domingo, enero 30, 2022

Gobierno de Gabriel Boric, la participación es la clave


La movilización social participativa, la clave.

Los oropeles que circundan al poder siempre traen tentaciones, las que pueden debilitar a quien se obnubile. Por algo, el emperador romano llevaba  a su auriga soplándole al  oído 'recuerda que eres humano" 

Cuando la nueva coalición ha nominado su Gabinete y todos sus equipos, lo ha hecho con gran transparencia, pero ello no ha estado exento de  presiones.  El cuoteo es una amenaza que puede restar coherencia a la gestión pública. Pero, también se debe asumir que los equilibrios son importantes y hay que ordenar la tripulación para un viaje con turbulencias.  

Porque lo primordial  será la unidad de dirección que debe marcar el Jefe de Estado. El gobierno de Boric deberá marcar la ruta del cambio, pero, a la vez, deberá  administrar un aparato público que trae la inercia de los 50 años del modelo, con anclajes que se tendrán que desmontar en función de la legalidad presente, lo que significará que el Presidente deberá usar todas sus facultades para sus políticas estratégicas y así transitar hacia un derrotero distinto, una vez que se apruebe la nueva Constitución. 

Comprender los pasos estratégicos que se debe dar, significará una lectura compleja de los espacios que debe ocupar el gobierno con las reglas vigentes, tratando de elegir las batallas que debe dar, cimentando en la fuerza de la civilidad movilizada y participativa, los primeros pasos en el periodo marzo noviembre. 

Se sabe que la sociedad mediática dispone la fuerza comunicacional de medios concentrados y que buscará imponerle agenda al nuevo gobierno, tergiversar, desviar la atención, maximizar conflictos. Pero, también, es probable que haya fuego amigo, miradas cortoplacistas que buscan capitalizar emociones, exacerbar expectativas . Por ambas amenazas, el llevar un timón firme será crucial y el gobierno deberá ordenar sus energías. Para maximizar adhesión ciudadana tendrá  que ir sumando a los actores sociales, a los territorios, con una comunicación eficaz y permanente.

 En este aspecto,  una señal inmediata sería usar la legítima vía de los gobernadores electos, tomando de entrada la decisión de eliminar a los delegados presidenciales y provinciales, sin caer en la tentación de nombrar esas vacancias, sobre todo si esa figura va de contramano con la descentralización y la mayor autonomía de las regiones. Sería una inteligente medida que fortalecería a la fuerza social por los cambios, que representa Gabriel Boric. 

Si nos remontamos a 1990, cuando las élites que asumieron desmovilizaron a la civilidad, ese error politico no se debe repetir, si de verdad estamos comprometidos con el derrotero democrático que cambie el sistema en el mediano plazo, según lo determine el proceso constituyente. 

Hernán Narbona Véliz,  corresponsal Diario La Razón..cl 30.01.2022

domingo, enero 23, 2022

Volver de nuevo la vista a la integración regional


 


 

Volver de nuevo la vista a la integración regional

En el umbral del gobierno de Gabriel Boric, es oportuno rescatar experiencias exitosas de cooperación regional, en especial con la Argentina, generando una nueva impronta de cooperación bilateral, en sintonía con la descentralización y el nuevo Estado Regional que se postula desde el proceso constituyente en marcha.

En el ánimo de generar conversaciones que vayan nutriendo nuevas relaciones con nuestros vecinos, quiero dejar este  registro de una experiencia generacional de cooperación, vivida desde la sociedad civil y los territorios.

La Argentina de Cámpora acogió una importante corriente de chilenos perseguidos por la dictadura a partir del 73, que debieron salir del país, en búsqueda de refugio y seguridad. Fue una mano fraterna que permitió salvar muchas vidas, estableciendo una red de protección que permitió a miles de compatriotas partir desde Buenos Aires a Europa, Canadá, Australia.  Pero, en junio de 1974 moría Perón y se precipitaba un negro período que llevaría en 1976 a una sangrienta dictadura, en una doctrina de exterminio que cubrió todo el cono sur.

Fui un inmigrante en ese tiempo y viví más de 7 años en Buenos Aires. Como todos los argentinos viví la negra época de la dictadura, esquivando sus zarpazos. De ese inicio familiar nos quedó nuestra hija del medio, nacida en Palermo. Desarrollé mi vida profesional con éxito, nuestros hijos vivieron su primera infancia  en torno al jardín botánico, al zoológico. Cursé mi postítulo en Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador, allí en el barrio de Once. Se generaron lazos imborrables, siguiendo de cerca la realidad que los medios ocultaban. Chile y Argentina habían vivido la casi guerra de 1978, etapa que viví en Buenos Aires percibiendo la escalada belicista desde la city porteña por donde trabajaba.   Cuando la economía trasandina se vino abajo con la recesión del Ministro Martínez de Hoz, antes de la guerra de Las Malvinas, con mi familia decidimos volver a Chile, viviendo un duro reinicio local, ya que comprobé que formaba parte de las listas negras de la dictadura, a quienes se nos prohibía trabajar en nuestra área profesional. Diversificando proyectos y en medio de la profunda crisis económica de 1982, me pude insertar en la vida académica y, en paralelo, comencé a escribir libros técnicos en Comercio Exterior y Aduanas, lo que me abrió espacios en la academia como profesor de la Escuela de Ingeniería de Transporte de la entonces Universidad Católica de Valparaíso, desde 1983.

En 1985 se firmaba el Acuerdo de Paz Perpetua entre Chile y Argentina, luego de los buenos oficios del Papa y su delegado, el Cardenal Antonio Samoré. Con ese tratado se consolidaba una paz que nunca debió verse amenazada.

A fines de 1985, viajé a Mendoza para conocer del proceso de recuperación democrática que estaba ocurriendo. En esa visita, lo oficial fue conversar con el Rector de la Universidad Nacional de Cuyo,  poeta y amigo, Luis Triviño, primer Rector en democracia. Le propuse esa tarde la idea de formar una red de universidades, de Cuyo y la V Región, que se comprometieran con la integración entre nuestras regiones. Asumíamos la realidad política de un Chile que aún luchaba por recuperar la democracia y una Argentina que en suerte ya lo había logrado, después de la tragedia de las Malvinas. Luis esa misma tarde me llevó a un Instituto de corriente peronista, el Insteco, donde me presentó a Rodolfo Gabrielli y seguidamente a José Octavio Bordón, entonces Gobernador de Mendoza y quien fuera Embajador de Argentina en Chile, pero entonces, simplemente el “Pilo Bordón”.

Rápidamente surgió el proyecto y regresé a Chile a plantearlo al Rector Juan Enrique Froemel, quien respaldó mi iniciativa y formalizó la creación del Consejo Académico de Integración Chileno Argentina, del cual fui el Secretario Ejecutivo. Se sumaron las universidades de Valparaíso, Playa Ancha, la Federico Santa María. Del lado argentino se organizó un capítulo que agrupaba a todas las universidades de Cuyo, tales como la Champagnat, la Congreso, la Aconcagua, el Insteco y la UNC. El resultado de esta aventura fue la realización de sendas Jornadas por la Integración Chileno Argentina que se realizaron en Viña del Mar y en Mendoza, en un hecho político sin parangón histórico, ya que, por primera vez, se articulaba un eje de cooperación a nivel de regiones y no por la vía de las capitales.

170 empresarios, políticos y académicos debatieron en el Hotel O’Higgins de Viña del Mar por más de una semana. La integración física, el corredor bioceánico, la integración cultural, la complementación de las dos economías, fueron algunos de los temas tratados. Al proyecto se sumaron las federaciones de estudiantes y surgió una dinámica que tuvo diversos canales. Y, lo más trascendente, por primera vez un Gobernador de una Argentina democrática, José Octavio Bordón, compartía testera con un Intendente Regional del régimen militar, el Almirante Pablo Wunderlich, quien había tenido un rol importante en la crisis de 1978. Los caminos de la paz y la democratización regional se abrieron con la mirada de futuro que construimos a partir de esta experiencia. El hecho fue relevado por las Cancillerías de ambos países y marcó un hito en la integración micro regional.

Con el advenimiento de la democracia en Chile, las cosas volvieron a su realidad centralista, pero en la retina de una generación quedó esa experiencia en donde universitarios, académicos, políticos de diverso signo, empresarios, se comprometieron con la paz y la colaboración en este eje de integración, que tiene un destino de integración física común.

Posteriormente, la vida me llevó a reencontrarme con la Argentina  trabajando como Consultor del Centro Interamericano de Comercialización de la OEA, desde donde pude colaborar con cámaras de comercio y universidades de diversas regiones, en especial Entre Ríos, Tucumán, Córdoba, La Rioja. En Chamical, localidad de la Rioja, en una ocasión expuse sobre el rol de los medios de comunicación en los procesos de integración. En la mesa académica como anfitrión del Encuentro estaba Carlos Saúl Menem, con su mejor pinta de Facundo Quiroga, antes que viniera a recibir las llaves de la ciudad de Valparaíso en los noventa, cuando ya lo hizo con un look de yuppie. Durante el gobierno de Aylwin, creamos en Valparaíso el Instituto Chileno Argentino de Cultura.

Entre el 2007 y el 2013, mis lazos con Argentina se centraron en el eje de ATACALAR, proyecto de integración en el que participan la región de Atacama, por el lado chileno, y las provincias de Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero, Tucumán y Córdoba, por el lado argentino. Por 7 años viví esa experiencia, fundamentalmente impulsando desde la Aduana chilena, el eje que cruza por los pasos de Pircas Negras y San Francisco.

Como lo decía Raúl Scalabrini Ortíz, fui ese hijo adoptivo de Buenos Aires, que se acodaba en Corrientes y Esmeralda a contemplar la vida, con esa filosofía particular del citadino que recrea sus lecturas y sus sueños, encontrando espacios generosos en la Argentina. En distintos momentos, la idea fuerza libertaria de la integración por la base fue consolidándose como mirada al barrio, América.

 Por ello,  levantar nuevamente la vista a la colaboración, a la unidad de propósitos, debiera significar el rescate de estas experiencias que han sido iniciativas de la sociedad civil, cámaras empresariales, universidades, organizaciones estudiantiles y sociales, actores políticos. Para capitalizar en la mirada democrática de los nuevos tiempos, el largo derrotero que nuestros pueblos han desarrollado a lo largo de nuestra extensa frontera.

Pensar en que se pueda hacer realidad a breve plazo el sueño de Gobernadores democráticamente electos, a las dos puntas del camino, resulta emocionante. Con regiones en Chile empoderadas se podrán construir proyectos pertinentes de colaboración horizontal a nivel de Comités de Fronteras, lo que marcará un cambio cualitativo frente a la mirada centralista que ha imperado hasta la fecha.

 Para poder planificar, en alianzas estratégicas, complementación energética, turismo, intercambio cultural, joint ventures en servicios, espacios micro regionales de tráfico fronterizo, entre otros espacios de colaboración. Tal como lo viviéramos en el eje Cuyo Valparaíso con el CAI. Consejo Académico de Integración, donde se llegó al diseño de programas educativos en complementación.

Espacios actuales y urgentes para cimentar un respeto a la naturaleza,  erradicando la depredación de los glaciares y desmantelando las hipótesis de conflictos vía cooperación, con roles proactivos de la sociedad civil y los territorios.

Soplan aires de cooperación en una nueva era y con una savia joven que trae la misión de salvar el planeta, se podrá superar las divisiones inventadas por intereses foráneos, que dividen para reinar.

 Esta tribuna del diario La Razón.cl  nos permitirá seguir conversando, rindiendo su merecido reconocimiento a los pioneros y motivando a los jóvenes para que profundicen este acercamiento cultural, con el ánimo de colaboración y complementación innovadora, por encima de los gobiernos, en esa dinámica que es de sangre, de hermandad, de música y poesía. Por todo este cúmulo de recuerdos, iniciemos nuestras conversaciones. La memoria debe ayudar a iluminar un futuro común, de aprendizaje y hermandad.


Hernán Narbona Véliz, 23  enero, 2022, Periodismo Independiente. Corresponsal Diario La Razón.cl en Valparaíso
Una mirada libre a nuestro entorno

lunes, enero 17, 2022

Gabriel Boric, con la fuerza de la razón y la ética




Avanzamos en la segunda mitad de enero del 2022 y se espera esta semana el nombramiento del gabinete del Presidente Gabriel Boric. Si la esperanza fue el sino de su elección presidencial, el joven Presidente electo ha demostrado en este mes de Moneda chica, que cada paso lo ha dado con mesura, empatía e inteligencia,

La desesperación ha cundido en la derecha y principalmente en Piñera, quien, con medidas de última hora, ha pretendido tender un campo minado a la gestión de la coalición triunfadora.

Uno de los gestos iniciales a destacar del Presidente electo, fue el saludo que entregó a la Convención Constitucional, a su mesa dirigida por Elisa Loncon y  Jaime Bassa,  justo antes que se produjera el cambio de mando para la segunda etapa del proceso constituyente. Este gesto, profundamente político, marcó el sitio dónde se juega el largo plazo de Chile. Paralelamente, en ENADE, el presidente electo marcaba su total respaldo al proceso constituyente y su responsabilidad con los temas urgentes que requiere la crisis social y económica, y que su gobierno debe atender con medidas urgentes e inmediatas y la colaboración de todas y todos. 

En ese sentido, la ciudadanía ha expresado su emoción por el carisma que irradia este joven político de nuevo cuño. Que asumirá con la más alta votación histórica que cualquier otro mandatario y que, por más que intenten las encuestas tramposas, financiadas por los grupos de poder, sembrar dudas o incertidumbre frente a las medidas que pueda tomar Gabriel Boric, ha sido imposible para la ultraderecha entender que su tiempo va de salida y que son otros los aires que están limpiando el horizonte multicultural de la patria.

En medio de una alta emotividad, erradicar los egoísmos, el sectarismo y todas esas formas mañosas de administrar el poder, operadores políticos incluidos, se levanta como una señal relevante para pasar de la esperanza a la convicción, a una adhesión participativa, proactiva y vigilante de los chilenos sencillos, que desde los territorios  esperan que se concrete a grandes trazos una política social y económica distinta.

Se esperan señales claras e inequívocas de que se erradicará la corrupción estructural, que se apuntará al bien común, a la protección de la naturaleza y a la dignidad de las personas. Que, si habrá que esperar por demandas históricas, se hará sin mentiras y sin que se mantengan los privilegios odiosos de quienes han usado siempre el poder para su beneficio.

 Desde distintas instituciones,  los trabajadores del sector público han hecho saber su voluntad de servir con lealtad al Estado. Que están disponibles para recuperar  gestión pública con integridad, en la medida que terminen los cotos de caza, el cuoteo de parcelas que desvirtúan  una mirada de bien común. 
Los trabajadores  públicos han vivido décadas de intromisión y de malas prácticas, donde el tráfico de influencias pasa a llevar a los funcionarios  de carrera, postergados por las máquinas del gobierno de turno. Si se recupera facultades y espacios para poder trabajar honestamente, en función del bien común,  ello significará levantar banderas invisibles para respaldar la esperanza.
Una forma distinta de hacer política, en lo inmediato, será terminar con los delegados presidenciales y entregar facultades a los gobernadores regionales. Porque significará descentralizar al Estado, desmontando las redes de poder qué se articulaban vía Senadores, a partir de una mirada centralista, en dónde los territorios eran avasallados por los caudillos de turno, qué eran los que ocupaban literalmente los espacios de la administración del estado con nepotismo, amiguismo y clientelismo.

La transparencia es un valor fundamental para recuperar un comportamiento ético en la función pública y esto requerirá una profunda consistencia entre el discurso y la acción, superando los errores y vicios de la vieja política, lo que habrá de significar  rigurosidad para cortar de cuajo toda mala práctica, abuso, negligencia o atisbo de corrupción.Sin caer en una caza de brujas, es necesario qué la ciudadanía se sienta empoderada y que permanezca movilizada y vigilante frente al actuar de las instituciones.
Que  se fortalezca la prensa independiente en todas sus expresiones, redistribuyendo los presupuestos en publicidad estatal o municipal, podrán ser medidas que muestren el cambio de dirección en la conducción del Estado, de manera tal, que se detecte situaciones irregulares, qué atenten contra del interés general.

 Los pasos que dé el gobierno entrante, serán la señal virtuosa para consolidar lo que fuera una esperanza al votar, en un ánimo positivo de participación popular, con responsabilidad y mesura. Entendiendo desde la ciudadanía la gradualidad necesaria, asegurando cada paso, con el diálogo, la escucha atenta y la acción propositiva y consciente de los pueblos organizados.

Hernán Narbona Véliz, Periodismo Independiente. Diario La Razón.cl  17.01.2022