Este es un espacio de periodismo de análisis y opinión, desarrollado por Hernán Narbona Véliz, Poeta y Escritor chileno. Administrador Público, Licenciado en Relaciones Internacionales, Columnista de diversos medios, miembro de Periodistas Frente a la Corrupción.
lunes, febrero 27, 2006
En el reino de los incompetentes...
Se está cerrando el verano. Los escolares de vuelta a clases. La Presidente manejando con pulcritud sus nombramientos.
¿Volveremos a la normalidad o algo está cambiando en Chile?
Quizás la clave esté en los mensajes que dejó en la Quinta Coco Legrand. ¿continuarán los incompetentes? o como planteaba Fernando Villegas ¿seguirá el Chile a medias? ¿Seguiremos conformándonos con el "maomenos"?
Dejar las preguntas al viento es en sí mismo una transgresión a lo políticamente correcto. Una reciente encuesta desnudó algo que desde hace mucho está instalado en el diagnóstico sobre nuestra sociedad: la moral serpenteante y acomodaticia, los valores prendidos con alfileres, las medias tintas, las verdades a medias, el reino del relativismo. ¿somos honestos los chilenos?
Decirlo a lo tonto grave, ameritaría una reacción turbulenta y amenazas de demandas de los consabidos. Pero, dejarlo caer así, en un monólogo genial, un poco autoflagelante, golpeando como de soslayo donde más le duele a nuestra identidad, eso ha sido genial. Coco Legrand nos hizo reir con ganas porque se atrevió a desnudar el trasfondo colectivo. Nos mostró tal cual somos, en nuestra pequeña mediocridad.
Fue un sello magistral en un período de transición y esperanzas. Un impulso en el trasero para reorientar las energías socales hacia una profunda autocrítica.
Si seguimos haciéndole cirugías estéticas a nuestra alma nacional, nos convertiremos en engendros sin Dios ni ley. Si seguimos corriendo tras frivolidades, adorando el dinero sin importar su origen, caeremos en la mayor decadencia. Gracias a Coco Legrand por resumir en su monólogo las yayitas guardadas, gracias por sacarle al monstruo social en que nos hemos convertido, sus siliconas de hipocresía.
Gracias, Coco por aterrizarnos.
Levantaste las banderas de la risa liberante y nos dejaste un desafío: romper la inercia, frenar la mediocridad, no resignarnos frente a la corrupción elegante, no cejar en el esfuerzo de rescatar la humanidad en medio de tantos oropeles.
Fue un monólogo que traerá ecos. Se discutirá en las barriadas y en las escuelas. Tendremos tema para rato.
Quizás, sea real, algo está cambiando en Chile, algo está cambiando...
Una mirada libre a nuestro entorno
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