enriquecedores para que la inversión tenga un impacto multiplicador y procure un encadenamiento productivo, que supere el extractivismo y sus pasivos ambientales.

En un proceso de gestión en comunas y regiones autónomas empoderadas, se hará práctica una democracia directa, comunitaria y participativa, expresada en consultas, plebiscitos o iniciativa de ley por parte de la ciudadanía. A esto se debe agregar la creación constitucional de instituciones autónomas y con patrimonio propio que se ocuparán de fiscalizar a los demás poderes del Estado y entes privados que actúen en actividades económicas de servicio público, para prevenir todo tipo de abusos. Son las Defensorías del Pueblo, de la Niñez y de la Naturaleza, más el organismo fiscalizador que se ocupe de la defensa de usuarios y consumidores (Sernac o como se le denomine en la ley). Una mayor independencia del Poder Judicial fortalece también el clima que busca todo inversionista que funciona en marcos éticos y de responsabilidad social.

 El traslado de poder a la sociedad civil y este sistema de defensorías que podrán prevenir o detectar situaciones de abusos, a los DDHH, de impacto social y ambiental,  ordenan una convivencia en armonía y estabilidad, en términos de un comportamiento de respeto, con la conciencia de que no existirá impunidad para los que transgredan la normativa. En esto último, Chile se colocará, ni más ni menos, en los estándares de EEUU o Europa en la sanción de los delitos económicos.

El hecho de que el Estado pueda retomar actividades económicas en forma directa o en coinversión, con una planificación indicativa, abre espacios atractivos para que el Estado pueda ser el motor al cual se vaya sumando la iniciativa privada, en un círculo virtuoso que podrá aterrizar en las regiones y comunas autónomas, como espacios concretos de realización de actividades económicas y sociales, ya sea en el territorio o el maritorio respectivo, en la armonía que la Constitución establece como marco.

Las comunas y regiones autónomas, dentro del Estado Regional, tendrán la capacidad de generar emprendimientos público privados, en asociatividad con las comunidades y con inversionistas privados nacionales o extranjeros, asegurando una gestión transparente para evitar toda clase de corrupción. En ese marco desconcentrado, los habitantes podrán participar de esos procesos, con una mirada de interés general y buen vivir, propiciando proyectos cooperativos o colaborativos, en asociatividad, para un desarrollo sustentable y para la industrialización de sus recursos naturales.Una vitrina de proyectos organizados con estos criterios sería una estrategia país  para sumar energías a  proyectos de envergadura que el país requiere desarrollar. En este orden de ideas, podrán articularse clúster de pequeñas y medianas empresas para hacerlas sujetos de coinversiones. Estamos hablando de un Estado Responsable que podrá, a través de organismos propios, como CORFO y Banco Estado, articular programas para colocar a las empresas locales en posición de relacionarse con inversionistas, aprendiendo  a cogestionar con socios externos y a manejar proyectos que les permitan crecer tecnológicamente, en un marco colaborativo que fije el Estado anfitrión de la inversión extranjera.

A los inversionistas interesa que en un país existan reglas claras, que exista una acción descentralizada en los espacios comunales o regionales, que los límites demarcados no se distorsionen por trenzas de corrupción disfrazada de lobby.

En general, cuando los mercados están cooptados por relaciones de poder subterráneas y violentas, eso espanta la inversión. Pero, por el contrario, cuando la autoridad dispone y respeta estándares claros, operando como en una casa de vidrio, con contrapesos de poder y una fiscalización constante y disuasiva, eso, lejos de amedrentar a un inversionista, le genera una mayor confianza e interés por incorporarse a un país que ofrece buenos y duraderos negocios.

Hernán Narbona Véliz, Periodismo Independiente, Corresponsal Diario La Razón.cl, 22.08.2022


 

Una mirada libre a nuestro entorno

viernes, agosto 19, 2022

Recuperación de la Naturaleza, un nuevo paradigma


Recuperación de la Naturaleza, un nuevo paradigma

Es un tema transversal que mantiene en ascuas a la humanidad, el estar atravesando momentos de alta conflictividad, con la guerra entre Rusia y Ucrania, las guerras en África, las tensiones entre China y EEUU por Taiwán, la amenaza de una hambruna mundial,  todo ello  en medio de una escalada que evidencia el agotamiento del orden mundial de pos segunda guerra mundial, perfilándose  una reestructuración del poder mundial, con una ocurrencia creciente de situaciones límite, que nos han regresado al equilibrio del terror que imperó durante la guerra fría en el Siglo XX.

Siendo resultado de una realidad económica centrada en el crecimiento ilimitado, en los combustibles fósiles y la concentración de la riqueza a nivel supranacional, el cambio climático nos está golpeando cada día con mayor fuerza. La agudización de eventos extremos, con una destrucción dramática de los ecosistemas, altísimas temperaturas e incendios en Europa, África, California, sequías e inundaciones, gigantescos desplazamientos humanos, fenómenos extremos que conforman un escenario anunciado por décadas, pero que los países desarrollados que más contaminan, no han querido ver.

Remecer a la dirigencia que controla el poder, para que atienda el momento crítico que atraviesa la humanidad, demanda, primero, una mirada holística que intente escudriñar en la complejidad de esta interdependencia en que vivimos; y segundo, movilizarnos individual y colectivamente, para intentar frenar las tendencias entrópicas hacia la destrucción y procurar un golpe de timón, que permita la sobrevivencia y procure una convivencia armónica con la tierra para las futuras generaciones.

En este contexto, pienso que la civilidad del planeta está reaccionando desde las bases sociales de manera disruptiva en contra de una institucionalidad deslegitimada, que ha sido responsable de un modelo global, que se ha basado en una economía anclada a los combustibles fósiles, la concentración de la riqueza y la búsqueda de un crecimiento ilimitado, que ha instalado un extractivismo depredador en diversas regiones del planeta, que han sido condenadas como zonas de sacrificio.

Chile es un país pequeño, que tuvo una naturaleza generosa en flora y fauna, con recursos minerales abundantes y un mar que permitía el sustento abundante de productos del mar. Sin embargo, la realidad actual muestra una pérdida alarmante de los ecosistemas, de los glaciares, con un avance del desierto y una mega sequía que ha afectado por 10 años la región central, la más populosa del país,

A partir de la explosión social de octubre 2019, Chile canalizó esa energía social hacia un proceso constituyente que concluye el próximo 4 de septiembre cuando se deberá votar el plebiscito de salida. Las sensibilidades de la ciudadanía frente a la realidad reseñada, se vieron reflejadas en la propuesta de Nueva Constitución que da un giro profundo al modelo implantado en Chile por la dictadura cívico-militar, a partir de 1980. Y, lo más trascendente y espiritual, es que el texto propuesto consagra a Chile como un Estado Ecológico  “Artículo 1. Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico.”

Chile: la Naturaleza será  sujeto de derechos y el Estado se obliga a su protección y recuperación

De cara a los desafíos del Siglo XXI, la nueva constitución estaría innovando al plantear una pertenencia del hombre a la Naturaleza. Sigue éticamente el espíritu de nuestro himno patrio, en ese poema de Eusebio Lillo, que deja una impronta histórica: “Puro, Chile, es tu cielo azulado, puras brisas te cubren también, y tu campo, de flores bordado, es la copia feliz del Edén, Majestuosa es la blanca montaña, que te dio por baluarte el Señor y ese mar que tranquilo te baña te promete futuro esplendor”

Chile fue premiado en bellezas naturales, pero ha sufrido un modelo de capitalismo salvaje y Estado subsidiario, que ha abusado e irrespetado de los bienes naturales, en un derrotero nefasto. La nueva constitución explícitamente asume la crisis climática del planeta, consagrando principios rectores que plantean un reencuentro profundo del hombre con la Naturaleza, subordinando todo el quehacer político económico a un respeto por territorio y el maritorio, este último, un moderno concepto jurídico que fija el deber del Estado de legislar en protección de los océanos. Establecer el principio de pertenencia a la Naturaleza es de una profundidad y pertinencia sustantivas. Así, el Art. 17 de la propuesta constitucional señala:

“1. Los derechos fundamentales son inherentes a la persona humana,

universales, inalienables, indivisibles e interdependientes.

2. El pleno ejercicio de estos derechos es esencial para la vida digna de las

personas y los pueblos, la democracia, la paz y el equilibrio de la naturaleza.”

Frente a la sinrazón de la codicia y la fuerza, Chile está levantando una mirada  de cordura en pro del bien común, para accionar colectivamente a través de la integración regional, sumando voluntad política para salvar el planeta, dejando un mundo vivible a las futuras generaciones.

 “Artículo 8

Las personas y los pueblos son interdependientes con la naturaleza y forman

con ella un conjunto inseparable. El Estado reconoce y promueve el buen vivir

como una relación de equilibrio armónico entre las personas, la naturaleza y

la organización de la sociedad.”

Para sostener una posición de paz y de medidas concretas de supervivencia frente a la crisis climática, Chile se compromete a educar para generar una conciencia de respeto a la Naturaleza.

Artículo 39

El Estado garantiza una educación ambiental que fortalezca la preservación,

la conservación y los cuidados requeridos respecto al medioambiente y la

naturaleza, y que permita formar conciencia ecológica.

 

Que una constitución política, desde este pequeño país de Sudamérica, formule una convivencia centrada en los derechos humanos y en armonía con el medio ambiente, puede ser una señal ética al colectivo planetario, para obligar a las instituciones, al poder, a asumir a tiempo compromisos concretos para frenar la extinción de la especie. Creo que, con su nueva constitución, de ser aprobada el 4 de septiembre próximo, Chile compartirá con el mundo una esperanza genuina de recuperar humanidad, en la medida que nos asumamos con humildad navegantes de una misma y única nave, que debemos cuidar para nuestros descendientes.

 

Hernán Narbona Véliz, Escritor, Poeta, Periodista Independiente, 05.Agosto.2022.

 

 

Una mirada libre a nuestro entorno

jueves, agosto 04, 2022

Nuevos referentes y mayoría silenciosa


Nuevos referentes y mayoría silenciosa

 Alguna vez escribí sobre "el partido joven" ¿Qué tal una relectura? 

(Reproduzco este artículo escrito el año 2007)

 

Cuando escribí el 2003 sobre el Partido Joven imaginaba una gran reacción generacional juvenil que irrumpiría en el sistema político electoral con una energía demoledora. Pero me equivoqué al creer que esa reacción provendría de los adolescentes de los ochenta, que vivieron desde dentro el movimiento de la civilidad por la recuperación democrática, las protestas, la inscripción de los partidos, el plebiscito. No fue así, esa generación de los ochenta sufrió la frustración y pasó a ser diluida dentro del sistema neoliberal, buscando en el hedonismo y el consumismo, válvulas de escape para esta marginalidad ilustrada de clase media.

Tuvieron que ser los pingüinos, generación Siglo XXI, los que remecieron el sistema desde la secundaria, golpeando en lo medular de la inequidad, la educación. Tumbaron Ministros, impusieron agenda, debilitaron un gobierno lleno de contradicciones internas. Se sentaron en una comisión tipo "mesa de te club" y terminaron de nuevo descontentos, ahora desde un sitial universitario, reclamando por el gatopardismo que tuvo la reforma educacional, que mantuvo el negocio para los sostenedores privados entregando algunas señales de mayor fiscalización, pero en cuanto a calidad de la educación, sin solucionar la brecha entre educación privada y pública. Los secundarios del primer año de Michelle Bachelet, fueron quienes expresaron su desconfianza en la clase política, como voceros emblemáticos de esa mayoría silenciosa que no está inscrita en los registros electorales.

En general, esos líderes transitan por dimensiones paralelas a la institucional. Al sistema binominal nunca le ha interesado que ingresen abruptamente en el ruedo electoral. Los prefieren dispersos, en abstención perpetua, para no afectar los equilibrios y cuotas que estilan las cúpulas, cualquiera sea la tienda partidaria. Sin embargo, las turbulencias políticas actuales y el descontento instalado en el plano familiar, en millones de hogares afectados en su cotidianeidad por errores que tienen tras suyo una mala gestión, un desprecio por la gente, un manejo a puertas cerradas de operaciones de miles de millones de dólares, en fin, el destape de situaciones repudiables que se ha conocido en los casos del Transantiago y EFE, por nombrar los de mayor impacto social, han instalado en el escenario político chileno un estado de latencia social que es como ese silencio que precede una gran explosión.

 

Es una sensación de preámbulo de algo diferente, con políticos rebeldes de lo estatuido, que se descuelgan altamente propositivos, buscando capitalizar ese desencanto extendido, buscando construir nuevas confianzas. En este escenario no caben maniobras comunicacionales del marketing político, la sensación de la ciudadanía es visceral, aunque no tenga claro con quienes canalizar esa bronca acumulada. Y eso no significará que puedan provenir revoluciones, nadie tiene energías ni ánimos para aventuras de ese rango, pero sí se siente que hay una masa mayoritaria, despertando, preguntándose cómo y por donde y con quienes se podrá retomar espacios para el bien común, luego de un manejo de una economía de mercado cruzada por el tráfico de influencias y la corrupción. Cómo lograr que el mercado no siga la tendencia concentradora, cómo lograr que la fiscalización sea proba y eficaz para eliminar las distorsiones y los abusos. A esa mayoría silenciosa le agrada un sistema de mercado, pero no éste que está lleno de monopolios u oligopolios que estrujan a la clase media.

Lo nuevos referentes que están por surgir competirán con el sistema de partidos que monopoliza los nombramientos de candidatos,

Creo que surgirá una suerte de transversalidad ciudadana para rechazar candidatos de nivel central que quieran aterrizar con la mayor desfachatez en comunas o distritos que no conocen ni por fotos.

La transversalidad ciudadana tendrá mucho que ver con redes de intereses y con proyectos comunes y poco con ideologismos. La dialéctica de izquierdas y derechas le ha servido a la clase política para plantear un juego electoral, pero en la prueba de la blancura el detergente termina siendo el mismo, con marcas y envases diferentes que den la sensación de que se está eligiendo, pero en los hechos más de lo mismo.

Frente a a eso, percibo que surgirá un movimiento de civilidad en donde podrán estar los ciclistas furiosos, los empleados públicos, los ciudadanos por la defensa de múltiples problemas comunales, por múltiples abusos y acciones invasivas de los niveles de poder central. Percibo un escenario político nuevo, que recoge nuevas banderas, como pueden serlo la transparencia y las acciones anticorrupción. También veo el riesgo de un nihilismo violento que se expresa cada vez que hay una movilización ciudadana pacífica, con actos de vandalismo y su consecuente represión. Esa dialéctica perversa de confrontación termina en mayor autoritarismo y en la negación de las libertades básicas de los ciudadanos.

Por eso, si la clase media no se compromete y no suelta amarras del consumismo que hoy la esclaviza con su farándula y voladores de luces, mal podrá ser en sí misma un referente político de cambios cualitativos. Si la calle se la ganan los violentistas y vándalos, se cerrarán las alternativas ciudadanas de movilización social cívica y organizada. Esto último es el desafío de esos nuevos referentes, que deberán tener el tino suficiente para no verse entrampados por las etiquetas descalificadoras que querrán aplicarles. Los líderes nuevos están por surgir, en estado de latencia social, con una gran carga de energía acumulada. No serán productos de marketing político. Soplan vientos cruzados, estemos atentos.

 

Hernán Narbona Véliz, Periodismo Independiente. Valparaíso, 30 de diciembre de 2007.

Una mirada libre a nuestro entorno

martes, agosto 02, 2022

TROPEZAR CON LA MISMA PIEDRA



TROPEZAR CON LA MISMA PIEDRA

 

Quizá suene a juego de palabras: cuán desconcertados están los cabreados de la ex Concertación, al ver que, por pases esotéricos, de nuevo esos mismos concertacionistas siguen en el poder, en su misma parada histórica: trancar la pelota.

 

 En el proceso vivido a partir de los 90, se derrumbaron los sueños de una conquista democrática real. Yendo más atrás, remontándonos a aquellos principios republicanos que formaron nuestra adolescencia, cuando la Universidad tenía compromiso con su entorno, había debate y se esgrimían visiones de mundo, con vehemencia y respeto cívico, al retornar la democracia, vimos imponerse la lógica mercantil, que de todo hizo negocio. La masiva aspiración de acceder a la Universidad, se tradujo en la proliferación de las universidades igual que los malls, con proyectos educativos febles, sin rigor, asfixiando la saludable crítica de otrora.

 

Cuando en 1973 se rompió la convivencia y vino el terrorismo de Estado, luchamos por recuperar la democracia. Pero, se impuso el oscurantismo mercantil y. con él, un negacionismo que ha buscado lavar de sangre a la dictadura. Muchos viejos líderes revolucionarios, al parecer, se dieron cuenta que, para una movilidad social express, bastaba con cruzar la vereda y servir al adversario ideológico. Así lo hicieron y sus aspiraciones ya no fueron vivir en Ñuñoa sino en la Dehesa. Ya no fueron dirigentes poblacionales de la Legua, sino miembros de directorios de corporaciones multinacionales. En el exterior, aprendieron a coludirse con los intereses del neoliberalismo global y adecuaron su discurso para vestirlo de "realismo político", de "pragmatismo", de "la medida de lo posible", tratando de justificar su obsecuencia y traición.

 

Ese es el fondo emocional de la frustración de la vieja izquierda y que explica la abstención, el desencanto y su alejamiento de la política. La disidencia, los díscolos, aquellos que eran excluidos por ser francotiradores y conflictivos, esa mayoría que fue premeditadamente desmovilizada, esos comunicadores y trabajadores de la prensa que habían abierto camino a la democracia, quedaron al margen del binominalismo y sus medios alternativos desaparecieron. El pueblo no ha perdido su sensibilidad con las ideas progresistas, pero descreen de la partidocracia. Y ha sido ese pueblo sufrido el que masivamente se fue sumando a las movilizaciones sociales, los que se plegaron a los espacios que abría una nueva generación joven, que repudiaba expresamente el continuismo de la Concertación, mientras sufría en carne propia un Estado Subsidiario enclavado en el sistema. Pero, el motor principal han sido las mujeres, que se convirtieron en vanguardia; los ancianos empobrecidos por la estafa previsional de la dictadura y profundizada por la Concertación, llenaron las calles. Muchas causas fueron vectores simultáneos del descontento social. La depredación, el saqueo del agua, las zonas de sacrificio, el sobre endeudamiento, la usura de la banca y el retail, fueron elementos de una tormenta perfecta.

 

El 18 de octubre de 2019, fuerzas telúricas remecieron el sistema. Las deslegitimadas instituciones estuvieron al borde del colapso. Entonces vino el Acuerdo por la Paz. A regañadientes de las élites, se abrió el proceso constituyente, que no lograron amallar, que se les fue de las manos y cobró vuelo propio desde la base social. Con un 2% de aprobación, las élites políticas en ejercicio, parecieron estar en vías de desaparición.

Cuando se inicia la Convención Constitucional y se logra superar la camisa de fuerza de los 2/3, con participación de independientes y pueblos originarios, creímos que se allanaba el camino. Sin embargo, la naturaleza humana tiene fuertes cargas de ruindad, que parecen ser insoslayables y en la Convención eso se vivió. Durante el año que duró la Convención, se perdió el halo principista con que habían sido electos los convencionales. Despropósitos, situaciones mezquinas, una campaña metódica de desprestigio de la Convención por parte del Rechazo más convencionales ex concertacionistas o ex nueva mayoría, serán episodios que la historia deberá registrar en su dimensión e impacto. El asunto es que, con las elecciones presidenciales y parlamentarias se vivió un contrataque de la reacción y la política partidista excluyó a independientes y volvió a un cauce binario, forzándose así alianzas con personeros profundamente cuestionados, que volvieron al gobierno con Gabriel Boric, ocupando áreas claves. En paralelo, la Convención siguió su propia odisea y la cumplió.

 

Pese a todos los escollos, desde la sociedad civil se logró incorporar en el texto de la Propuesta de Nueva Constitución Política de la República de Chile, un conjunto sistemático de principios que configuran una forma más democrática y descentralizada de ejercer el poder; un capitalismo de economía mixta y sustentable, con mayor regulación y fiscalización; un Estado Regional Ecológico, Plurinacional y Social de Derecho. Un nuevo diseño institucional que rompe las bases del modelo, abandona el individualismo, la concentración del poder y procura la participación vigilante de la ciudadanía y los territorios, fijando una hoja de ruta para una convivencia con mayor justicia y paz social. Se establece un Estado responsable de entregar y asegurar los derechos fundamentales.

 

El 4 de septiembre el plebiscito tiene sólo dos opciones. El Rechazo, con todo su poder mediático, busca mantener el sistema incólume. El Apruebo es un derrotero de cambios profundos y graduales, fijado en las disposiciones transitorias de la Nueva Constitución.

 

Ha sido el gobierno, surgido desde la generación de recambio de la izquierda, el que, por consideraciones de realismo político, que suelen llamar gobernabilidad, ha declinado elementos sustantivos de su programa, al incorporar personeros que han sido protagonistas de aquél pasado que condujo a la explosión social de octubre. Es lo que está dando botes en el área chica de la izquierda chilena no militante, histórica y cultural. ¿Qué necesidad tuvo el equipo de gobierno de incorporar al gobierno a quienes han sido parte del problema y nunca de la solución?

 

Un 95% de la población no milita en ningún partido. Un 50% de la población se ha abstenido en las elecciones con voto voluntario. El plebiscito es de voto obligatorio y sobre 15 millones tendrán que votar. Hay una izquierda latente, que no milita, descontenta, víctima persistente de los abusos y asimetrías del modelo. Esa población no se siente representada por los partidos, pero sí confió en el camino constituyente, concurriendo masivamente a las urnas señalando con un 80% de los votos, preferir que representantes populares, no parlamentarios, escribieran la nueva constitución. En poco ha ayudado a fortalecer el Apruebo esta mala junta del gobierno y eso habla de una mala lectura de la élite política frente al proceso social y sus dinámicas propias.

 

Al parecer el equipo político ha sobredimensionado la influencia que pueden tener los partidos para lograr avances en el Congreso, toda vez que el accionar del Ejecutivo ha sido ripioso y poco eficaz. Si abrirse a la ex Concertación hubiese sido para asegurar un trabajo legislativo de piso, esto les ha fallado y ese error estratégico le ha significado aplazar decisiones claves, como nombrar nuevo Presidente del Consejo de TVN y nuevos consejeros, o mantener sin nombramiento de nuevas autoridades, servicios claves para combatir la evasión y el contrabando.

 

En este mes de agosto, de cara a la ciudadanía, se deben sincerar intenciones. Las élites políticas quisieran monopolizar el debate, pero no tienen legitimidad para hacerlo. Pese a haber terminado la Convención Constitucional el 4 de julio, la soberanía ha vuelto al pueblo soberano. Desde el mundo social se reconoce como nuevos líderes legítimos emergentes, a ex convencionales. Los políticos sólo profitan de los espacios en medios controlados por la derecha, pero en los barrios son otras las conversaciones y son sin ellos.

 

Los senadores, que ven el término del Senado en la nueva Constitución, actúan como incumbentes y desesperan, esgrimiendo argumentaciones capciosas, pretendiendo ser los únicos lúcidos para mostrar caminos a Chile. Pero el pueblo los conoce, hace décadas cayeron las caretas y, aunque ellos piensen que el pueblo no lee o no entiende lo que lee, se equivocan. Las personas sencillas, las trabajadoras y los trabajadores no comulgan con sus ruedas de carreta y tienen muy claras las causas profundas de la situación que los agobia.

 

Con la memoria fresca, aunque quieran disimular sus conductas, su traición de fondo, esa alianza servil a grupos que manejan los hilos del poder, los amarillos, los gatopardistas, se enredarán en sus propias mentiras. Por todo ese historial, poco aportan a la tendencia social que está emergiendo. No serán esos zombies los que orientarán el voto de las grandes mayorías. Serán los líderes del pueblo sencillo, esos que hicieron pan de la nada y nos entregaron el 4 de julio el borrador de Nueva Constitución, a quienes el pueblo cree y respeta.

 

La intención de los políticos históricos de aferrarse como se pueda al poder, no sólo es patético, sino recuerda un mensaje popular al gobierno del Presidente Boric: Dime con quién andas y te diré quién eres.

 


Hernán Narbona Véliz, Periodismo Independiente, Corresponsal en Valparaíso del diario La Razón.cl, 02/08/2022.

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