jueves, marzo 30, 2006

Chile: la batuta en manos de mujeres


Una rápida mirada noticiosa nos ubica a tres protagonistas de la política nacional.

La primera, por supuesto, fue la Presidenta Bachelet que marcó una señal rotunda en relación a los derechos humanos, asegurando que de ninguna manera habría un punto final. En segundo lugar, el triunfo de Soledad Alvear al interior de la Junta Nacional de la DC, que la dejó a un mes plazo de alcanzar un triunfo rotundo para una recuperada militancia que se había mantenido como espectadora ante las cúpulas, pero que ahora podrá participar. Y, en el plano paralelo de la justicia, la ministra en visita que investiga las irregularidades registradas al interior del Ministerio de Obras Públicas (MOP), Gloria Ana Chevesich, procesó a un funcionario de la cartera y al representante de una empresa de diseño gráfico, en calidad de autores del delito de estafa reiterada al Fisco.

Son hechos relevantes que reflejan los tiempos que vive Chile y que en la tenacidad de tres mujeres expresa señales de cambio. Es de esperar que las mismas no tropiecen con la resistencia soterrada que pone el sistema a las transformaciones de fondo.

Que Michelle Bachelet se haya pronunciado emocionada, en el homenaje a José Manuel Parada, Santiago Nattino y Manuel Guerrero los tres profesionales comunistas degollados, hace 21 años, comprometiendo que no habrá punto final en materia de derechos humanos, es un mensaje que puede abrir espacios a reparaciones reales a las víctimas y sus familias.

Que Soledad Alvear haya doblado la mano a Adolfo Zaldívar exigiendo democracia interna y elecciones en 30 días, es una señal que deberá expandirse en los demás partidos políticos. Si se logra retomar una política transparente, que vaya, al menos, reduciendo el clientelismo, se habrá avanzado en una necesaria corrección ética de la política partidista de Chile.

Finalmente, la Ministra Chevesich, al adoptar la doctrina Aylwin, en términos de investigar a fondo los delitos y después de conocer los responsables aplicar la prescripción si corresponde, abre espacios para erradicar la corrupción que ha enturbiado el quehacer público. La Jueza ha abierto numerosos cuadernos para ir determinando la existencia de probables delitos, que pueden haberse configurado por relaciones impropias entre autoridades y operadores privados, tales como triangulaciones, obras que se pagaron y no se realizaron y sobreprecios en obras concesionadas. Que se conozca toda la verdad es una posibilidad cierta que queda en manos de una jueza que ha dado una dura batalla, lo que habla de su tenacidad y convicción. Su accionar augura nuevos aires que podrán fortalecer la transparencia y la fiscalización ciudadana de los contratos por obras públicas.

Si estos tiempos de mujer llegan a ser también tiempos de verdad y justicia, los chilenos irán gradualmente reconociendo que se comienza a sacar la mugre debajo de la alfombra y esto, duela a quien duela, es una saludable señal para la democracia.



Una mirada libre a nuestro entorno

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy muy esperanzado con la llegada de Bachelet al frente de La Moneda. Si fuera chileno, y contara además con ese precendente tenebroso que supuso la dictadura del general Augusto, mi pecho respiraría optimismo abierto en los momentos actuales que vive el país. Esa emoción de las mujeres gobernantes por quienes fueron abatidos por la ignominia y el terrorismo cuartelario es todo un privilegio para Chile. En mi corazón.