miércoles, febrero 15, 2006

LAS PYMES AL RUEDO


LAS PYMES AL RUEDO

Hernán Narbona Véliz

periodismo.probidad@gmail.com

En vísperas de un nuevo gobierno, unos de los temas recurrentes es y seguirá siendo el de las pequeñas y medianas empresas.

HORA DE CONCRETAR las políticas públicas hacia las pymes. Chile ha pretendido lograr una incorporación mundial múltiple y flexible. Una participación que le permita involucrarse activamente en los procesos de integración regional y bilateral, además de entregar seguridad legal y económica a los exportadores e importadores chilenos. La inserción internacional chilena ha buscado combinar la apertura comercial con la protección de los intereses de política comercial doméstica, sin que esto último se traduzca en barreras al intercambio.

La estrategia económica internacional que ha adoptado Chile, en el contexto del denominado “regionalismo abierto”, permitirá a nuestro país tener cubierto un porcentaje cercano al 90% del total del comercio exterior para antes del 2010. Considerando los acuerdos comerciales vigentes, el mercado potencial para las exportaciones chilenas llega a 858 millones de personas. Con los acuerdos con EE.UU., Corea del Sur y EFTA, esta cifra ascendió a 1.189 millones de eventuales compradores de los productos chilenos (Unión Europea: 378 millones; Corea del Sur: 47 millones; EE.UU.: 272 millones; EFTA: 12 millones). Ahora se incorpora China, la sigue la India, prácticamente todo el mundo.

¿Podrán nuestras empresas pequeñas y medianas sobrevivir en esta competencia?

Los efectos de la estrategia chilena de inserción económica ya se han apreciado en el crecimiento alcanzado en los años 2004 y 2005 por las exportaciones chilenas. Sin embargo, esto crea un cuello de botella en materia de recursos humanos con capacidad para aprovechar las oportunidades. El crecimiento no ha alcanzado a las Pymes y es preciso actuar para superar sus barreras de entrada al sector externo.

En vísperas de un nuevo gobierno, unos de los temas recurrentes ha sido, es y seguirá siendo el de las pequeñas y medianas empresas. Para diseñar políticas públicas consistentes hacia el sector Pyme, que implique atender integralmente el proyecto de negocios, es necesario coordinar las energías de diversos organismos, para que actúen al unísono sobre el destinatario de tales medidas, generando una comprensión fácil de los mecanismos de apoyo, limpiando de burocracias su gestión y motivando efectivamente el entusiasmo y la confianza del empresario, quien es, en definitiva, el que debe correr los riesgos de la aventura comercial.

En este sentido, una de las grandes falencias del sector público a la hora de conjugar recursos en pos de iniciativas complejas, es el fenómeno de los estancos administrativos del sistema público, que dificulta que se armonicen los mandos medios y se pueda alcanzar el resultado esperado.

Una de las experiencias exitosas en este aspecto, ha sido el proyecto de Ventanilla Única que ha liderado el Servicio Nacional de Aduanas, logrando que en un mismo trámite electrónico, el usuario obtenga los vistos bueno de diferentes otros organismos intervinientes, reduciendo sus costos sensiblemente. Si extrapolamos esta experiencia en marcha a la promoción pyme - y me permito insistir una vez más en un plan integral de promoción hacia el sector- sería necesario que no sólo el Ministerio de Economía, Corfo, Sercotec, Indap, Sernapesca, pudieran coordinar sus servicios de apoyo a la pyme, sino también que el mercado de capitales cambie sus criterios respecto a ella, generándose flujos de recursos financieros, vía titularización y vía capital de riesgo, hacia proyectos elegibles de nivel pyme.

El punto es que alguien debe lograr la capacidad de operar transversalmente coordinando medidas con peso político, a nivel de diferentes organismos y poderes del Estado, para orientar las energías compartimentadas hacia el cliente final. Y ese usuario, el gremio o las cámaras del sector, deben también ser capaces de hacer suyas las políticas y convertirse en sus principales gestores. La clave es la participación de los propios interesados, una suerte de "ayúdate que Dios te ayudará", en términos de asignar responsabilidades a los destinatarios de las políticas y que exista siempre un control de gestión, independiente, para medir los resultados de los recursos asignados.

Esta reflexión apunta a que, frente al tema Pyme, se actúe sin paternalismos, que el intermediario público pueda asignar los recursos con rigurosidad y responsabilidad. Que existan mediciones de resultados, que se pueda disponer de un equipo profesional interdisciplinario, que, en un plan maestro, aglutine recursos de diversos organismos del sector público, de manera que se pueda dar al empresario un soporte técnico confiable, realmente incentivador y que sea capaz de solucionar los problemas que implica negociar con contrapartes externas.

Romper la inercia continuista de las unidades que se han ocupado hasta ahora de la promoción formal de la pyme, con débiles indicadores de su eficacia y eficiencia, significa que un gobierno que debuta podría fijar objetivos concretos para acometer una gran campaña promocional.

15/02/06



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