Lo que se juega en la elecciones presidenciales del 19 de
Diciembre de 2021, es dar un paso seguro hacia la construcción de un país menos
desigual, en el derrotero que la ciudadanía se ha dado a través del proceso
constituyente, conquistado con un gran sacrificio de miles de jóvenes, cegados, mutilados, encarcelados sin
un juicio justo, reprimidos por agentes del Estado, en plena “democracia”. La
otra alternativa es retroceder, legitimar un modelo de privilegios y seguir
atados a la Constitución de 1980, dictada en dictadura y que ha articulado un capitalismo
salvaje y depredador de la naturaleza.
Es
por eso que la ciudadanía se ha remecido, buscando mover a las urnas a todas
las personas que aspiran a la libertad, a recuperar dignidad y convivir en paz
y justicia social. De la otra orilla aparece el autoritarismo, el negacionismo
de las violaciones a los DDHH en dictadura y democracia, la libertad a
criminales de lesa humanidad y la imposición de un Estado represivo que
destruirá los avances logrados en términos de equidad de género y
reconocimiento a los primeros pueblos. La libertad que ofrece el candidato de
ultraderecha es ficticia, es sumisión, es destruir el sentido de colectivo.
En
este remezón que ha significado que Kast haya salido, en primera vuelta, con la
primera mayoría relativa como candidato de la derecha, las fuerzas sociales, el
progresismo, incluso la mayoría de personeros de la ex Concertación, se han
sumado al candidato de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, cerrando filas frente a
la amenaza que significaría la instalación de un nuevo Bolsonaro en Chile.
La
ciudadanía se resiste a claudicar ante el negacionismo de la ultraderecha y reivindica
la Memoria, la
libertad de expresar las ideas, de profesar un credo, de convivir en armonía con el medio ambiente y
en plena diversidad biológica, la libertad de asociación, de soñar, de fundar familia, de crear,
de disponer de alimentos limpios de manipulación genética, de
desarrollar sus talentos, de ser felices,
de compartir con tolerancia y respeto los espacios públicos.
En
este minuto histórico, se ha venido a la Memoria, esa historia larga de
masacres conque la oligarquía ha aplastado todos aquellos momentos en que vio
amenazados sus privilegios. Está aún en carne viva la tragedia del período
dictatorial de Pinochet, con miles de desaparecidos, ejecutados, torturados,
exiliados, exonerados políticos; se ha vivido el silencio y la amnesia impuesta
por el poder, en penosa y vergonzosa colusión con muchos ex revolucionarios de
los 70. Sólo la elección de un Presidente que respete los DDHH y se comprometa
con ellos en toda su dimensión, permitirá curar gradualmente esas heridas
abiertas.
El
sufragio vuelve a ser en esta decisiva segunda vuelta presidencial, el arma cívica
de los pueblos. Pero
hay un 50% de abstención y esto ha sido la caja negra, la incertidumbre que estresa
hoy a la población progresista. Por ello, se ha tratado de despertar de su
abulia, descreimiento y desesperanza aprendida, a ese 50% de chilenos que no ha
participado en las elecciones, que ha regalado a otros su soberanía.
En
el contexto global estas elecciones en Chile son muy importantes. Porque Chile
fue desde la dictadura el laboratorio donde se aplicó el neoliberalismo en su
expresión más descarnada, saqueando y minimizando al Estado, mercantilizando
los derechos sociales, eliminando a la disidencia, cooptando a la política con
el dinero. Ese sistema dominante impuesto por la fuerza de una dictadura, está
hoy defendiéndose, cerrando filas las fuerzas conservadoras detrás de José
Antonio Kast, con una sola premisa: defender sus privilegios. Y, es ésta, la vía
democrática que la sociedad civil, las organizaciones y movimientos sociales se
ha dado para desmontar ese inhumano modelo y lo está haciendo a través del
sufragio, el domingo 19.
Con
el triunfo rotundo que se espera logre Gabriel Boric, Chile asegurará que el proceso
constituyente fluya con tranquilidad y sin las vallas que le puso el gobierno
de Piñera. Si gana Boric, Chile sepultará un período de ignominia de 48 años,
recobrando un ánimo de esperanza, para caminar en toda nuestra diversidad a la
recuperación de la República, con sentido de bien común, protección de la
naturaleza y respeto mutuo, tolerancia y libertad.
Una mirada libre a nuestro entorno
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