jueves, junio 01, 2023

Un Mundo en Cambio




Estamos viviendo un reordenamiento del poder mundial. Pasando de la globalización bajo un sistema unipolar, con una superpotencia militar hegemónica, Estados Unidos, a un sistema multipolar de relaciones internacionales, donde convivirán múltiples actores en interdependencia y colaboración. El equilibrio del terror nuclear aparece como telón de fondo y la sensatez de la negociación aparece como camino probable. Estamos en el punto de inflexión, donde lo que termina se resiste a hacerlo y aquello que emerge va perfilando a grandes trazos un nuevo trato internacional.

Cuando escribo esta columna he imaginado lo que vivieron nuestros padres en la década de los 30 del siglo pasado, quizás enamorándose al ritmo del charlestón, en una época en que se incubaba lo que sería la Segunda Guerra Mundial. Desde este lejano y pequeño país del fin del mundo, seguramente ellos vivieron  esa época, ignorando los procesos del poder, sin percibir la tragedia que se venía a la humanidad. De hecho, las noticias llegaban tardíamente,  aunque en la cotidianidad sí se iba viviendo la influencia cultural de las corrientes que chocaban en Europa. El nacional socialismo, el anarquismo y el comunismo eran doctrinas que se enfrentarían en esa guerra mundial, que duraría 6 años desangraría a la humanidad, concluiría con las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, dejando como legado el terror nuclear y esa guerra fría hemisférica entre Estados Unidos y la Unión Soviética, URSS, que se pensó había concluido con la desaparición del bloque soviético.

El equilibrio del terror significó entender que si se apretaba el botón nuclear, se entraría en un suicidio que destruirlas las civilizaciones.

Hoy, en esta escalada de la guerra entre Rusia y Ucrania, que en realidad es entre Rusia y la OTAN, se ha vivido un ensayo de poder bélico y económico entre Occidente, bajo la hegemonía de Estados Unidos, y la Federación Rusa. En este ajedrez geopolítico, las piezas del tablero se han movido en una dinámica previsible, pero sorprendente. La OTAN, fue instalando un cerco en torno a Rusia. Rusia reaccionó buscando consolidar un territorio de seguridad en la república  del Donetsk que le permita vertebrarse con la península de Crimea, la que le da a Rusia el acceso al Mediterráneo.

En este posicionamiento, Estados Unidos ha buscado alinear a Europa ampliando la OTAN con la incorporación de Finlandia. La operación militar de Rusia sobre Ucrania respondió como una acción preventiva,  al cerco que iba organizando la OTAN en un espacio tan cercano a Moscú. Europa alineada con la OTAN aplicó sanciones económicas a Rusia, Inglaterra congeló las reservas de Rusia en Londres, todas medidas que pretendieron debilitar su economía. Sin embargo, los efectos de esas supuestas sanciones se han revertido contra la propia Europa. Alemania dejó de recibir el petróleo ruso. Un atentado destruyó el gasoducto de Nord Stream y, a partir de ello, Alemania tuvo que abastecerse de gas mucho más caro, lo que le hizo perder competitividad y como efecto de las sanciones a Rusia, se redujeron en un 42% sus exportaciones a ese socio comercial. Todo esto tiene a Alemania en una recesión técnica. En


conclusión, las sanciones que ha impulsado EE.UU, le han significado a Europa un disparo en la pierna, ya que se ha visto empujada a una escalada que ha demostrado su vulnerabilidad, toda vez que, en el frente de batalla, se ha comprobado que los sistemas de misiles Patriot, de defensa occidentales, han sido superados por las llamadas Dagas, misiles hipersónicos rusos.

En el plano económico financiero es donde Estados Unidos y Europa han visto en este año de guerra, sus mayores debilidades y amenazas. Rusia fue excluida del sistema SWIFT una organización cooperativa con sede en Bélgica que canaliza los pagos internacionales,  con la pretensión de entrabar su comercio exterior. Sin embargo, Rusia  desarrolló su propio sistema, llamado PESA e iniciando un estratégico proceso de desdolarización que ha abierto las puertas a un sistema monetario multipolar, donde los países miembros el BRICS comienzan a transar su intercambio en sus propias monedas, dejando de lado al dólar estadounidense. Y, en una paradoja que evidencia el cinismo político de la élite europea, el petróleo ruso, triangulado a través de India, ha seguido llegando mucho más caro a los países europeos.  El bloque que se ha venido construyendo en esta desdolarización del comercio internacional emplea la sigla BRICS para referirse conjuntamente a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Al mismo se han incorporado países relevantes como Arabia Saudita, Irán, Irak. El petróleo que se comercia entre esos países se transa con un nuevo referente, la Bolsa de Petróleo y Gas Natural de Shanghai. Los países asiáticos abandonan la Bolsa del Petróleo Brent y ponen término a la obligación de usar el dólar en esos contratos.

El dólar, que ha liderado desde Bretton Woods el sistema monetario internacional es desplazado en el comercio mundial por un emergente sistema multilateral que está avanzando a pie firme como un nuevo orden mundial, multipolar.


Las élites occidentales empresariales, políticas, militares, que desde sus espacios cupulares, como lo es el Club Bilderberg, ven en estos escenarios derrumbarse su sistema de poder hegemónico, están hoy impulsando el mantenimiento de la guerra en Ucrania, desoyendo las propuestas de una mesa de Negociación para la Paz, que han puesto arriba de la mesa China, el Papa y países de Africa. Prima su ambición de poder mantener el orden de los últimos 70 años, en que esas élites han dominado por encima de los Estados.

Si observamos el plano social, tanto al interior de Estados Unidos como de Europa, se avizora un negro panorama. Estados Unidos está a punto de caer en default, lo que significa que no podría servir su deuda y sus bonos soberanos amenazan derrumbarse con un efecto recesivo sin parangón.  La solución política ha sido permitirle al gobierno de Biden seguir emitiendo moneda dólar hasta el 2025, caminando al borde de un colapso. Los síntomas de depresión y estanflación se extienden por Europa.  Alemania, la gran locomotora está con cifras rojas, Francia está en una extendida convulsión social, España ha dado un voto castigo al PSOE y ha llamado a nuevas elecciones, Gran Bretaña se debate con una crisis económica profunda después de dejar la Unión Europea.

Los únicos sectores que han ganado con la guerra han sido los sectores industriales armamentistas de Estados Unidos, y los que han manejado el gas y el petróleo que compra Europa. Militarmente, los hechos han demostrado que Rusia y China estarían superando tecnológicamente a la OTAN y el Pentágono. 

La nueva Guerra Fría se está imponiendo y la neutralidad de los países es una opción que tendrá poco margen de maniobra.  En América Latina, Brasil, con Lula Da Silva, comienza a liderar una estrategia de mayor autonomía regional.  México, que ha sido amenazado por republicanos de EE. UU. con una intervención militar en su territorio para, supuestamente, combatir los cárteles del fentanilo, ha recibido el respaldo de China, que le ha ofrecido su apoyo frente a esa amenaza. 

El escenario es altamente complejo, con múltiples vectores encontrados. La integración regional de los Estados se ve dificultada por la intervención armada de fuerzas norteamericanas, como ha sido el caso reciente en Perú. La hipótesis de conflicto que se perfila es por el control de recursos estratégicos. Uno de ellos nos acerca al triángulo del litio, donde confluyen Chile, Bolivia y Argentina.  Este recurso valioso puede resultar un objetivo geopolítico en esta dispersión del poder mundial, lo que llama a seguir con atención lo que sigue ocurriendo minuto a minuto y que constituyen acontecimientos que nos impactarán profundamente.

Invitamos a establecer conversaciones sobre estos temas, que los medios oficiales, sesgados por los intereses de sus propietarios, nos ocultan o tergiversan. Levantemos la mirada más allá de los matinales, para leer, mientras sea posible, los hechos globales que determinarán nuestro futuro próximo, para así prevenir lo que pueden significar para nuestra cotidianidad. Vienen tiempos difíciles para la humanidad. Los vientos de guerra son terroríficos, pero nadie debiera esconder la cabeza como un avestruz.

Hernán Narbona Véliz, Periodismo Independiente,

Corresponsal en Valparaíso de La Razón.cl
Una mirada libre a nuestro entorno

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