COP 26: Debemos frenar el
extractivismo depredador
Por Hernán Narbona Véliz
En noviembre, el Reino Unido será
anfitrión, en Glasgow, Escocia, de la
COP26, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, de
2021. Se desarrollará en el Scottish
Event Campus, bajo la presidencia del político británico Alok Sharma. Luego del
fracaso de la COP25, el 2019, que originalmente se debía realizar en Santiago
de Chile, y que, por la explosión social de octubre, terminó realizándose en
Madrid, hubo un año de suspensión por la pandemia del Covid 19.
Se llega a Glasgow 2021, con la
comprobación cercana, de desastres naturales, largamente anunciados, que arrasaron
regiones de Alemania, Bélgica, Holanda y Francia, en meses recientes.
Situaciones desgarradoras que dan cuenta de la urgencia que enfrentamos. La
juventud es la que mejor percibe esta herencia negra que le está dejando la
civilización actual.
Las expectativas de acuerdos concretos en esta próxima
Conferencia no son auspiciosas, sino más bien de escepticismo. El modelo global
está anclado aún a los combustibles fósiles y los gobiernos no han dado el
ancho en sus compromisos ambientales, primando en la política la influencia
descarada de un extractivismo depredador. Pero, pese al pesimismo, de cualquier
manera, la COP 26 será una instancia crucial, a la que se llega con la
evidencia global de una crisis climática creciente y desatada, que pone en alto
riesgo la vida en el planeta. Un dato duro lo ha entregado el reciente informe
de la Organización Meteorológica Mundial: el número de catástrofes se ha
quintuplicado en los últimos 50 años. La temperatura va subiendo y sus efectos
se han demostrado en gigantescos incendios, temperaturas cercanas a los 50°C en
Siberia, derretimiento en el Ártico, huracanes y tormentas sucesivas en el
Caribe y el Golfo de México, mega sequías. Todas estas catástrofes derivan del
calentamiento global y la alteración de los ciclos naturales.
El objetivo de la COP 26 es garantizar la supervivencia de
las generaciones futuras, manteniendo las temperaturas globales lo más cerca
posible de 1,5°C de calentamiento para el año 2100. Son las generaciones del
futuro las que sufrirán las consecuencias de las decisiones que se tome hoy.
“La reunión COP26 es la oportunidad para que se ponga a
los niños en el centro de las políticas y acciones climáticas” ha señalado
la UNICEF, que está impulsando la Declaración Intergubernamental sobre la
Infancia, la Juventud y la Acción Climática.
Describir los escenarios que enfrenta el planeta, puede
sonar apocalíptico. Basta con señalar que la humanidad vierte una camionada
plástico por segundo a los océanos, que se están alterando las corrientes
marinas, que los arrecifes de coral se han ido reduciendo, que el nivel del mar
está subiendo, que los glaciares, reservorios de agua, y las selvas tropicales,
han sufrido la incursión contaminante de la minería del oro. En nuestra propia realidad,
apreciamos cómo los monocultivos de pinos y eucaliptus han destruido el bosque
nativo, que los paltos han secado los territorios que antes ocupaba la
agricultura campesina. Todas evidencias de los efectos ecocidas de un modelo
deshumanizado, depredador y cortoplacista que la ciudadanía planetaria presiona
por cambiar.
En su origen, tres décadas atrás, el movimiento
ambientalista tuvo su base social e ideológica mayoritariamente en las élites
ilustradas, profesionales que dieron nacimiento a diversas Fundaciones u
Organizaciones No Gubernamentales, con el propósito de intervenir en la toma de
decisiones políticas respecto al medio ambiente, logrando históricamente una
importante cuota de poder político, como lo han sido en Europa los partidos
Verdes. En nuestra realidad, el movimiento
social ha levantado, desde la base social, una demanda prioritaria por
recuperación del agua como un Derecho Humano y el término de las zonas de
sacrificio. En Chile, el principal movimiento ambientalista nacional, MODATIMA,
Movimiento por la Defensa del Agua, la Tierra y el Medio Ambiente, surgió en
Petorca, de la lucha heroica contra la usurpación, robo o saqueo del agua en el
territorio. La lucha de MODATIMA contra los poderes fácticos del extractivismo
agrícola y sus monocultivos, trascendió a nivel internacional, a través del
activista ambiental, Rodrigo Mundaca, Ingeniero Agrónomo, actual Gobernador de
Valparaíso, que resultó elegido en primera vuelta, con una mayoría abrumadora.
Las Mujeres también han liderado la lucha ambientalista, destacando el
Movimiento de Mujeres de Zonas de Sacrificio en Resistencia, MUZOSARE, que
defienden los territorios de Quintero, Ventanas, Puchuncaví de la contaminación
permanente de las Termoeléctricas y Refinerías de esa zona e sacrificio.
La conciencia verde es hoy transversal, en términos de proponer
un eco-Estado, en armonía con la Naturaleza. En este proceso constituyente, la
sintonía de los pueblos de Chile con la Naturaleza, es un elemento decisivo que
empapa el espíritu que habrá de tener la Nueva Constitución, lo que augura un
compromiso potente del Estado de Chile con las decisiones que se tomen en la
COP26.
Suscribir el Acuerdo de Escazú, el mismo que Piñera no ha querido
suscribir, debiera ser uno de los primeros pasos que se debiera dar Chile, para
fortalecer el interés general de defensa y preservación de territorios que se
declaren de reserva ecológica.
Es emblemático que la Convención Constitucional se haya
declarado en Emergencia Climática, expresando con ello el compromiso que habrá
de tener la Nueva Constitución con el cambio estructural del modelo,
extractivista depredador, para avanza en otro estilo de convivencia, que
priorice la vida por encima de los intereses económicos, generando Desarrollo a
escala humana, con sustentabilidad efectiva.
Lo que se discuta en la COP 26 lo seguiremos de cerca porque
es parte de un proceso global, conducente al término de la era del crecimiento
ilimitado, para entrar en una era de recuperación de este planeta generoso, que
la codicia exacerbada de poderes supranacionales está destruyendo. Como
civilización de este Siglo XXI, debemos abandonar el carbón, el petróleo, el
plástico y sus secuelas de muerte y devastación. Los niños lo están exigiendo y
no nos queda tiempo.
Hernán Narbona Véliz, 29.10.2021
Una mirada libre a nuestro entorno
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