REQUIEM
quisiera sacudirse la mentira
no cabrá en el cielo un epitafio
para recibir los quejidos de la hiena
cuando sea pisoteada por la Historia
Aunque en grueso subterráneo,
zaguán de algún infierno,
esconda su sordera acorazada
Las bocas del estómago, insensatas,
harán sentir por fin su gran tonada
Y en procaz algarabía
a aquel barbaján trunco
le donarán… pobre,
un ataúd redondo.
Del libro “Miedo al Miedo”, 1983.
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