Hace 21 años un terremoto sacudió Valparaíso
El 3 de Marzo de
EL DOMINGO 3 DE MARZO DE 1985 en el teatro Imperio de Valparaíso daban Karate Kid. Fuimos en función de matinée, mi mujer y mis tres hijos, Hernán, Natalia y Pablo. Este último tenía 8 meses y solía llevarlo colgado en un arnés. Disfrutamos la película con ese ejemplo de honestidad, disciplina y superación que ella mostraba –después se nos haría imborrable- al salir del cine había una tarde un tanto nublada, estaba abochornado. Dimos una vuelta por
Relajados, comentábamos
Nuestra casa, ubicada en el cerro Polanco, un cerro rocoso, lleno de vertientes, resistió sin un rasguño el sismo. Lo impresionante fue la casi inmediata explosión de
Luego las acciones inmediatas, sacar velas, comenzar a juntar agua mientras quedara en las cañerías, instalar un tambor de
Cuando estábamos todavía en medio de la confusión, se deja sentir una primera réplica, tan grande como
El epicentro del terremoto se ubicó en la Latitud 33°14’25’’ y Longitud 72°2’24’’ y afectó toda la región central de Chile.
Al recorrer Valparaíso, la mañana siguiente, fuimos calibrando la envergadura del fenómeno telúrico. En el puerto, la zona de los sitios 1 al 5 se había hundido y mostraban fuertes desniveles. El espigón había sufrido deformaciones notorias. En el muelle Prat se notaba la fuerza del sismo, con pastelones levantados y áreas hundidas.
Recuerdo que viajé a San Antonio a los dos días del terremoto y pude apreciar la destrucción ocurrida. El puerto estaba destruido, peor que Valparaíso, en la zona aledaña una calle completa se había venido guarda abajo del cerro y taponaba la avenida que llevaba al puerto, el puente a Rocas de Santo Domingo estaba destruido en varias partes.
El desaliento corría y se criticaba la inoperancia del gobierno militar para allegar ayuda a los damnificados. Tanto en Valparaíso como en San Antonio, que fueron los lugares más afectados, la gente fue capaz de superar las dificultades en forma directa. Recordemos que en Chile se vivía el período de protestas populares, que la conquista de la democracia y de condiciones dignas de vida marcaban la movilización social. Fue precisamente ese ánimo el que permitió generar cuerpos de voluntarios para ayudar a la vecindad que había tenido problemas. Compartir el agua, las velas, los víveres, era algo que fluía en forma natural, que orientó a los muchachos en las universidades, en las iglesias, donde se organizaron albergues y ollas comunes para los damnificados. Pese a la angustia y la destrucción en ese período había una mística en la población, que pasaba por ayudar con lo poco que había, sabiendo que el resurgir de nuestras ciudades quedaba en nuestras propias manos.
Las semanas que siguieron fueron de limpieza y demoliciones. Viejas casonas de la ciudad debieron alivianar sus pisos en altura y el laterío que era propio de los cerros, comenzó a llenar la ciudad.
El recuento arrojó el saldo de 177 muertos, 2.575 heridos y 979.792 damnificados. 142.489 viviendas fueron destruidas, registrándose además numerosos deslizamientos de tierra, rotura de pavimento con destrucción de
Desde esa fecha, hace 21 años, Valparaíso no sufre, afortunadamente un terremoto. La juventud de hoy no ha vivido la experiencia y la ciudad se presenta hoy más débil para enfrentar una emergencia de este tipo, debido a la falta de mantenimiento que ha habido en materia de muros de contención y a las fallas subterráneas detectadas en diferentes zonas de la ciudad, que podrían colapsar en caso de un terremoto como el ocurrido hace 21 años. En la ciudad se han construido numerosas torres de departamentos que se sitúan en zonas altas y que no han probado su calidad estructural en un evento telúrico.
Por ello y porque la memoria graba en detalles las situaciones traumáticas que viven las personas, es necesario en un aniversario más desde el último terremoto, preguntarnos cuán preparados estamos para una emergencia de ese tipo y transmitir a las nuevas generaciones la experiencia de afrontar como barrio o comunidad la falta de luz, agua, caminos, situaciones que sólo se hacen llevaderas practicando una real solidaridad.
3 de marzo de 2006
Una mirada libre a nuestro entorno
2 comentarios:
Tenía 5 años, venía del jardín, mi mamá me sujetó y me colocó debajo de un árbol a 30 metros de la casa, frente a una parrroquia. Recuerdo que las paredes ondulaban, igual que el piso. De ahí corrimos a la casa y en la vereda nos encontramos conque se había venido todo el techo de tejas abajo, quefdaban las puras cerchas (eso lo recuerdo bien, porque miraba hacia arriba, caminando encima de las tablas de cielo y las tejas). Y los muros de adobe que se cayeron pa la casa del lado...
1 minuto más y hubieramos estado dentro de la casa, y no hubiera estado contando esto.
yo zempre he querido vivir un terremoto pero despues de esto veo k es muy mpresionante...yo temia k ubiera un terremoto en estas fechas por k me dijieron k abian muxoz!!
tengo miedo...muxo!!
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