Conversando con Héctor Cataldo Ávila: Prisioneros de Guerra o Presos Políticos
Diciembre, 2006
"Una plataforma
común: Verdad, Justicia, Reparación y Educación"
Se incorpora a estos "Diálogos con un
Sobreviviente" un gran amigo de infancia,
Héctor Cataldo Ávila. Estudiamos juntos en el colegio experimental
"Rubén Castro" de Valparaíso, entre 1961 y 1966. Hemos llevado en
paralelo historias que ahora quieren volcarse testimonialmente, en el ejercicio
de la Memoria.
Héctor Cataldo es un hombre
inteligente, racional, con una trayectoria consecuente con sus ideales. Íntegro
y vehemente. Compañeros de ruta, dos vidas en paralelo, con visiones
ideológicas que pueden disentir, pero con principios comunes entronizados en el
humanismo, en el respeto mutuo, la tolerancia y un común compromiso con la
Verdad.
Sentamos ahora a la mesa
virtual del debate a Héctor Cataldo, para remontarnos a esa época en que nos
incorporamos a la vida universitaria, sumándonos con pasión y liderazgo a la
construcción de un mundo más justo. Han pasado 40 años de entonces, pero aún
quedan ganas de cambiarlo todo y eso es lo importante.
Me interesa desplegar estas
conversaciones porque serán útiles para las generaciones actuales y futuras. Lo
hacemos en las postrimerías del año 2006, cuando ya el ex-dictador ha muerto,
quedando pendiente una enorme deuda con la Verdad, la Justicia y la Reparación.
Héctor: Me
gusta el enfoque; histórico pero personal. Debo confesarte que me siento más
cómodo con preguntas que tienen respuestas claras, precisas y demarcadas (como
los test objetivos o de selección múltiple). Sin embargo, voy a hacer un
esfuerzo por separar lo que fue, de lo que pensé o creí y de la imaginación que
se cuela a caballo del tiempo, del olvido selectivo y del Alzheimer. Pero, como
es testimonio me voy a tomar el tiempo, por razones obvias, tú marcas por donde
comenzamos...
Hernán:
Dejemos por ahora un título inicial. Me gustaría, para enlazar con los temas
que revisamos anteriormente con Sapiains, clarificar un concepto. Tú perteneces
a la Asociación de Ex Presos Políticos y Roberto a la de Ex-Prisioneros de
Guerra... ¿Qué tal si partimos por este tema?
Héctor: En
los primeros meses después del golpe, los propios militares nos denominaban
prisioneros de guerra. Recuerdo que en la Academia de Guerra Naval y en el Lebu éramos eso: prisioneros de
guerra. Esto fue entre el 15 de octubre y el 20 o 25 de noviembre para mí.
Después estuve incomunicado hasta fines de diciembre del 73, de tal modo que no
se bien cómo ocurrió, pero al llegar a la cárcel de Valparaíso ya la
denominación (auto denominación me parece) era de Presos Políticos. Estábamos
en la tercera galería, la de los presos políticos… así era la cosa.
Para los militares y sus
tribunales eran tiempos de guerra, sin duda alguna. Era el Estado de derecho
por el que se regían. Y era el que violaban en el ejemplo de la Caravana de la
Muerte. Pero también porque los juicios no eran realmente tales. No se permitió
defensa. Se usaron como pruebas confesiones obtenidas bajo tortura, todo lo
cual nos lleva a demandar anulación de dichos juicios y restitución de los
derechos civiles perdidos.
Hernán: El
12 de diciembre de 1973 decretaron el Estado de Guerra interno. Ese estatus
permitió que la Cruz Roja interviniera en gestión humanitaria, permitiendo que
se les hiciera llegar ayuda a los detenidos, comunicándose con ellos en
tarjetas que eran censuradas, pero que, al menos, permitían saber que estaban
vivos.
Héctor:
Aunque las ejecuciones, desapariciones y torturas se hicieron, en cualquier
caso, al margen de toda juridicidad y esto, en mi opinión, se explica porque no
hubo Guerra, esas fueron acciones represivas, expresión del terrorismo de
estado que impuso Pinochet. No hubo caídos en combate. No se puede mencionar
tal o cual batalla ni tal o cual combate. No existen generales vencidos que se
pudieran haber rendido, ni clases ni tropas entrenadas, enroladas o convocadas
para la defensa del gobierno de la UP. Así no más es (o fue).
Yo saludo con orgullo y admiración la
resistencia en la Moneda, la inmolación del compañero Presidente y las acciones
del 11 en Santiago y en Valparaíso y Concepción, en los 3 o 4 días que
siguieron al golpe. Pero sinceramente creo que todo eso no configura un
escenario de guerra.
Lo que configura es un
escenario de sedición, de traición, de violación de las obligaciones
constitucionales que tenían no sólo los militares involucrados, sino también
los civiles que los apoyaron, es decir, los empresarios como los de la
Sudamericana de Vapores, los grupos paramilitares como Patria y Libertad (no
entiendo cómo el Ambrosio Rodríguez estaba defendiendo a Pinochet y no estaba
procesado junto a él), pero sobre todo los políticos con representación en el
Parlamento como los Jarpa, los Frei Montalva, los Aylwin. Qué irónico fue que
este último y el hijo del anterior hayan terminado siendo Presidentes de la
democracia conquistada por el movimiento antifascista nacional.
Pero, volviendo al escenario
del golpe, lo que ocurrió en mi opinión, fue una interrupción violenta y
sediciosa de un proceso democrático y eso no es un evento militar sino un
evento político.
Hernán: El
gobierno constitucional tenía en su institucionalidad a las fuerzas armadas.
Pero dentro de la coalición y más a la izquierda de ella, se contaba con
cuadros - no podría determinar un número - que tenían formación militar, muchos
habían recibido entrenamiento en Cuba. Había grupos extremistas que pregonaban
la vía armada y eso, aunque en los hechos se haya desvirtuado, generó en la
propaganda golpista una justificación para ese "estado de guerra
interna". Recuerdo que hubo rudimentarias organizaciones de trabajadores o
pobladores para resistir en caso de golpe. Por ello, en su discurso final el
Presidente Allende dio orden de no sacar al pueblo a la calle, no quería una
masacre. Pero la concepción de los golpistas era de aniquilamiento del
enemigo...
Héctor: La
condición de guerra implica reconocer legitimidad al concepto de enemigo
interno, que a instancias del Pentágono acuñó la dictadura, pero hasta donde yo
sé, ninguna democracia, por tanto ningún
demócrata, sostiene una idea de esa naturaleza. Si no hay un enemigo real al
que el ejército deba enfrentar, no hay guerra posible. Hay otra cosa, pero
guerra no.
Hernán: Las
violaciones a los Convenios de Ginebra han sido hoy la clave para que se
elimine la ley de amnistía que se creó la dictadura en 1978 y para que no
prescriban delitos de lesa humanidad...
Héctor: Otro cuento es que existan precedentes
jurídicos internacionales que permitan procesar más eficazmente a los
criminales de guerra que a los sediciosos que violan los derechos humanos.
Incluso puede ser más fácil el camino de la reparación. Pero eso no cambia la
naturaleza del fenómeno.
Hernán: Pero, en definitiva, la tesis jurídica de
"Estado de guerra interna" ha sido incorporada por la justicia y eso
ha sido favorable para los procesos en marcha. Por lo que veo ya no caben
grandes diferencias conceptuales entre Presos Políticos y Prisioneros de
Guerra.
Héctor: No obstante esta bien distinta manera de
analizar las cosas, en términos de reivindicaciones y objetivos, no debe haber
grandes diferencias entre ambos grupos. En eso coincido contigo, aunque aparte
de Roberto yo sólo he escuchado a los Chacabucanos autocalificarse como ex prisioneros
de guerra y a uno que otro socialista, como el viejo Eugenio Carramiñana. Pero
no sé si por las mismas razones.
Hernán: Eugenio Carramiñana junto a Roberto fundaron
la Asociación de ex-prisioneros de guerra, por allá por 1996 más o menos...
Héctor: Veamos
entonces; la búsqueda de Verdad y la verdad misma, no pueden tener más de una
expresión. La Verdad es un tema común en cuanto objeto de estudio y en términos
de metodología de investigación, o sea que da lo mismo ser ex PP o ex PG.
Por otra parte, la Justicia,
en cuanto a incoar procesos contra los autores y coautores materiales e
intelectuales de las violaciones a los DDHH, ante los tribunales de justicia
ordinaria nacionales e internacionales, representa también un tema y un
objetivo común. En realidad, no tiene importancia si un detenido desaparecido o
un ejecutado político fue prisionero de guerra o ex preso político, para los
efectos de que sus familiares, amigos y compañeros de partido persigan las
responsabilidades legales que correspondan.
Donde aparecen diferencias
es en el marco jurídico en el que se pretende realizar los procesos. Los ex
prisioneros de guerra van a procesar a criminales de guerra y recurrirán a los
precedentes establecidos por los juicios de
Nuremberg, con todo el peso jurídico, político y de opinión que ello
implica. Esto puede servir - sobre todo las causas que se ventilen a nivel
internacional - para apoyar la situación de los prisioneros de las aventuras
militares del Imperio estadounidense que están en Guantánamo, en Irak, en
Afganistán y en todos aquellos lugares que, en el futuro, alcancen a ser
víctimas de esta forma violenta, sangrienta, antidemocrática y prepotente de
imponer la dominación y el modo de producción capitalista.
Los ex presos políticos, por
su parte, procesarán a criminales responsables de delitos de lesa humanidad.
Los perseguirán por violaciones a los DDHH. Para ello recurren a las
convenciones, acuerdos y declaraciones que internacionalmente se han hecho
sobre el tema y a la obligación que tienen los estados firmantes de procesar,
sancionar y reparar.
Con esto apoyarán todas las
luchas que en el mundo se libran contra la dominación, contra la
discriminación, por la democracia y por el respeto a los DDHH. Serán un
precedente contra los excesos represivos en general, contra la tortura (en
tiempos de guerra o no), contra la discriminación étnica, contra la represión a
la movilización social. Son, los juicios por DDHH, un gancho para reabrir e
impulsar la lucha por el Defensor Público. Son un precedente para sostener que
los DDHH son defendibles, son sancionables y deben ser respetados.
Hernán: y
en materia de Reparación, qué diferencias podría haber...
Héctor: En
cuanto a la Reparación, es un hecho probado que el país entero está conteste en
que debe hacerse y, salvo los Laguistas incondicionales, todo el mundo asume
que los conceptos de “austera y simbólica” son un desatino que ofende en la
dignidad a quienes pretende favorecer y hace incurrir al Estado chileno en una
flagrante denegación de justicia y en una violación de las Convenciones sobre
DDHH que Chile ha firmado.
Las diversas organizaciones
de exPP han logrado avanzar en una plataforma común, o bastante común, de
reivindicaciones que debería coincidir con los intereses y planteamientos de
quienes se sienten ex prisioneros de guerra. Parece ser entonces que en el tema
de la reparación debería haber también coincidencia.
Al respecto tengo una
observación o crítica y por tanto una discusión pendiente, con mis pares exPP y
que tiene relación con la extensión de las demandas. El anteproyecto de ley de
reparación original contemplaba 6 ó 7 puntos reivindicativos que tenían el
acento puesto en lo moral por sobre lo material, como resultado del equilibrio
de fuerzas al interior de las orgánicas. Con el tiempo, debido a la reiteración
de las ideas de fundamentación y a la aparición de nuevos sobrevivientes a la
tortura en esas organizaciones y la revelación de los dramas económicos
atribuibles directamente a la represión de que fueron víctimas, fue creciendo
en importancia y contenido la parte pecuniaria. Esto permitió objetivar un poco
más el tema de las demandas, como decía un amigo, puso un cable a tierra. Sin
embargo, también dio pábulo para hacer crecer desmesuradamente las demandas
llagando, en el último documento unitario a 16 puntos. Esto se traduce, con el
seguro beneplácito de algunos sectores, en una plataforma inmanejable,
imposible de satisfacer para el estado y de vigencia permanente para las
organizaciones de ex PP. El segundo punto es el más preocupante porque los
objetivos de una organización de exPP deben apuntar a resolver los apremios en
los que viven las víctimas como resultado de la tortura y prisión política y no
a prolongarlos. Deben obligar al estado a cumplir con su obligación de reparar
Justa y Oportunamente. No puede la plataforma transformarse en la excusa para
no reparar y, sobre todo en la principal dificultad para tratar
comunicacionalmente la problemática de los exPP. Es por eso que mi propuesta va
en el sentido de privilegiar las demandas que favorecen a todos los afectados
por sobre las particulares (ampliar el universo de reconocidos, aumentar la
pensión, obtener indemnización por cada día de detención, becas de estudio para
hijos y nietos, mejor programa de salud), facilitando así su divulgación, la
obtención de apoyo político y de solidaridad internacional.
Hernán: Para que nunca más...la gran aspiración de
una sociedad que erradique para siempre el golpismo, profundizando la
democracia formal, bien, esto es un punto de futuro sobre el cual debe haber un
consenso.
Héctor:
Efectivamente, esto corresponde al tema de la Educación en DDHH que es un
objetivo declarado por todas las organizaciones de exPP y sobre el cuál no sé cómo
se plantean los ex prisioneros de guerra. El asunto es que la problemática de
los DDHH ni empieza ni menos termina con las violaciones a ellos y sus
consecuencias. Por el contrario, aparece como mucho más importante y urgente
preparar a la sociedad civil y a los cuerpos militares en el conocimiento, respeto
y práctica de ellos. Esta es una cuestión ética transversal de la que ningún
sector se puede sustraer y forma parte de la columna vertebral de la conciencia
democrática de la nación, que se mantiene en desarrollo pero que está muy lejos
de fraguar en un proyecto propio con factibilidad histórica.
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