domingo, diciembre 03, 2006

Aquella Acuarela


Aquella Acuarela

Hernán Narbona Véliz

periodismo.probidad@gmail.com

ESTOY CONTEMPLANDO LA plaza del casco antiguo de Varsovia. Es octubre de 1971 y he llegado apesadumbrado, invadido por el horror, con la sensación de haber oído los gritos de millones de espíritus consternados. Fue lo que sentí cuando visité el campo de concentración de Autswitch. Ahora, mientras recorro Varsovia, siento aún la salobre sensación de esas incontrolables lágrimas que escaparon al conocer ese infierno de exterminio. Trato de pensar en otra cosa y me quedo con la música de Fréderic Chopin, a cuya casa museo nos invitaron a escuchar un concierto de piano que, en ese espacio histórico, alcanzó una dimensión muy especial.

Mientras aguardo que llegue la hora convenida, observo las estrellas rojas que cubren los jardines. Se siente en la ciudad el peso del imperio soviético, del mismo modo como lo sentí en Praga. Es que la reciente invasión está latente como espada de Damocles. Hace sólo 4 años que el ejército soviético aplastó la primavera de Praga. De ahí que las estrellas rojas en los jardines sean una advertencia. Los imperios aunque parezcan antagónicos tienen similares dinámicas de dominación.

Estoy en Polonia cumpliendo como funcionario una misión oficial del gobierno de la Unidad Popular. Soy dirigente juvenil, me recibí el año anterior de Administrador Público y ahora estudio periodismo como segunda profesión. Estoy en Europa oriental participando como becario de un Congreso de BITEJ, Oficina Internacional para el Turismo de la Juventud, que se realizó en Praga, Checoslovaquia. Luego del evento, esta pequeña gira de retorno a occidente.

Dentro de poco, ya en Francia, cumpliré 22 años. Mi compañero de viaje es Arturo Lagos Puccio, sobrino de Osvaldo Puccio, Secretario privado del Presidente Allende. Con Arturo nos hemos conocido en la Dirección de Turismo, donde llegué en comisión de servicio desde el Servicio de Aduanas. El Superintendente de Aduanas, Leopoldo Zuljevic, me envió para colaborar en materias de Aduanas y turismo receptivo con Carlos Lizama, Director de Turismo.

Hasta ahora, los dirigentes juveniles que hemos conocido han sido veteranos funcionarios que superan los cincuenta años, que podrían ser nuestros padres, pero se presentan como miembros de las juventudes socialistas. Lo que se explica si se observa la gerontocracia que maneja el Soviet Supremo de la URSS. Tras cada episodio que he ido viviendo, aumenta mi percepción crítica del imperio soviético y una natural simpatía con los jóvenes que resisten la imposición de la censura, que quieren hacer poesía y rock. Por algo no nos invitaron a Moscú, por no ser comunistas, seguramente.

Cuando pasé por Marsella, pude presenciar la visita a Francia de Leonid Brezhnev, Presidente de la Unión Soviética, que tiene fácilmente sus ochenta años. Fue recibido por Georges Pompidou presidente francés, en los primeros gestos de distensión Este-Oeste en esa década de los setenta. Recuerdo que le tomé una foto cuando desembarcaba en una lancha de la armada, justo antes de ingresar al Palacio engalanado con alfombra roja.

La Plaza del Mercado de Varsovia ha sido completamente restaurada después de la destrucción que hicieran los nazis. Me asombra y conmueve el heroísmo que se testimonió durante la resistencia del ghetto de Varsovia y aquella acometida de la caballería polaca contra los blindados nazis.

Pensando en esto, me detengo frente a unas acuarelas. Compro una, mientras espero la reunión con dirigentes juveniles polacos con quienes iremos luego a trabajos voluntarios, simbólicamente, para la reconstrucción del Palacio Real. Compartimos esa jornada. Les cuento de nuestra participación como profesionales jóvenes en el gobierno de la Unidad Popular. Poco entienden de un camino democrático al socialismo, no les cuadra con lo que su país ha vivido. Son críticos del sistema. Me regalan un jarrón verde donde están estampados sus insignias. Después vine a saber que esos jóvenes integraban como dirigentes el movimiento Solidaridad, que rescataría el nacionalismo polaco frente a la URSS, peleando por espacios de independencia. Nos cuentan que detrás del voluntariado y el scoutismo se gestaba un amplio movimiento nacionalista democrático que rechaza los imperialismos de cualquier signo. Por eso, el entusiasmo y la mística que mostraban en el trabajo de recuperación de ese palacio imponente, que representaba la identidad histórica de un pueblo lleno de dignidad y que fuera moneda de cambio entre Hitler y Stalin.

En este viaje por Europa con Arturo hemos hecho una buena amistad y paseamos por Varsovia, cambiando dólares en el mercado callejero, asombrándonos en las jugueterías, dialogando muy serios con los gerontes dirigentes juveniles de los países socialistas. El otoño amarilla los parques y visto un chaquetón que me protege del frío. Me da risa pensar que soy representante juvenil del primer gobierno latinoamericano que busca construir el socialismo por la vía democrática, incorporando, es mi visión, valores cristianos a ese empeño. Mi trabajo ha sido captar turismo receptivo e inversiones de BITEJ , Oficina Internacional para el Turismo de la Juventud. Ya están en Chile instalados los balnearios populares en distintas ciudades costeras y los jóvenes más pobres del campo llegan a conocer el mar. Debemos mostrar al viejo mundo que el gobierno popular está abriendo caminos por la vía democrática para una sociedad más justa. Se ha nacionalizado el cobre por unanimidad, se reparte el litro de leche a la infancia. Y lo cómico es que andamos con pasaporte oficial, pero con sólo algunas monedas más la beca que nos proporcionan los anfitriones franceses y belgas. Buscamos negociar cooperación efectiva, inversiones y los “compañeros” sólo nos ofrecen asistencia técnica, que les significa venir a Chile y eso, por cierto, no nos interesa. Que nos ayuden a mejorar la infraestructura, eso sería un apoyo real.

En Chile, mientras tanto, el gobierno gana las elecciones municipales, pero las ambiciones de protagonismo de autodenominadas vanguardias revolucionarias, junto a las maniobras de desestabilización que desarrolla la ultraderecha, llevan a la UP a la etapa crucial previa al golpe de estado.

Cuando regresamos a Chile, con valijas llenas de promesas de apoyo, la situación política se agudiza y un dejo de frustración nos embarga, ya que nadie se motiva por nuestros informes, ya que el día a día se va complicando cada vez más. Es el momento en que se divide el Mapu. El Presidente es sobrepasado por los partidos, se rompe la necesaria unidad de dirección.

Como corolario, termino mi cometido funcionario y quedo, como tantos jóvenes de mi generación, viendo que se desmoronaba un sueño, por culpas propias y ajenas.

De esos días intensos, sólo me quedó esa acuarela de la Plaza del Mercado de Varsovia, que ha seguido conmigo por 35 años y que muchos confunden con algún rincón del cerro Alegre de Valparaíso.

03/12/06



Una mirada libre a nuestro entorno

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