50 Años…la Memoria
En este
año en que llegamos al medio siglo del golpe de Estado que fracturó a nuestra
sociedad, se ha venido dando una gran conversación necesaria, para dejar
plasmadas en testimonios, las experiencias de quienes vivimos esa etapa, desde 1970
en adelante, y que han llevado consigo un cúmulo de emociones guardadas, que
hoy afloran como una avalancha, a raudales, desde la sociedad civil, de las
familias, barrios, comunidades, territorios. Se ha producido una explosión de
emociones que significan delinear la historia real y descarnada de lo que
ocurrió y esto conforma una verdad polifónica indesmentible, porque es la
expresión de miles y miles de historias diminutas, que llegan a ser un mosaico
que se acerca en su correlatividad y paralelismo, a una verdad histórica real, que se opone a las verdades edulcoradas de la
historia oficial, que ha venido siendo maquillada de acuerdo a cálculos
políticos coyunturales, por quienes ejercen el poder.
Los
actos de Memoria se han ido de las manos de los órganos oficiales que quisieron
acotarlos a lo políticamente correcto. Porque ha sido desde el pueblo, desde
las agrupaciones sociales, desde donde han emergido miles de actos de Memoria,
que dan cuenta de una herida profunda, que se mantiene a flor de piel en el
Alma de Chile, como lo dijera décadas atrás el Cardenal Silva Henríquez.
En esta
vorágine, lo que se está viviendo es una serie de coloquios, reflexiones, actos
de conmemoración de personas que fueron víctimas de la dictadura y que quedaron
en el anonimato y la amnesia oficial premeditada. Desde el mundo de la Cultura,
los artistas se han manifestado en sus diversas expresiones. En cine, por
ejemplo, se anuncia para Octubre el lanzamiento
de un cuaderno pedagógico y exhibición de las películas que corresponden a
producciones de Cine y TV UTE. La selección de películas contempla tres títulos
previos al golpe de Estado (Compromiso con Chile, 1972; Pulpo momios a la
chilena, 1972; Vamos viendo, 1973) y dos en dictadura (Un puente invisible,
1974; Visita presidencial, 1975). En general, estamos frente a una agenda
desbordada y múltiple, de la cual uno se puede informar a través de las redes
sociales.
Los
Escritores como Voceros de nuestra época.
Hemos podido asistir al lanzamiento del libro LOLA, LOLITA, Memoria Sonora de Ex Prisioneras Políticas” presentado por el Colectivo de Ex Presas Políticas del Buen Pastor.
Hemos conocido de trabajos que han editado muchos escritores, queriendo aportar su testimonio en un libro pertinente para esta reflexión nacional, a 50 años del golpe.
Así, el profesor y escritor, Ibar Leiva Quevedo, ha publicado su libro “PRINCESITA
AZUL DESAPARECIDA, en Homenaje a la profesora normalista Rachel Elizabeth
Venegas Illanes”, secuestrada y asesinada por la Operación Cóndor en Buenos
Aires.
Finalmente, destacamos el libro El Golpe de Estado en Magallanes” del escritor y periodista Nelson Flores, socio SECH-V, en coautoría con Sergio Urrutia, sobreviviente de Dawson.
Memoria para construir futuro
Enfrentar
al poder, que trata de tergiversar, distorsionar, justificar y defender el
golpe de Estado de 1973, ha significado que, en forma intuitiva, el mundo
popular haya ido rearticulando su tejido social, superando una evidente
desconfianza frente a las élites políticas, hacia quienes detentan representación
popular y que han defraudado a sus propios votantes, ya que no han trepidado en
resignar principios, por objetivos pragmáticos de corto plazo.
Todo
esto ha propiciado, después del shock del 4 de septiembre de 2022, una sana tendencia al reencuentro, a la
recuperación de una esperanza de sociedad distinta, una mirada hacia la rearticulación
de las organizaciones sociales, para generar ese poder popular que se nutre de
cultura y educación, frente al negacionismo y la pos verdad. Y, en tal sentido,
se asume que esta conmemoración de los 50 años, exige aprender de los errores y
retomar un camino, una utopía que permita avanzar y superar la resignación.
Frente a
las amenazas golpistas que flotan en el ambiente polarizado, la única respuesta
es más democracia, tal como pretendía solucionar la crisis el Presidente
Salvador Allende, que iba a llamar ese 11 de septiembre a un plebiscito, lo
cual aceleró el golpe que lo derrocara y asesinara en esa mañana cuando se
instaló el fascismo en Chile. Recuperar poder ciudadano, con manos limpias, con
ideas, con diálogo y probidad, es una estrategia ineludible. Porque la
corrupción ha sido el instrumento perverso de quienes compran conciencias con malas
prácticas para someterlas a su dominación..
Esta conmemoración de medio siglo del golpe fascista,
por lo tanto, nos insta a recuperar un camino de unidad, de colaboración
generosa, deponiendo ese individualismo que nos pena como sociedad, porque nos
divide en función de egos e intereses particulares que impiden concordar
caminos programáticos de unidad.
Hernán Narbona Véliz, Periodismo Independiente
Corresponsal Diario La Razón.cl -Presidente SECH-V
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