Están en la retina noticiosa los hechos que están ocurriendo en este minuto, el canje humanitario de prisioneros que estaría ocurriendo en la selva amazónica de Colombia, articulada por el Presidente Chávez, con la aprobación de Uribe, Presidente de Colombia, y la participación de personeros que se han sumado en una suerte de comisión internacional para dar confianza política a este intercambio.
Es una noticia en desarrollo, pero que deja una señal concreta de la capacidad de articulación política que se vive en América del sur, con líderes que son contestatarios al poder norteamericano y pueden generar acciones regionales para un acercamiento entre fuerzas combatientes en la larga guerra civil de Colombia. Las FARC y el Gobierno de Colombia pueden comenzar a caminar si esta operación concluye con éxito, un camino político para negociar nuevos intercambios de prisioneros, acercando el diálogo político con una diplomacia inteligente, que desafía los canales tradicionales de las decisiones interamericanas.
Esto nos preocupa como latinoamericanos y queda allí, en una vigilia para las horas siguientes, esperando que las fuerzas exógenas no hagan fracasar el esfuerzo de acercamiento humanitario.
En el mundo el impacto del asesinato de Benazir Bhutto, las decenas de muertos en el estallido social que sucedió al atentado terrorista, han traido una dosis más de incertidumbre en la economía mundial. A la crisis sub prime, que tiene por los suelos al mercado inmobiliario norteamericano, se suma ahora el aumento del precio del crudo y el impacto en las bolsas mundiales.
Se cierra así el año 2007 con una percepción mundial de preocupación por una probable recesión en el principal mercado como lo es Estados Unidos. China y La India se levantan como poderosas nuevas locomotoras del comercio mundial y su crecimiento sostenido, así se desacelere por la crisis de Estados Unidos, de cualquier forma mantendrá al alza el precio de las materias primas. Esto augura que esos gigantes asiáticos seguirán demandando hierro, cobre y alimentos, lo cual genera históricas oportunidades a la región sudamericana.
En esa perspectiva, desde el punto de vista comercial externo, el panorama sigue siendo positivo para el país, habida cuenta de sus exportaciones primarias.
El desafío de convertirnos en plataforma de servicios para canalizar el granero del mundo del Mercosur por nuestros puertos con destino al Asia Pacífico, se convierte en el tema estratégico de mayor urgencia en lo económico. La señal de un corredor bioceánico por Arica y Parinacota, viene a rescatar los esfuerzos que se vienen desplegando desde los años 80. La diferencia cualitativa es que la voluntad política hoy puede ser respaldada por recursos que existen y deben ser invertidos con visión de largo plazo.
Potenciar los puertos del norte de Chile, desde Arica a Huasco en la Región de Atacama, puede ser a partir del 2008 el gran proyecto para la integración de Chile con América del Sur. Un tema que deja una cuota de sereno optimismo, siempre que se trabaje con rigurosidad y persistencia.
El efecto de Tranasantiago y EFE
Que Chile nos es Santiago, pero que las decisiones pasan por el clima que se viva en la capital, es una triste realidad que, de alguna manera, comienza a revertirse con un mayor empoderamiento de regiones, provincias y comunas. Las Agencias Regionales para el Desarrollo han tenido que aprender con rapidez a levantar sus portafolios regionales y, aunque siempre hay que superar barreras culturales, se percibe una buena tendencia descentralizadora, que ha sido parte del mea culpa central frente al Transantiago, lo cual no debiera haber sido así, pero en la compensación política hacia las regiones, lo objetivo es que se canalizó más fondos a las regiones y seguirá ocurriendo así, por realidad política estratégica y por apreciaciones de supervivencia del actual gobierno en términos electorales.
Agréguese a esta situación de hecho, una actitud más proactiva, público privada, a nivel de ejes de interacción fronteriza, que han abierto espacios para un rol más relevante de los gobiernos subnacionales.
El Trasantiago seguirá penando en cinco millones de chilenos santiaguinos, pero se viene también el escándalo de EFE que afecta a toda la región sur del país. Por lo tanto, necesariamente el gobierno deberá políticamente mejorar el trato a las regiones y así el 2008 será un año en donde las regiones podrán competir con proyectos que en otras circunstancias habría tenido que ponerse a la fila, pero ahora podrán tener atención preferencial dada la situación política en comento.
En consecuencia, cuidando en rebrote inflacionario, es decir manteniendo una disciplina fiscal, el 2008 puede ser el momento clave para remontar los pésimos resultados del 2007, con ejecución de proyectos que vayan al fortalecimiento de la infraestructura vial. La experiencia de diseños y contratos leoninos para el Estado, producto de la gestión de Lagos, que estaría corrigiendo el Ministro Cortázar, podrían marcar un camino más sano en Obras Públicas. Sin embargo, no se advierte voluntad ni espaldas políticas en el gobierno como para revisar todo el historial de contratos de esa mismas caraterísticas que dejó Lagos en su herencia a Michelle Bachelet, lo cual constituyen amarras que castigan duramente a la clase media que usa el TAG, que debe pagar peajes y que ve cada día limitada su capacidad de vías alternativas. En fin, este gobierno, está visto no tocará ni con un pétalo de una rosa los intereses de las firmas concesionarias. Lamentable porque es allí donde está la señal política de gobierno ciudadano que se esperaba de Michelle Bachelet. Por lo tanto, no cabe esperar para el 2008 un cambio profundo y sí se avizora una creciente presión social por estas demandas de fondo que quedaron en la lista de los pendientes o de los imposibles.
Para Chile, el 2008 en lo internacional será relativamente tranquilo. Los problemas políticos internos serán los que convulsionarán la agenda.
Valparaíso, domingo 30 de diciembre de 2007.
Una mirada libre a nuestro entorno
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