lunes, noviembre 27, 2006

Estados Unidos y su nuevo Vietnam


Los episodios cotidianos de Irak son apenas un puñado de imágenes en el noticiero central. El número de bajas de las fuerzas de ocupación se eleva sobre los 2000 muertos en combate, sin que se conozca el número exacto de heridos. La cifra de víctimas civiles iraquíes, se dice que supera las 40 mil. Pero el infierno no admite ser reducido a simples cifras. El horror desplaza a los iraquíes de las ciudades, la guerra civil entre chiitas y sunítas se precipita. El odio lleva a situaciones dantescas, como fue quemar vivos a suníes como represalia del atentado en contra de un barrio chiita, sufrido días atrás y que provocó más de 160 muertos y centenares de heridos.

Para Estados Unidos es este el umbral de una derrota anunciada. Los halcones de Bush lo único que buscan ahora es retirarse y ver cómo preservan sus intereses petroleros en la zona. La guerra se ha perdido, la situación del país es incontrolable. Donald Runsfeld, ex Secretario de Defensa, ha sido denunciado de haber autorizado las torturas a los presos de Irak . Se comenta en la prensa norteamericana que Condolezza Rice sería la próxima en caer como otro chivo expiatorio del fracaso de George W. Bush.

Los demócratas entran con energías renovadas al poder para recuperar las libertades civiles, eliminar la Ley Patriot, pero el tema de Irak y oriente medio la heredan con toda su complejidad y constituyen una piedra en el zapato difícil de resolver. Por ello, con pragmatismo, Estados Unidos ha pedido el apoyo de Siria e Irán para poder solucionar la escalada de muerte y el caos que destruye Irak. La tozudez de Bush al hacer condenar a Sadam Hussein, convirtiéndolo en mártir, ha echado más leña a la hoguera.

Desde el patio trasero de la superpotencia nos acostumbramos al horror lejano. Sin embargo, en los escenarios globales esta debacle norteamericana puede precipitar un período recesivo que nos puede afectar profundamente.

Quizás si su liberación de las fuerzas imperiales pueda abrir en Irak espacios para un entendimiento entre chiitas y sunitas. Pero esto es quizá utópico, toda vez que el odio y el daño recíproco que se han provocado no tiene retorno. Posiblemente, el día después del retiro de las tropas invasoras, continúe una guerra civil religiosa cuyos detalles desconoceremos, pero que puede culminar reacomodando el mapa de la región, tal como ocurrió con Yugoslavia y las guerras de exterminio que se sucedieron a su desaparición en los años noventa.

El riesgo de que se puedan utilizar armas nucleares comienza a ponderarse como una variable tenebrosa e incontrolable en medio del caos que ha dejado tras de sí la superpotencia. El hombre es el único en tropezar dos veces con la misma piedra. Estados Unidos enfrenta un nuevo Vietnam y el número de bajas norteamericanas equipara ya el número de víctimas de las torres gemelas. ¿Hasta cuando el horror?





Una mirada libre a nuestro entorno

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