sábado, septiembre 12, 2020

Septiembre, esquivando mentiras

La conmemoración de cada septiembre resulta un durísimo trance, en el que se debate esa verdad  callada, que se mantiene viva y doliente en la Memoria Ciudadana y esa otra,  Pos Verdad o Negacionismo oficial, que busca disfrazar el terrorismo de Estado detrás de llamados de unidad,  en los cuales la élite dominante, blindada en pretorianos funcionales al poder, siempre llama a  deponer la violencia, que en su concepción significa deponer toda acción de protesta y aceptar los abusos como esclavos sonrientes.

 Este año, a los 47 años del golpe militar, se ha configurado una situación especialmente compleja, por estar latente el estallido social de octubre, se ha rebasado la capacidad de aguante de más del 80% de los chilenos y se está cruzando una peligrosa pandemia, en cuya gestión, los intereses políticos y económicos han primado sobre la salud pública y el sentido común. 

 La fuerza mediática del oficialismo y los grupos económicos, ha sido, en gran medida, equilibrada por el peso comunicacional de las redes sociales, lo que se ha dado, por lo menos, en las capas medias, con una explosión de conversaciones ciudadanas. Se ha generado una diáspora de expresiones políticas, coincidentes en lo medular, pero con determinados acentos diferenciadores, que han ido dando forma a un conglomerado diverso y plural  que está por un cambio de sistema, pero sin colgarse de la etiqueta de ningún partido en particular. 

Es que  la sociedad civil  ha recuperado soberanía y la política se ha comenzado a gestar desde ella, como consecuencia de la pérdida de legitimidad de los partidos políticos, cooptados por el sistema, focalizados en mantener sus cuotas de poder como un verdadero oligopolio político, y que han sido incapaces por 30 años , de levantar un proyecto alternativo al modelo neoliberal, con una responsabilidad histórica en la agudización de la desigualdad que vive la sociedad chilena. Esta certeza de entender que la clase política es parte del problema se evidencia transversalmente en la bajísima adhesión popular que tienen los partidos y los políticos rostro de las coaliciones. 

En este mes de septiembre de suman hechos que han sido señales o ensayos de parte del gobierno, de su profundo interés por frenar la expresión soberana de la ciudadanía. El paro de los camioneros, las declaraciones de Longueira de ir por el Apruebo o de Lavín de ser "social demócrata", el intento de pasar por el Congreso leyes en contra de las libertades públicas, el tratar de escamotearle al pueblo la canción "El Derecho de Vivir en Paz", del mártir, Víctor Jara, son evidencias de la bajeza y desesperación que vive la derecha, mostrando su rostro más tenebroso. 

Existe una acción transversal en el Estado para crear condiciones que puedan justificar la suspensión o nueva postergación del plebiscito del 25 de Octubre. El manejo de la pandemia se está llevando en base a consideraciones políticas, antes que por criterios sanitarios. La táctica dieciochera ha buscado generar una falsa sensación mejoría de la pandemia, en circunstancias que los médicos y especialistas han hecho ver que un rebrote podría ser fatal para miles de personas, dado el nivel de saturación y agotamiento del sistema asistencial. 

En términos de sentido común, un alto porcentaje de la población descree de los mensajes oficiales y por eso, en la medida de sus posibilidades, insiste en mantenerse en confinamiento, sin arriesgar o arriesgarse a un contagio, con visitas a familiares, ni menos enviar a los hijos a clases presenciales. En términos legales, requiriendo aprobación del Senado, el Presidente ha prorrogado una vez más y por tres meses e Estado de Emergencia Sanitaria y la percepción ciudadana es que lo que se busca es impedir que las personas puedan llegar al 25 de Octubre en buen estado de salud, como para participar en forma contundente en el Plebiscito del 25 de octubre. 

Está, además la desconfianza natural frente a instrucciones contradictorias del Ministro Paris y del vocero Jaime Bellolio, respecto a los protocolos de visitas para su "Fondéate en Casa". Por último, el gobierno sigue en sintonía distinta, alejada de la realidad real. Con un Presidente que le habla al Virus y le pide irse de Chile. Algo parecido a lo que dijo Mañalich, al inicio del cuento, cuando sugirió que el virus podría mutar y ponerse buenito. 

El punto es ¿Hay algo que celebrar este año calamitoso, donde el manejo del gobierno ha sido de desprotección de la vida en pro de los intereses económicos? ¿Alguien va a celebrar si hemos tenido una cifra reconocida de 14 mil muertos por la pandemia? ¿Alguien quiere celebrar algo si el desempleo ha arrasado a millones de familias chilenas, sin que nadie les entregue una ayuda efectiva? 

En medio de esta sensación, lo único que ha salvado a mucha gente es la solidaridad auténtica que ha surgido de las organizaciones poblacionales de base, de las Juntas Vecinales y clubes deportivos, que han montado miles de ollas comunes. Y, una vez más pretendiendo subirse por el chorro, el gobierno y su comité creativo inventan una Teletón, desempolvando la táctica sensiblera de siempre como una excelente forma de eludir impuestos,  para ayudar supuestamente a los Adultos Mayores, a los mismos a quienes el gobierno negó hasta el último minuto, un acceso a sus fondos previsionales. 

En este recuento, cruzando Septiembre, un 80% que está por el Apruebo, más allá de la legitimidad que tuvo el Acuerdo político que abrió esa salida, necesita esquivar la mentira oficial, cuidarse y reflexionar en los grandes objetivos que se debe alcanzar para desmontar los enclaves dictatoriales de la Constitución del 80 y poder  redactar con intervención de un pueblo soberano en permanente movilización cívica, desde sus hogares,  un texto constitucional nuevo que conforme un marco de principios fundamentales para caminar hacia un nuevo Chile.  

Periodismo Independiente, 12 de septiembre, 2020.

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