miércoles, septiembre 28, 2005


EL DIA DESPUES DE LOS HURACANES
Alerta amarilla por la crisis fiscal de EE.UU.
28-sep-05
Luego de la ira desatada de la naturaleza, del paso devastador de los huracanes bautizados Katrina y Rita, por el sur de la superpotencia, surgen las noticias del día después.

La reconstrucción y los mismos de siempre
En el recuento, el New York Times ha alertado sobre la asignación preferente que estaría produciéndose entre el Gobierno Federal de George Bush y Halliburton, cuyo Presidente Ejecutivo era, hasta que se inició el gobierno de Bush, el actual Vicepresidente de los Estados Unidos, Dick Cheney. Se trata de una corporación que estuvo investigada por el Congreso por adulteración de balances para mejorar su posición en la Bolsa; una firma que ha lucrado con las guerras de Bush en Afganistán e Irak. Una subsidiaria suya es la que provee vituallas a las tropas y que se ha ganado la mayoría de los contratos para la reconstrucción de Irak.
Ahora, frente al anuncio del Presidente Bush en orden a invertir 200 mil millones de dólares para recuperar las ciudades devastadas New Orleans y Lousiana, Halliburton estaría tomando el grueso de las obras de reconstrucción, las que estarían siendo asignadas a dedo por el gobierno federal.
Sospechas también ha despertado en los Estados damnificados la intención de Bush de involucrar al Ejército en el control de seguridad interna, lo cual está prohibido por la ley. Si esta medida pasara, se estaría dejando un peligroso precedente de militarismo interno, por encima de la democracia local, la cual perdería el control de las situaciones de emergencia en sus propios territorios.

Un déficit insostenible
Cuando el Presidente norteamericano en terreno, declara muy suelto de cuerpo que gastará en la reconstrucción más que en la guerra, los norteamericanos, incluso los republicanos, se preguntan ¿de donde?
George W. Bush recibió el gobierno de Bill Clinton con 300 mil millones de superávit. Hoy, cinco años de gestión Bush y el déficit llega a 400 mil millones de dólares anuales. La guerra de Irak ya es la más costosa de la historia. Ahora se han sumado los huracanes y con ellos el desaliento creciente de los consumidores.

La incapacidad del Estado para frenar la pendiente de endeudamiento ha significado que Estados Unidos sea hoy una economía riesgosa y China ha dado una señal mundial a los inversionistas al salirse de las reservas en dólares y optar por una canasta de monedas. Todos los países comienzan a evaluar el riesgo país de Estados Unidos, incapaz de sostener su gasto militar; una economía compradora que siempre fue locomotora mundial, pero que, sumando errores estratégicos en gestión fiscal (como la rebaja de impuestos que han favorecido a las grandes corporaciones), tiene hoy una deuda externa que alcanza el 250% de su Producto Interno Bruto. El crecimiento del gasto estadounidense se ha financiado con deuda: el endeudamiento nacional pasó de 5,3 billones de dólares en 2001 a 7.9 billones de dólares actualmente.

Mark Weisbrot, Codirector del Centro para la Investigación de Economía y Política (Center for Economic and Policy Research) en Washington D.C. USA www.cepr.net sostenía en Agosto de 2004, que
en algún momento dentro de una década, y más probablemente en los próximos dos años, los inversionistas extranjeros verán que una fuerte declinación del valor del dólar será inevitable y comenzará a causarles pérdidas a ellos y a los avales del Tesoro Norteamericano.

Sumando deuda pública y privada acumulada, EE.UU debe U$ 38 billones, casi el PIB mundial. La deuda del gobierno federal es de U$ 7,5 billones, 65% del PIB, y el Congreso acaba de subir su techo a $ 8,2 billones. La mitad de esta deuda es de EE.UU al exterior. Cualquier país con fuerte déficit en la balanza comercial está obligado a controlarlo, garantizando al menos el pago de intereses. Pero EE.UU, al recibir capital gratis en reservas internacionales, ha podido aumentar su déficit fiscal.

Por otra parte, de acuerdo a los trascendidos de prensa, el presidente de la Reserva Federal Alan Greespan habría comentado con el Ministro de Finanzas de Francia, Thierry Breton, que el déficit norteamericano está fuera de control.

Katrina y Rita, dos golpes bajos al imperio
Una tormenta perfecta asoló New Orleans, provocó una catástrofe ambiental y social sin precedentes en el corazón del sur norteamericano, donde radican importantes refinerías de petróleo. Más de 1000 millones de dólares se invertirán en reconstrucción y Halliburton está allí, esperando. Se trata de la misma industria petrolera que ha influido en los Estados Unidos para evitar la sustitución energética. Es el pool mundial de las cinco hermanas del petróleo, las mismas que hicieron enormes ganancias con la crisis del petróleo en los setenta y ahora repiten su accionar en circunstancias muy parecidas. El resultado aquél, recordaremos, fue una escalada violenta de las tasas de interés que llevó a los países endeudados a la década perdida.

La petroleras del Siglo XXI han impulsado la privatización de la guerra. En esta crisis actual, a consecuencia de la guerra, ganan por la suba de precio del crudo y de los combustibles –que manejan en su transporte, refinación y distribución al cliente- y ganan, además, por mantener cuerpos de seguridad en los países ocupados. Conforman una maquinaria que estruja las arcas fiscales de la superpotencia. El impacto ambiental está a la vista: el planeta ya no resiste mucho más. El calentamiento global se precipita.

Son los grupos corporativos detrás del Pentágono. Mueven los hilos detrás del gobierno, y lo que se ve es sólo una imagen del poder real. Que Estados Unidos no suscriba el Convenio de Kyoto es un crimen a plazo, porque se está condenando con ello a las futuras generaciones a catástrofes impredecibles. La humanidad frente al imperio trata de presionar, espera alguna medida urgente, antes que sea demasiado tarde.

Katrina y Rita han sido expresión de una naturaleza desbocada por efectos de la acción humana y se han erguido como una señal, una evidencia irredargüible, como nuevas amazonas apocalípticas, vengadoras del abuso que el hombre ha hecho del planeta. Y han dado un golpe bajo el cinturón al imperio. Los norteamericanos han sentido el impacto de la Naturaleza y han comprobado que, mientras se desangran las finanzas públicas por una guerra inventada, que sólo sirve a los que manejan el crudo, ellos han sentido en carne propia el deterioro de las políticas de seguridad y de mínimo bienestar.

Una recesión mundial se está incubando

El desgaste de Bush ha sido consecuencia de la indecisión, de la vergüenza de los damnificados de haber sido encañonados por quienes se suponía que los iban a ayudar. Una reacción tardía e inadecuada del Gobierno Federal frente a la tragedia, lo que dejó en descubierto una situación económica insostenible de los Estados Unidos, que debe poner a Chile y a la región en alerta amarilla.

Cuando se ha construido un modelo exportador como el chileno, que significa más del 40% del PIB, es importante que se formulen medidas de contingencia, porque la realidad objetiva marca que vienen períodos de alta volatilidad en los mercados mundiales. Amenaza una nueva recesión mundial, producto de la imposibilidad de los Estados Unidos de seguir incrementando su deuda.

Si bien es cierto, Chile tiene una situación fiscal sólida, con un mercado externo abierto en 4 planos, Sudeste Asiático, Europa, Estados Unidos y la región sudamericana, el mercado norteamericano ha sido el destino de aproximadamente un tercio de nuestras exportaciones. Hay que anticiparse a una situación que la propia Reserva Federal está mirando con preocupación. Hay que considerar que aproximadamente un 12% de los fondos previsionales de los chilenos están colocados en las bolsas de valores norteamericanas, lo cual implica un alto riesgo sobre el cual nuestra Superintendencia de Seguros y Valores debería marcar alguna orientación de precaución.

Anticipemos medidas de contingencia

Por todo esto y mucho más, se hace necesario aterrizar a esta realidad esos pronósticos optimistas que se levantan augurando un 5 o 6% de crecimiento para el 2006. Lo serio, lo que debiera exigirse a la clase política que aspira a conducir este país, es un debate sobre situaciones de emergencia, que significarían una recesión a gran escala, que obligarían a reformular nuestro modelo y que el Estado tenga que intervenir en forma más activa en la economía, tomando medidas que a los teóricos liberales les arrisca la nariz. Por ejemplo, fomentar proyectos cooperativos, el comercio compensado, caminar hacia la utilización de energías renovables alternativas, invertir en la plataforma marítima gasífera, modificar el sistema previsional, desincentivar el uso automóvil. Replantear nuestra política exterior hacia nuestros vecinos para integrar una red energética que nos será indispensable.

Lo cual, significaría salirse del rol de simples monaguillos del modelo neoliberal mundial en crisis para poner en el debate ciudadano nuevas interrogantes y propuestas: ¿cuáles serían las acciones de contingencia para cuando venga un remezón financiero mundial?

No se trata de ser catastrofistas, pero tampoco ingenuos, como aquellos ratoncitos que seguían sonrientes al flautista de Hamelín.

sábado, septiembre 24, 2005


El rol de la palabra y la palabrería.


25/09/05

¿Donde están hoy los intelectuales? ¿Donde quedaron perdidos los sueños de reformas sociales que se encendían en las universidades para formar al hombre nuevo? ¿Donde el debate académico y científico?

Los intelectuales, esas personas que dedican sus energías principales al pensamiento científico y lúdico, a la creación de ideas, a las artes, a la crítica social y política, a la orientación prospectiva de la sociedad, han declinado con la implantación del modelo neoliberal y su influencia política hoy es mínima.

Noam Chomsky lingüista y ensayista norteamericano, definió a un intelectual como una persona que usa su cerebro. Todo el mundo usa su cerebro, por supuesto, pero, más allá de ese uso necesario para la supervivencia, hay actividades que se refieren a la opinión pública, a asuntos de interés general. “Yo no llamaría intelectual a alguien que traduce un manuscrito griego, porque hace un trabajo básicamente mecánico. Hay quizás pocos profesores que puedan llamarse verdaderamente intelectuales. Por otra parte, un trabajador del acero que es organizador sindical y se preocupa por los asuntos internacionales puede muy bien ser un intelectual. Es decir, la condición de intelectual no es el correlato de una profesión determinada”.

Este pensador ha reflexionado sobre el papel que cumplen los intelectuales cuando, en lugar de ejercer la crítica social y política, pasan a formar parte del gobierno de un país. Cita como ejemplo experiencias que se desarrollaron en distintas épocas en los Estados Unidos, entre ellas la administración de John Fitzgerald Kennedy, quien reunió a su alrededor a brillantes figuras del mundo cultural y artístico. En general, los resultados fueron negativos. Temerosos de equivocarse, cautivos de su prestigio, los cerebros más destacados de una nación, convertidos en funcionarios, demostraron una nociva rigidez.


Por su parte, Paul Johnson escribía en enero de 2005, en el National Review sobre la decadencia y caída de la intelectualidad occidental y allí marcaba la falta de talento en los denominados intelectuales de hoy, que más bien son productos de marketing envueltos en el celofán de la soberbia.

En nuestra realidad e historia reciente, podemos comprobar que aquellos líderes universitarios de los sesenta, que pintaban como líderes espirituales, críticos de su entorno, salvo contadas excepciones, se han ido pasmando.

El decaimiento de la palabra permite distinguir entre quienes la utilizan con respeto y coherencia y otros que la utilizan a su antojo, buscando en la palabrería impostar de intelectuales. Este deterioro de la calidad de los que deberían iluminar caminos se ha producido, precisamente, en la medida que fueron encandilándose con el tener y dejaron de lado el ser. Los parámetros de éxito en la sociedad de consumo indican que hay que posicionar un nombre que atraiga el dinero.

En las elites académicas se abandonó el debate. Durante el régimen autocrático militar el miedo caló hondo y muchos de los que hoy detentan la dirección de casas de estudios, se enclaustraron literalmente en sus cúpulas de cristal para que no los alcanzara el ojo censor del poder y así, trataron de flotar y transitar sin magulladuras el período represivo. Se debe recordar que al inicio del proceso militar la represión “había limpiado” la academia de pensadores marxistas o reformistas, quedando a partir de allí la obsecuencia instalada en las conciencias.

Sin embargo, esta situación que podría llegar a entenderse como cuestión de sobrevivencia, fruto del miedo enquistado en la sociedad, no terminó con la recuperación democrática, sino que simplemente se profundizó con nuevas coordenadas.

Los académicos perdieron la brújula, comenzaron a competir entre ellos por fondos concursables, entraron sin mínima autocrítica en un sistema universitario que fue degradando la función investigadora de las casas de estudios. El sentido mercantilista sustituyó el sentido principista de la cátedra universitaria y el pragmatismo recomendó archivar la crítica para así poder ser elegible en los fondos concursables, mirando el negocio antes que la función social de ser voz crítica y prospectiva de la sociedad.

La falta de planteamientos de las universidades es en parte consecuencia de este fenómeno de cosificación de la misión universitaria. Mantener cátedra universitaria dejó de ser un honor que premiaba el pensamiento y la austeridad y comenzó, cada vez más a convertirse en un asunto de negocios. Los pensadores, los doctrinarios, los que aportaban visiones más allá del bosque, quedaron reducidos a una mínima cohorte, aislada del poder, sin que surgiera una generación intelectual de recambio, quedando en claro abandono la función principal de la universidad, ser cuna de ideas y de conocimiento.

En la dinámica actual el debate se ha dejado de lado. Se teme al disenso fecundo. Se busca liderar con un buen producto y un buen mercadeo, sin cruzar ideas, temiendo al emplazamiento, eludiendo metódicamente cualquier planteamiento categórico. La crítica política no surge de las aulas universitarias, la cuestión regional o comunal no figura en sus planteamientos, y todo eso impacta en los educandos, que reciben una formación feble, paupérrima de valores, que no busca promover personas libres, sino que castra por omisión en ellos el mismo espíritu democrático, la libertad de descubrir e imaginar, la libertad de poner en la agenda sus propias ideas de sociedad, sin temor a equivocarse.

Por eso, una labor titánica para las futuras generaciones será rescatar la palabra y erradicar la palabrería.

martes, septiembre 20, 2005

Comentarios después de la firma de la nueva Constitución del 2005, que reforma la Constitución de 1980.

No ha concluido la transición. Sigue pendiente para la Historia el esclarecimiento de la maquinaria de muerte que se puso en funcionamiento para derrocar un gobierno constitucional.

No ha concluido la transición porque se mantiene la impunidad. Aún miles de familias llevan el peso de no haber dado cristiana sepultura a sus seres queridos.

No ha concluido la transición porque no se ha discutido de cara al pueblo las razones que podrían justificar el silencio impuesto por 50 años a las declaraciones por violaciones a los derechos humanos, que recogiera la Comisión Valech.

No ha concluido la transición porque el derecho a la vida sigue postergado muy por debajo del derecho a la propiedad privada, bien sacrosanto del sistema liberal.

No ha concluido la transición porque el perdón requiere una actitud de arrepentimiento y no se puede imponer por decreto.

No ha concluido la transición porque duele la exclusión de ese Chile desperdigado por el planeta, sin que existan medidas para acogerlos como parte de la nación.

No ha concluido la transición porque siguen pendientes cuestiones por aclarar en nuestra sociedad y nadie puede atribuirse el adjetivo de democrático si se consagra en la Carta Fundamental modificada como Constitución del 2005, un autoritarismo entronizado, que mantiene al binominalismo como instrumento para perpetuar el poder cupular.

No ha concluido la transición mientras Chile no devuelva su dignidad a personas que fueron despojadas de sus derechos ciudadanos y siguen 16 años después tanto o más excluidos que durante el régimen militar, sin voluntad política creíble de que se les reparará efectivamente.

No ha concluido la transición porque el ex dictador, hoy procesado por sus múltiples cuentas secretas y el lavado de dinero realizado, sigue impune, resguardado en una seudo demencia, sin que la Justicia lo haya siquiera prontuariado.

No es así como una sociedad puede reencontrarse consigo misma, si los criminales comienzan a gozar de la clemencia sin el más mínimo sentimiento de arrepentimiento. Eso replica un historial de vergüenzas que en otras épocas han mancillado el honor nacional y que, no por ello, minimiza la que hoy vive nuestra sociedad.

En estos diálogos con un sobreviviente, en estas entrevistas con compatriotas que tuvieron vocación de servicio y así practicaron una política de principios y valores, no podemos aceptar el sofisma que quiere imponerse de manera mesiánica.

La transición política sigue pendiente. Moralmente, sigue herida el alma de Chile.

jueves, septiembre 15, 2005


DEBATES MEDIÁTICOS ¿FARSA PARTICIPATIVA?
15/09/05

La sociedad mediática que vivimos representa en los hechos el gobierno de la plutocracia a través del control de la comunicación social. Michael Moore en los Estados Unidos nos hace saber reportajes punzantes sobre el sistema norteamericano, pero su crítica queda en el show business y lo real es que no alcanzó para afectar en su momento la reelección de Bush.

Parte del entretenimiento es hacernos comentar. La pauta la coloca ese "Gran Hermano" que tiene nuestras fichas personales, que sabe nuestro signo del zodiaco y, seguramente, nuestras debilidades. Pero para él es bueno que hablemos, ojalá exasperadamente, que se note que se tolera a personas que denuncian o reclaman. La pauta, claro, la impone el dueño de la pelota. Por ejemplo, nos motivan a que hablemos de los “eventos”, que es el bautizo que alguien ha dado a los hoyos de las calles, a las malas construcciones y pésimo mantenimiento de las mismas. Entonces, en vez de reclamar contra los hoyos, hay que incorporar el léxico nuevo y que aparezca uno en la loza del aeropuerto recientemente inaugurada es un “evento”, a los cuales estamos condenados por malas prácticas de los responsables de llevar dichas obras. Por lo tanto, ahora no existen los hoyos en las calles, ni en las carreteras ni en las pistas de aterrizaje de Chile. No, porque lo que hay son eventos.

Los medios son propiedad de los grupos que detentan el poder, algo que suena a perogrullada si uno rastrea el dial o hace zapping. En la mira de los poderosos está algo que, por suerte no controlan: la Internet, una codiciada carretera que, hasta ahora, permite el paso de muchedumbres, como grandes alamedas virtuales donde cada cual se comunica, aprende, explora y vende lo que le plazca. Es un espacio aún abierto, gracias a las comunidades que luchan por el conocimiento y software libre, pero que es disputado por las empresas líderes de las tecnologías de información y comunicaciones, sabedoras que el conocimiento de punta es una herramienta de poder mundial.

Los desposeídos han encontrado en la red una forma maravillosa de cruzar ideas; un medio casi gratuito para conectarse y crear grupos ciudadanos, para defender intereses de barrios, ciudades o comunidades virtuales a través del globo. Los autoritarismos, los fundamentalismos religiosos, las dictaduras y los monopolios, temen a la democracia comunicacional que significa la Internet. Tiemblan frente al control ciudadano. Los monopolios quisieran bloquear y apoderarse de los avances tecnológicos. La voz sobre IP es el futuro, los blogs desconcentran el periodismo de las grandes cadenas satelitales y lo colocan a disposición de los comunicadores locales. Escribir desde tu aldea es participar de lo global mantienendo identidad; el mundo cybernético es así, avasallante, multifacético, planetario y de aldea simultáneamente.

Dentro del orden neoliberal imperante, el propio sistema democrático representativo, cupular, centralista y concentrador de la riqueza, se sirve de los contestatarios para dejar evidencia de la existencia de una democracia que reconoce la libertad de expresión. Sin embargo, apenas esa libertad se acerca a su ámbito de poder, cuando los periodistas comienzan a intrusear en cosas públicas que se quiere manejar en privado, a puertas cerradas, el sistema reacciona por cualquiera de sus tentáculos para anular el disenso.

¿Para qué entonces sirve el debate por los medios? ¿No es acaso una gimnasia de terapia social, después de la cual todos se van a sus casas a dormir tranquilos? El cable a tierra de las protestas ha funcionado, el cambio puede esperar y los problemas que se vayan al archivo de mimbre.

¿No es acaso el hecho de debatir con mensajería de texto otro gran y pingüe negocio de las multinacionales? Contestar encuestas que no cambian nada, votar en los reality show o en los concursos, o en una encuesta de coyuntura, lo mismo da. Pero esas muestras de opinión sirven para vivir el espejismo de la participación y para legitimar al mismo que las propone y divulga. Vivimos manipulados como consumidores, esclavos virtuales dentro de un sistema luminoso pero que no tiene espacios para las mayorías. Las alfombras rojas sólo permiten los pies de los elegidos, claro, por ellos mismos.

Es la farsa democrática. Allí están el debate de 20 segundos o las asambleas digitadas a través de activistas rentados que monopolizan la palabra y sirven al señor feudal que quiere legitimar una idea fija que así queda consagrada como de “consenso”. En el fondo, vivimos una humorada, una mascarada de democracia y un juego de distracción que va llenando páginas y gigantescos servidores de lucubraciones que a nadie interesan. Así, en la dialéctica del poder, seguimos como dominados conscientes y para colmo felices. Cuando te invitan a debatir, a colocar tu opinión respecto a algún evento, o acerca de un nuevo episodio de corrupción ligado al evento o, de pronto, te piden opinión sobre profundos temas a los que se llama “valóricos”, a nadie interesa lo que puedas expresar, eres un relleno televisivo, si eres francotirador y trasgresor mejor todavía, ideal para el rating y para demostrar que las instituciones funcionan.

Marcando ese ritmo, pisando el palito, vamos entrando los ciudadanos, los comunicadores o periodistas, sin darnos cuenta que corremos detrás de un segundo de espacio para que lo que vivimos y sentimos exista. Porque todo lo que no sale en la pauta diaria no ha ocurrido, no existe. Así, en absurda competencia, dirigentes y lideres sociales se disputan cámaras en vez de trabajar con los pobladores. Tratan de parecer inteligentes al hablar de lo que el día a día mande como noticioso, empujados a entrar en un juego desgastador que a nada conduce. Porque se gastan energías que concentradas de otra manera quizá podrían aportar a un cambio real, pero así, jugando al estrellato de 20 segundos, para decir la nada misma, para desaparecer en el éter sin mayor registro, sólo se termina sirviendo a quienes, tras bambalinas, manejan los juegos del show mayúsculo cuyos hilos no alcanzamos a percibir.

Es el más inteligente y perverso juego del poder, que deja que se muevan las olas, pero en playas remotas a sus intereses. Pero si alguien pretende hablar de real participación, de regionalización, de fortalecer el poder comunal, de asociaciones de consumidores, de un Ombudsman que pueda tener especialidades para defender a las personas en diferentes ámbitos, de las acciones públicas y privadas que suelen mancomunarse para fregar a las mayorías; si se pretende hablar de acciones anticorrupción, entonces viene el freno duro y el asunto vuelve al inicio.

Las prioridades están, eso sí, clarísimas, el pan y circo no incluye intrusear en los palacios, por eso están los puentes levadizos y los blindajes cruzados.

Ciudadanos...claro, pero nunca tanto, por favor, señora Juanita, no se suba por el chorro.

martes, septiembre 13, 2005


INFORMACIONES DEL DIA DE HOY SEÑALAN QUE EL PRESIDENTE RICARDO LAGOS CONSIDERA "QUE NO ES MOMENTO" DE DISCUTIR EL PROYECTO DE AMNISTÍA DE LOS CONDENADOS POR VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS.
Esto evidencia que la cadena de la civilidad en rechazo de la iniciativa ha tenido su impacto, demostrando la necesidad de mantener la movilización y seguir alertas, para impedir que este tipo de medidas puedan prosperar.

En un mes crucial para la develación de la verdad, el juicio de la historia va dejando en descubierto las acciones de profunda corrupción del dictador y sus colaboradores. Los chilenos van poco a poco imponiendo una agenda ciudadana que se aleja de la coyuntura electoral; mientras continúa la campaña presidencial y parlamentaria, los chilenos exigen que los candidatos se comprometan de cara al país con el término del binominalismo y un cambio profundo de las formas actuales de hacer política, de espaldas al pueblo

sábado, septiembre 10, 2005


11 de Septiembre de 2005

CUANDO LA TRAICIÓN ACECHA.

Hernán Narbona Véliz

Han transcurrido ya 32 años. Era aquél un martes nuboso y la ciudad despertó acorazada, se sentían los trotes de tropas por las escaleras, piquetes de marinos que se instalaban en los puntos de acceso al puerto. El estrecho plan de Valparaíso estaba bloqueado. Por ello, la ruta obligada era caminar por los cerros, cruzando quebradas. La sensación era la que se siente cuando se está en medio de un terremoto. El instinto impulsaba hacer un contacto urgente con familiares. Se intuía en ese despertar de pesadilla que quedaba poco tiempo para el abrazo filial, que se había producido lo temido, que el gobierno popular caía. Sólo que la catástrofe recién se iniciaba y, mientras muchos sacaban banderas, otros comenzaban a buscar respuestas o señales de esperanza, sin darse cuenta plenamente que esto no era un nuevo ensayo, sin imaginar que sus repercusiones troncharían de cuajo la vida de miles y miles de familias chilenas.

La radio Magallanes fue la última en apagarse. Las demás transmitían marchas militares. El asombro y el miedo asomaban. La última orden del Presidente Allende fue no sacar al pueblo a las calles, evitar una masacre. Por la radio conocimos del bombardeo a la Moneda. El toque de queda se implantaba. Los bandos de la Junta Militar exacerbaban sentimientos de venganza y odio hacia los enemigos. El día 12 de septiembre por Decreto Ley Nº 5, se declaraba en Chile el estado de guerra interna.

Culminaba el complot desestabilizador que ordenara Nixon a Kissinger el mismo 4 de septiembre de 1970. En Valparaíso, el Teniente Coronel de la Infantería de Marina norteamericana, Patrick Ryan, encargado de los grupos de tarea que conducían el levantamiento militar, reportaba a la CIA el éxito alcanzado. Esa mañana, muchos oficiales de la Armada retomaban sus puestos después de realizar misiones de infiltración e inteligencia al interior de la Unidad Popular. Ex choferes de confianza llegaban a las fábricas a arrestar selectivamente a los dirigentes principales; en las universidades los más encendidos revolucionarios terminaron vistiendo uniforme y torturando a sus supuestos compañeros de ruta. El soplonaje y el revanchismo campeaban. Personas indefensas tuvieron que sufrir indecibles torturas e incluso la muerte y desaparición, por el simple hecho de que algún desalmado los delatara y les imputara ser comunistas, marxistas o activistas de izquierda. Los colaboracionistas buscaban ganar la confianza de los golpistas entregando las listas negras para orientar los arrestos, las torturas y las persecuciones. Funcionarios del régimen derrocado, que fueron voluntariamente a entregar sus cargos fueron asesinados sin clemencia alguna. Sacerdotes obreros, mujeres embarazadas, adolescentes, iban cayendo en una oleada de crueldad sin parangón en la historia de Chile. Hubo escasos enfrentamientos. El golpe había sido rotundo y los militantes que estaban en los aparatos armados no tuvieron ninguna posibilidad de dar un vuelco a la historia. La labor de inteligencia había sido profesional y daba sus frutos. Los cuadros de los partidos eran metódicamente encarcelados, la tortura permitía sacar información y tejer organigramas que guiaban la acción represiva. La mano técnica de la CIA había trabajado 1090 días para sembrar el caos en Chile, sirviéndose de las pasiones que inflamaban el país en un clima confrontacional, infiltrando los partidos, empujando al infantilismo revolucionario; organizando sabotajes, mercado negro; comprando la incondicionalidad de una derecha sin escrúpulos, utilizando las ambiciones de personeros que sólo querían retornar al poder, teniendo como aliados a sectores conservadores que querían mantener privilegios amenazados por la ola reformista de esa década.

Pero también, en medio de la incertidumbre, hubo gestos humanos, heroicos y silenciosos. Como fue el trabajo de personas que limpiaron casas de compañeros para evitar que los allanamientos descubrieran información. Como era ayudar a cambiarle la facha a compañeros desgreñados para convertirlos en ordenados ciudadanos de cuello y corbata, pelo corto y lentes. Ocultar a perseguidos políticos, gestionar su asilo, colocar a favor de las víctimas un histórico recurso de amparo, visitar a los compañeros presos, movilizar las iglesias en búsqueda de solidaridad, escribir cartas para dar a conocer la represión en Naciones Unidas. Todo esto, sin medir riesgos; sin que nadie esperara nada a cambio. Esos gestos, quedaron guardados en la retina, como una gran reserva moral, aún vigente. Personas anónimas que se las jugaron para ayudar al prójimo, sin entramparse en posiciones ideológicas, dejando para el futuro una poderosa señal de reencuentro. Porque en esos momentos, así como hubo vileza y canalladas de hijos de perra, hubo bonhomía, valentía y misericordia en personas que, sin comulgar ideológicamente con las víctimas, eran capaces de arriesgarlo todo por principios fundamentales, como la defensa de la vida y la libertad.

Hoy, treinta y dos años después, de manera artera y cupular la traición intenta nuevamente posicionar la amnesia colectiva. Apelando a “clemencia para los victimarios” se olvida de las víctimas y busca postergar la verdad y la justicia. Imponiendo el secreto por cincuenta años a las declaraciones que las víctimas entregaron a la Comisión Valech. Convirtiendo su dolor en algo prohibido de difundir, para proteger la honra de los torturadores y su descendencia. La traición a los principios busca clausurar cínicamente una época de crímenes imprescriptibles, mediante una mascarada de sanciones, que hace impracticable la aplicación de las penas, dada la edad de los procesados.

Lo más doloroso es que esto lo impulsan personeros de una coalición de gobierno que llegó al poder, gracias a que miles de chilenos vivieron una vida entera de privaciones, renuncias, persecuciones y sacrificios. Es una maniobra que daña la convivencia porque la democracia recuperada no la ganaron esos senadores designados que pronto desaparecerán, ni los funcionarios que gracias al cuoteo ocuparon todos los espacios de representación popular. La democracia imperfecta que tenemos, se ganó en la Vicaría de la Solidaridad, en la Asamblea de la Civilidad, en las protestas, en las ollas comunes, en las poesías clandestinas, en las agrupaciones de artistas, poetas e intelectuales que desafiaban la voz oficial del dictador; en el canto protesta que emergía de las poblaciones, en los mártires quemados, degollados, en los jóvenes que patearon piedras por largas generaciones, en los cesantes, los exonerados políticos, los estigmatizados como apátridas, los que hasta el día de hoy no recuperan sus derechos ciudadanos, los que sufrieron consejos de guerra, los torturados, los desaparecidos, los ejecutados políticos.

A 32 años del golpe de Estado, con las evidencias de haber sido nuestro pueblo víctima de un gigantesco complot internacional, con la convicción ciudadana de que fuimos gobernados por un régimen que impuso el terrorismo de Estado favoreciendo el saqueo y el pillaje del patrimonio público, la amenaza de un punto final a los procesos judiciales en marcha mientras se olvida a las víctimas y sus debidas reparaciones, resulta impresentable ante la comunidad internacional y generará un quiebre profundo en la política chilena. Un antes y un después, que pondrá término a la política cupular que pretende esta maniobra y que, seguramente, llevará a un replanteo de las alianzas políticas futuras.

Lo que queda claro es que nadie podrá llevarse el progresismo para la casa ni podrá adjudicarse el derecho a clausurar la verdad dentro de un túnel.

martes, septiembre 06, 2005

NO SOY Yo el compatriota Hernán Narbona que con nueve hijos estuvo desaparecido durante el Huracán Katrina, pero desde acá saludo a mi homónimo, le deseo que esté muy bien y, por mi parte, agradezco la preocupación de tantas personas que llamaron extrañadas, pensando que, a raíz de tantos viajes tenía una vida oculta y paralela, además de prolífica, en los Estados Unidos.

Algunos malidiscentes especularon al respecto, atribuyéndole a mis viajes al exterior una connotación secreta, que el huracán Katrina habría develado. No puedo dejar de agradecer a tan buenos amigos que sobrevaloraron mi ingenio, cuando la verdad es que después de denodados esfuerzos, luego de más de diez años de sacrificios, pude alcanzar la preciada fidelidad. Y con eso no se juega.

A mi tocayo, de ese lado del mundo, buena suerte y espero que busquemos en qué momento de la historia nuestro tatarabuelo bucanero sembró las semillas para este simpático tejido de vidas paralelas.