domingo, diciembre 25, 2005

Evo Morales y el equilibrio aymara






Evo Morales y el equilibrio aymara

Hernán Narbona Véliz

www.escritorhnv.blogspot.com

La ignorancia, racismo y desprecio de los actores dominantes frente a la identidad e historia de pueblos originarios, se apreció en esa pretendida broma que un espacio farandulero de España, el programa 'La Mañana', de Federico Jiménez Lozanitos, le hizo al electo Presidente de la República de Bolivia, Evo Morales. Una falta de respeto sin precedentes que jamás se animarían a hacerle a George Bush. La cadena Cope se ha disculpado públicamente por la falsa llamada telefónica que un humorista realizó al presidente electo boliviano, Evo Morales, haciéndose pasar por José Luis Rodríguez Zapatero.

Reconocer en el proceso sociopolítico de Bolivia un profundo movimiento cultural, que recupera milenarios derechos sobre un territorio que les perteneció desde antes de los Incas y de la conquista de los españoles, es un elemento clave para abordar los actuales escenarios políticos y visualizar los caminos que podrá tener esta administración indígena sobre un sistema que siempre estuvo concebido para el beneficio de pequeñas minorías dominantes.

La cultura aymara y la Bolivia actual

La cultura aymara se remonta a unos 10 mil años, generando ancestrales relaciones de intercambio de productos entre pastores del altiplano y los agricultores de la precordillera. Esta forma de subsistencia se basaba en el principio del ayne: hoy por mí, mañana por ti, algo equivalente a la minga chilota, que es la más sincera expresión de cooperación y solidaridad. Por otra parte, en su relación con la naturaleza, las personas agradecen en sus rituales las bondades de la pachamama, la madre tierra.

La unidad mínima de la organización social es la familia extensa y patrilineal. Ocupan un conjunto habitacional con viviendas separadas para cada familia nuclear, son monógamos y recatados respecto al cuerpo y al sexo. Sus mercados populares permiten la subsistencia de miles de pequeños agricultores. Al interior de las familias se entrena a los niños de ambos sexos a ser sumisos con sus padres y obedientes con los adultos.

Funciona en Bolivia una economía informal muy fuerte, que se resiste a la formalización. Funciona un comercio callejero tolerado, que sólo en la Paz tiene más de 100 mil bocas de expendio. Es el sentaje, un acuerdo tácito por el cual la indígena, con su canasto en la cuneta, abona a través de su organización un pago en negro a no se sabe quién, con lo cual nadie perturba el trabajo de estos miles de comerciantes minoristas, con lo cual ha sido imposible que entre en Bolivia la cultura de los malls o grandes tiendas, con la concentración de la riqueza tan propia de las economías globalizadas.

La juventud aymara ha tenido amplio acceso a las universidades públicas y allí amplios sectores han mantenido el discurso antiimperialista de los sesenta. Por otro lado, en los sectores más modernizados de la sociedad, los jóvenes se forman principalmente con los parámetros de la economía liberal, muchos de ellos en universidades chilenas. Esos sectores de la sociedad son los que ocupan cargos en el gobierno y en las cámaras empresariales, ligados en forma natural a las minorías dirigentes del país. También se debe reconocer algunas corrientes terceristas o alternativas, que tratan de generar nexos entre los mercados globales y las comunidades locales. En este último empeño han estado principalmente las ONGs europeas.

Dentro del pueblo aymara se puede advertir un respeto a sus tradiciones y, algo que parecería ilógico, un uso extensivo de la Internet, lo cual les ha permitido potenciar nexos expeditos con el mundo de las minorías étnicas a nivel supranacional.

La cosmovisión aymara refleja los grandes cambios de su historia. La lengua pertenece a la familia Jaqi, que es la segunda hablada en el área andina después del quechua. Su centro territorial es el área circundante al Lago Titicaca. Sin embargo, en el contexto actual, lo que se evidencia a partir del triunfo avasallador de Evo Morales, es la articulación de un movimiento ordenado y transversal, que cubre todo el país, no violento, pero de una capacidad increíble, que ha tumbado sucesivos gobiernos. Los aymaras de Evo Morales tienen en su médula una comprensión de lo global, desde su propia identidad cultural, la de las mayorías étnicas que siempre estuvieron fuera de las agendas oficiales. Por ello, la relación de colaboración natural con el movimiento bolivariano de Venezuela o los lazos con las organizaciones mapuches de Chile.

Tres son los ejes espirituales del Aymara: el Arajpacha, que simboliza la luz y la vida. Es el este u Oriente es lo que está adelante porque es el origen del agua y de la vida, el sol y las lluvias nacen allá, también significa Dios cultivador y hacia allá se dirige la mirada (templos y casas deben mirar hacia él); el Akapacha es el centro, son los valles y quebradas, es lo que está cerca, o Acá, donde habita el hombre Aymara, es el espacio que queda entre el cielo y el infierno o entre la vida y la muerte; y el Manquepacha, que simboliza la muerte y la oscuridad. Es el oeste. Allí es donde se pierden las aguas y termina la vegetación; es el desierto y también la dirección donde van los muertos. Se dice que es hacia donde se fue Viracocha, el dios creador y cultivador de Los Andes, (el que partió hacia la Gran Cocha) el Océano Pacífico, después de haber terminado su obra de creación.

Evo Morales y su apuesta al equilibrio

Ha concluido la movilización social más extensa y orgánica de la historia altiplánica. El principio de libre determinación de los pueblos se pondrá a prueba. Sin embargo, para una correcta toma de decisiones en política exterior, es preciso despejar los prejuicios o interpretaciones que quisieran llevar la discusión a una campaña del terror. Porque Evo Morales es aymara y como tal respetará el principio del Tinku, que es la búsqueda del equilibrio y la reciprocidad, tratando de vivir en armonía, buscando ser sabio en el Akapacha, en el acá, en el presente, sin caer en los extremos.

Los aymara fueron conquistados por los incas en el año 1450, cuando formaban unos 80 reinos dispersos en un amplio territorio y enfrentados entre sí. A partir de 1535 los españoles conquistaron el Altiplano boliviano al mando de Diego de Almagro y ocho años después, en 1542, el virreinato del Perú incluiría ya la totalidad de su territorio.

En su larga historia, los aymaras han quedado como una nación sumergida en una institucionalidad que no les es propia, pero a la cual se asimilaron inteligentemente, incorporando la religiosidad católica a sus ritos precolombinos. Así cruzaron, desde la ocupación española a la república. Fueron reclutados para guerras impulsadas por los conquistadores y la nueva República y así lucharon dos guerras contra Chile en el siglo XIX y la guerra del Chaco, contra Paraguay, en la primera mitad del siglo XX. Fueron desplazados o absorbidos por las nuevas divisiones políticas que se implantaron en sus tierras originarias. Durante la guerra fría, vieron pasar el intento guerrillero de Ernesto Che Guevara, a quien sintieron como un extraño, y también sufrieron sucesivos y sangrientos regímenes militares. Vieron cómo se esfumaban las riquezas de la minería que se entregaban en oscuros acuerdos a intereses extranjeros.

De pueblo sumiso, menospreciado por las etnias dirigentes minoritarias, fueron pasando a crecientes movilizaciones. Fueron los mineros ocupando el Prado con sus tiros de dinamita, sufriendo represiones sangrientas, o agricultores que defendían su derecho a cultivar la coca, hoja para ellos sagrada, pero que es materia prima de la droga más temida. Últimamente se les ha estigmatizado como asistémicos y opuestos al neoliberalismo dominante. Porque en sus raíces profundas están el respeto a la naturaleza y el reconocimiento a la cooperación para mantenerla, con visión de equilibrio, para bien de todos. Por ello, el planteamiento de nacionalización de las riquezas básicas ha calado hondo y ha significado clausurar las antiguas componendas de la clase política tradicional con los grupos multinacionales.

Las potencialidades de una relación bilateral inteligente

Evo Morales estará obligado a actuar con realismo político y, con visión de Estado, buscará integrar con equilibrio los principios y los recursos, para una ecuación positiva y aceptable. La posición de Bolivia frente a Estados Unidos está apostando al declive de Bush y a la baja probabilidad de que la CIA pudiera accionar con intentos desestabilizadores manifiestos. Para reducir ese riesgo, Evo Morales aceptará erradicar la producción de cocaína, pero permitiendo y cuotificando el cultivo legítimo y ancestral de la hoja de coca. Esto tiene ribetes económicos, ya que significará que no se interrumpa la cooperación con Estados Unidos y Europa. Podrá así mantener las preferencias otorgadas por el esfuerzo de erradicar cultivos ilegales.

¿Profundizará Evo Morales con los planes de modernización y transparencia del Estado? Esta pregunta es clave, ya que representa elegir entre el clientelismo populista o el interés de Estado. En esta materia, si opta por lo correcto, podría generarse una muy buena sintonía con los organismos de cooperación que por décadas han lamentado que los cargos públicos sean el botín de los políticos de turno. Talvez, Evo Morales pueda insuflar ética en los pasillos de palacio, con un mejoramiento de la gestión en los organismos de Estado, normalmente espacios de reciclaje de los grupos dominantes en la economía y la clase política de Bolivia.

Por vez primera el cuoteo y las parcelas de poder no jugarán en la definición del nuevo gobierno; esto puede ser una gran ventaja para que el nuevo Presidente Morales pueda disponer la organización de sus equipos sin tener que pagar favores a partidos adversarios para ser elegido.

En el equilibrio, los que hasta ahora fueron sus aliados, podrán convertirse en sus mayores contradictores. Seguramente, Evo Morales deba neutralizarlos con la encomienda de algunos cargos ministeriales relevantes, que los mantengan ocupados en solucionar problemas y no en desplegar movilizaciones incómodas.

Chile debe contemplar una acción inteligente y proactiva. Entendiendo las múltiples variables que deben integrarse en las negociaciones que se debe entablar con el nuevo gobierno de Bolivia. Entendiendo su historia, respetando su identidad. Consolidando los intereses en juego, la potencialidad que se genera si se profundiza la cooperación en reciprocidad. Compaginando los temas de soberanía y de seguridad, con los intereses por la integración energética y comercial.

Un solo dato debería animar a Chile a tomar un papel creativo y oportuno para desmantelar los conflictos históricos: China ha comprometido inversión extranjera por 2 mil millones de dólares para Bolivia, en sectores de energía y combustibles. La necesidad de un corredor bioceánico norte cobrará cada día mayor urgencia, lo cual deja un abanico de oportunidades que no podemos aceptar que se diluyan por omisión.

25 de diciembre de 2005












Una mirada libre a nuestro entorno

4 comentarios:

Enigma dijo...

Eso aun no lo sabemos ya que podemos pensar muchas cosas, lo que si es verdad es que parece que no viene con ideas pragmaticas.

Saludos y gracias por pasar por mi columna.

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Anónimo dijo...

Otórgale, al menos, el beneficio de la duda.

patoerratico dijo...

Hay que esperar para ver hacia donde vuelan las palomas de la Paz.

patoerratico dijo...

Hay que esperar para ver hacia donde vuelan las palomas de la Paz.