Este es un espacio de periodismo de análisis y opinión, desarrollado por Hernán Narbona Véliz, Poeta y Escritor chileno. Administrador Público, Licenciado en Relaciones Internacionales, Columnista de diversos medios, miembro de Periodistas Frente a la Corrupción.
domingo, diciembre 02, 2007
Crisis PDC , Frei, Zaldívar y sus cinco minutos de gloria
Cuando se está en una pelea enardecida, quienes quieran separar a los contrincantes, suelen recibir la peor parte.
Opinar sobre una lucha de poder que va más allá de ideales, teniendo enfrente una serie de cálculos que determinan el proceder de las máquinas políticas, es de alto riesgo. Sobre todo cuando se esgrime, como ha sido el caso de esta pugna, con absoluta liviandad, la descalificación.
Había escrito sobre los elementos primarios de la actual crisis concertacionista apenas días antes que explotara la situación aguda entre la mesa directiva que dirige Soledad Alvear y el grupo díscolo, que encabeza el colorín Adolfo Zaldívar. Se pidió la expulsión para el Senador y la intervención del Tribunal Supremo del partido. Extrañamente, es oportuno recordar que ha habido casos históricos que han comprometido la imagen partidaria por actos que faltan a la probidad, y en los cuales nadie mandó los temas a ese Tribunal Supremo. Baste mencionar un caso fresco y pertinente, como lo es el caso inexplicable de Empresa de Ferrocarriles del Estado, donde más de mil millones de dólares se fueron a una caja negra de cuya articulación se sospecha y cuyos responsables se investigan por parte de la Cámara de Diputados. En éste y otros muchos casos históricos, como fue el caso de las casas Copeva, de las autoindeminizaciones o del desmalezado de la RPC -tristemente célebres- se hizo vista gorda, pese a conocerse en su momento sus responsables.
El punto es que lo que ahora se observa es el uso exacerbado de la fuerza para solucionar disputas intra partidarias, lo cual deviene de la realidad del sistema político chileno, donde los partidos son máquinas para alcanzar cuotas de poder, que nadie quiere perder y cuyo mantenimiento exige actuar con pragmatismo y frialdad.
Se le escapó de las manos la pelea interna a Soledad Alvear y su Mesa y pese al esfuerzo loable de haber vivido un congreso doctrinario que quiso reencauzar a la DC en sus carriles ideológicos básicos, lo que primó en definitiva fue la proximidad de las elecciones, la definición de candidatos y la urgencia por reacomodar el naipe interno, habida cuenta que la información general de las encuestas señala la caída permanente de la adhesión a la Presidenta Bachelet. Cabe acotar que Frei, nombre que hoy se baraja como de salvataje interno, planteó como solución de fondo para el Transantiago una solución con borrón y cuenta nueva, donde el rol empresarial del Estado se rescataba históricamente, lo que colisionaba seriamente con uno de los pilares del sistema actual, como es el principio de Estado Subsidiario. Se optó por seguir parchando y el Estado subsidiando sin poder poner en tabla un proyecto nuevo. Por lo tanto, si Frei lo propuso en su momento casi con más vehemencia que Adolfo Zaldívar, lo que éste hizo fue ser precisamente más categórico en sus dichos y votar efectivamente en contra de más recursos para el Transantiago.
Creo que esto fue patear el tablero para que de una crisis mayor se produjera el balance interno, pero no ocurrió así y el contrataque de Soledad y de Gutemberg Martínez fue la expulsión. No ha habido intentos de concordar el fondo del tema, para ir a la solución de un problema que es un ancla para la popularidad de todos los involucrados, partiendo por su impulsor, Ricardo Lagos.
Como el centro del debate se quedó en las descalificaciones, lo que percibe el país es que, quiérase o no y más allá de sus posiciones rebeldes con causa, Adolfo Zaldívar ha sido inteligente al capitalizar el descontento objetivo de la ciudadanía de Santiago, con una posición más progresista que los aliados socialistas de la Concertación, que no se han atrevido a tocar el modelo del Transantiago ni con el pétalo de una flor. Frei quiso ser más agresivo, para que el Estado tomare las riendas en la gestión, pero no se la jugó a fondo por su idea y perdió su minuto de oportunidad. Zaldívar, en cambio, la aprovechó y esta consciente de su mayor popularidad actual, que lo deja en condiciones de competir liderazgo y popularidad con pesos pesados de la Concertación en la capital del país, donde se decide la política nacional.
Domingo 2 de diciembre de 2007
Una mirada libre a nuestro entorno
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