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Roberto Sapiains Rodríguez: Yo acuso |
Roberto Sapiains Rodríguez es Administrador Público Universidad de
Chile y ha sido un sobreviviente de la etapa más dura del golpe de Estado. Fue
detenido el mismo 11 de septiembre de 1973, cuando era el representante de la
Izquierda Cristiana en el Comité de la Unidad Popular en Valparaíso y desempeñaba
el cargo de confianza del Presidente Salvador Allende, de Director General de
Administración y Finanzas de la CORVAC, Corporación de Desarrollo de Valparaíso
y Aconcagua. El Mercurio de Valparaíso publicó a página completa el día 12 de
septiembre, un reportaje lapidario a la
imagen personal de este dirigente, consecuencia de haberse negado a colaborar
con las fuerzas golpistas, habiendo sido interrogado en tal sentido por el Teniente
Coronel de Infantería de Marina, Jefe del Grupo Militar Norteamericano, Patrick
Ryan, quien figura en los archivos desclasificados por la CIA en el Pinochet
File.
El ofrecimiento del oficial norteamericano fue
que cooperara apareciendo en el canal 4 de UCV Televisión, declarando que
efectivamente existía el Plan Zeta y que los cristianos y demás partidos no
marxistas, no estaban involucrados y que los culpables eran los marxistas
extremistas. Al negarse a esta traición, Roberto Sapiains fue acusado en la
Justicia Militar y en la Justicia Ordinaria, por supuestas faltas a la
probidad. La actitud de Roberto Sapiains se sustentó en reclamar el estatus de prisionero
de guerra, en el marco del declarado “Estado de Guerra Interna”, por Decreto
Ley N° 5 de la Junta Militar del 12 de septiembre de 1973. Ese mismo día, fue
notificado de su calidad de prisionero de guerra por el Fiscal Naval de
Valparaíso, Capitán de Fragata (J) Hernando Morales, iniciándose el proceso
ante la Fiscalía Naval.
Más de 5 años de cárcel y la
expulsión posterior del país por DS N° 1279/1978 dejaron a Roberto Sapiains
privado de su ciudadanía y excluido en forma permanente del ejercicio de cargos
públicos. Hoy, este ex dirigente tiene 68 años y enfrenta la gran odisea de
esclarecer la verdad histórica y limpiar su honra destruida por la mentira
oficial. En ese derrotero ha emplazado a sus ex camaradas a través de las redes
sociales y esa polémica actual forma parte de la necesaria reconstrucción de la
Memoria en nuestra sociedad. En ese contexto, realizamos la presente
conversación con Roberto Sapiains Rodríguez.
- - En
Facebook, Ud. ha denunciado a Alejandro Corvalán Quiroz, actual Gerente
Regional de ProChile en Valparaíso, de haber sido un delator y colaborador del
Delegado Militar que se nombró en la CORVAC el año 1973, donde trabajaba como
su subordinado.
¿Podría precisar los fundamentos de tan
seria denuncia a esa autoridad del gobierno actual?
-
Específicamente,
para mantenerse en su cargo Alejandro Corvalán
Quiroz le entregó al Delegado Militar toda la información sobre los fondos de
la CORVAC, que estaban bajo mi custodia personal y legal, y ayudó a colocar una
querella por supuesta malversación de caudales públicos ante el Tercer Juzgado
del Crimen de Valparaíso, en contra de Emilio Contardo Hogtert, Abogado,
Vicepresidente de la CORVAC; Luis Vega Contreras, Abogado, Fiscal de la CORVAC;
y yo. Ahora, desde el punto de vista de
su rol en la Izquierda Cristiana, Alejandro Corvalán era uno de los militantes
que había sido enviado por la Dirección Nacional del Partido a entrenarse
militarmente a Cuba, convirtiéndose al volver en el Jefe del aparato armado del
Partido Izquierda Cristiana en Valparaíso, situación que muchos militantes del Partido conocían. Es mi
impresión, que colaboró con las autoridades militares para ocultar este rol que
ocupaba en la IC. Además, se concertó con otros dirigentes regionales del
partido, tales como Carlos Muñoz Sánchez, Rafael Agustín Gumucio Rivas, Marcel
Young, Octavio Fuentes, Germán Molina Valdivieso, entre otros, para cargarme
con las armas que fueron encontradas en el allanamiento a mi casa y a la de Carlos
Muñoz Sánchez. Esto me consta porque uno de los Fiscales, Diego Alliende, me
leyó la declaración de Carlos Muñoz que me inculpaba de ser el Jefe del Aparato
Armado del Partido Izquierda Cristiana, en circunstancias que ese cargo lo
ejercía Alejandro Corvalán Quiroz, luego de volver de su entrenamiento en Cuba.
-
Por favor,
cómo se produjeron los hechos ese día 11 de septiembre de 1973…
-
Carlos
y yo fuimos detenidos juntos en mi casa de calle Capilla 777 de cerro Alegre en
Valparaíso. Ese día del golpe, Corvalán llegó temprano a mi casa y me pidió que
fuéramos en mi auto a buscar a Carlos Muñoz, nuevo Jefe Regional de la IC, a su casa en Villa Dulce en Viña del Mar y, pasando todos
los controles, regresamos a mi casa mientras escuchábamos el último discurso
del Presidente Allende. Alejandro Corvalán se retira comprometiéndose a venir a
buscar a Carlos, porque yo era el hombre público, de dirección conocida, que
había sido conminado a presentarme ante la Intendencia donde estaba operando el
mando del golpe. Corvalán no regresó, pasó la hora del toque de queda y a las
21:30 hrs llega un pelotón de infantería de marina que rodea la cuadra al mando
del Teniente Comandante Cristian de Bonnafoz Gándara y del Segundo al Mando,
Armando Hodar Alba, que es el que declaró en mi contra en el proceso ante el
Tercer Juzgado del Crimen de Valparaíso. Mi detención y la de Carlos Muñoz
apareció en el Mercurio de Valparaíso el día 12. Correspondía, de acuerdo a los
protocolos de seguridad, que Corvalán hubiese retirado las armas de la casa de
Carlos, pero no lo hizo y éstas le fueron encontradas en un allanamiento
posterior y terminan imputándolas en mi contra, lo que da origen a un segundo
Consejo de Guerra. El hecho que tuviera que apechugar con la responsabilidad sobre
ese armamento agravó mi situación en el proceso.
-
¿Usted
quiere decir que después de 41 años, sus ex camaradas de Partido fueron
traidores y se coludieron con las fuerzas militares para convertirlo a Ud. en
cabeza de turco?
-
Así es,
absolutamente… Nunca me he victimizado, como tampoco me sumé a ninguna mala
práctica de las actuales máquinas partidarias, pero siento que es mi deber que
la verdad se conozca, para las futuras generaciones. A ellos, delatores y
colaboradores, hoy día no los van a detener, no los van a torturar, ni tendrán
que pagar con cárcel ni asesinato de imagen, tampoco les van a embargar todos
sus bienes, no arruinarán su vida familiar, ni menos les van a quitar sus
derechos políticos. Por tanto, exijo que en un gesto de hombría extemporánea,
sean capaces de enfrentar mi denuncia y explicar o reconocer responsabilidades.
-
Domingo
Namuncura, es la única persona que le ha contestado y él ha expresado
desconocer estos antecedentes y, además, lo deja a Ud. en tela de juicio, creyéndole más al
montaje del Mercurio que a Ud. que fuera su dirigente en la Izquierda Cristiana.
¿Qué le contesta Ud. al Embajador en Nicaragua, Domingo Namuncura?
-
En primer
lugar le reconozco el mérito de haberse atrevido a usar el derecho a réplica,
el cual yo he respetado en su integridad. En segundo término, a la fecha en que
ocurrieron los hechos, Domingo Namuncura era un dirigente juvenil en el Partido
Izquierda Cristiana, como él mismo lo reconoce, era dirigente de la CPS (Comunidad
por el Socialismo) de la UCV. Por lo tanto, no integraba la Dirección
Provincial del Partido. Además, Domingo Namuncura en su respuesta entrega una
confirmación categórica de que ellos creyeron en su totalidad la versión
publicada por los medios de prensa de la dictadura, sobre armas, dinero,
acaparamiento, que entregó el reportaje “Los Escándalos del Allendismo” que
forma parte del Libro Blanco que publicara la Revista Ercilla. Por tanto, ellos
decidieron en su libre albedrío creer la versión de la dictadura en lugar de
pedirme explicaciones a mí directamente. Nunca me pidieron que les rindiera
cuenta o que les explicara mi versión de los hechos. Al contrario, se negaron
sistemáticamente a hacerlo. Yo pedí insistentemente al salir al exterior que me
pasaran al Tribunal de Disciplina donde poder dar mi versión de los hechos.
Recuerdo nítidamente una conversación en París con Luis Eugenio Silva que
actualmente aparece involucrado en el escándalo de las acreditaciones
universitarias de la UDELMAR.
-
Pero,
Domingo Namuncura sostiene en su respuesta que fue la Resolución de la
Dirección clandestina de la IC en Santiago la que determinó su expulsión. ¿Fue
esto ajustado a la verdad o su verdad?
-
Lo que
dice Domingo Namuncura es contradictorio con otras versiones que me han dado los
dirigentes nacionales de la IC. Pero he decidido creerle a Domingo Namuncura
precisamente por haberme contestado. Por lo tanto, mi aclaración es la
siguiente. Antes del golpe de 1973, el Partido de Izquierda Cristiana se vio
afectado por un golpe interno, en el cual se formó un triunvirato integrado por
Bosco Parra, Pedro Felipe Ramírez y Juan Enrique Miquel. Este triunvirato, de
orientación de extrema izquierda, que supuestamente trabajaba coordinado con
Carlos Altamirano Orrego, Secretario General del PS, con el MAPU Garretón y con el MIR, disolvió la Comisión
Política de la cual yo era miembro y la Dirección Nacional de la IC. Como yo me
mantenía alineado en lealtad con el Presidente Allende y la Unidad Popular,
decidieron intervenir el Regional Valparaíso y sacarme del cargo de Jefe del
Partido y esto se vivió semanas antes del golpe. Pedro Felipe Ramírez, también
embajador actualmente, actuando a nombre
del triunvirato, nomina a dedo una nueva directiva, integrada en su mayor parte
por miembros del CPS de la UCV, entre los cuales estaban Germán Molina Valdivieso
y Rafael Agustín Gumucio Rivas. Específicamente, Rafael Agustín Gumucio me
pidió que siguiera representando a la Izquierda Cristiana ante el Comité
Provincial de la Unidad Popular, mientras ellos se dedicaban a otras tareas. A
partir del 11 de septiembre ese triunvirato pasó a la clandestinidad y es la
directiva que según Namuncura, me habría expulsado del Partido.
-
¿Cómo se
vincula esto que señala con la dura denuncia de traidor que ha hecho contra Alejandro
Corvalán Quiroz?
-
Este triunvirato
que descabezó la antigua directiva, ordenó a los militantes que habían sido
enviados a entrenarse militarmente a Cuba, que regresaran anticipadamente por
el peligro inminente del golpe de Estado. Al retornar a Valparaíso Alejandro
Corvalán volvió con dos personas, el “sombrita” Sandoval y Octavio Fuentes, y a
este último lo incorporó a la CORVAC después del golpe de Estado. Alejandro
Corvalán llega nombrado en otoño de 1973, como Jefe del Aparato Armado de la
Izquierda Cristiana y el Sombrita trae armas de Santiago a Valparaíso, una de
las cuales la dejó en mi casa y fue encontrada en el allanamiento del 11 de
septiembre y de la cual me hice cargo ante el Consejo de Guerra, por tener el
compromiso de defender el Gobierno constitucional.
-
Todo lo
que señala es sorprendente y nos lleva al pasado. ¿Cree Ud. que vale la pena
develar la verdad en esta etapa de la historia de Chile?
-
Permanecí
callado por 41 años. En mi tercera edad he asumido el compromiso de Verdad y
Justicia en los términos de la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo que nos
dice “la Verdad os hará libres y Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia”. Este compromiso lo he asumido hasta mi muerte y lo cumpliré contra
viento y marea.
Diálogos con un Sobreviviente, Crónicas de Dos Siglos, Periodismo
Independiente. 5 de Octubre de 2014.
Una mirada libre a nuestro entorno