El Debate de Segunda Vuelta

¿Cómo distinguir el café con leche de la leche con café?

Anatel tuvo que aceptar un formato rígido, tres ruedas de cuatro preguntas, con escasa posibilidad de controversia entre los candidatos. Sin embargo, las preguntas fueron agudas, permitiendo que se deslizaran temas que marcaron el distingo.

En materia valórica se marcó el punto sobre el fortalecimiento familiar . Bachelet invocó su papel de jefa de hogar, pero Piñera presentó su concepción clara acerca del aborto y la defensa del matrimonio entre hombre y mujer. En este punto Piñera apuntó directo al electorado católico y pudo tocar sus mayores sensibilidades.

En materia de programas, la jubilación de las dueñas de casa fue un punto destacado. Bachelet lo hizo mal manejando cifras y Piñera no dejó pasar la ocasión para enrostrarle su error en cuanto a cálculo de esa previsión y en cifras de generación de empleo. Al explicar la forma cómo se implementaría la jubilación de las dueñas de casa, Piñera mostró cifras racionales, que habían sido mal leídas o entendidas por Michelle. En materia de previsión los candidatos coincidieron en una reforma del sistema previsional.

Cuando se trató el punto del gasto y financiamiento de las respectivas campañas empataron las posiciones. Pero cuando se llevó el tema a los subcontratistas y la externalización, surgieron los flancos débiles de la candidata oficial, el caso Codelco y la situación de Quillota y el informe de la Contraloría, sobre lo cual Bachelet esgrimió una posición conocida de "esperar que la justicia funcione".

Las preguntas sobre Relaciones Exteriores presentaron un posición más rígida de Piñera y más diplomática de Bachelet. Se mostró conocedora de la realidad política de Perú, apuntando su experiencia en el tema como Ministra de Defensa; señaló que mantendría relaciones exteriores sin satanizar a nadie, respetando la soberanía de los pueblos al elegir sus gobiernos. Piñera fue más firme en cuanto a la pregunta sobre si negociaría "mar por gas" con Bolivia, lo que sonó al discurso lavinista en la materia. Pero agregó que promovería el uso de energías alternativas que hasta hoy han estado limitadas por las políticas públicas de la Concertación.

El resultado de este seudo debate, organizado de manera tan rígida, ha sido de ventaja para Piñera, que se mostró más incisivo, ganando terreno de manera indudable, exigiendo un segundo debate regional, que Bachelet rechazó.

Se clarificó, gracias a las preguntas de un brillante equipo de periodistas, las presiones de los comandos previos al debate, que fijaron un esquema restrictivo; se reiteraron las descalificaciones mutuas; se le bajó el perfil al tema de género para proponer ambos votar por proyectos muy parecidos y Bachelet fue simpática, ganó puntos sonriente, cuando explicó que Michelle Presidente rimaba mejor con se siente, se siente. Pero por un exceso de pleitesía al ex jefe, expresado contra la corriente de la pregunta, al mencionar un mejor gobierno, sumó puntos en contra, pues son demasiadas las situaciones actuales del escenario político que se han convertido en baches en el fin del gobierno de Lagos y que a ella la están perjudicando. Piñera aprovechó bien su tiempo y se notó más sólido, usando el inicio de la siguiente pregunta para replicar o redondear ideas, sin dejar pendientes los temas en que se le agotaba el tiempo.

En opinión, lo más objetiva posible, de 10 puntos a repartir , Piñera obtendría 5,25 y Bachelet un 4,75. No se puede decir si los indecisos pudieron definir su voto después de la discusión. Lo claro es que se está frente a dos bloques que en lo medular se distinguen poco, uno de otro.









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