jueves, enero 12, 2006

Campañas cerraron con espectáculos y farándula












En este momento, desconecto mi celular, apago la televisión, busco el silencio.


Es lamentable pensar que después de 16 años de democracia representativa, los candidatos encuentren como única fórmula movilizadora, organizar un gran show bailable al aire libre.
Así es la vida.

Cuando Lagos salió se impusieron las batucadas. Ahora, como país de ligas mayores, se traen figuras del jet set musical de Europa. Del otro lado, se opta por lo nacional, por la vieja ola y la Sonora Palacios. El gallito mediático termina interpretado por un lado por Miguel Bossé y del otro, Adrián y los Dados Negros.

El gobernante sector renovado del socialismo recibe el apoyo de sus pares españoles; Piñera trae a su hermano y al Profesor Salomón con el Tutu Tutu.
Así culmina la comedia, como circo pobre, con un nivel cívico mediocre. Con debates encapsulados. Con ese gusto a poco que siempre los aguafiestas, como yo, ponemos en el tapete.

Es lo que hay. La campaña se había entibiado, pero todo ha sido vender imágenes. La ciudad desde lejos percibe que los actores se repiten, se escuchan a sí mismos, pero están muy lejos, en una pantalla, hablando con frases hechas, memorizadas.
Está por caer el telón.

El Chile de carne y hueso, más que un ciudadano elector es un espectador que desconfía, que sigue en sus afanes, que debe cumplir el domingo con un trámite, con poco entusiasmo, sintiendo que las pompas de jabón subirán al firmamento y un gato pardo se estirará en el tejado caliente, preparándose para un nuevo comienzo, con un libreto que ya se sabe de memoria.



Una mirada libre a nuestro entorno

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