¿Bajó la presión en el tema calidad de la Educación?
Tal vez es la percepción que surge en las postrimerías del Mundial de Alemania que, en innegable medida, ha canalizado los afanes hacia este evento global. Sin embargo, es mucho lo que se debe seguir debatiendo en cuanto a educación, para evitar que la revolución de los pingüinos quede en la retina sólo como un recuerdo nostálgico.
Como parte del tema integral de la educación, quisiera comentar sobre Competencias y acerca de la incoherencia que existe entre educación y mundo productivo, ya que somos un país de profesionales cesantes ilustrados, con cada vez menos técnicos que sepan hacer bien las cosas.
El paradigma de gestión por competencias se ha puesto de moda en materia de recursos humanos. Se trata de llegar a dominar un arte u oficio, ser capaz de resolver con éxito una situación real en el trabajo. Para ser competente es necesario conjugar conocimientos, habilidades y actitudes, de manera tal que se alcance la capacidad, la solvencia profesional para resolver correctamente situaciones que se presentan en el quehacer laboral. Los conocimientos se adquieren en los procesos educativos, al menos eso se supone.
Quien cursa un programa formal, alcanzará una acreditación de esos conocimientos. Las técnicas y habilidades se logran en la práctica concreta, en el momento en que la persona proveniente de la educación formal se enfrenta con el trabajo real. Es cuando debe aplicar los conocimientos adquiridos como un piso de base para continuar aprendiendo.
Las actitudes son más bien cualidades formativas que se alcanzan en la educación familiar y escolar. Son valores como la responsabilidad, la cooperación, el esfuerzo, la voluntad de alcanzar metas. Las actitudes pueden fomentarse en la organización, pero requieren la materia prima de una formación sólida desde el punto de vista valórico.
Con actitudes positivas se puede desarrollar un buen clima organizacional, para poder realizar un trabajo de equipo y lograrlo con éxito. Por ejemplo, la capacidad de expresar las ideas con claridad y convicción, constituye un elemento clave para el liderazgo. Es que las actitudes expresan un trasfondo cultural y ético. Son variables intangibles que pueden diferenciar resultados.
Son conductas éticas o impropias, que marcan la diferencia al momento de desarrollarse las personas en un medio laboral. Este acento es para vincularlo con la educación que el niño y el joven reciben en su hábitat natural, la familia. si este núcleo no funciona, si los valores se trastocan, si los afectos que entregan seguridad a los hijos faltan, tendremos personas que serán débiles en el plano emocional.
Cuando se habla de encontrar los mundos de la educación y del trabajo, es necesario visualizar qué competencias deben alcanzar los jóvenes para responder a lo que exige tal o cual actividad productiva. Chile Califica está tratando de reorientar las energías de la educación formal hacia ámbitos técnicos, hacia oficios que se han perdido por esta falta de sintonía que se ha dado entre educadores y empresas. Además, el mercantilismo en la educación ha hecho proliferar carreras de tiza y pizarrón, que se han convertido en lucrativas ventas de ilusiones.
Si Ud. necesita un buen gasfiter, un jardinero, un electricista calificado, un inspector de instalaciones de gas, un soldador al arco, un maestro barznizador a muñeca, restaurador, pastelero, podador de árboles, personas que sepan de manipulación de alimentos, de conocer las reglas básicas para una atención en la mesa, conocer idiomas, etcétera, se encontrará en el más serio problema de búsqueda de personal. Si quiere una nursery o guarda bebés, corre el riesgo de que su guaguita sufra la inoperancia o el maltrato, si busca cuidar enfermos de cuarta edad, lo mismo. En Chile falta mano de obra calificada, estamos llenos de chasquillas y esto es parte del drama de estancamiento que presenta nuestra economía.
Sin agregar aún a este rápido chequeo de competencias escasas la capacidad de emprender un trabajo por cuenta propia. Allí es cuando más se nota la falta de actitudes, el deseo de ganar plata rápido (facilismo o hedonismo) es opuesto a la virtud del esfuerzo sostenido, de sacrificarse para obtener algo. Estas actitudes no las está entregando ni la sociedad mediática ni la generalidad de las familias.
Nuestra gran brecha de competencias como país tiene un trasfondo moral profundo, que va más allá de la LOCE, la corrupción y los presupuestos. Falta recuperar una mística en materia de crear proyectos de vida, proyectos de comunidad y proyectos de país. Los educandos deben recibir recursos para batirse en el mundo real y no ser consumidores pasivos de lo que ofrece el mercado.
El paradigma de competencias refuerza el factor experiencia y mal pueden transferir experiencia educadores que no conocen, algunos ni remotamente, las condiciones y exigencias reales de lo que demandan los proyectos productivos y comerciales. Por lo tanto, reciclar a los profesores, entrenándolos para ser líderes del descubrimiento cognitivo, es un factor más en esta conversación, que no quiero que decaiga ni que sea desviada por el sistema a la vía muerta de la apatía y la resignación.
Una mirada libre a nuestro entorno
1 comentario:
Es muy cierto lo que dice. Mis profesores universitarios en Ingeniería Comercial, no habían trabajado nunca en una empresa, venían de la misma Escuela, fueron ayudantes y pasaron a la docencia. Cuando me ha tocado trabajar, he tenido que aprender muchas cosas de nuevo y lo que me dio la Universidad fue la disciplina de estudio, metodología para abordar temas. Pero en materia de competencias, he logrado ser competente gracias a entrenamiento y aprendizaje en los diversos trabajos que he ido realizando.
Concuerdo que es un tema de fondo. Necesitamos técnicos en muchos temas. Hay oficios que como dice el artículo se han ido perdiendo y algunos no habrá cómo reemplazarlos.
Victor Ramírez
Ing. Comercial
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