viernes, agosto 27, 2021

La Lista del Pueblo, de lo emocional a la realidad


La Lista del Pueblo, de lo emocional a la realidad

Hay en la Memoria colectiva frases que nos han marcado. Recuerdo el lema del Paris de Mayo 1968: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”, o la de Lenin: “Si la realidad no está de acuerdo con la teoría, tanto peor para la realidad”. Ambas han sido arengas que han apuntado a lo abstracto, a las ideas, a las emociones, ambas han resultado movilizadoras, viscerales y preclaras ante un momento de cambios. Sin embargo, abruptamente la realidad se impone, lapidaria de sueños, porque refleja el ejercicio frío y descarnado del poder. Es así como, los revolucionarios de los 60 terminaron invocando el pragmatismo y defendiendo obsecuentes sus parcelas o maceteros de poder.

En el libro Letras Anarquistas, Artículos periodísticos y otros escritos inéditos compilados por Carmen Soria, Editorial Planeta, 2005, se puede leer un brillante artículo de Manuel Rojas referido a la Revolución de Octubre, donde la mirada crítica a los hechos históricos que sucedieron a la toma del poder y defenestración del zarismo, se impone sobre las emociones que generó  ese instante puntual donde los bolcheviques elevaban la bandera revolucionaria. La frase de Lenin, señala Manuel Rojas (Revista Babel, 1944) , se le revierte en la práctica  y es la realidad la que desmantela las teorías y muestra en toda su crudeza la construcción del Estado totalitario, que se aleja de la propuesta política socialista original.

En la explosión social de Octubre 2019, el pueblo chileno se movilizó por cambios profundos, con una Primera Línea resistiendo una feroz represión que sólo ha sido comparable con los peores momentos de la dictadura de Pinochet, disputando como un hito la Plaza de la Dignidad, generando una carga emocional nacional, que atribuyó a ese espacio un gran simbolismo. Al fragor de las emociones y mística de esa disputa, que culminó con el retiro de la estatua de Baquedano de ese sitio, generó el reencuentro de personas, de dirigentes sociales y agrupaciones ciudadanas diversas en un colectivo emergente, con un común denominador de no militancia en partidos políticos del binominalismo histórico. Y, a partir de allí, lo inmediato fue conformar un grupo para participar en el proceso constituyente, lo que alcanzó éxito en la elección de los convencionales como Lista del Pueblo.

Sin embargo, el choque con la realidad fue tener que afrontar la articulación coherente de ese colectivo horizontal, reacio a subordinarse con disciplina a líderes conductores, grupos que han sido asambleístas por esencia, sin capacidad orgánica para ordenarse para una capitalización de ese poder alcanzado. La vociferancia difusa, la dispersión de temáticas a relevar en los discursos, provocó que en la Lista del Pueblo no llegaran a conformar un colectivo político coherente, que confluyera en una sola voz y en un planteamiento sustantivo. Esto ocurrió, a mi juicio, porque la realidad les exigía actuar como movimiento político, como un partido que razonablemente busca consolidar un espacio de poder, lo que entraba en contradicción con ese discurso esgrimido, de repudio al actuar de los partidos políticos. Y esto es algo que alcanza ribetes fundamentalistas, casi dogmáticos, por completo irracionales, si lo que se busca es construir un fortalecimiento del Apruebo, que apunta a una sociedad diferente a la actual, a partir del nuevo texto constitucional.


 

 El enfoque pasional de plaza Dignidad y el triunfo consecuente de la Lista del Pueblo, aterrizó en la realidad del trabajo constituyente, donde ha habido que superar diversos escollos, colocados intencionadamente para hacerlo fracasar. En esa nueva mística interna, en un trabajo de 8 semanas, se ha llegado a un borrador de Reglamento para la Convención Constitucional, y este proceso exigió diálogo, participación ciudadana y una prudente toma de distancia de la política contingente, que sigue su propio carril y su propia dinámica mediática.

En este período, los constituyentes elegidos como independientes de la Lista del Pueblo se han integrado al proceso intenso de la Convención Constitucional, alejándose expresamente muchos de ellos de la contingencia política y de los hechos tortuosos que han tenido como foco la Lista del Pueblo. Sin entrar en detalles, el episodio de haber nominado en una asamblea como candidato presidencial al dirigente sindical minero, Cristian Cuevas, para quitarle el piso casi de inmediato, dejándolo, en definitiva, fuera de la papeleta de noviembre, al no haber alcanzado los patrocinios necesarios en el SERVEL; a lo que se suma el nombramiento o respaldo dado a otro candidato, Diego Ancalao. Esto último ha reventado mediáticamente con la bajada de Diego Ancalao por parte del SERVEL, con una denuncia de haberse inscrito con uso de firmas falsas ante un notario que había fallecido.

En un par de semanas han ocurrido estas dos situaciones bochornosas, que sellan una muerte política de un movimiento surgido de la épica de la revuelta, desde esa emocionalidad, que fue un exitoso instrumento e acceso al proceso constituyente, pero que ha caído entrampado en la realidad de disputa del poder, cayendo en lo mismo que repudiaban en su vociferancia. Lo que debiera llevarlos a una profunda reflexión para poder superar los errores cometidos.

 Es así como, la Lista del Pueblo ha mostrado patéticamente la inmadurez política de muchos de sus dirigentes, desmoronándose como castillo de naipes por sus debilidades conceptuales y orgánicas, por la falta de un padrón interno, convertida en una suerte de barra brava, donde todos actúan desde la épica de la revuelta social de octubre, pero sin asumir las responsabilidades que significa haber logrado este momento histórico que estamos viviendo. Sin darse cuenta de que es una oportunidad histórica, que su actuación errática ha puesto en riesgo.

Los hechos comentados impactan en la fe pública como una duda profunda y razonable de la coherencia y consecuencia de los movimientos sociales que surgen de las emociones, de los estados de ánimo, tales como el desencanto, el agobio, la rabia, el resentimiento o la desesperanza aprendida, al momento de tener la posibilidad de ejercer el poder, impulsando un nuevo orden en la convivencia.

Es entonces, cuando la política exige el diálogo, la construcción de equilibrios, de límites necesarios para asegurar que nadie abuse de posiciones de privilegio. Este ejercicio profundo es el que vemos en desarrollo en la Convención Constitucional y creemos que la realidad que se construya, dejará sólo como mal recuerdo los episodios comentados, quizá como evidencia cultural  de haber normalizado una política sucia, dentro de un modelo individualista, lo que ha calado en la sociedad, motivo por lo cual, soñar lo colectivo es de difícil práctica y requiere actuar en lo personal, con profunda convicción democrática. Lecciones que debiéramos reflexionar para respaldar este proceso constituyente en desarrollo.

Hernán Narbona Véliz, Periodismo Independiente, #SomosPoderConstituyente, 27.08.2021.
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domingo, agosto 15, 2021

El proceso constituyente y la participación ciudadana



Con una actitud de gran compromiso la Convención Constitucional va estableciendo sus reglas internas para poder entrar al proceso de debate y toma de decisiones en cada uno de los tópicos que quedarán consagrados en la propuesta de Nueva Constitución. La mesa que dirigen Elisa Loncón y Jaime Bassa, fue ampliada para integrar a todos los sectores, con paridad de género y cupos para las primeras naciones, desarrollando en esta difícil etapa de instalación, una labor encomiable, de profundo patriotismo.

Las fuerzas del Rechazo de alguna manera se han fisurado, por desgaste propio, dados los grotescos exabruptos continuos de los constituyentes de ultra derecha, que están allí para un objetivo comunicacional evidente de entrabar y desprestigiar, con mentiras, el proceso que quieren ver fracasar. Pero, esto era algo previsible, ya que nadie podría esperar una actitud distinta de personajes que protagonizaron la dictadura y usufructuaron de ella y que desde siempre estuvieron por defender el modelo y sus privilegios de clase.

Dicho lo anterior, la Convención sigue su trabajo, sumando fuerza con reuniones que su Mesa Directiva  ha mantenido con la Mesa del Senado, con la  Contraloría General de la República, con la Universidad de Chile, logrando apoyos para su mejor funcionamiento. Ha sido sintomático de la autonomía creciente que  está demostrando la Convención respecto a la SEGPRES, la gestión de apoyos de la institucionalidad del Estado, para su mejor funcionamiento. De hecho, la principal Comisión, de Reglamento, se encuentra funcionando en la Casa Central de la Universidad de Chile.

Otra situación relevante ha sido la forma prudente cómo la mesa directiva ha logrado tomar distancia de la coyuntura política, principalmente de las elecciones presidenciales y parlamentarias que deben realizarse este año. En esta línea, es preciso destacar que habiendo sido la Lista del Pueblo la que logró elegir la mayor cantidad de constituyentes, los acontecimientos de estas últimas dos semanas al interior de ese conglomerado, tuvieron impacto en el seno de la convención. En principio, se conoció de la pretensión de la Lista del Pueblo de excluir a la minoría del Rechazo, de la mesa directiva ampliada, lo que provocó que dos constituyentes de ese grupo renunciaran del mismo, declarando que no admitían esa exclusión y que estaban por el diálogo como forma de ir colocando las ideas que la Lista del Pueblo levantó en su propuesta. Fue en esa misma línea de intransigencia y peleas internas, que se dio la designación de su candidato presidencial, Cristian Cuevas, dirigente minero quien, al día siguiente de ser nominado en una asamblea de unas decenas de integrantes del movimiento, fue inmediatamente cuestionado por otro grupo interno y bajado abruptamente, en los momentos que el candidato lanzaba su campaña por televisión. Aparte del bochornoso incidente, esta situación significó que, de la Lista del Pueblo, hayan renunciado , a la hora de esta columna, 8 constituyentes.

La improvisación e la Lista del Pueblo y la pugna de grupos internos por el nombre del Movimiento, obedece quizás a la forma cómo se organizaron distintos grupos, en una heterogénea integración, a partir de manifestantes que se conocieron en Plaza Dignidad, en los episodios del estallido social del 180. Su planteamiento anti-neoliberalismo y la posibilidad de conformar listas de independientes, permitió conformar el colectivo que logró elegir 22 constituyentes.  

Esto ha ocurrido en el contexto de la carrera presidencial y frente al calendario electoral presidencial y parlamentario,  la mesa directiva de la convención ha sido categórica en términos de llamar a que no se presidencialice el  proceso constituyente. Lineamiento que ahora se fortalece con la decisión de los constituyentes que han declarado que se alejan de la coyuntura, congelan o renuncian al conglomerado Lista del Pueblo.

Hablábamos de cuidar la Convención Constitucional y alertábamos del fuego amigo. Los hechos comentados nos han reafirmado la convicción de seguir disciplinadamente el proceso constituyente, neutralizando las acciones del Rechazo y sus medios, con la sencilla decisión de no comprar sus fake news, informándonos de fuente directa, a través de medios reconocidamente independientes que permitan escuchar, ojalá de primera fuente, lo que se va debatiendo en las distintas comisiones.

Se abre la etapa crucial de debatir los Principios que deben consagrarse en la Nueva Constitución. Como comunicadores sociales independientes, alineados con los cambios profundos que el país necesita, integraremos las redes que acompañan a los constituyentes desde los territorios, desde las organizaciones sociales, culturales, ambientalistas, profesionales, sindicales, académicas y vecinales.

En ese sentido, la movilización social de los próximos meses será participativa, ciudadana e inteligente, con una mirada de educación cívica, con un flujo de información que logre neutralizar a las fuerzas del Rechazo de Salida, que están en el duopolio de la prensa escrita, en los canales que son dominados por el gobierno, el binominalismo o de propiedad de grupos económicos.

Estamos frente a una odisea histórica y la movilización popular no debe caer en provocaciones. El llamado es a cuidar que el debate fluya por los espacios territoriales, principalmente en forma virtual, en las conversaciones necesarias en cada pueblo o barrio del país. Esa energía podrá retroalimentar al proceso constituyente. Mientras se camine con esta concepción, sin perderse con los cantos de sirenas, podremos asegurar que los contenidos de fondo se debatan , se concuerden democráticamente y se inscriban sin miedo y con la máxima transparencia en ese borrador. El berrinche y la agresividad de la ultraderecha irá en crescendo, pero la razón está de nuestro lado y nada ni nadie nos podrá arrebatar este momento histórico.

Las conversaciones en cabildos locales son el camino. No caer en provocaciones es estratégico. El sentido común y el espíritu de paz y justicia social, que son transversales, nos hablan de amor y respeto a la personas y a la Naturaleza. Esa mística debe ser inspiradora en esta hora crucial.


Periodismo Independiente, 16 de Agosto de 2021.

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