martes, mayo 30, 2023

Nuevo orden multilateral

Una mirada libre a nuestro entorno

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domingo, mayo 14, 2023

Mario Morris, víctima de un genocidio

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DIARIO LA RAZÓN.CL



Este 10 de Octubre de 2021 se realiza en Cerro Esperanza, de 12:00 a 14:00 hrs un Acto político cultural en memoria de Mario Morris Barrios, funcionario mártir del Servicio Nacional de Aduanas.

Rescate de la Memoria: Ni Perdón Ni Olvido

Mario Morris, funcionario del Departamento de Investigaciones Aduaneras, DIA, de la Superintendencia de Aduanas, había sido destinado a la Aduana de Iquique para trabajar en colaboración con el Consejo de Defensa del Estado contra el narcotráfico. Fue detenido en el hotel donde se hospedaba, el 11 de septiembre de 1973.
El 10 de octubre de 2021 se conmemoran 48 años del crimen de lesa humanidad cometido por agentes del Estado de Chile en el campo de prisioneros de Pisagua, lo que se trató de encubrir con un pseudo Consejo de Guerra que jamás se realizó. Cinco chilenos fueron sacados de ese recinto y ejecutados en medio del desierto, sin que sus cuerpos fueran entregados a sus familiares, su restos fueron encontrados en una fosa común, recién el año 1990.
En el Museo de la Memoria se consignan los hechos y las evidencias de este crimen.
1. Mediante el Bando Nº 82, del 11 de octubre de 1973, el Jefe de Zona de Estado de Sitio de la Provincia de Tarapacá y Comandante en Jefe de la Sexta División de Ejército, informó de la ejecución de cinco personas en el Campamento de Prisioneros de Pisagua. Señala el referido documento que en esa localidad se constituyó un Consejo de Guerra el día 10 de octubre de 1973, con el fin de juzgar a diversos reos, condenándose a cinco de ellos a la pena de muerte. Las personas condenadas fueron:

• Julio CABEZAS GACITUA, 45 años, abogado, Procurador Fiscal del Consejo de Defensa del Estado en Iquique, sin militancia política conocida. En el ejercicio de su cargo, coordinó las acciones tendientes a reprimir y controlar el tráfico de estupefacientes y contrabando de mercaderías en la zona. El 14 de septiembre de 1973 se presentó voluntariamente ante las autoridades al haber sido llamado por un Bando.

• José CORDOVA CROXATTO, 35 años, Administrador de la Empresa Portuaria de Chile (EMPORCHI), en Iquique, y militante del Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU). Detenido en su lugar de trabajo el 11 de septiembre de 1973.

• Humberto LIZARDI FLORES, 26 años, Profesor de Inglés en la Universidad de Chile, sede Iquique y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Detenido el 11 de septiembre de 1973 en el Instituto Comercial de Iquique.

• Mario MORRIS BARRIOS, 27 años, funcionario del Departamento de Investigaciones Aduaneras, sin militancia política. Recién destinado a la ciudad de Iquique, fue detenido el 11 de septiembre de 1973 en el hotel donde se hallaba alojado.

• Juan VALENCIA HINOJOSA, 51 años, Jefe Provincial de la Empresa de Comercio Agrícola (ECA) en Iquique, militante del Partido Comunista. Se presentó voluntariamente el día 11 de septiembre de 1973 en la Intendencia.

2. Un nuevo Bando referido a las personas recién aludidas fue publicado en el diario El Tarapacá, del 26 de octubre de 1973, en el que se informaba que todos ellos «fueron condenados por estar confesos y ser autores de los delitos de traición a la patria y espionaje… y, por infracción a la Ley de Seguridad del Estado, al participar activamente en planes subversivos y de infiltración en las Fuerzas Armadas cumpliendo misiones que les fueron asignadas».

3. Respecto del delito imputado de traición a la patria, no procede aplicarlo legalmente a civiles, sino solamente a militares siempre que exista estado de guerra y enemigo en estado beligerante.

4. En el caso de Mario Morris Barrios, la misma publicación dice: «fue condenado por estar confeso y ser autor del delito de Sublevación de las Fuerzas Armadas …; por tentativa de homicidio en diversos funcionarios fiscales e infracción a Ley sobre Control de Armas». Consultado por esta Comisión el señor Director Nacional de Aduanas, señaló que los funcionarios de esa institución, de acuerdo a lo establecido en Ley Sobre Control de Armas de Fuego, de 1972, podían usar dichas armas y elementos en la forma que señale el respectivo reglamento institucional.

5. Por su parte, a esta Comisión le asisten serias dudas acerca de la realización de este Consejo de Guerra. En este caso no se proporcionó ni fue posible ubicar copia del proceso, o siquiera de la sentencia. Más aún, según la versión de personas que en ese momento estaban detenidas en el Campo de Prisioneros de Pisagua, no se llevaron a cabo en esta ocasión los procedimientos que posteriormente se observaron cada vez que se realizaba un Consejo: en general, se hacía salir a los prisioneros a la cancha que quedaba en frente del penal y se les daba a conocer el hecho de haberse constituido el Consejo, nombrándose los acusados y agrupándoseles según la pena solicitada para cada uno de ellos. Luego se les presentaba al abogado que los defendería. Ninguno de estos procedimientos ocurrieron en esta fecha. Además, no se ha tenido conocimiento de ninguna defensa efectuada, por algún abogado, en este supuesto primer Consejo de Guerra.

6. Un testigo, también detenido en ese Campo, pudo observar el momento en que los cinco prisioneros fueron traídos al final del cementerio de Pisagua, fueron ejecutados, ensacados e introducidos en una fosa. Los cuerpos de las víctimas jamás fueron entregados a sus familiares. Todos ellos fueron encontrados este año, 1990, en la fosa de Pisagua.

7. Presentados los hechos de esta manera, la Comisión no puede sino presumir fundadamente que este Consejo de Guerra no se llevó a cabo, habiéndose formado convicción moral que Julio Cabezas, José Córdova, Humberto Lizardi, Mario Morris y Juan Valencia fueron ejecutados por agentes del Estado. Hay indicación de que en la muerte del abogado señor Cabezas, haya podido tener importancia su labor como investigador oficial del tráfico de drogas y contrabando. Con satisfacción fue recibida por la familia de Mario Morris Barrios la resolución de la justicia por su asesinato. Morris era un funcionario del Departamento de Investigaciones Aduaneras (DIA) del Servicio Nacional de Aduanas de Chile, ejecutado en Pisagua el 11 de Octubre de 1973.
La Justicia
Después de casi 43 años del crimen, el año 2016,  la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos señaló que los asesinos tendrán su merecido castigo, luego que el Ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago Mario Carroza, que investiga violaciones a los derechos humanos, condenó a los responsables del secuestro y homicidio calificado de Morris, Juan Calderón Villalón y Juan Jiménez Vidal, igualmente funcionarios del DIA, y de otros ocho prisioneros del Campo de Concentración de Pisagua. 
Eduardo Morris, hermano de Mario Morris Barrios, se refirió al fallo.
“Las penas impuestas a los criminales fueron: cadena perpetua a los coroneles de Ejército Sergio Benavides Villarroel y Manuel Vega Collao; quince años y un día de presidio mayor en su grado máximo a Roberto Ampuero Alarcón, Gabriel Guerrero Reeves, Sergio Figueroa López y Arturo Contador Rosales, oficiales del Ejército de Chile; y diez años y un día de presidio mayor en su grado medio a Miguel Aguirre Álvarez.” . Los familiares lamentaron que el dictador Augusto Pinochet, el general jefe de la Sexta División, Carlos Forestier, el coronel Ramón Larraín y el fiscal militar Mario Acuña murieran sin ser sancionados en este caso.

Para que Nunca Más
Conversamos con Eduardo Morris, Vocero de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, para dejar testimonio de una lucha persistente en defensa de los DDHH. Recordando, además, la presentación magistral que Eduardo Morris Barrios realizó ante la Comisión de DDHH de la Convención Constitucional.

martes, mayo 09, 2023

Reflexiones frente a una potencial catástrofe


Reflexiones frente a una potencial catástrofe

 Mucho se viene hablando de las consecuencias que podría tener sobre nuestro actual sistema de vida, la ocurrencia de riesgos que resulten incontrolables para la humanidad y el planeta. Desde nuestra dimensión de país del sur del mundo, abro alas para sobrevolar escenarios para el día después… 

Catástrofes naturales, terremotos, maremotos, tormentas solares, cambios en la electrostática del planeta, recalentamiento del magma y una consecuente cadena de erupciones volcánicas, fenómenos climáticos inusuales, deshielo de los polos y hasta un posible cambio en los ejes de la tierra; la posibilidad de colapso de los sistemas eléctricos, de los sistemas de comunicaciones; paralización de cada elemento electrónico de nuestra vida cotidiana, aprender a vivir sin redes, sin Internet ¿una pesadilla?

Sí, una verdadera vuelta al Medioevo. A partir de allí, superar el shock y enfrentar la necesidad de volver a reinventar la sociedad, superando el caos, el pánico colectivo, la desaparición de Estados que sean capaces de imponer el orden y conducir a un nuevo estilo de convivencia. Recuperar habilidades para poder mantener comunicaciones, volver a formas murales de comunicación, retornar al periodismo de papel roneo y de mimeógrafos, escribir de nuevo a la familia y amigos esas viejas cartas que nobles carteros juramentados para cumplir su misión llevaban a destino a como diera lugar; guardar los escritos que hoy son instantáneos en cuadernos de papel.

Cuesta sinceramente imaginar una vuelta atrás, almacenes en vez de malls, con un abastecimiento de barrios, comunidades locales organizadas para procurarse los servicios básicos. La radio local como nexo básico de la gente con su vecindad volverá a ser lo único confiable. Lo importante frente a estos escenarios terribles, es la organización de las personas, el necesario fin de los egoísmos, evitar las tentaciones autoritarias o devaneos mesiánicos. En un escenario de catástrofe, lo más importante es que la gente se una para reimplantar la ayuda mutua, el compartir y declinar los egoísmos. Pero también habrá que unirse para acciones de defensa colectiva, por el  miedo a los desalmados que querrán aprovecharse de la confusión para saquear y delinquir.

Es allí donde preservar el orden público es fundamental y en esas circunstancias no se puede ser débil y el poder policía del Estado debe imperar con uso de la fuerza disuasiva. La ley marcial que se aplicó en el terremoto de 1906 en Valparaíso, tendrá que ser recordada. Por lo tanto, en una situación de catástrofe se necesitará de hombres y mujeres que sean capaces de asumir sus responsabilidades sociales, no puede haber soluciones light o individualistas luego de una destrucción, tiene que haber generosidad y mucho sacrificio.

El hedonismo, ese afán de gozar a concho el aquí y ahora, deberá frenarse si se asume situaciones de tragedia colectiva, si se trata de sobrevivir y renacer. Por eso se habla de un nuevo estilo de relación entre las personas, por eso talvez todo apunta al surgimiento de una cosmogonía diferente a los valores materialistas que han movido a la sociedad por siglos. Ese rescate del trabajo, de la solidaridad, del deber antes que el derecho, es un tema espiritual de fondo.

Me imagino a mis hijos y nietos desplegando inventiva para generar electricidad, muchos vecinos rotando para pedalear las bicicletas que con dínamos elementales puedan generar energía, me imagino el reciclaje de las cosas, la reutilización de todo, el encontrar destino a las excretas, desalar agua de mar, generar economías básicas a escala humana, huertos orgánicos en las áreas verdes, practicar quizás por largo tiempo el trueque solidario, sin perder el conocimiento, sino reorientándolo a un mundo solidario, que no oculta descubrimientos para el lucro de unos pocos. Esas energías no se perderán y podrán abrir espacios a situaciones más justas de convivencia.

Cuidar el conocimiento almacenado en el ciberespacio requerirá medidas precautorias, cuidar los equipamientos o inventar otros, será la labor de las vanguardias científicas de ese nuevo amanecer que habrá de vivir el mundo. Sin embargo, aun creyendo en la solidaridad y las buenas intenciones de los individuos, mantener vertebrado el territorio para que la nación supere las catástrofes es una gran apuesta, un tema geopolítico sustantivo. El Estado debe velar por la seguridad, tener fuerza disuasiva; deberá por ello erradicar los dogmas del neoliberalismo para cambiar y quizás concentrarse en ser  locomotora del nuevo orden, con una visión nacionalista, sin poder depender de mercados externos que podrían haber colapsado; dirigiendo directamente las nuevas obras, sin escatimar en recursos, pensando que luego de una catástrofe es necesario la sobrevivencia y ser débil pone al Estado en situación de alto riesgo frente a las ambiciones de agentes externos.

Dentro de un ordenamiento territorial, el Estado deberá reordenar su población para cubrir su territorio, evitando que pueda ser tentador para otros entrar a ocupar territorios que no hayan sufrido mayor deterioro por los eventos. La guerra será una amenaza que debemos racionalizar en una estrategia post catástrofe. Los recursos naturales, como el agua, la tierra, minerales, flora y fauna,  deberán volver a propiedad del Estado soberano. La vida en localidades a escala humana se podrá recuperar y lo hará mucho más rápido que en las grandes urbes, donde existirán los mayores riesgos de explosiones sociales o desplazamientos de población desprovista de todo, que debe ser atendida  en sus necesidades mínimas. En ese orden de ideas, el traslado de gente a otras zonas seguras del territorio debe ser decisión drástica en beneficio del bien común.

El sentido liberaloide que ha puesto en tela de juicio el sentido de autoridad, hace difícil concebir un escenario de post catástrofe donde la autoayuda sea la regla y el que no trabaje no tenga nadie que pueda asistirlo. El hombre solo quedará desprotegido, en cambio, si se une, organizado en su vecindad lo fortalecerá y le hará superar lo dramático que pueda ser la situación vivida. Son reflexiones que reflejan el sesgo profesional de estar formado en la gestión pública o también por la experiencia de haber vivido y participado en situaciones de emergencia con organización de comunidad.

Abrir la conciencia a los desafíos de salvataje de un planeta generoso, al que hemos conducido a su mayor crisis, dejándolo a merced de la codicia irrefrenable de seres que endiosan el dinero y la tenencia de riquezas, será, Dios lo quiera, el punto de inflexión para recuperar la Tierra en un espíritu de fraternidad de hombres y mujeres laboriosos y de buena voluntad. Ese sería, de verdad, el cambio de era.

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Periodismo Independiente, Hernán Narbona Véliz, 04 Mayo 2012.


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